ENTREVISTA AL DR. DIEGO FONTI

PUBLICACIONES BIOÉTICAS DE FUNDACIÓN JAIME ROCA

ENTREVISTA AL DR. EN FILOSOFÍA DIEGO FONTI GANADOR DEL 1ER PREMIO DE BIOÉTICA 2021 CON SU TRABAJO: “ENSAYO SOBRE LAS INSCRIPCIONES BIOÉTICAS EN EL CUERPO LATINOAMERICANO”

El siguiente es un diálogo con el licenciado y doctor en Filosofía Diego Fonti, quien obtuvo el 1er Premio Bioética 2021 Fundación Jaime Roca por su trabajo “Ensayo sobre las inscripciones bioéticas en el cuerpo latinoamericano”.

Entrevistadores Eduardo Darío Beccar * Eduardo Piluso **

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¿CUÁL HA SIDO SU FORMACIÓN Y QUÉ LO HA ORIENTADO A LA BIOÉTICA?

Mi formación de grado fue la Licenciatura en Filosofía de la Universidad Nacional de Córdoba y mi doctorado es también en filosofía por la Universidad de Friburgo en Alemania. Si bien mis temas “formales” de investigación estuvieron al principio muy ligados a la filosofía de las religiones, siempre tuve un interés por la ética aplicada, que en mi caso se ligó a una preocupación frente a las situaciones de sufrimiento e injusticia. Así es que apenas terminé mi licenciatura comencé a participar en ámbitos bioéticos y desde entonces encontré cada vez más en la bioética una puerta de acceso para entender muchos problemas sociales.

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¿QUÉ LO MOTIVÓ A PRESENTAR SU TRABAJO AL PREMIO BIOÉTICA 2021 DE LA FUNDACIÓN JAIME ROCA?

El Premio de Bioética de la Fundación Roca es muy prestigioso y una plataforma importante para instalar cuestiones y discusiones para la bioética. Eso mismo ya fue un gran incentivo, pero además fue una gran responsabilidad que quienes integraban el tribunal son personas que he leído y estudiado desde siempre.

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TANTO EL TÍTULO COMO EL SUBTÍTULO DE SU TRABAJO DESPIERTAN NUESTRA CURIOSIDAD. COMIENZA POR DEFINIR SU OBRA COMO UN “ENSAYO” Y CONTINÚA DICIENDO QUE ÉSTE TRATA “… SOBRE LAS INSCRIPCIONES BIOÉTICAS EN EL CUERPO LATINO AMERICANO” . ¿PORQUÉ OPTÓ POR EL ENSAYO, ESE “PENSAR DE OTRO MODO QUE EL CIENTÍFICO, ANALÍTICO U ONTOLÓGICO”, COMO UD. LO DESCRIBE?

Cuando me decidí a participar en el concurso, honestamente no sabía si yo estaba a la altura, máxime cuando me decidí por un tipo de escritura que es menos la del trabajo “académico”, que típicamente hacemos quienes estamos en proyectos de investigación (en mi caso como investigador de CONICET y de la Universidad Católica de Córdoba), y más la de un ensayo. Es decir, un tipo de texto que no alude tanto a argumentos, hermenéutica textual, estadísticas, análisis fenomenológicos, etc., como son habituales y necesarios en nuestro trabajo bioético, sino a mi propia subjetividad y cómo se entrama con la de los demás. Y mi justificación para hacerlo es que, a diferencia de otros tipos de conocimientos o discursos, en bioética son cuestiones de nuestra historia personal, de nuestros seres queridos, de nuestra sociedad, lo que siempre está en juego, motivándonos, desafiándonos. Y el ensayo es un buen género para pensar esas cosas en las que todos estamos involucrados, lo sepamos o no, como son las cuestiones bioéticas.

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QUE PODEMOS ENTENDER DE “INSCRIPCIONES BIOÉTICAS EN EL CUERPO LATINO AMERICANO”?

Uno de los puntos centrales que traté de mostrar en el trabajo es que nuestra Latinoamérica ha sido una caja de resonancia, dramática muchas veces, de proyectos generados en otras latitudes. Históricamente esto significó algunos aportes pero también generó efectos negativos que tenemos que revisar. El ámbito bioético no es la excepción, y por eso lo que traté de reconstruir cuáles fueron esas marcas que se grabaron en ese “cuerpo” que llamamos América Latina, desde los primeros impulsos de la bioética anglosajona hasta las revisiones críticas que notables pensadores y pensadoras han hecho desde nuestras experiencias situadas y contextos de pobreza e injusticia, y cómo eso

puede volver a su vez sobre la bioética paradigmática y generar acciones y posibilidades más libres, justas y emancipadas.

