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Año XXVI Nº 197 Agosto de 2013 ISSN 1900-592X

Árbol de Tinta Agosto de 2013

La universidad

y el arte

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Especial

El abc del Reglamento estudiantil

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Entrevista a la egresada

María del Pilar Sánchez

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Prácticas profesionales:

movilizar el deseo


Especialización en

Ciencia Política

Calendario académico Matrículas: Registro SNIES N0. 20177

Hasta el 4 de septiembre de 2013 Inicio de clases: 6 de septiembre de 2013

Informes Programa de Ciencia Política Tel: 2709400 ext. 333- 420 claudia.londono@unibague.edu.co

Diplomado

Diplomado

Enseñanza del inglés para docentes de básica primaria

Escritura profesional en inglés

Oferta de extensión

Oferta de extensión

Centro de Educación Permanente

Centro de Educación Permanente

Duración: 80 horas Fecha de inicio: 6 de septiembre de 2013

270 9444

Carrera 22 Calle 67, Barrio Ambalá Ibagué, Colombia

www.unibague.edu.co

Duración: 80 horas Fecha de inicio: 11 de septiembre de 2013


Sumario Pág3

Entrevista al maestro Darío Ortiz Sobre la universidad y el arte

Panorama de la literatura en el Tolima

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Una Universidad artísticamente educada

Salón universitario de fotografía

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Mejor solista en el Mono Núñez

Oscar Javier Molina Molina

Estamos para enseñar Juan Carlos Cardeño

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Dime a qué juegas y te diré quién eres

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Presidente del Consejo Superior

Luis Enrique Orozco

Rector

Alfonso Reyes Alvarado

Comité Editorial

Nidia Chaparro Cuervo Margareth Bonilla Morales Martha Myriam Páez Morales Fadhia Sánchez Marroquín Franciny Espinosa Osorio Amparo Celis Triana

Comité de Redacción Oscar Iván Londoño Marien Alexandra Gil Alexa Bajaire Lamus

Directora

Fadhia Sánchez Marroquín

Redactora

Franciny Espinosa Osorio

Publicidad

Amparo Celis Triana

Diseñadora

Diana Forero Meneses

Portada

Sibila italiana, 2010. Óleo sobre lienzo. 100 x 70 cm Autor: Darío Ortiz Robledo

Colaboración especial Antonio Melo Salazar

Impresión

León Gráficas

Contacto

Oficina de Comunicación institucional Teléfono 2709432 ext. 419 www.unibague.edu.co

La universidad

y el arte

Muchas voces, discordantes entre sí, se levantan para definir el rol de la universidad en la cultura y, particularmente, en el arte. Desde aquellos que lo consideran esencial hasta quienes indican que no cumple ningún papel relevante y solo funciona como una forma de adocenamiento dañino y cas­ trador. Entre los mencionados y extremos enfoques se debaten conceptos que, con respetables argumentos, buscan inclinar la balanza a sus particulares criterios y estructurar los centros de educación superior y sus recursos en apoyo de sus teorías. En efecto, hay quienes consideran que la universidad debe ser territorio excepcional de una élite intelectual que, por supuesto, establece un inson­ dable océano de exclusión para aquellos que no contaron con los e­lementos esenciales en sus hogares o centros de estudio, para configurar los cono­ cimientos necesarios para hacer parte de los escogidos. En las antípodas están quienes conciben las universidades como lugares donde se borran las inequidades y que funcionan como los grandes ecualizadores de la so­ ciedad; dejando de lado el criterio excluyente y facilitando el acceso a un gran número de ciudadanos que, por el solo hecho de llegar a los clau­stros, obtendrá una proyección cualitativa de sus conocimientos y destrezas. La discrepancia pasa entonces a quienes circunscriben la universidad a un ámbito donde se proveen técnicas y se desarrollan destrezas para el desempeño de labores y oficios, en contra de quienes la consideran como el escenario propicio para que el ciudadano evolucione, se involucre en el conocimiento científico y tenga a su disposición los elementos constitu­ tivos de la cultura. Hasta llegar al tema de las artes, sobre el que una facción se muestra radicalmente en contradicción de los beneficios que la academia puede brindar y, supone, que lo que hace es coartar la sensibilidad y condicionar al alumno, en contraposición con los que la consideran indispensable y lu­ gar en donde el estudiante se ve rodeado de todo un acopio de conocimien­ to, en donde sus aptitudes y sensaciones reciben los elementos indispen­ sables para potencializarlos, y hacerlos florecer con economía de tiempos y esfuerzos. Si se vuelve la mirada al panorama colombiano se podrá advertir mucho de lo aquí descrito y, a la vez, reafirmar que la universidad es el sitio don­ de el ciudadano, ya como estudiante, ya como participante y beneficiario, puede y debe encontrar el acervo de conocimientos y expresiones que le permitan el perfeccionamiento y el disfrute de las artes y, sin duda, de la cultura en sus múltiples y variadas expresiones.


Las bellas artes en el Tolima están en pañales Por: Fadhia Sánchez y Franciny Espinosa* “La educación artística en el mundo está en crisis y paradójica­ mente nunca había habido tanto interés de la juventud en estudiar arte y en vivir del desarrollo de proyectos artísticos”, así lo aseguró el maestro Darío Ortiz Robledo, artista neo-realista ibaguereño, conocido por sus composiciones basadas en temas clásicos, al res­ ponderle a la revista Árbol de Tin­ ta varias preguntas sobre la for­ mación en bellas artes y el estado de esta en el Tolima. ¿Qué recuerdos tiene de su infancia en Ibagué? Unos años maravillosos donde todo era nuevo, sin sufrimientos mayores, con tranquilidad de es­ píritu y una alegría sin límites. Fui en Ibagué un niño muy feliz. Usted cursó algunos semestres de química y derecho, ¿por qué dio esa transición a la vida artística como profesión? Mi inclinación hacia el arte es­ tuvo latente siempre. Sin embargo pensé en estudiar otras carreras para ampliar mi horizonte intelec­ tual y, con ello, acercarme a otras manifestaciones de la mente. ¿Qué nos quiere transmitir cuando lo vemos presente en sus cuadros? Una obra si es realizada honesta­ mente siempre tiene presente a quien la hace. Cada paso en la construcción de la obra, cada pincelada, implica una toma de decisiones únicas que ningún otro ser humano puede rea­ lizar igual. Todos los artistas estamos de una u otra manera presentes en nuestro trabajo. Si se refieren a los

Darío Ortiz Robledo

Darío Ortiz Robledo es un artista ibaguereño de reconocida trayectoria, que expone colectivamente desde la edad de quince años e individualmente desde los dieciocho. Ha realizado hasta la fecha más de 100 exhibiciones colectivas, en quince países y una veintena de muestras individuales en Italia, Francia, Austria, Eslovaquia, Venezuela, Estados Unidos, China, Corea, Argentina y Colombia, entre otros. Desde el año 2003, es presidente fundador del Museo de Arte del Tolima.

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Diana bathing. Watercolor, 53x73

autorretratos… eso no es importante. Soy un actor más del drama que se desarrolla en cada cuadro. ¿Cómo define el estilo de su obra? No defino, ni me interesa el es­ tilo, ni encasillarme en escuelas o ismos. Eso era un cuento moderno que hoy está mandado a recoger. Me da igual cómo consideren mis cuadros. Las opiniones y las clasi­ ficaciones varían pero las obras una vez realizadas son inmutables, únicamente cambiantes ante el de­ terioro del tiempo. Recientemente, usted ha iniciado un proceso de formación de nuevos talentos. Cuéntenos acerca de esta experiencia. Tengo un contacto cada vez mayor con jóvenes creadores y estudiantes de arte porque se han ido acercando -primero- a mi trabajo, y luego a mí y a mi estudio. Pero lo entiendo sim­ plemente como un diálogo abier­ to entre personas que tienen los mismos intereses. Y eso está suce­ diendo porque en Colombia, como en otros lugares de América, no hay sitios idóneos para aprender a dibu­ jar y pintar la figura humana. La figuración, actualmente, está vetada en nuestro pequeño mundillo del arte. Sin embargo, no he empezado ningún proceso docente porque

esto es algo que no me interesa a nivel personal. ¿Cómo se articulan la academia y el talento en la formación de los artistas plásticos? La educación artística en el mundo está en crisis y, paradójica­ mente, nunca había habido tanto interés de la juventud en estudiar arte y en vivir del desarrollo de proyectos artísticos. Estudiar arte está in, pero al final todo termina siendo como un engaño, pues esos títulos universitarios no escriben la historia del arte. Al final, salen sin haber aprendido mayor cosa y con los talentos masacrados en la mayoría de los casos: llenos de temores y prejuicios ante la vida profesional del artista o creyén­ dose genios inigualables. Pero eso no significa que se de­ ban acabar las facultades de arte. Todo lo contrario, se necesitan más y mejores. La universidad con to­ dos sus prejuicios en la enseñanza de las bellas artes y todos sus erro­ res es como un gran mal necesario. Es la gran encauzadora de las vocaciones y junto a los museos, a las grandes salas de exhibición y al mercado del arte, componen la estructura fundamental de todo desarrollo artístico. Es indispen­ sable que así sea para negar sus

Sabiduría, poder y deseo Óleo sobre lienzo, 160x120

procesos, que siempre serán juz­ gados de anticuados, deca­dentes o insuficientes, pero que constituyen el primer eslabón en la cadena del arte contemporáneo. ¿Cuál es la responsabilidad de la universidad en la formación integral? ¡Completa! Forman empleados o empresarios, asalariados o em­ prendedores de acuerdo con los procesos que lleven a cabo en esos años de estudio. Si las universi­ dades no cambian su enfoque de transmitir como verdades abso­ lutas el conocimiento académico o del establecimiento del mo­ mento, por un esquema de cues­ tionamiento permanente de los


transmitir. Nadie tiene la receta para hacer artistas y mucho menos para hacer una verdadera obra de arte. Además, tristemente, en las bellas artes los que enseñan son profesionales que nunca encon­ traron el camino, que jamás tuvie­ ron el pulso del arte en sus manos. Así que, en plata blanca, no tienen nada que enseñar. ¿Cuál es la responsabilidad social del arte? Marcar el camino, abrir las puer­ tas del futuro, decir lo impronun­ ciable, dejar un testimonio im­ perecedero de su tiempo. ¿Cómo construir ciudad y ciudadanía desde el arte? Insisto: es de creatividad de lo que se debe hablar. Arte y civismo suena como a manipulación de la sociedad para que los ciudadanos sigan siendo borregos de los cua­ tro dueños del poder, del dinero, de los medios de comunicación y del mundo. Una sociedad creativa es una sociedad que piensa libre­ mente, que tiene soluciones para los problemas; alternativas para las encrucijadas y desahogos no violentos para las enormes frus­ traciones que nos da esta injusta, inequitativa y desequilibrada so­ ciedad contemporánea.

límites de dicho conocimiento, y si no proporcionan un esquema de trabajo donde la creatividad sea considerada como parte funda­ mental de la educación, seguirán produciendo profesionales me­ diocres, llenos de limitaciones y útiles solamente para trabajos subalternos.

