Revista Foro 21 N°76

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Otras son las cuentas en el terreno propiamente político, asumiendo que las listas separadas a concejales rompen la imagen de unidad y cohesión que el oficialismo había logrado proyectar a lo largo de estos 18 años, pese a sus diferencias y conflictos internos. Pero tampoco en este plano habría que dramatizar o responsabilizar exclusivamente al PPD o al PRSD por la mala imagen comunicacional que proyecta esta decisión. La unidad y cohesión oficialista ha sufrido un fuerte desgaste tras estos 18 años ininterrumpidos de ejercicio del poder, en donde las directivas partidarias enfrentan serias dificultades para ordenar sus bancadas parlamentarias, con la emergencia de elementos “díscolos” y la propia escisión que ha sufrido tanto el PPD como la propia DC, de sectores disidentes, al punto de proyectar más de una duda razonable acerca de la capacidad del oficialismo de asegurar la gobernabilidad futura del país. Uno de los elementos que ha constituido una de las fortalezas de la actual alianza de centro izquierda y que hoy aparece seriamente debilitado. Por su parte, tampoco la oposición está en condiciones de garantizar la gobernabilidad futura del país con un sistema binominal que tiende el empate en materia parlamentaria y teniendo a la vista las serias diferencias que separan a la UDI de Renovación Nacional y las tensiones internas que muestra la UDI entre sus líderes históricos. Es innegable que el sistema de dos listas a concejales tiende a centrar un precedente en relación al mecanismo de designación de un candidato presidencial en el oficialismo, pero ha sido la propia Democracia Cristiana la que se ha encargado de reiterar que para su partido es punto menos que imposible resignar por tercera vez consecutiva su opción a encabezar a la Concertación, no desechando llevar su candidato(a) hasta la primera vuelta, que bien podría constituir el fin de la Concertación. Bien pudiera ser que alguno de los

partidos que integran la actual coalición de gobierno estime que la Concertación cumplió su ciclo, que no tiene condiciones de proyectarse a futuro y que la prioridad política es acumular fuerza propia para hacer su “travesía por

el desierto” y repensar su política de alianzas. Sin embargo, retomar el camino propio, que caracterizó buena parte de la trayectoria de la Falange Nacional y luego de la Democracia Cristiana, posicionándose como una alternativa a la derecha e izquierda, muy probablemente le permitiría a ese partido recuperar un caudal de votación de centro derecha que hoy capitaliza la Alianza por Chile para acercarse al tercio histórico que tradicionalmente representó. Y lo 2008 3 FORO MAYO-JUNIO

más probable es que ello precipitara la fusión de los tres partidos de izquierda concertacionista que se reconocen en una vertiente social demócrata (tanto el PS como el PPD y el PRSD están afiliados a la Internacional Socialista) para disputar el tercio mayoritario, pero resulta más que evidente que reproducir esa realidad a tres bandas que marcó la política nacional hasta 1973, no asegura la gobernabilidad del país y tiende a rigidizar la política de alianzas. Sobre todo en el caso del centro político, marcado por la histórica frase de Radomiro Tomic acerca de que ganar con la derecha es la derecha la que gana. Situación acentuada por la propia inflexibilidad de ese sector político para ceder su hegemonía en una eventual alianza con el centro. Todo ello sin contar con el actual sistema electoral binominal, que impone una verdadera “camisa de fuerza” sobre el sistema político y amenaza con la marginación parlamentaria al tercio menor. Pero es indispensable en este confuso escenario en que hoy se desenvuelve el oficialismo, dar cuenta al menos de dos elementos que bien pueden ser de carácter estructural. Tras estos 18 años en el poder y no pocos conflictos internos, la Concertación no solo se ha desgastado sino que se ha debilitado el ánimo asociativo que permitió reunir a demócratas cristianos y socialistas, tradicionales adversarios políticos, en una muy amplia coalición de 17 partidos -un verdadero arco iris- unidos tras la defensa de los derechos humanos y la recuperación de la democracia. Alcanzados ambos objetivos, aún de manera parcial e incompleta, la difusa idea de avanzar hacia un Estado democrático y social de derechos, ha sido el pegamento y orientación de la actual alianza de centro izquierda. Un basamento que hoy requiere de mayor explicitación y precisión para darle un sentido de futuro a la actual alianza de centro izquierda. El segundo elemento es básicamente sociológico y electoral a la vez. Chile es


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