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CONTINÚA CON UN SUBTÍTULO AL QUE PRESENTA COMO ALGO DIFERENTE A LO HABITUAL: “DE OTRO MODO QUE SUBTÍTULO”, Y ESA DIFERENCIA ES QUE RECURRE NO A UN TEXTO SINO A UNA IMAGEN - QUE ENCABEZA ESTA PUBLICACIÓN - , OBTENIDA DEL GRUPO BORGIA DE CÓDICES PRECOLOMBINOS. ¿QUÉ LO INDUJO A SUBTITULAR DE ESA MANERA?

Una de las características del pensamiento latinoamericano ha sido un largo proceso de revisión, no sólo de las influencias de las filosofías, modos de pensamiento y conocimiento, etc., provenientes de Europa o Estados Unidos, sino también una revisión continua de nuestros propios puntos ciegos. No significa hacer otro chauvinismo o una especie de relativismo cultural, donde todo vale según el lugar donde se esté (que por otro lado, es algo muy peligroso y conservador), sino aprender de los discursos y posibilidades que precisamente fueron negadas o relegadas en el tiempo. Si bien no me dedico al pensamiento indio, leo con atención aspectos del mismo que me son significativos para poner en cuestión mis propios supuestos. Uno de ellos, muy extendido, era la falta de escritura de los pueblos indígenas, cosa que los Códices no solo desmienten, sino que además nos permiten enriquecer qué podemos entender por salud, enfermedad, equilibrio. Fue así que tomé la imagen de la diosa nahuatl de la cura, Tlatzolteotl, como metáfora viviente o disparador para algunas de las cuestiones bioéticas que deseaba expresar.

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¿CUÁL ES, A SU CRITERIO, EL ROL DE LA BIOÉTICA Y CUÁLES SUS FUNDAMENTOS CON LA ORGANIZACIÓN SOCIAL ACTUAL?

A la bioética le va tan bien que no dejamos de hablar de ella. No solo en grandes cuestiones estructurales y legales, no sólo en cuestiones individuales y profesionales, sino que además estamos en un contexto en que nos preguntamos si es obligatorio o no vacunarse, si es legítimo exigir un certificado de vacunación o no, etc.

Más aún, con la pandemia recuperamos preguntas que nunca desaparecieron, como la de la propiedad y el acceso a los bienes comunes, como por ej. los medicamentos, al rol de la economía en las cuestiones de salud.

Por eso la bioética es un ejercicio que va mucho más allá de los dilemas sanitarios concretos, porque permite pensar cómo hemos organizado nuestra sociedad, quienes se benefician y quienes no, porqué hay tan pocos que tienen tanto y tantos que tienen tan poco, etc.

Y finalmente hemos terminado viendo la interacción de la vida y efectos humanos con el resto de los sistemas vivientes, y lo que eso implica ética y políticamente. O sea que aunque no la nombremos, la bioética está presente en toda discusión. Pero ahí también hay un gran riesgo.

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¿ES POR ESO QUE AFIRMA QUE OTRO DE LOS OBJETIVOS DE SU TRABAJO ES MOSTRAR LOS “DÉFICITS Y PUNTOS CIEGO DE LA BIOÉTICA”. ¿CUÁLES SON ELLOS? ¿CUÁL SU IMPORTANCIA?

Exactamente. Permítanme una analogía con la filosofía. Podríamos pensar que se puede hacer el ejercicio de pensar filosóficamente aunque no tengamos las herramientas formales del trabajo filosófico, es decir, que toda persona ya está haciendo filosofía cuando entra en un determinado modo de pensar, discutir, etc.

Eso es correcto, pero no quiere decir que

cualquier expresión sea filosóficamente válida, sino que requiere de una serie de condiciones.

Ese es el primer punto con relación a la bioética: al ser tan extendidos los temas y al tocarnos tan de cerca, es cierto que ya estamos de alguna manera deliberando bioéticamente al pensarlos, pero eso no significa que no haya criterios o normas para pensarlos. Un ejemplo sencillo: si yo no me avengo a pensar mis propias contradicciones al expresarme, o si no quiero pensar las consecuencias de mis afirmaciones o las afirmaciones que refutan lo que digo, difícilmente estaríamos en un modo bioético de pensar. El segundo tema es poner a la bioética en un rol que no le corresponde, o sea ya no como insumo del ámbito público-político sino como su reemplazo.