¿Cómo ve el panorama de las bellas artes en el Tolima? En pañales. Todo está por hacerse. Pero lo fundamental es que tras varias décadas de parálisis ese bebé ya comenzó a gatear. Pronto caminará, lo veremos crecer y correr. Los nombres fundamentales que hasta ahora han sido uno pocos, se multiplicarán entre tanto artista joven y tanto estudiante de arte.

¿Cuál es el aporte de la academia en las bellas artes? Ninguno. Las academias única­ mente sirven para luchar contra e­llas, para tener un establecimien­ to que cambiar. Ni el arte, ni los ar­ tistas los hace la academia. El arte es algo vivo, móvil, cambiante, im­ posible de ser contenido en los pre­ ceptos que los profesores quieren

¿Cuál ha sido el aporte del Museo de Arte del Tolima-MAT al fortalecimiento de la cultura en nuestra región? Basta hacer un sencillo ejercicio de la memoria para pensar en el Ibagué de hace una década antes del MAT y confrontarlo al Ibagué de hoy. La co­ tidianidad nos impide a veces darnos cuenta de los cambios porque son

lentos y en ocasiones impercepti­ bles. Sin embargo, hace tan solo diez años no había ningún espacio digno para las manifestaciones plásticas en Ibagué. Ni para mostrarlas, ni para verlas, ni para aprenderlas, ni nada. El maestro Niño Botía, al igual que otro puñado de personas, daban cla­ ses particulares de pintura, con más cariño que otra cosa, había un par de sitios para colgar unos cuadros y ya. La ciudad tenía, además, muy pocas esculturas públicas. El número de personas dedicadas al arte en la ciu­ dad era realmente exiguo. Esa era la realidad de la plástica en el Tolima a comienzos del 2003. Hoy, hay una facultad de Bellas Artes con cientos de inscritos, se han ubicado casi treinta esculturas públicas, han surgido diferentes es­ cenarios para mostrar obras más allá del Museo. Existe un activo y creciente medio artístico con varios artistas profesionales pugnando por salir adelante, pidiendo espacios. La inversión en artes plásticas ya hace parte de los presupuestos permanentes de la alcaldía y la go­ bernación. Es un medio artístico flo­ reciente que seguramente en pocos años va a dar mucho de qué hablar a nivel nacional e internacional. Y el Museo ha estado allí en medio de todo eso como un estímulo perma­ nente, como un punto de referencia, como un jalonador de dinámicas culturales. Somos parte de la gene­ ración del cambio. ¿Qué nos identifica como tolimenses a nivel cultural? ¡Nada! Un regionalismo agorero y mendicante que cree que cultura es repetir cada año la misma fiesta, con los mismos disfraces y cuatro platos que cada vez se diferencian menos de otros similares de otras regiones del país, pegados a unos pocos y sencillos logros culturales tras siglos de historia. Y mientras la academia no apueste por la crea­ tividad en todos los niveles, eso no va a cambiar nunca. Seguiremos creyendo que la cultura tolimense es gritar ¡iiii San Pedro! * Comunicadoras sociales y periodistas

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Panorama de la

literatura en el Tolima

Por: Benhur Sánchez Suárez*

L

a publicación -en tres años- de siete novelas de autores tolimenses consagrados, es un hecho que demuestra por sí mismo la importancia de la narrativa escrita en el Tolima. Dichas obras se validan con la comprobación de su calidad a través de su lectura. En 2010 aparece El árbol imaginado, de Carlos Fla­ minio Rivera; en 2011 se publica El robo de la cañonera, de Héctor Sánchez; en 2012 aparecen Señales atendidas, de Jairo Restrepo Galeano; Verónica resucitada, de Carlos Orlando Pardo; La serpiente sin ojos, de William Ospina; y El pianista que llegó de Hamburgo, de Jorge Eliécer Pardo; y en 2013 se publica El beso del francés, de Carlos Orlando Pardo. Salvo las novelas de H. Sánchez, J. Retrepo Galeano y Verónica resucitada de C. O. Pardo, las cuatro restantes tienen en común basarse en hechos históricos, que van de la conquista de nuestro territorio por parte de los

españoles (Ospina), el asentamiento de los invasores en América durante la colonia (Rivera), la colonización antioqueña (C. O. Pardo) y la violencia a partir del bo­ gotazo (J. E. Pardo). Vario siglos han sido recuperados por estos autores con notable calidad narrativa y man­ tienen viva en el papel la historia regional y nacional. Cada una de ellas se soporta en una investigación exhaustiva y aunque los sucesos históricos no se des­ virtúan, tampoco las novelas están apegadas a ellos. Antes bien enriquecen, desde la perspectiva del pre­ sente, la razón de ser del hecho histórico. Rellenan, por decirlo de alguna manera, los vacíos de la historia con la imaginación. Parte de la historia de nuestros pueblos se desarrolla en medio de personajes intensos como los abordados por estos autores, ya el siniestro y ambicioso conquis­ tador español, ya el aventurero que logra dominar el medio para sobrevivir, ya el artista alemán que se ve


involucrado en un vórtice de vio­ lencia casi inacabable. Por el otro lado, si bien los autores no buscan en los hechos históricos el motivo de sus ficciones, sí toman de la realidad los datos necesarios para vestir de verosimilitud sus personajes y sus acciones, como las aventuras imaginarias por el Ama­ zonas de un pícaro calentano en H. Sánchez, o el discurrir por el Caribe del personaje de Restrepo Galeano que marcha en busca de su identi­ dad, o la abuela que resucita en C. O. Pardo.

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Los otros narradores Quedan en el aire las dos nove­ las prometidas, aún inéditas por el fallecimiento de sus autores: La ronda de los perplejos, de César Pérez Pinzón (1954-2006), y Los días en blanco, de Hugo Ruiz Rojas (1942-2007); deuda que si se sal­ dara, colmaría ese enorme interés que significa la obra anunciada y todavía no publicada de estos dos escritores tolimenses. También, hay expectativa de nuevas obras de autores que ya han demostrado su ojo avizor en la con­ formación del mapa imaginario de la región, como el caso de James Cañón, autor de la novela La aldea de las viudas (2007), publicada ini­ cialmente en inglés; Boris Salazar, autor de la célebre novela La otra selva (1991), ganadora del premio Ciudad de Pereira, y Oscar Godoy Barbosa, vencedor en el mismo premio con la novela Duelo de miradas (1999). Continuidad creativa Si bien los escritores menciona­ dos atrás, en pleno ejercicio de sus facultades creativas, no han dejado escuela, seguidores que acojan sus fórmulas para desarrollar sus pro­ pias ficciones, sí han sido ejem­ plo para que otros prosigan con el ejercicio narrativo, publiquen sus trabajos y demuestren que escri­ bir es una opción válida para hacer presencia en esta vida que nos ha tocado vivir. Tal el caso de Oscar Perdomo Gamboa con sus novelas Ella, mi sueño y el mar (2008), De cómo

Ilustraciones: Diana Forero Meneses

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Cuentos cortos para noches largas (2008), de Ancízar perdió sus vidas el gato (2010) y MDTM (2011); de Jorge Castaño Pérez; Una mujer difícil y otros textos breves Iván Parra con su novela Contra el olvido (2011); de Luz (2009), de Libardo Vargas Celemín, y País de locos Stella Rivera, autora de El tren de Montelíbano (2012) (2011), de Álvaro Hernández V. y Carlos Andrés Oviedo con su ópera prima La noche Nuevos, aunque pocos nombres, vienen a confirmar infinita (2013). esa vocación por asumir en fragmentos la realidad so­ También, han abierto múltiples expectativas au­ cial y cultural de los nuevos tiempos. Entre ellos José tores como Carlos Pardo Viña, con la publicación de Omar García Ramírez con el volumen Los hijos putasu primera novela Como si fuera viernes (2004) y más tivos de mi querido Upito (1999); Elmer Hernández, con recientemente Daniel Andrés Villabón Borja, ganador La calle del capitán (2008), y Hugo Fernando Bahamón del premio de novela breve convocado por la Univer­ Gómez quien, aunque no posee un libro publicado, sidad Central, con su novela La soledad del dromedario ha ganado varios certámenes locales y nacionales de (2011), publicada por la misma universidad. cuento, ha sido publicado por el Ministerio de Cultura Con ellos sabemos que hay un camino largo por re­ en antologías de RENATA y reconocido por el diario El correr pero que, precisamente, la narrativa mantiene su vigencia en el ejercicio de la expresión artística en Tiempo con la publicación de su cuento El día inefable el Tolima. el 21 diciembre de 2009. Una ratificación de la importancia que ha tenido la La influencia del cuento en la literatura del Tolima novela en el contexto del desarrollo cultural del Tolima se ratifica en el estudio Cuentos del Tolima, antología es la publicación de dos estudios: La novela en el Tolicrítica (2011), trabajo realizado por el grupo de inves­ ma (1905-2005) Bibliografía y reseñas tigación de Literatura del Tolima, el críticas (2008) y Cien años de novela cual se circunscribe a dieciséis cuen­ en el Tolima 1905-2005 (2010), pu­ tos que han ganado el primer puesto “si bien los autores no en algún concurso literario. blicaciones a cargo del grupo de inves­ buscan en los hechos tigación en literatura del Tolima de la Universidad del Tolima, liderado por La poesía y el reto de ser distinto históricos el motivo Libardo Vargas Celemín, Jorge La­ La tradición que nos legaron poe­ de sus ficciones, sí dino Gaitán y Leonardo Monroy Zu­ tas como Diego Fallón (1834-1905), toman de la realidadlos German Pardo García (1902-1991) luaga; y el juicioso recorrido que hace datos necesarios para C. O. Pardo en un libro publicado por y Arturo Camacho Ramírez (1910vestir de verosimilitud la Academia de Historia del Tolima, 1982) ha sido continuada por algu­ titulado Narrativa e Historia en el Sesnos poetas verdaderos, con libros re­ sus personajes y sus quicentenario (2011), donde recorre­ cientes como: Postal de viaje (2004), acciones” mos todo lo que han producido nues­ de Luz Mary Giraldo; Abreviatura del tros autores en materia narrativa a lo árbol (2007), de Julio César Arcinie­ largo de la historia del departamento. gas; Obras de mampostería (2007), de Nelson Romero Guzmán; Los cuadernos de Franz (2008), de Luis Eduardo Gutiérrez Lozano; En la curva Las narraciones breves del río (2009), de Hernando Guerra Tovar; Gradaciones Después de la enorme influencia desplegada por el (2011), de Mery Yolanda Sánchez; El tiempo líquido de ejercicio del cuento para expresar la vida de nuestra las mariposas (2011), de Alirio Quimbayo Durán; Po­ región, en la que se volvió clásico el autor Eutiquio líptico (2012), de Albeiro Arias; Baladas para el ausente Leal, con sus premios nacionales y su libro Agua de (2013), de Jorge Ladino Gaitán Bayona; y Si mañana fuego (1963), pocos autores podrán mencionarse como el tiempo nos aguarda (2013), de Esperanza Carvajal continuadores de esta tradición. Gallego. Todos ellos están en plena producción y sus Sin embargo, es bueno recordar que el cuento al­ poemarios han alcanzado reconocimiento nacional e canza en el Tolima un clímax en las décadas de los años internacional. sesenta y setenta cuando aparecen libros como Cada viga en su ojo (1967), de Héctor Sánchez; Cambio de luna (1969), de Eutiquio Leal; Los días del calor (1970), Conclusión necesaria de Germán Santamaría; Las primeras palabras (1972), De todo ello se desprende, tanto de los trabajos na­ libro conjunto de Carlos Orlando y Jorge Eliécer Par­ rrativos como de los poemarios publicados, que el vigor do; El festín (1973), de Policarpo Varón; El viaje (1974), y vigencia de la literatura del Tolima es innegable y solo de Roberto Ruiz Rojas, y como estos mismos autores falta que se incremente el otro ítem de la comunicación integran diversas antologías nacionales que ratifican la literaria: el público lector. importancia de la narración breve en el departamento. No hay que olvidar la publicación del libro Nunca le recibas dulces a Karen (1999), de Jesús Alberto Sepúlveda; Ahora vengo yo (1999), de Eduardo Men­ doza Carmona; Hijos del fuego (2003), de César Pérez Pinzón, premio nacional de cuento Ciudad de Bogotá; *Escritor y pintor


