Crónica
ALICIA ADORADA, ‘JUANCHO POLO’ Y FLORES DE MARÍA Con tan solo 16 años Alicia Cantillo esperaba dar a luz, pero Dios en la tierra no tiene amigos y menos en los Montes de María
Embarazada, enferma, con las piernas hinchadas y con los dientes escurriendo sangre se encontraba Alicia, la cual solo anhelaba piadosamente ver a su recientemente esposo Juancho Polo Valencia, quien iba de pueblo en pueblo, cantando y gozando sus canciones sin saber que su composición más memorable nacería de su ausencia en los Montes de María. En 1942, apenas siendo unos mocosos ‘Juancho Polo’ se llevó a Alicia a Montes de María, su pueblo natal; un terruño plagado de lechos, flores y “elenos”. Alicia sabía que él era un juglar que vivía parrandeando y viajando, pero ella estaba tan enamorada que dejó su tierra para irse a vivir juntos. AUSENCIA QUE ME VUELVE LOCO Para Alicia era muy triste tener a un amor viviendo en la lejanía, esa distancia marcaba en su vida una negra sentencia. Pero ni la Luna Sanjuanera iba a ser que el juglar más enamorado regrese. Con el pasar de los meses la relación se tornó conflictiva, porque Valencia, indiferente, se iba por meses a tocar en casetas por toda Magdalena, mientras su esposa se hacía frecuentes chequeos médicos de los cuales recibía cada vez peores noticias. Toño Pimiento, quien era un doctor de Canoa, le diagnosticó anemia como primer síntoma. A pesar de la medicina casera que ella consumía, seguía delirando y sufriendo, tanto que ella decía que los familiares de ‘Juancho’ lo tenía escondido para que no la viera sufrir.