VNRO - NEOBARROCO AFTERPOP

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LEER UNA COLECCIÓN DE MODA:

EL NEOBARROCO AFTERPOP DE EDWARD VENERO MIHAELA RADULESCU / 17.04.2018 Do it podría ser la consigna de la colección que Edward Venero presenta en esta oportunidad. La libertad con la cual trata el barroco colonial peruano pone en juego la construcción cultural asumida desde la conciencia de sí y el sentimiento de pertenecer a una comunidad cuyos rasgos no se imponen, congelados y definitivos, sino se generan permanentemente en el diálogo de intersubjetividades de sus miembros. En este agenciamiento entre la expresión y el contenido ingresan como referentes la tradición plástica colonial peruana, el arte pop, la expresión urbana conceptual del arte peruano contemporáneo, la gráfica de la marca, todos ellos articulados en un territorio lúdico en el cual convergen ropa interior, indumentaria formal e informal, piezas que colaboran en una lectura neobarroca con un fuerte componente afterpop. ¿Por qué una lectura neobarroca? Más allá de la tradición iconográfica del arte religioso colonial, híbrido en su espíritu y forma, la colección se inscribe en la vertiente universal del barroco no como estética de un cierto momento histórico, sino como estado de ánimo vertido en expresiones atrevidas, no convencionales. Con este enfoque, hay que identificar la vertiente barroca de la cultura con atributos como exageración, énfasis, extravagancia, extrañeza. Es lo que encontramos en la colección, en el encuentro inédito de los referentes y en su tratamiento. Como forma mentis, el barroco es una constante de la vida espiritual, una estructura suprahistórica. Es también

una necesidad, una solución para una insatisfacción de proporciones, un acto de rebeldía, un impulso de expresar las contradicciones de la vida, su polaridad, el conflicto de sus tendencias divergentes, creadoras de contrastes, oposiciones, rupturas, erupciones, golpes de teatro y cambios de registros. Hay que buscar en la hibridez compositiva de la colección este tormento de insatisfacciones, representado de forma irónica y sorpresiva, como el relámpago que saca la lengua provocando al observador mientras que llora molesto, arqueando sus cejas y mirando hacia lados opuestos, con ojos que se desvían mientras que su energía se concentra en el golpe que va a dar. Los motivos de las camisetas, la ropa interior y las pulóveres presentan desarrollos imprevisibles, con una sublimación latente en la organización de su síntesis artística. Aparecen así soles, lunas, aves, ángelitos, manos ceremoniales, etc., en estructuras fluidas, nostálgicas y a la vez contradictorias por la asociación de los elementos, que ofrece una satisfacción inmediata por estas mismas características. Hay una disputa interna entre las formas que se integran y los contenidos que remiten a sus referentes esparcidos en el tiempo. Es donde interviene el afterpop que más que identidades trabaja la coexistencia de contradicciones en un discurso integrador. El afterpop se debe en gran medida a la presencia de las cápsulas medicinales, símbolo de nuestro tiempo, que reemplazan la esencia de la lluvia con la apariencia de la caída de sus gotas – cápsulas, remedio artificial para nuestros padecimientos. La nostalgia de la naturaleza y de la fe


precolombina y colonial convive con la eficiencia técnica de las medicinas. Es una discordia concors, una incoherencia coherente con nuestro impulso de alimentarnos con los signos de la fe. Es un planteamiento irónico que alude a la insatisfacción experimentada y a la necesidad de solucionarla. Es también una fuente de placer cognitivo y sensorial, que satisface nuestro permanente deseo de lo inédito y nuestra curiosidad. Juego, fantasía y simbolismo aportan a las imágenes multiplicadas de la colección una dilatación progresiva del concepto de hibridez y mucha teatralidad. Jean Rousset ponía el barroco bajo el signo de Circe, por el gusto por la metamorfosis, proceso y producto de la hibridez, y bajo el signo del pavorreal, por la ostentación inherente de sus manifestaciones. La colección da un amplio espacio a los dos signos. Los motivos coloniales se transforman y ostentan su metamorfosis. Superan su disociación morfológica por la sobreactuación de la forma integradora. Esta síntesis ambigua y lúdica es prueba de imaginación y libertad. Desde el punto de vista del observador, el código barroco colonial no ingresa en una lectura lineal por no ser una aplicación fiel o sintética de sus motivos. Además de entrar en el proceso seriado de la colección, multiplicando sus unidades de manera secuencial, los signos del barroco peruano interactúan en la memoria colectiva con los códigos actuales de una cultura global recorrida por redes de signos que se expanden y se universalizan. Rebasan la proyección a través del tiempo para cruzar e integrar espacios. El sentido se genera desde este espacio de interacciones y la colección se manifiesta como un arte de espacios culturales que se conjugan en un nuevo y particular territorio discursivo. El hecho de que no haya una única fuente o una única dirección de donde venga la información introduce el componente de la pluridimensionalidad que promueve una lectura abierta para la diversidad del público intérprete y, desde luego, para la diversidad de usuarios. La otredad