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Una Universidad

artísticamente

educada Por: Humberto Galindo Palma*

C

ondoleezza Rice, en sus funciones como Secretaria de Estado de los Estados Unidos, causó impacto en los medios de comunicación por su revelación como pianista, como parte de sus talentos personales. Este solo uno de muchos casos en los que converge un perfil profesional de alto nivel, con la vocación artística, cultivada de manera personal armonizando la formación integral de personas exitosas en nuestra sociedad. Como ella, reconocidos personajes de la historia mundial, que transformaron los ideales y cánones del pensamiento de su sociedad, dejaron testimonio de su contacto directo con el arte, no como destino de desempeño profesional sino, más bien, como un respaldo que brindó equilibrio intelectual y emocional a su exigentes retos profesionales. Hablando de personalidades de la historia y la políti­ ca, son célebres los tratados musicales de J.J.Rosseau, así como sus incursiones como compositor temprano de géneros operísticos; Benjamín Franklin, interpre­ taba la guitarra y el piano; Gandhi tocaba concertina, en tanto que el expresidente Bill Clinton, se reveló también como saxofonista. En la ciencia, Albert Eins­ tein es paradigmático por su disciplina con el violín, se­ guido ya en pleno siglo XXI, por el equipo de ingenieros de Silicon Valley, muchos de ellos reconocidos como practicantes de la música. Todo parece indicar que más allá de un talento innato

que guardan todas las personas, la educación juega un papel determinante al momento de despertar y liberar el potencial artístico como parte del crecimiento in­ tegral de los individuos. Para los griegos, la inclusión de las artes en la educación era garantía de asegurar una civilización sensible al conocimiento y la estética como los pilares de su modelo social. Actualmente, en los países más desarrollados del mundo existe claridad en las políticas educativas que brindan a través de los diferentes ciclos académicos, espacios generalizados para la práctica artística no especializada, pero sí de calidad, que hacen posibles casos como los ya mencio­ nados al inicio de este artículo. ¿Por qué son importantes las artes en la formación integral de los individuos? Dee Dickinson, reflexionando sobre este punto en su artículo Music and the Mind, publicado en 1993 para New Horizons’ On the Beam, presenta entre varias ra­ zones la cualidad de las artes para superponerse a fron­ teras raciales, socioeconómicas, políticas, configurán­ dose en un lenguaje a través del cual todos podemos comunicarnos; las artes posibilitan la integración de cuerpo, mente y espíritu en propósitos concretos; más importante aún, las artes, como se ha constatado en pruebas científicas, inciden positivamente en el me­ jor rendimiento académico, desarrollando habilidades

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Fotos: Mónica Leguizamón Celemín

sociales, y el pensamiento creativo en desempeños de orden superior como el análisis y la síntesis, esenciales en la resolución de problemas de conocimiento. Para la Universidad de Ibagué, la apuesta por una educación superior sensible a las artes ha sido un propósito declarado desde sus enunciados misionales, y puesto en práctica en la medida de su consolidación como institución de educación superior líder para la región. Los escenarios en que este propósito ha tenido lugar son diversos, y responden a las condiciones pro­ pias del crecimiento institucional en cuanto a su oferta académica, que se concretan en inclusión de las artes como uno de los ejes de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales, o en la apertura de progra­ mas como Arquitectura, y que se ratifican en la vida cultural que fomenta Bienestar Universitario, en la que participa cotidianamente la comunidad universitaria, expresándose de manera diversa y creativa. Arte y cultura suelen tratarse como entidades homónimas, siendo la primera una manifestación de la segunda. La diversidad de las expresiones artísticas son uno de los ejes centrales de las actividades de fo­ mento y proyección que oferta la oficina de Bienestar a toda su comunidad académica y que se pueden en­ marcar en las artes escénicas, como la música, la danza, el teatro y la cuentería; las artes visuales como la foto­ grafía y el cineclub; y las artes plásticas como la pintura o la cerámica, cada una de ellas derivaciones puntuales que buscan interpretar las demandas de generaciones universitarias altamente mediadas por las nuevas tec­ nologías. Las estrategias que hacen posibles las vivencias artísticas en el ámbito universitario corresponden a la oferta de talleres de Bienestar, que con la guía de instructores especializados en cada área, le brindan a los estudiantes una paleta amplia de alternativas de prácticas continuadas, que sin exigir prerrequisitos, ofrecen desde la iniciación en un instrumento musi­ cal, hasta la conformación de una puesta en escena colectiva para participar en festivales nacionales en representación de la Universidad. En esta misma di­ rección se encuentran los grupos de proyección como el Coro Institucional, los grupos artísticos como el En­ samble Iktus, el grupo la Siembra o el Dueto Raíces; los

grupos de danza moderna y folclórica; y los colectivos de teatro y cuentería, conformados por estudiantes que ingresan a la Universidad con experiencias pre­ vias en dichos campos, y encuentran un espacio para su perfeccio­namiento y proyección en certámenes de competición y encuentros interuniversitarios a nivel nacional. La respuesta estudiantil a esta oferta es representa­ tiva de los programas en que la Universidad mantiene su liderazgo de formación profesional. Estudiantes de Psicología, Derecho e Ingenierías figuran en las listas de más de 300 inscritos semestrales a los talleres y pro­ gramas culturales de Bienestar. De manera puntual, jóvenes egresados del bachillerato musical Amina Me­ lendro de Pulecio, y estudiantes de los programas de Comunicación Social y Mercadeo, hacen parte de dos nuevos proyectos para consolidar una orquesta de cá­ mara y una orquesta tropical. Tan importante es la participación estudiantil en los espacios artísticos como la de sus docentes y funcio­ narios. La presencia de talentos se manifiesta en con­ vocatorias como la Exposición de Fotografía que cuen­ ta con el aval del Museo de Arte del Tolima, o en su participación espontánea en tertulias donde se revelan como pianistas, o cantantes de afición. En el campo de las letras, el taller de escritura creativa, es liderado por la profesora Martha Fajardo con el taller Relata-Iba­ gué, el cual cuenta con el reconocimiento del Ministe­ rio de Cultura. Las agendas culturales de la Universidad, mayori­ tariamente nutridas de expresiones artísticas, tienen aún más opciones para ofrecer a la comunidad aca­ démica. Consecuentes con la necesidad de formalizar académicamente las experiencias más significativas en el área cultural, desde la facultad de Humanidades, Ar­ tes y Ciencias Sociales, se concreta la oferta de cá­tedras electivas relacionadas con el arte musical como las de cine y de ópera, que gracias al convenio interinstitu­ cional con el Teatro Liceu Barcelona, hace a la Univer­ sidad de Ibagué, una de las pri­meras universidades lati­ noamericanas en acceder a la más avanzada tecnología para producciones de factura internacional. Con el compromiso explícito de que la Universidad debe ser garante de entornos estimulantes para el ejer­ cicio de las artes como un indicador de calidad de la vida académica, las oportunidades de alcanzar una for­ mación profesional, acompañada de experiencias vivas en torno al arte y la cultura, son una realidad palpable en nuestra Universidad que se perfecciona continua­ mente en el marco de una comunidad sensible y dis­ puesta para el disfrute estético.

*Director del área de Música de la Universidad de Ibagué


Proyectos de

formación literaria Por: Martha Fajardo Valbuena*

Abrir espacios, apoyar iniciativas, brindar formación académica y persistir son las acciones que ha realizado nuestra universidad con respecto a la formación literaria.

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esde sus inicios, la Universidad de Ibagué ha reconocido que la formación integral está incompleta sin la formación literaria. Es por eso que, desde el aspecto académico formal, se ha preocupado por ofrecer a los estudiantes cursos electivos como Novela y política latinoamericana, Literatura y cultura, Taller de creación literaria, entre otros. Así mismo, la Universidad ha contribuido a la cualificación de profesores de Literatura por medio de la Especialización en enseñanza de la literatura, ofrecida en convenio con la Universidad del Quindío. La relación literatura-universidad ha traspasado las aulas, integrándose a los espacios de formación para convertirse en un modo de ver el ser universitario. La Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales y el Área de Lenguaje han apoyado proyectos de formación en lectura y creación literaria que generan grandes opor­ tunidades de bienestar para la comunidad tolimense. La Universidad de Ibagué ha comprendido que, más que un deber, leer y escribir literatura están consa­ grados como derechos por la convención de Friburgo (1978) y por tanto es compromiso de los estados y las instituciones educativas propiciar espacios de for­ mación, que permitan a las personas participar activa­ mente en la creación artística y cultural para mantener así el patrimonio inmaterial de las naciones. En el caso de la literatura, las ventajas son enormes para quienes se forman en ella: la literatura es clave, no solo en lo académico, sino en la formación para la vida. Nos en­ seña el manejo del tiempo libre, la autoformación y el autoconocimiento. Leer literatura es una fortaleza para los estudiantes, ya que el conocimiento y las habilidades adquiridas al contacto con las narraciones permiten que las cone­ xiones con realidades y teorías sean más complejas.