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CUANDO UD HABLA DEL “ROL ABARCATIVO DE LA BIOÉTICA”, LO LIGA CON EL CRUCE DE DISTINTOS SABERES QUE ELLA PRACTICA? ¿POR SER UN CAMPO DE CONOCIMIENTO, MAS QUE UNA DISCIPLINA?

La noción de campo me parece muy fecunda.

No es el dominio de un área particular del conocimiento sino una integración siempre abierta, pero que al mismo tiempo admite que esos discursos y disciplinas que la integran tengan sus propias autonomías metodológicas.

E incluso habría que pensar en los ámbitos donde la bioética misma no tiene nada que hacer en el plano normativo, pienso por ej. en la estética, aunque es una discusión que para mi no está saldada.

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¿POR SU INTENTO DE DESENTRAÑARLOS ES QUE HA RECURRIDO AL ENSAYO COMO SUBGÉNERO?

Exactamente, pero no solo para desentrañarlos “en sí” u “objetivamente”, sino pensando en los efectos que esos discursos y prácticas bioéticas tuvieron en nosotros, en mi mismo. “Yo soy la materia de mi libro” dice Montaigne, algo que yo tomé no en el sentido meramente individual, sino siguiendo a Adorno, como un acceso a construir una forma de conocimiento (y por ende a hacer afirmaciones que los demás pudieran entender y eventualmente aceptar, o argumentar en contra), que va tanteando los límites de lo que pasa. Y por eso fui “ensayando” análisis y respuestas.

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VARIAS VECES UD. UTILIZA LA PALABRA DISPOSITIVO. ¿QUÉ ES UN DISPOSITIVO, EN EL CONTEXTO DE SU TRABAJO? Tomo la palabra en un sentido amplio pero con una orientación marcada por el uso que le dieron filósofos como Foucault y Agamben.

Un dispositivo no es una cosa ni un “gadget”, sino una red de relaciones entre discursos, cosas y sujetos, que generan y justifican una comprensión de las cosas, un uso, una racionalidad determinada, en un contexto histórico.

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UNO DE LOS TEMAS QUE PROFUNDIZA ES EL DE LA EDUCACIÓN Y COMIENZA CON UNA PREGUNTA PRIMORDIAL: “¿ES POSIBLE ENSEÑAR BIOÉTICA?”. ¿CUÁL ES SU RESPUESTA?

La pregunta es tan vieja como la filosofía, aunque apareció de diferentes formas. Por ej. Sócrates preguntaba si se puede o no enseñar la virtud. En mi caso, para indagar una respuesta comencé por el psicoanálisis y Kant, que ponían el enseñar y el enseñar filosofía, respectivamente, como acciones imposibles. Esto no significa que no podamos

leer y aprender de los valiosos textos de bioética, ir a clase, participar de discusiones, incorporar conceptos, ser eficaces en la práctica argumentativa, etc. Lo que sí significa es que al haber algo subjetivo en la bioética, ya que sus temas y cuestiones siempre nos atraviesan, siempre queda un resto no enseñable, una sensibilidad, una singularidad, que ningún conocimiento terminará de abarcar; y por otro lado, con el gran Kant, que de lo que se trata es de reconstruir las condiciones para que esa práctica bioética se dé, pero esa práctica misma no es ningún contenido sino un ejercicio que tenemos que hacer, una y otra vez. Que no es una cosa que incorporamos sino una práctica que ejercitamos.

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EN NUESTRO MEDIO SON NUMEROSOS LOS CURSOS DE BIOÉTICA PRESENCIALES O A DISTANCIA, QUE UNA VEZ CUMPLIDOS OTORGAN DIPLOMATURAS O TÍTULOS DE MAGISTER. ¿LOS CONSIDERA HERRAMIENTAS VALIOSAS?

Muy valiosas, por cierto. Esta valoración no está en contradicción con la afirmación de la imposibilidad de enseñar. Esos ámbitos proveen las condiciones, los espacios, los conceptos, para iniciar ese ejercicio que es irreemplazablemente subjetivo y comunitario, y que ningún contenido aprendido podrá agotar.

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¿CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS DE LA CARGA SUBJETIVA QUE CONLLEVA LA BIOÉTICA PARA EL ACCIONAR EDUCADOR -EDUCANDO, ASÍ COMO EN LOS PLANOS METODOLÓGICO E IDEOLÓGICO?