propuesta funciona como un desafío para articular lo simultáneo, identidades diversas, historias diferentes. El proceso perceptivo con su carga de significados prohíbe la lectura superficial y se expande en capas de significación. Cuadros o dibujos, las imágenes de las piezas de la colección invitan a leer. Son muy divertidos los juegos de palabras y la intervención tipográfica de varias de las piezas, una alusión directa a la lectura, que añaden al dinamismo de la composición, con sus líneas de fuga y puntos de fuerza, la presencia híbrida de las palabras, en español y quechua, con caracteres prestados a otras culturas. Desde la retórica visual con su carga simbólica, hay que resaltar la jerarquización secuencial de la información y la preferencia por lo circular, que proporciona núcleos a la composición y la sensación de gravitación. Las líneas sintetizan y ocupan el vacío, imponiéndose en las camisetas, los pulóveres y la ropa interior al soporte tridimensional. Ayuda el componente ornamental que relaciona el barroco y el pop, para proporcionar la unidad de los objetos, sin limitar su sentido. Los colores claros y la presencia del dorado son indicios, huellas, claves, pistas para comprender el impulso de la creación y la inclusión del usuario en el deseo de superar la insatisfacción a manera de juego y uso de la libertad. Los tejidos de los ternos son otros índices de complejidad, manifestando texturas que aluden a épocas e historias, haciendo enganches con otros contextos, ofreciéndole al usuario el viaje interior que lo hipervincula para revitalizar su espíritu y su patrimonio cultural. De este modo, con la materialidad de las prendas, el usuario interpreta, hace inferencias, participa en el juego. Las prendas funcionan como estrategias inteligentes para ofrecer experiencias. Simultaneidad, coexistencia de códigos, fragmentación superada, hibridez, expansión, síntesis desde una mirada caleidoscópica, discurso emergente en la lectura del observador, son algunos de los rasgos que se imponen al mirar y leer esta colección.









































CRÉDITOS Fotografía: Rafo Iparraguirre Dirección de arte: Amaro Casanova Producción: ADORA Modelos: Roy Mauricio, Pablo Boza, Ariel Lison Maquillaje: Miguel Urtecho y Ricardo Leiva para MAC COSMETICS Edición fotográfica: Carlos Mideros Producción musical: Manuel Delgado Ilustración de personajes: Daniela de los Rios Desarrollo y Confección en algodón: Cotton Project Sala de manufactura digital VEO 3D PUCP: Jennifer Wong, Midori Sánchez , Marcela Gonzales, Diana Zapata, Franz Quiroz, Alexis Aliaga AMDT PUCP: Mariana Castro, Sharon Cardenas, Valeria Zambrano, Gemma Ordoñez, Gabriela Chung, Dorita Riega, Jair Angulo, Rommy Sal y Rosas, Jimena Saldaña, Valenka Jaramillo, Verónica Madueño, Jessica Meza, Iris Cantorin, Nicolle Olguin, Carolina Poma, María Céspedes, Maricruz Jabo Agradecimientos: Edgar Venero, Rosa Carrasco, Abel, Paola y Andrea Venero, Victoria Arregui, Wilfredo Miranda, Lucia Pérez, Fernando Guerra, Patricia Cotos, Chabuca Velazquez, Carlos Fosca, Mihaela Radulescu, Verónica Salem, Giovanna Pozo, Mabel Sánchez, Katia Garro, María Laura Mejía, Sandra Quiliche, Wilfredo Fierro, Milagro Farfan, Judith Zanelli, Jessica Butrich, Olga Torres, Fidel Esqueche, Monica Vidal, Robert Canchanya, Enmma Porras, Marisa Castellanos, Rita Suarez, Paty Mesia, Thait Chang-Say, Ramón Veliz, Leyna Huaranca, Alejandra Ale, Aibby Camacho, Patricia Robles, Macarena Lopez, Mónica Pineda, Florence Couillaud, Rosario Yori, Fernando Salazar, Daniel Camacho, Pedro Lerma, Ada Monteverde, Víctor Odiaga




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