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RELATA-Ibagué

La lectura literaria desarrolla habilidad para elaborar hipótesis, formular mundos posibles e interpretar rea­ lidades teniendo en cuenta diversos puntos de vista. En este sentido, apoya los procesos formales de pensa­ miento y el desarrollo de la creatividad. Al apoyar los proyectos como tertulias, clubes de lectura y talleres literarios y al invertir en una colec­ ción de literatura, alojada en su Biblioteca Central, la Universidad de Ibagué ha generado oportunidades sig­ nificativas de acceso a los libros para múltiples pobla­ ciones, tanto del campus como de la ciudad en general. Liberatura y Relata La Tertulia Liberatura es resultado del apoyo de la universidad a un proyecto de promoción de la lectura literaria, que en el año 2014 completa diez años de labores. En este tiempo La Tertulia ha recibido dos premios Fundalectura por su trabajo en el fomento de la lectura y ha logrado la formación, no sólo de lectores sino de promotores. Muchos de los integrantes de este espacio trabajan hoy con el Ministerio de Educación y el Ministerio de Cultura, pues a la par que entraron en contacto con los libros, aprendieron y teorizaron sobre formación literaria. Hoy se puede afirmar que nuestra Universidad ha entregado a la región, al menos, una docena de profesionales de diversas áreas que están en capacidad de generar y ejecutar proyectos para la región en el tema de fomento a la lectura. En el año 2009, el Ministerio de Cultura y su ofici­ na de literatura, seleccionaron el proyecto Taller

como representante para el Tolima frente a la Red Nacional de Talleres de Escritura Creati­ va. La labor de este proyecto continuaba la iniciada por el escritor César Pérez Pinzón y, en estos cuatro años, ha logrado, siempre con el apoyo de la Universidad de Ibagué, consolidar un grupo de nuevos escritores que han obtenido un promedio de quince premios locales, diez premios nacionales y dos premios internacionales y la publicación de sus escritos en medios como la Re­ vista Cambio, Revista Volar de SATENA y las antologías nacionales RELATA. En este tiempo, el taller ha logrado figurar dos veces en los premios nacionales de cuento ofrecidos por el Ministerio de Cultura y el año pasado su directora, la profesora Martha Fajardo Valbuena, obtuvo la Beca de estímulos a la edición de antología literaria. Producto de la misma es la antología literaria Mapas Rotos lan­ zada en la Feria del libro de Bogotá de este año. Esta antología presenta un panorama de cuento, crónica literaria y mini cuento. Algunos de los autores que figu­ ran en ella son estudiantes, egresados y profesores de Unibagué. Igualmente, muchos de los escritos han sido merecedores de reconocimientos en diversos concur­ sos. En la conmemoración de los cien años del muni­ cipio de Cajamarca la Alcaldía premió la crónica “Los tres servicios” escrita por Fabián Sierra Trujillo. Es de destacar que este escritor es egresado del progra­ ma de Psicología y miembro de la tertulia Liberatura y del taller RELATA y, además, fue seleccionado como el nuevo director del taller literario del municipio de Honda, auspiciado por el Ministerio de Cultura. La asociación entre Liberatura y el programa RELATA ha permitido que la Universidad sea sede de encuen­ tros con escritores reconocidos y que los estudiantes puedan acercarse a ellos. Entre esos escritores están: Pilar Lozano, Octavio Escobar, Fernando Quiroz, Cris­ tian Valencia, Pablo Montoya, Julio César Londoño, Roberto Rubiano, Julio Paredes, Manuel Iván Ubina, Alberto Salcedo Ramos, Pablo Ramos (premio Casa de las Américas) y Lolita Bosch. Este año, en el mes de marzo, nos visitó la argentina Laura Massolo, ganadora del premio Juan Rulfo. No se puede finalizar este panorama sin resaltar que la Biblioteca Central es la sede de la colección Arturo Camacho Ramírez. La familia del poeta confió a nues­ tra Universidad el legado de más de 4500 libros que son tesoros invaluables de la literatura y el pensamiento, y que ahora permiten a los lectores disfrutar del cono­ cimiento y la belleza que viven en sus páginas.

*Docente de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Universidad de Ibagué


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Sin título. Paola Andrea Perlaza Vásquez

Salón universitario de fotografía Por: María Margareth Bonilla Morales*

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través del tiempo, la imagen ha sido fundamental como parte de la comunicación entre los pueblos; gracias a dibujos, petroglifos, grabados, esculturas, tallas, pinturas, entre otros, hemos conocido la historia del mundo y la maravilla de la luz, desde Aristóteles, quien fue uno de los descubridores del principio que más tarde se denominó la cámara oscura. Esta fue descrita de manera más detallada por Leo­ nardo Da Vinci; posteriormente, se complementó este principio con la preparación de superficies con mate­ riales sensibles a la luz como el bromuro de plata, y fue Joseph-Nicephore Niepce la primera persona en lograr una imagen perecedera llamada heliografía y mostró al mundo la primera fotografía en el año de 1826. A partir de ese momento la fotografía se convirtió en un medio de comunicación único, al revolucionar el mundo de la imagen y al permitir al hombre fotografiar todo lo que hasta ese instante era inalcanzable. La fo­ tografía le mostró al mundo el mundo. Se convirtió en una revolución total, lo que se dimensionó todavía más cuando George Etsman la comercializó con la primera cámara en rollo y la famosa frase: “Opriman ustedes el botón que nosotros hacemos el resto”. La fotografía ha sido, es y será parte esencial del len­ guaje visual del hombre, partiendo desde los princi­pios análogos hasta llegar a la era digital con todas las nuevas tecnologías y la posibilidad de capturar miles de imá­ genes, mostrar, enseñar, llevarnos por todos los con­ fines del mundo, comunicar, vender, despertar miles de sensaciones y sentimientos en quien las observa. Por su importancia, la fotografía es hoy una materia esencial en diferentes programas académicos de las instituciones de educación superior, porque permite que el estudiante fortalezca su formación académica. Esto hace que se convierta en un apoyo fundamental para sus procesos comunicativos. En la Universidad de Ibagué, la fotografía se empezó a trabajar como parte

del currículo del programa de Comunicación Social y Periodismo y, posteriormente, al ver el potencial y la creatividad visual en los estudiantes, se complementó como electiva para diferentes programas como Arqui­ tectura, Mercadeo, Ingenierías, Administración de Ne­ gocios Internacionales, Ciencia Política, entre otros. Como resultado de este proceso, se creó el Salón uni­ versitario de fotografía Universidad de Ibagué con la participación de los estudiantes de tercer semestre de Comunicación Social y Periodismo y los de otros pro­ gramas, quienes la toman como electiva. Este proyecto se lleva a cabo en la Biblioteca Central de la Universi­ dad al culminar cada semestre y, posteriormente, se traslada al Museo de Arte del Tolima, para que públi­ cos de diferentes sectores de la ciudad, y visitantes de otras regiones de Colombia y el extranjero, tengan la posibilidad de apreciar el trabajo fotográfico de los estu­ diantes. Ellos desde su perspectiva visual, analítica, sen­ sorial y creativa nos muestran fotografías de diferentes géneros como el trabajo del hombre, la arquitectura, la flora, la fauna, el paisaje, las composiciones, los de­ portes, el retrato, los niños, los ancianos, entre otros. Este Salón llega a su versión número doce y se forta­ lece cada vez más, por lo que es en la actualidad el único salón universitario de la región y en departamentos ve­ cinos. Igualmente, se ha creado una importante fototeca con varias de las fotografías que han formado parte del Salón a lo largo de estos años y hoy configuran el archivo fotográfico del Salón y del Programa de Comunicación Social y Periodismo.

*Directora Museo de Arte del Tolima. Profesora de Fotografía de la Universidad de Ibagué.

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Pavo real. Rosa Angélica Alzate

Imágenes que trascienden a “ través del tiempo y el espacio

Pelícanos en la Guajira. María Camila Garzón

Muestra del Salón universitario de fotografía, semestre A de 2013

Años Dorados. Cristhian Fernando Ortegón Gutiérrez

Guzmania linguaita. Yenifer Xiomara Acuña Belleza Púrpura. María Catalina Camargo Rojas


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Paisaje del Valle de San Juan. Paula Botero

Juego de niños. Juan Camilo Aranzales

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Mejor solista instrumental del

Mono Núñez

Oscar Javier Molina Molina es licenciado en Música egresado de la Facultad de Educación y Artes del Conservatorio del Tolima. Estudió flauta traversa en la Escuela de Música del Conservatorio del Tolima, con el maestro William Sánchez, con el fin de desarro­llar técnicas que le permitan mejorar la interpretación de la quena. Como intérprete ha pertenecido a diferentes ensambles y grupos musicales de los departamentos del Huila y Tolima. Actualmente es director del grupo La Siembra e integrante de Kimza Baracoa, del Ensamble Iktus y del Coro Institucional de la Universidad de Ibagué, así como acompañante del Dueto Raíces. Por: Franciny Espinosa Osorio*

Hablar de música con Oscar Javier Molina es abrir el libro de sus recuerdos y detenerse en las páginas de su niñez y adolescencia, las cuales marcaron el inicio de su vida artística. Es volver a su Pita­lito del alma, a la finca de sus padres en la vereda Paraíso Charguayaco, donde el olor a café se mezclaba con las melodías que su papá de­ jaba escapar de su guitarra. Allí, en ese rinconcito huilense nació su pasión musical. “Mi papá es agricultor y en la mano siempre llevaba, con los pa­ los de café y la matas de plátano y de yuca, su guitarra. Crecí en un ambiente campesino y musical”, recuerda Oscar al asegurar que ello