Es un tema fundamental para la bioética, sobre todo si se la piensa como un aspecto de la ética social, que ha de encontrar resoluciones legítimas y democráticas en un mundo de personas que

pensamos muy distinto. Esa misma carga subjetiva que yo resaltaba y que nos da acceso a una perspectiva básica para la bioética, puede ser un escollo para el momento normativo de toda discusión, o sea cuando finalmente decidimos qué haremos, qué no haremos, qué dejaremos abierto a la decisión personal, etc. Creo que hay dos errores muy comunes que tienen un mismo trasfondo: defender una posición por el compromiso previo de alguien, y decir que cada quien ha de opinar y hacer según su cultura o tradición.

De hecho, hay tradiciones y compromisos culturales previos que la mayoría no aceptaríamos. En el otro extremo tenemos el objetivismo que piensa que hay criterios universales sin más, a los que se accede por algún tipo de evidencia innegable. Creo que partir de las consecuencias (indeseables y peligrosas) de esas dos posiciones extremas nos permitiría saber que hay que limitar las propias opciones para su encuadre social, sin eliminarlas porque son un acicate para seguir pensando, pero asumiendo que convivir con otros exige establecer criterios y limitar exigencias.

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¿CUANDO UD, MENCIONA A “LA FINITUD COMPARTIDA DE LA VIDA”, SE REFIERE SOLO A LA MUERTE O TAMBIÉN A LOS LÍMITES QUE SOPORTA TODO SER HUMANO DURANTE TODA SU EXISTENCIA?

La finitud como condición antropológica irreductible se plasma de modo notable con la muerte, pero incluye la incertidumbre, el riesgo, la vulnerabilidad, de cada sujeto en cada momento de su vida. La noción de límite que propone es exacta. Justamente los proyectos más dañinos para la humanidad y para los ecosistemas fueron los que suponían una especie de poder infinito, ilimitado. Y al revés, pensar la ética a partir de nuestros límites y el tipo de cuidado que demandan de nosotros, podría ser un interesante modo de abordar la situación actual.

queremos generar y para qué y luego se tiene que definir de qué manera esa evidencia nos va a ayudar en la resolución de problemas prácticos en salud. Ese es un trabajo de todo el sistema nacional de investigación.

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ESA “DIFICULTAD EN LA COEXISTENCIA Y EL APRENDIZAJE MUTUO DE DISCURSOS PROVENIENTES DE FUENTES DIVERSAS”, QUE UD, MARCA EN AMÉRICA LATINA, PODEMOS EQUIPARARLA A LOS “SABERES SOMETIDOS” DE FOUCAULT O A LA PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO SEÑALADA POR PAULO FREIRE? ¿ES ESE EL CAMINO QUE UD. SEÑALA? Creo que son excelentes ejemplos de lo que intenté decir. Efectivamente, de lo que se trata es de reconocer y valorar los discursos, experiencias, saberes, de culturas y personas que fueron tradicionalmente negados por los discursos y poderes imperantes. No en el sentido de ver qué cosas simplemente dicen o hacen otras culturas, como una curiosidad, sino en el sentido de comprender qué comprensiones y valores del mundo pueden tener impacto sobre nuestra propia comprensión y racionalidad.

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UD SE PREGUNTA: ¿ESTAMOS EN PRESENCIA DE OTRO PREVARICATO MÁS EN LA HISTORIA DE LAS RELACIONES DE EPISTEME Y POLÍTICA? ¿QUÉ NOS QUIERE DECIR? ¿DEBEMOS INTERPRETARLO COMO UN DESVÍO DEL CAMINO CORRECTO? ¿UN DIVORCIO ENTRE ÉTICA Y POLÍTICA?

En realidad mi preocupación nace de ver muchos momentos de la historia en que a partir de algunos resultados del conocimiento se tomaron decisiones políticas que muchas veces tuvieron

como resultado la debilitación del espacio político, entendido como el lugar donde los múltiples discursos interactúan, y la subordinación de sus resultados a un aspecto parcial. Veo esto, por ejemplo, y como bien lo ha mostrado Adela Cortina, en el uso que hoy se hace de las neurociencias en muchos otros ámbitos que exceden largamente las conclusiones de sus resultados. No significa que no tenga su valor, pero el riesgo está en atribuirle un rol de legitimación que no tiene.

