Carlos De la Mota

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Monumento al General Villegas General Villegas Mármol de Carrara 300 cm 1971 Detalle Cabeza del General Villegas Mármol de Carrara 1971

las tres dimensiones. En 1943 comenzó sus estudios en la Academia Nacional de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza, donde estudió grabado con el profesor Víctor Delhez; escultura con el profesor chileno Lorenzo Domínguez; pintura con Ramón Gómez Cornet y dibujo con Sergio Sergi. Acerca de sus primeros pasos en el arte, de la Mota cuenta que el concepto de enseñanza de esa época era muy práctico y que su trabajo era elogiado en los diferentes talleres a los que asistía. Entre ellos, el de Ramón Gómez Cornet y el del profesor Domínguez fueron los que más le aportaron, ya que a la actividad práctica sumaban la observación de importantes libros de arte. A Carlos le apasionaba mirar los de escultura egipcia y griega. En 1949, el profesor Lorenzo Domínguez fue invitado a enseñar en Tucumán y le ofreció a Carlos de la Mota ser su ayudante. Domínguez había nacido en 1901 en Santiago de Chile. Fue un artista múltiple. Produjo alrededor de doscientas cincuenta esculturas en piedra, bronce, madera, cerámica, cemento y yeso; alrededor de treinta planchas de metal batido; y casi quinientos dibujos. Cabe mencionar que su influencia fue muy importante, tanto por sus ideas como por el desarrollo de su obra en diversas técnicas, que afirmaba la libertad de la obra de arte y que todo arte debía ser libre respecto de sus orígenes y de sus fines: “Todos los poderes de la tierra han pretendido aprisionar el arte: la política, la religión, la economía, la ciencia, la filosofía, el periodismo, aprisionarlo y dirigirlo. Desde el gobernante hasta el último cronista han creído llevar siempre en su bolsillo las leyes por las cuales se lo debe y se lo puede regir. Muy pocos han entendido que el arte no es un servicio social, sino un hecho social y que es el arte mismo el sólo portador de sus propias leyes y no la crítica, el periodismo, ni los gobiernos. Muchas veces en la historia, el arte ha sido hecho prisionero, pero felizmente cada vez escapa renovado de sus prisiones”. De la Mota trabajó hasta el año 1952 como docente en la Universidad Nacional de Tucumán, donde se relacionó con el dibujante húngaro Lajos Szalay. Fue invitado a trabajar allí por Lino Enea Spilimbergo. En el Instituto Superior se desarrollaba una intensa actividad, se animaba a los jóvenes a discutir acerca de la perdurabilidad del arte y sobre las diferencias entre valores ligados a lo eterno y a lo efímero. Carlos de la Mota recuerda a Lino Enea Spilimbergo como un ser sencillo, con mentalidad de barrio, cuya voz se transformaba cuando empezaba a hablar de arte. En esa época, cuando De la Mota realizaba sus primeros relieves en metal, el “repusaje” — utilizado para la decoración de cubiertas de libros— era la técnica que aplicaba. Es entonces que comenzó a experimentar con chapas de hierro fino de menos de un milímetro, cuyo

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