“Para un músico la perseverancia, la constancia y la disciplina, son la clave del éxito, al igual que tener buenos contactos”. le permitió no solo conocer sino enamorarse de este arte. Oscar es compositor, arreglista e intérprete de una veintena de ins­ trumentos, entre ellos, la quena, la

cual se dedicó a estudiar. Hace diez años está radicado en Ibagué y hace tres años se vinculó a la Universi­ dad de Ibagué, como instructor de música de Bienestar Universitario. Se acercó a la música de forma empírica y aún sin los conocimien­ tos de la academia aprendió sobre ritmos, canciones y obras musi­ cales. Desde los siete años ya se le veía con un instrumento en sus ma­ nos intentando sacarle melodías; sin embargo, fue a los 14 que de­ cidió que su futuro estaba en la música. Con su juventud a cuestas miró el panorama, el cual le ofrecía dos alternativas: el empirismo o la academia y se decidió por la última. Es por esto que afirma “Conocí


músicos empíricos y profesio­nales y me llamó la atención que estos últimos dictaban clases y tocaban de forma independiente, lo que les daba estabilidad económica. Fue entonces cuando me di cuenta que a nivel profesio­ nal la música da para vivir”. Polifacético Una experiencia vivida en su adolescencia, cuando perteneció al grupo Semillas, lo llevó a ser poli­ facético. No saber tocar un instru­ mento, el guasá, fue motivo para que la mayoría del grupo prefiriera llevar a otro compañero y no a él a un festival de música andina lati­ noamericana. Por supuesto, después de ello, aprendió a tocar el guasá y otros instrumentos. Tal es así que cuando ini­ ció sus estudios de música en el Conservatorio ya con­ taba con bases en conga, bongó, guasá, en instrumen­ tos de percusión menor, en instrumentos de viento, en guitarra y en canto. La derrota que sintió en aquel entonces, 13 años después, aún la recuerda: al llegar a su casa no pudo disimular la tristeza y la decepción. Su mamá intentó levantarle el ánimo diciéndole: “Tranquilo, no se preo­ cupe, que usted va a viajar más que esos muchachos”. Esa frase se convirtió en premoción. Oscar ha partici­ pado en distintos festivales internacionales, en repre­ sentación musical de Colombia, en países como Ecua­ dor, Venezuela, España, Francia, Perú y Canadá. Dice no saber exactamente cuántos instrumentos sabe interpretar. Pero lo que sí tiene claro es que ello lo enriquece como músico. “Se debe tener un instrumen­ to definido, el que se quiere estudiar y será el fuerte. El resto va a servir para trabajar. Yo puedo dar clases de guitarra, percusión, teclado, en instrumentos de vien­ to o inducción a instrumentos como el bajo eléctrico; todo ello lo alimenta a uno en la parte laboral así como también como compositor porque se conocen los pa­ trones rítmicos”. La música también lo hace llorar El pasillo Camino viejo lo transporta a su niñez y melodías como Visa para un sueño le arrancan una lágrima. “Hay melodías y armonías en la música que me hacen sentir feliz o triste”. Para Oscar la música lo es todo. “Es mi vida, mi pasión. Es un espacio donde me encuentro conmigo mismo. Es la manera de desahogar problemas y dificul­ tades. Me lleva a un estado de felicidad”. Premio Mono Núñez Con su impecable interpretación de la quena Oscar ganó el Concurso Mono Núñez en la categoría Mejor

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Fotos: Julio César Morales

solista instrumental, en el 39º Festival de música an­ dina colombiana “Mono Núñez”, realizado del 30 de mayo al 2 de junio de este año, en Ginebra-Valle del Cauca; este festival es considerado como el más impor­ tante de la música andina colombiana. Su propuesta musical, la calidad de efectos sonoros realizados en los momentos adecuados y el acertado acompañamiento instrumental de Fredy Fabián Ortiz en la guitarra, fueron aspectos que tuvo en cuenta el ju­ rado para entregarle el primer lugar en la categoría de solista. El nivel musical del Mono Núñez es bastante alto, en su concepto la academia ha llevado a que los intérpre­ tes se preocupen cada vez más por la calidad del sonido de su instrumento. “Los competidores son fuertes. No es fácil participar en el Mono Núñez y se debe llegar pensando en hacer las cosas de forma perfecta en afinación, articulación y propuesta”, indicó. Encuentro con la quena El primer encuentro de Oscar con la quena fue a los ocho años en una feria artesanal y equina de Pitalito, donde un peruano las vendía. Fue tanta la insistencia a su papá para que le comprara el instrumento, que al final éste accedió y se lo regaló. “Aprendí las primeras canciones por mi cuenta, na­ die me enseñó. Inicié con temas sencillos como Cachi­ pay y Cariñito”. Desde entonces, Oscar no ha parado de interpretarla; sin embargo, fue hasta los 14 años, en el colegio, cuando comenzó a recibir las primeras clases con Faiver Olave Díaz, del Grupo Libertad; y desde ese momento ha continuado su proceso de aprendizaje con diferentes maestros.

*Comunicación Institucional de la Universidad de Ibagué

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La dificultad de escribir entre la banalización y el rigor Por: Andrés Felipe Giraldo López*

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scribir no es fácil. Es decir, escribir por escribir, el mero ejercicio literario, no es fácil. Y considero que no es fácil, simplificando, por dos razones: Por un lado, la banalización a la que se ha visto sometida la escritura por la proliferación de medios de comunicación en internet. Y segundo, porque la academia no le ha abierto un espacio real de desarrollo a este arte, quizás por eso mismo, porque es un arte y no una ciencia. Internet permite que cualquiera escriba como le ven­ ga en gana. Y eso no está mal. Cada cual es libre de expre­ sarse y mejor si puede plasmar sus sentimientos en un papel. El asunto está en quién publica, cómo lo publica y para qué lo publica. Desde hace un tiempo vengo ha­ ciendo seguimiento a un portal periodístico colombiano para evaluar desde mi subjetividad la calidad de lo que allí se publica. En este ejercicio, me encontré con un par de columnas que me llamaron la atención, primero, por la gravedad de lo que allí se denuncia y segundo, por la vulgaridad con la que se escribe. En el primer escrito, un abogado criticaba de forma enfática cómo la fiscal Martha Lucía Zamora había perjudicado al exdiputado del Valle, Sigifredo López con la investigación que lo inculpaba por la muerte de sus compañeros de Asamblea en cautiverio. El autor empezó su artículo acusando a la fiscal de haber ascen­ dido en su carrera mediante tácticas de seducción que le permitieron abrirse campo en la Rama Judicial para llegar hasta donde está. Y la exculpa, de alguna ma­ nera, con el siguiente texto: “Yo también me he comido a algunas compañeras de trabajo en el sillón, a un par de coquetas asistentes que se lo merecían, y a una her­ mosa, dulce y jovencísima secretaria, universitaria y primípara, que tenía el culo de un durazno pomarroso recién bajadito del árbol”. En diatribas como esta se le van siete de doce párrafos. Al asunto de Sigifredo López le da cinco párrafos, sin información que aportara nada distinto de lo que un ciudadano común haya podido ver en los noticieros o en los diarios nacionales. En el segundo, una avezada bloguera escribió so­ bre un robo del que fue víctima en el Transmilenio de Bogotá. Para mostrar su indignación, se expresó de la siguiente manera: “El gamín ese (que, por cierto, no era para nada gamín) pisaba la calle y yo le gritaba con todas las fuerzas de mi ira: “Malparido” (quienes me conozcan, seguro me escucharán al leer esto). Y acto seguido empecé a preguntar como maniática –y

Foto: google images

desesperada– que dónde putas estaba la hijueputa Policía. Pero parece que yo estaba en el vagón de los ciegos y sordos porque la gente no hizo un culo”. Cua­ tro groserías en un párrafo, al mejor estilo de cualquier película de Víctor Gaviria. Son temas sin duda de interés público que merecen ser abordados. Pero esta forma de escribir denota más el afán de protagonismo de quien escribe que la inten­ ción de revelar una realidad que se muestra conflictiva. Lejos de desdeñar este tipo de escritura, a muchos lectores esto les parece “cool”, irreverente, desin­ hibido, directo, arriesgado y vanguardista. Quienes criticamos este estilo ramplón, insulso somos tacha­ dos de retrogrados, mojigatos, acartonados y retarda­ tarios. Y esto es lo que se está publicando. Esto es lo


que encuentra espacio de divulgación en los medios “cool”, irreverentes y desinhibidos que son los que es­ tán inundando las redes ciberespaciales. No escribir así complica la entrada a los medios, porque sin este len­ guaje quizás uno no tiene nada atractivo para ofrecer al público. De otro lado, siento que la academia no le da un espa­ cio lo suficientemente generoso a la literatura, a la es­ critura o al arte en general como una manifestación no

de la mente, sino del espíritu. La academia está casada con la ciencia y la ciencia con el método. Y la literatura, al menos la mía, no tiene método. O mi método es no tener método. La mayoría de las veces empiezo a escri­ bir y no sé cómo o en qué voy a terminar. La escritura para mí es una manifestación espontánea del espíritu, no de la mente o la razón, y he percibido que en la aca­ demia el espíritu es visto como algo exótico, algo de lo que no se niega su utilidad y belleza pero que tiene otros espacios de desarrollo. La academia está conce­ bida para discutir hipótesis, tesis, métodos, supues­ tos, premisas y teorías. Para desarrollar el camino del éxito, para potenciar habilidades y competencias. Para competir y ser competente. Para poder entrar en el molde de la civilización occidental en cuya base está el

consumismo y, por supuesto, la competencia. Claudio Naranjo, psiquiatra chileno de 75 años que ha sido profesor e investigador en Harvard y Berkeley, cri­ tica el sistema de educación actual de la siguiente mane­ ra: “La problemática en la educación no es de ninguna manera la que a los educadores les parece que es. Creen que los estudiantes ya no quieren lo que se les ofrece. A la gente se le quiere forzar a una educación irrelevante y se defiende con trastornos de la atención, con desmoti­ vación. Yo pienso que la educación no está al servicio de la evolución humana sino de la producción o más bien de la socialización. Esta educación sirve para domesticar a la gente de generación en generación para que sigan siendo unos corderitos manipulables por los medios de comunicación. Esto es socialmente un gran daño. Se quiere usar la educación como una manera de meter en la cabeza de la gente una manera de ver las cosas que le conviene al sistema, a la burocracia. Nuestra mayor necesidad es la de una educación para evolucionar, para que la gente sea lo que podría ser.”1 En lo personal, comparto esta opinión y la perspecti­ va del profesor Naranjo. La academia se ha preocupado por fortalecer la razón, pero ha despreciado la emoción. Y la escritura está potenciada desde la emoción, desde el sentimiento, desde la espiritualidad sin que estas es­ tén tranzadas por la pretensión de la comprensión de todo, porque no todo está para ser comprendido y no todo quiere ser comprendido. En la última conversación que tuve con mi padre, que es un hombre de 83 años y ha sido un académico consagrado, me decía que cuando le buscaba la es­ tructura a muchos de mis escritos no encontraba nada consistente. Pero que le gustaba, que lo emocionaba leerme y que sentía que había una conexión entre él y yo. A esto no vale la pena meterle ciencia. Sería valioso que la academia le abriera más espacio al espíritu. Y al espíritu como se quiera manifestar, no como nos dicen que debe ser, obviamente dentro de los límites del res­ peto, el reconocimiento y la convivencia. Sería chévere ver en los campus universitarios a los jóvenes sonrientes en función de su felicidad espiritual y no estresados en función de su éxito profesional. Pero sistemáticamente se nos niega la posibilidad de crear y de creer en un mundo distinto porque debemos aco­ modarnos a este so pena de la pobreza, la exclusión y el abandono, es decir, del fracaso. Por eso es difícil escribir. Porque pendulamos entre la extrema banalización de lo “cool” y la extrema rigi­ dez que nos impone la ruta del éxito capitalista. Y en este trayecto, la pluma tiembla. *Docente universitario y escritor