Ese es el cuidado que creo que tenemos que tener en bioética, ya que efectivamente gran parte de las experiencias humanas tocan cuestiones bioéticas, pero de ahí saltar al rol normativo de la bioética para esas experiencias es algo peligroso.

principio de permiso) la realidad es mucho más compleja. Sí es un claro derivado de la modernidad, que con Kant ve en los principios una capacidad desde donde se derivan los conocimientos, incluidos los del campo moral que se constituyen como imperativos. Eso es muy valioso porque así generamos el imperativo del respeto por la autonomía. Pero al mismo tiempo conlleva un problema que es el momento “concreto” de configuración primero y puesta en práctica después de los principios mismos, los supuestos y prejuicios que los alimentan, las condiciones a las que permanecen ciegos, etc.

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¿QUÉ DEBEMOS ENTENDER CUANDO NOS HABLA DE BIOÉTICA COTIDIANA Y BIOÉTICA DE FRONTERA?

EL PRINCIPIALISMO RECURRE AL ORDENAMIENTO VARIABLE DE PRINCIPIOS CUANDO LA RESOLUCIÓN DEL PROBLEMA, A VECES DILEMÁTICO, SE ENCARA DE MANERA PRÁCTICA ¿PODEMOS ASEMEJARLO A LA FICCIÓN EN DERECHO?¿UN SALIR DEL PASO Y PASAR A OTRO TEMA?

Es verdad que el principialismo ha tenido la gran virtud de establecer criterios, principios, e intentar establecer ciertas prerrogativas para los momentos en que las situaciones dilemáticas.

De hecho, permitieron no sólo la introducción de la discusión ética en ámbitos como la práctica médica, que tenía ya su propia deontología aunque no tan dirigida hacia una deliberación donde múltiples voces intervinieran con criterios y legitimaciones para las múltiples respuestas, sino además lograron romper algunas inercias que dejaban fuera de juego aspectos fundamentales como la autonomía personal.

No sé si la mejor analogía es la ficción jurídica, porque si bien hay un momento de tomar “como si” hubiera tal claridad y ordenamiento (por ej. la prioridad que algunos autores dan al

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Tomé esas nociones de un gran bioeticista, Giovanni Berlinguer, que señalaba la importancia de no quedarnos con las cuestiones “grandes” (o de frontera) de la bioética, porque proponía que pensemos las decisiones bioéticas de todos los días, en nuestra vida personal, en nuestro trabajo, en nuestros posicionamientos sociopolíticos (por ejemplo respecto del acceso a los bienes sanitarios, a la propiedad de los conocimientos y tecnologías, etc.). Así como yo quería proponer que la bioética no es un tipo de disciplina separada y objetivable, sino que nos involucra subjetivamente, también veo en este aspecto de lo cotidiano una posibilidad de pensar como cuestiones bioéticamente explícitas las decisiones y opciones que hacemos habitualmente.

Y así volver críticamente sobre ellas y sopesarlas.

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LA PANDEMIA DE COVID-19 QUE PADECEMOS Y QUE UD. SEÑALA EN SU TRABAJO, HA DESNUDADO DESIGUALDADES MANIFIESTAS EN EL

GOCE DE DERECHOS DE LOS SERES HUMANOS. “HA HECHO ZOOM”, RECURRIENDO A SU METÁFORA. ¿VÉ ALGUNA POSIBILIDAD DE CAMBIO BENEFICIOSO EN LA SOCIEDAD ACTUAL?

Por supuesto. Más que una posibilidad yo lo pondría al nivel de un deber. Por supuesto también que los poderes en contra de los cambios beneficiosos son monumentales, porque son los mismos que lucraron con lo que llevó a esta situación terminal, y difícilmente quieran ceder. Hay quienes dicen que ya estamos en extinción, mientras que hay quienes sostienen el pensamiento mágico. Por mi parte prefiero ser “el necio” que no acepta la invitación a salvarse solo, simplemente porque es imposible la salvación individual si no es atendiendo al conjunto social y ecosistémico, particularmente de quienes hasta ahora han sufrido la mayor parte del daño. Si la pandemia amplió, “hizo zoom” en las injusticias, es que nos dio la posibilidad de dejar de creer inocentemente que el sistema es así naturalmente o que se corregirá por sí solo.

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A MODO DE CIERRE, EXPRESE LO QUE DESEE.

Nuevamente quisiera agradecer, como lo hice en el momento del acto, a la Fundación, porque este tipo de iniciativas no sólo inyectan fuerza en la discusión bioética, sino que además son una plataforma de contenidos y discusiones que permite exponer ideas, provee materiales educativos, y eventualmente es un canal para una incidencia social de la bioética a favor del bien común.

Gracias por su participación. * Dr. Eduardo Darío Beccar ** Dr. Eduardo Piluso Entrevistadores, médicos integrantes del área bioética de Fundación Jaime Roca.