Hasta que México logró su alternancia en el año 2000, el sistema político mexicano estuvo caracterizado por la supremacía de un mismo partido, el Revolucionario Institucional.
A pesar de que los partidos políticos hicieron fuertes contribuciones para lograr la transición democrática en México, ésta debe verse como un logro de la ciudadanía, que decidió confiar en la democracia como el camino para transformar al país.