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http://www.webislam.com/articulos/60921-la_educacion_que_ tenemos_roba_a_los_jovenes_la_conciencia_el_tiempo_y_la_vida. html

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Foto: Archivo Comunicación institucional

abc del reglamento estudiantil

Por: Vicerrectoría

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l Consejo Superior de la Universidad de Ibagué aprobó el pasado 23 de mayo el nuevo Reglamento estudiantil (Acuerdo Nº 301 de 2013). La importancia de este documento radica en que constituye la norma que regula las relaciones entre la Universidad y sus estudiantes. Por tal motivo, establece de manera clara y concisa los derechos y deberes de cada una de las partes; incluye el régimen académico: admisión, transferencia de estudiantes, homologación y convalidación de estudios, evaluación, permanencia, promoción y graduación. Igualmente, distinciones e incentivos y el régimen disciplinario. Un complemento importante para la aplicación del Reglamento, son las normas adicionales que están relacionadas con temas específicos. Estas requieren de procedimientos puntuales y variables, y a las cuales se remite en algunos artículos del mismo. ¿Por qué se modificó el Reglamento estudiantil existente? Las tendencias y requerimientos que actualmente se le plantean a la educación superior, tanto a nivel nacio­nal como internacional, requerían de un nuevo reglamento estudiantil que fuera coherente con las exigencias de calidad y pertinencia académicas, tales como flexibi­ lidad, movilidad, interdisciplinariedad, internacionali­ zación, doble titulación y doble programa, desarrollo de competencias en un segundo idioma y créditos. Por otra parte, el crecimiento y los cambios operados en nuestra Universidad hacen necesario este nuevo Reglamento para asegurar a los estudiantes un trato transparente,

justo y equitativo en su relación con la Institución, y para facilitar y agilizar la administración académica. ¿A partir de cuándo y para quiénes empieza a regir? El nuevo Reglamento entra en vigencia el 17 de julio de 2013 y aplica a todos los estudiantes que se matri­ culen en programas profesionales de la Universidad, a partir de esa fecha. ¿Cómo se resolverán situaciones académicas contempladas en el anterior reglamento estudiantil? Teniendo en cuenta lo establecido en el anterior Reglamento, en relación con bajo rendimiento aca­ démico, semestre especial y pérdida de cupo, es necesario precisar lo siguiente: Caso 1. Los estudiantes que habiendo perdido el cupo por acumulación de sanciones académicas, en el periodo 2013A o en uno anterior, y que no han realiza­ do Semestre especial, así como los que lo cancelaron y no lo han vuelto a matricular, tienen dos opciones: Recuperar el cupo en el programa que cursaban y continuar con sus estudios, para lo cual deberán cursar y aprobar el Semestre especial, en el periodo 2013B, ya que es la última vez que se programa dicha modalidad. Quienes opten por esta alternativa, no podrán realizar cursos de vacaciones ni de Escuela de verano, como es­ tudiantes regulares, durante el periodo intersemestral del 2013. Solicitar readmisión a otro programa de la Universi­ dad, con la posibilidad de homologación o convalidación


de asignaturas y créditos cursados y aprobados en el programa en el que perdieron el cupo. Quienes opten por esta alternativa, pueden realizar cursos de vaca­ ciones o de Escuela de verano, en la modalidad de cur­ sos libres, los cuales pueden ser homologados o con­ validados, una vez adquieran el carácter de estudiantes regulares a través de la readmisión. Caso 2. Los estudiantes que hayan perdido defini­ tivamente el cupo en el programa que cursaban, por haber reprobado el Semestre especial, así como los que después de haberlo cursado y aprobado hayan incu­ rrido nuevamente en alguna causal de sanción aca­ démica, tienen la posibilidad de solicitar readmisión a otro programa. Estos estudiantes podrán realizar cursos de vacaciones o de Escuela de verano, en la mo­ dalidad de cursos libres, que pueden ser homologados o convalidados una vez adquieran el carácter de estudi­ antes regulares a través de la readmisión. Caso 3. Los estudiantes que hayan recuperado el cupo en su programa, porque aprobaron el Semestre especial, en el periodo 2013A o en un semestre anterior, y que no hayan hecho uso de dicho cupo, podrán matricularse como estudiantes regulares en el programa que cursa­ ban para continuar con sus estudios. A partir del periodo 2013B, regirá para estos estudiantes, lo mismo que para los demás, el nuevo Reglamento estudiantil. Igualmente, los estudiantes que por bajo rendimiento hayan incurrido en causales de sanción académica, al fi­ nalizar el periodo 2013A o en periodos anteriores, pero que no han perdido el cupo por acumulación de sanciones, podrán matricularse como estudiantes regulares en el programa que cursaban, para continuar sus estudios en el semestre 2013B o en periodos posteriores. Modalidades de grado: Los estudiantes que com­ pletaron el plan de estudios en el periodo 2013A o en periodos anteriores, pueden optar por las modalidades de grado contempladas en el Acuerdo 135 de 2002, del Consejo Superior. Examen de última materia: Los estudiantes que al ter­ minar el periodo 2013A, solo tengan pendiente una asig­ natura para completar su plan de estudios, podrán presen­ tar dicho examen, programado para el 5 de agosto (última oportunidad) ¿Cuáles son los principales cambios que introduce este Reglamento estudiantil? Explicita los valores que rigen la relación de la Institución con los estudiantes, y precisa y amplía los derechos y deberes de estos. Incluye el tema de la participación estudiantil en los órganos colegiados de decisión institucional. Incorpora aspectos relacionados con la reforma curricular que se adelanta, sujeta su vigencia a la puesta en marcha de dicha reforma. Cambia el régimen de sanciones académicas: se

introduce el concepto de prueba académica y se es­ tablecen los criterios de pérdida de cupo por bajo rendimiento académico. Se establecen tres reportes de calificaciones por se­ mestre. Los promedios, ponderado semestral (PPS) y ponderado acumulado (PPA), se calculan con base en créditos. Para el cálculo del PPA solo se tendrá en cuenta la última calificación final de cada asignatura cursada Se introduce la convalidación de asignaturas y crédi­ tos, además de la homologación. Se crea la matrícula de continuidad para estudiantes que completen el plan de estudios y requieran apoyo institucional para adelantar su trabajo de grado. Elimina el Semestre especial, las habilitaciones, el examen de última materia y las modalidades de grado denominadas: curso para grado, grado por promedio y Semestre de servicio social. Los estudiantes de primer semestre y los que hayan completado el 80% de créditos, no pierden el cupo por bajo rendimiento académico. Los estudiantes en prueba académica y los que pierden el cupo por motivos académicos, pueden so­ licitar readmisión a otro programa, con homologación de asignaturas. Se actualiza y precisa lo relacionado con el Régimen disciplinario. Se permitirá a los estudiantes expulsados regresar a la Universidad después de tres años. Se amplían las distinciones e incentivos. En general, en el nuevo Reglamento estudiantil pre­ domina el espíritu formador, propio de la misión ins­ titucional, y el ofrecimiento de segundas oportunidades a los estudiantes, tanto en lo académico como en lo dis­ ciplinario. ¿Qué avances pueden reconocerse en este Reglamento respecto del Régimen académico? Además de las mencionadas en el punto anterior, se precisan los criterios de evaluación y las condiciones en que se deben realizar las evaluaciones orales; el sistema de calificaciones, la revisión y reporte de estas, y la pon­ deración de las calificaciones según el número de créditos, como base para definir la condición de prueba académica. ¿Cuáles son los aspectos a destacar en relación con el Régimen disciplinario? El Reglamento es explícita y claramente respetuoso de lo dispuesto en la Constitución y en las leyes, en par­ ticular, de la presunción de inocencia, del debido pro­ ceso, del derecho a la defensa, y de la proporcionalidad entre la falta y la sanción. ¿Por qué se debe conocer el Reglamento estudiantil? Es fundamental que los estudiantes conozcan el Reglamento para que eviten el incumplimiento de deberes, que podría acarrearles inconvenientes o san­ ciones académicas o disciplinarias y para que hagan valer sus derechos, sabiendo cómo proceder y a qué ins­tancias acudir en cada caso.

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Arquitectura

La comunidad docente y el aprendizaje Por: Jorge Enrique Lozano Pinzón*

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egún Lozano, con adecuados Ambientes de Aprendizaje (AA) se pueden desarrollar en el estudiante de Arquitectura competencias que le permiten, con un pregrado más corto en tiempo, desenvolverse en el medio profesional con suficientes garantías (Lozano, 2013). Los encargados de crear esos ambientes y definir las competencias son tanto la institución universitaria como su cuerpo docente. Algunas de esas competencias, sobre todo las de carácter genérico y transversal, tienen su origen en la misión y visión de la Institución, tales como autonomía, formación integral o la libertad de pensamiento, entre otras. Todas ellas, así como las específicamente disci­ plinares, se concretizan en gran medida dentro del aula mediante unas estrategias didácticas enmarcadas en un determinado enfoque pedagógico que, se supone, el profesor conoce. No basta con que la institución proponga unos prin­ cipios u objetivos si los profesores del programa no se reúnen para analizarlos, aclarar en qué consisten y cómo se aplican. Por ello, puede ocurrir que no se logra, por ejemplo, contagiar a un estudiante de pensar críticamente si el profesor no posee esa competencia y no existe una comunidad que lo apoye y oriente. Se utiliza la palabra contagiar, ya que la forma de pensar críticamente no se puede enseñar, aunque sí se puede aprender… por contagio, con el ejemplo del profesor, de los autores estudiados o del ambiente de libertad y de crítica que prime en la universidad. No es lo mismo un docente que sigue un libro al pie de la letra que uno que “problematiza los contenidos poniendo a prueba lo que dicen los textos o el discurso, para ponerlo en con­ texto de acuerdo con la experiencia profesional disci­ plinar” (Jurado, 2010). Lo mismo puede decirse de las otras competencias, pero lo importante para anotar aquí es que si hay comunión del profesorado esos in­ convenientes se pueden superar. Si estos u otros propósitos e intenciones, se convier­ ten en objetivos por parte de la totalidad de los profe­ sores del programa de Arquitectura, podemos hablar de construir una comunidad de profesores en la que sus miembros comparten las reflexiones e investiga­ ciones que sobre su experiencia docente realizan en el aula, aprendiendo de manera compartida de los éxitos y fracasos de cada uno de ellos. En su actuar cotidiano, cada profesor está elaboran­ do estrategias. Uno, por ejemplo, intenta desarrollar la

Foto: 1000Drawings-por-Shwippie-publicadoEn-shwippie

creatividad a través del juego, otro trata de generar la autonomía de pensamiento utilizando los escritos argumentativos que realizan sus estudiantes, otro implementa unas tácticas para que los estudiantes acudan a tiempo a su clase sin tener que llamar a lista o sancio­narlos. Son muchísimas las experiencias y re­ flexiones que un profesor formula, realiza y reformula, de las cuales aprende con la intención de ser un mejor profesor pero, si no hay comunidad docente, toda esa expe­riencia acumulada se la lleva el profesor cuando se retira de la universidad y se pierde para el resto de profesores y estudiantes. ¿Y los contenidos? Las competencias se comple­ mentan con los contenidos temáticos que el profesor


profesoral e institucional y cambia a medida que se modifica la disciplina.

utiliza en sus asignaturas. Los docentes universi­ tarios tenemos dos profesiones: la disciplinar y la de maestros. Los conocimientos adquiridos con la ex­ periencia profesional sirven para decidir con crite­ rio sobre el qué aprender —dimensión cognitiva—, el cómo aprender —dimensión afectiva— y el para qué aprender —dimensión pragmática—. Se espera que el docente deje de ser administrador de un currículo predeterminado, para reinterpretarlo creativamente sobre la base del plan general de estudios del progra­ ma (Jurado, 2010). Cada docente decide cuáles son las grandes ideas y los entendimientos perdurables que según su criterio debe señalar a sus estudiantes. Esto forma parte de lo que significa crear un AA propio, que pone en práctica, discute con el resto de la comunidad

Construir una comunidad docente El aula de clases es como una caja negra en donde el profesor realiza su tarea aislado, hasta cierto punto, del resto de la comunidad sin recibir colaboración ni crítica de otros profesores. En cambio, comunidad docente implica convertir el aula en una caja trans­ parente, lo que allí se haga se comparte a través de la comunicación permanente y formal con sus colegas. Así, la docencia deja de ser un ejercicio individual, con­ virtiéndose en un propósito compartido por todos los docentes del programa (Zuluaga, 1994). Por otra parte, se debe aceptar que la mayoría de los profesores del programa de arquitectura no poseen formación como maestros, pero en todos existe la in­ tención de cualificarse en esta segunda profesión, por eso se aprende a partir de los propios errores y aciertos. Este aprendizaje por ensayo y error se puede cambiar sistematizando la experiencia. Para empezar, cada profesor podría llevar un diario o cuaderno de apuntes en donde de manera habitual y metódica haga anotaciones, observaciones y escriba sus reflexiones sobre su práctica, volviendo periódica­ mente sobre dicho documento. Esas reflexiones deben ser compartidas con la comunidad en reuniones for­ males o mediante la publicación de textos para que los demás profesores, a partir de estas experiencias ajenas, replanteen sus propias prácticas y se pueda aprender conjuntamente. Aunque no se descarta la profesionalización me­ diante cursos de postgrado en pedagogía, la existen­ cia de una Comunidad Docente es una de las maneras más fáciles y eficaces de adquirir la motivación de con­ vertirse en un profesional de la docencia. Quizás, lo más importante para que exista esa comunidad es que se construyan por consenso unos intereses, valores, me­ tas por alcanzar compartiendo así los problemas más significativos de los procesos de enseñanza y aprendi­ zaje particulares de la disciplina arquitectónica. Como conclusión final, se puede decir que la exis­ tencia de una fuerte comunidad docente permite aho­ rrar esfuerzos, que sin ella se diluyen, y potenciar el aprendizaje de nuestros estudiantes lo que permitiría disminuir el tiempo de duración del pregrado. *Profesor de Arquitectura Referencias: Eusse Zuluaga , O. (1994). Proceso de construcción del cono­ cimiento y su vinculación con la formación docente. Perfiles Educativos, (63) Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo. oa?id=13206305 Jurado Valencia, F. (2010). Docencia y pedagogías en la educación. Conferencia dictada en la Universidad Nacional en el marco de la especialización en Pedagogía del Diseño. Instituto de Investi­ gación en Educación, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. Lozano Pinzón, J. (2013). ¿Arquitectura en cuatro años? Árbol de tinta, Universidad de Ibagué, Año XXVI (196).

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Estamos para enseñar

Por: Alexa Bajaire Lamus*

Foto: César Núñez Torres

C

on tres años de docente de tiempo completo y Cuatro veces evaluado por los alumnos como el quince como catedrático, Juan Carlos Cardeño mejor profesor del programa de Ciencias Naturales enseña matemática por gusto, porque ha sido su y Matemáticas, Cardeño no espera que la labor sea pasión desde estudiante de bachillerato. En el colegio retribuida, “estamos para enseñar y hago mi trabajo disfrutada enseñar Álgebra: “Era feliz explicándole con amor; lo demás viene por añadidura”. También a los demás compañeros y, desde muy joven, sentí le atribuye estos logros al proceso innovador para el gusto y la capacidad para ser docente”. Estudió enseñar y mejorar su rol como docente. “El curso en matemática en la Universidad del Tolima, donde plataforma mejora la organización de los contenidos; realizó un postgrado en Estadística. Cuando cursó la los chicos acceden a su curso desde cualquier lugar y se anticipan a los temas para maestría con la Universidad lograr la implementación y fa­ Nacional de Colombia, miliarización con las nuevas comprobó que esta asignatura Cuatro veces evaluado por los metodologías de enseñanza y tenía un componente difícil alumnos como el mejor profesor de aprendizaje que fortalece el de enseñar, “tal vez por del programa de Ciencias Natudiálogo profesor-estudiante”. los contenidos densos y rales y Matemáticas, Juan Carlos situaciones que no tienen la base para una buena Cardeño no espera que la labor Una nueva manera de inteabstracción”. sea retribuida, “estamos para enractuar con los alumnos Durante años dictó su Validado exitosamente el pro­ señar y hago mi trabajo con amor; asignatura magistralmente, ceso de rediseño, con siete cur­ lo demás viene por añadidura”. pero afirma que encontró sos inscritos el semestre pasado en el proyecto Ávaco una en la plataforma Moodle, Carmanera atractiva de dictar deño ahora emprende un nuevo la matemática. A comienzos de 2011 entró a formar reto: diseñar el curso de Fundamentos en Matemática, parte del grupo de profesores del proyecto piloto para como un Moocs, en la plataforma Miriada X, primera rediseño de curso. “He demostrado que la aplicación incursión grande en los cursos masivos abiertos en de herramientas digitales al curso Fundamentos en línea en lengua española, donde podrá tener 10 mil o Matemática permite a los alumnos enfrentar la teoría 20 mil estudiantes a través de la red. desde otros puntos de vista, y al docente, incorporar “Estamos con el ingeniero Daniel Casas desarro­ llando las estrategias para construir el conocimiento, de nuevas herramientas para lograr que la enseñanza sea tal forma que cuando el estudiante lo lea no le queden más vistosa, sin perder el rigor matemático”.


preguntas. Cada tema será muy bien hilado, pensado y diseñado para que no encuentre problemas. Los temas resueltos tendrán el tinte Cardeño: demostración, teo­ rema, ejercicio raro. Estoy en los primeros pasos”. Así mismo, considera que esta nueva experiencia con la tec­ nología, le puede dar información para su futuro estudio doctoral: matemática en computación o matemática aplicada, para llegar a conocer qué impacto tiene el me­ dio masivo frente a la matemática. Quiso estudiar ingeniería de sistemas o electrónica, pero su vida ha estado ligada a la enseñanza de los números Con constancia y dedicación, “y habilidades para desenvolverse frente a los estudiantes”, Cardeño se dedicó a buscar las herramientas precisas para ense­ ñar y consolidar su formación como matemático. La primera experiencia como profesor universitario fue en Unibagué. “Saqué como ocho libros para preparar la primera clase y empecé a escribir y hablar compulsiva­ mente, con tanto susto, que a la media hora de clase ya había entregado la información que se puede dictar en cuatro o cinco sesiones”. Reconoce que gracias a su experiencia, sabe responder acertadamente a ciertas preguntas de los alumnos, guiarlos en temas que son claves y mostrarles la perspectiva de lo que a ellos les espera. Los alumnos afir­ man que en las clases de Cardeño se quitan la venda de los ojos, porque la importancia social que tiene esta asignatura, con el ingrediente del gusto, hace que se motiven y aprendan. El momento de evaluar es impor­ tante para el profesor Cardeño: Persigue ver el cono­ cimiento en el estudiante, qué tanto ha aprendido y cómo lo aplica. Para él, en un examen no sólo se debe tener en cuenta el resultado sino los procedimientos, las estrategias y las nuevas formas de escribir. “Los chichos me ponen a pensar por la manera en que ra­ zonan y asimilan la matemática, y también por la in­ novación al inventar rutas para resolver los problemas: con soluciones brillantes”. “Necesitamos cambios estructurales en la forma de enseñar” Su tiempo está consagrado a la enseñanza en la Uni­ versidad y a su pequeño hijo. Le apasiona el ajedrez y los juegos electrónicos. En una época leyó a García Márquez con intensidad, pero “ahora queda poco tiem­ po para la literatura”. Le gusta leer y memorizar los teoremas: “Busco un libro, lo abro, investigo y comien­ zo a brujear nuevos contenidos en internet. Me gusta encontrar herramientas vistosas en la red para incor­ porar a los cursos con un sentido crítico, y llevar es­ tos conocimientos a mi práctica docente, porque las herramientas son elementos independientes a la vo­ cación de enseñar, pero constituyen una base imprescindible para preparar a los jóvenes en las competen­ cias digitales del siglo XXI”.

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Foto: Mónica Leguizamón Celemín

Es un compañero más en el Centro de Innovación Educativa donde ha pasado innumerables horas in­ vestigando y rediseñando sus cursos. “En ÁVACO todo ha ido mejorando y eso me alegra; la experiencia del grupo le ha dado fuerza al Diplomado, en innovación y aplicación de herramientas, así como al proyecto de rediseño de curso, que hoy cuenta con más de 45 pro­ fesores con cursos en la plataforma Moodle. “Como consecuencia directa de este aprendizaje, el docente puede experimentar lo que aprendió en el Diplomado en competencias básicas en TIC, enseñarle a los alum­ nos y ejercitarse en el manejo de la tecnología, para seguir profundizando en nuevas formas de transmitir el conocimiento; pues en las TIC, éste no se detiene”. Confiesa, finalmente, que es un profesor antiguo y moderno, porque “estamos aprendiendo a manejar la tecnología. Uno lo siente: los jóvenes tienen la ha­ bilidad de desenvolverse muy bien y no niego que no tengamos como maestros habilidades tecnológicas, pero necesitamos aprender más”.

*Editora periódico digital ÁVACO/News

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Entrevista a la egresada María del Pilar Sánchez

Con la Secretaría General concluye su vida pública Por: Franciny Espinosa Osorio*

L

a Secretaria General de la Gobernación del Tolima, María del Pilar Sánchez, recibió a la revista Árbol de Tinta en su despacho para dialogar de forma abierta y franca sobre su trabajo en la administración departamental, sus proyectos a futuro y sus años de estudiante en la Universidad. María del Pilar Es profesional en Mercadeo y es­ pecialista en Ciencias Políticas de la Universidad de Ibagué, en convenio con la Universidad de Salamanca, España, y magister en Adminis­tración del Instituto Tecnológico de Monterrey, México. Comenzó a trabajar en el sector privado y luego de ocho años, su deseo por conocer y aprender la llevó a tomar la decisión de aceptar la invitó que le hiciera el alcalde de entonces para ser parte de su gabinete. Fue así como a los 27 años asumió su primer cargo públi­ co, como gerente del Instituto de Vivienda de Ibagué, hoy Gestora Urbana. Actualmente, tiene la satisfac­ ción de haber ocupado varios cargos de dirección en la admi­nistración municipal, como alcaldesa encargada, geren­te de Infibagué, secretaria de Apoyo a la Gestión municipal y directora de Cultura del Ibagué. En el sector privado se ha desempeñado como gerente de

Saludcoop, seguros la Equidad y Seapto, entre otras organizaciones. ¿Cómo llegó a la Secretaría General? Por invitación del señor Gobernador, para ser parte de su gabinete. Me encanta el servicio público. He teni­ do la oportunidad de estar también en el sector priva­ do, pero definitivamente donde soy más feliz es en el público por la capacidad de servicio que tengo. ¿Qué cualidades se requieren para asumir con éxito un cargo de dirección en la administración pública? Humildad, nobleza y, la tercera, pero no por ello la menos importante, experiencia. La Secretaría general es un ente articulador de procesos en la Gobernación. En otra época tenía a mi cargo actividades relacionadas con la ordenación del gasto, contratación y manejo de personal; actualmente, con la nueva estructura de la Go­ bernación, tengo la responsabilidad de hacer el Tolima visible, propósito fijado por el gobernador Luis Carlos Delgado, dentro del Plan del Desarrollo “Unidos por la grandeza del Tolima”, y el cual busca visibilizar todas las


acciones que hace el gobierno departa­ mental para recuperar la confianza en el buen manejo de lo público.

Foto: Andrés Correa

Cuando se posesionó, en declaraciones a la prensa, aseguró ser tecnócrata y no política. ¿Cómo no dejarse permear en un cargo que se mueve en medio de la política? Precisamente es cuando se em­ pieza a combinar la experiencia con el conocimiento. Este es un cargo que, de alguna manera, está pendiente del transcurrir de la Asamblea Departa­ mental, se interactúa con los diputa­ dos, estamos pendientes y hacemos seguimiento a los proyectos de orde­ nanza y el estado de ejecución a las or­ denanzas que han sido aprobadas. Es como una balanza, hacemos política pero en el buen sentido de la palabra, al coadyuvar en la ejecución de las políticas públicas que ha trazado el Gobierno nacional y el Gobernador.

¿Ha tenido que tomar alguna decisión por política cuando usted pensaba que debía ser técnica? En muchas ocasiones hay que conciliar y permitir que a veces la política se imponga sobre la técnica. Entonces, sí las ha tomado Sí, porque el Estado colombiano en sus diferentes niveles es más político que técnico. ¿Qué la trasnocha en la Gobernación del Tolima? Los niveles de la ejecución presupuestal Como lo señaló al comienzo, usted ha trabajado tanto en el sector público como en el oficial, ¿qué marca la diferencia entre ambos? Muchas cosas. Mientras en el sector privado los pro­ cesos son rápidos y hay más eficacia, en el sector público el aparato estatal es más pesado y complejo de mover. La estructura del nuevo Estado hace que uno tenga que vol­ verse estratega para estimular el talento humano y lograr las metas. En el sector privado, los resultados se ven a más corto plazo. En el área oficial parece que uno a veces estu­ viera pedaleando en una bicicleta estática, porque se tra­ baja, se trabaja y se trabaja, pero no se ven los resultados. En varias entrevistas ha asegurado que no aspirará a ningún cargo de elección popular, ¿por qué? El momento de haber aspirado a un cargo de elección popular me pasó. Cuando salí de una de las adminis­ traciones municipales estaba en el punto de merengue para haber sido exitosa en una elección popular, pero la

ausencia en mi vida de un padrino político, de una perso­ na que tuviera condición de líder político que me hubiera apoyado y empujado a asumir ese desafío, hizo que no lo asumiera. Creo que ya no es el momento. He venido perfi­ lando mi profesión y todo mi acervo académico para tener cargos de designación. ¿Pero seguirá vigente en la parte pública? Cuando uno, de alguna manera, ha tenido la opción de sugerir y recomendar algunas prácticas en lo público, uno se resiste a volverse invisible. Pensaría que con este cargo de la Secretaría General concluyo mi vida pública. El día que me vaya, estaré al frente de las empresas en las cuales tengo acciones y le voy a dar más bien la oportunidad a mis hijos. No sueño volverme periodista, pero sí me gustaría per­ tenecer a un medio de comunicación que me permita de manera oral o escrita asumir unas posturas frente al acon­tecer político local. ¿Qué aporte le brindó la Universidad de Ibagué, en su proceso de formación como profesional y persona? El compromiso por el desarrollo de la región. El con­ vencimiento de trabajar en esta tierra, de no ir a buscar horizontes a otro lado donde uno es un desconocido y fo­ rastero. Aquí lo tenemos todo. ¿Cuál es el recuerdo más grato de su paso por la Universidad? Fueron años maravillosos. Recuerdo que era una co­ munidad muy pequeña. Todos nos conocíamos. Los sa­ lones estaban ubicados en cuatro bloques y era todo en familia. Fue una época muy bella porque empezó con una comunidad pequeña con mucha camaradería. ¿Cuál considera es el sello de los egresados de la Universidad de Ibagué? En aquellas generaciones iguales o cercanas a la mía el compromiso de trabajar por la región, de hacer las cosas bien porque estamos en nuestro territorio; además de los deseos de superación académica. Hace 25 años la misma universidad empezó a generar opciones de postgrado porque desde entonces entendía que no era suficiente el pregrado. La Universidad con su dinámica de crecimiento en la oferta de postgrados invita al profesional a capaci­ tarse cada vez más.

*Comunicación Institucional de la Universidad de Ibagué

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Dime a qué juegas y te diré quién eres

Por: John Jairo Uribe Sarmiento*

En las rondas los niños y niñas ponen en escena los roles tradicionales de hombres y mujeres: Arroz con leche, me quiero casar con una señorita de la capital que sepa coser, que sepa bordar que sepa abrir la puerta para ir a jugar. Como se lee en esta ronda, las mujeres para casarse deben saber coser y bordar. Estamos acostumbrados a pensar que la imaginación está libre de constre­ ñimientos y que los juegos infantiles se encuentran por fuera de las lógicas del control social. Sin embargo, pocas cosas se encuentran menos reguladas, hoy por hoy, que las diversiones y los placeres, incluso los infantiles. Pero vale la pena echar una ojeada al pasado para precisar esta idea: los manuales de urbanidad abundan en recomendaciones sobre cómo disfrutar de la vida, qué cosas y actividades ofrecen un sano goce, pero también, qué placeres llevarán induda­ blemente a la perdición, al mal o a la de­ generación. La conocida Urbanidad de Carreño, dice: El juego es como la mesa, una piedra de toque de la educación. El amor propio ejerce en él un imperio tan absoluto (…) es tan natural, en fin, que nos sintamos Foto: google images contentos y satisfechos cuando salimos triunfantes, que si no hemos adquirido Ello al punto de colocar la regulación de los placeres el hábito de dominar nuestras pasiones (…) imposible como piedra angular de la salud de una nación, pues será que dejemos de incurrir en la grave falta de apareel proyecto de construir una sociedad próspera, ha pacer mustios y mortificados en los reveses del juego, y de sado por la disposición del cuerpo hacia la vida activa: ofender la dignidad y el amor propio de nuestros con­ Los niños deben ser sometidos a una educación trarios (…). (Carreño, 1856: 265) racional, que tenga por efecto detener el desarrollo de Las siguientes frases, tomadas de la Cartilla moderna sus disposiciones morbosas, al menos neutralizarlas de urbanidad para niñas, son otro ejemplo de la consen cuanto sea posible. Las tendencias emotivas y neu­ tante preocupación que suscitan los juegos: ropáticas se combatirán con un trabajo físico bien di­ ¿Pueden ser a veces perjudiciales (los juegos)? rigido, gimnástica, ocupaciones materiales, vida activa Si señor. Lo son cuando duran demasiado y cuando y en cuanto se pueda, al aire libre. (Anzola, 1904, citado se juega por vicio. (FTD, 1966) en Cadena, 2004: 22) Así pues, la moderación en los placeres no ha deja­ Evidentemente, se busca que los niños terminen do de llamar la atención de la ética, las religiones, las asociando el trabajo físico con la salud, la moral y el ciencias naturales y sociales, así como de la pedagogía.


placer, pero como sabemos, esta propuesta pedagógi­ ca es incomprensible si se desconoce el proyecto de nación al cual pertenece: “La industria en nuestro país proporcionaría una gran moralidad, nos daría medios suficientes para una vida honesta; sería una preven­ ción insuperable para el crimen y el ocio” (García, 1948, citado en Cadena, 2004: 16). Así que la moderación en los placeres no sólo ha estado a la orden del día cuando de buena educación se habla, sino que se ha convertido en un problema clave para la salud de la población. Y sin embargo, seguimos creyendo que estos temas son de poca importancia. Pasemos de estas referencias históricas a algunas reflexiones sobre nuestro presente. En un sentido diferente, hoy los juegos se encuentran en la base de la salud de los niños: qué juegos son los adecuados, cuál es el tiempo que deben emplear en ellos, son preguntas que llenan desde hace unas déca­ das la literatura dirigida a pa­ dres, maestros y cuidadores. Pero a pesar de esta abun­ dante producción dirigida a establecer lo bueno y lo malo de los juegos, seguimos creyendo que éstos son absolu­ tamente libres, pues en ellos nos sumergimos en un mun­ do alterno, donde podemos ser reyes, princesas o magos; o crear y recrear las reglas que deseamos disfrutar. Ciertamente, el juego cuenta con un principio de libertad nada despreciable: los jugadores deciden las nor­ mas. Sin embargo, pocas co­ sas están tan efectivamente orientadas a la reproducción del orden social como los juegos, en ellos los participantes aprehenden las reglas que deben aplicarse a sí mismos y a otros. Vale la pena retomar un ejemplo: en un ejercicio de clase los estudiantes presentaron un relato sobre sus experiencias lúdicas, una memoria de aquello que habían disfrutado, pero también de lo que no. Muchas mujeres se quejaron de los juegos y juguetes que a ellas les correspondía como ser amas de casa, jugar al papá y la mamá, tener cocinita, entre otras. Se sentían fas­ tidiadas con esas actividades y en cambio disfrutaban de los juegos que ellas denominaban para niños, como el fútbol y los carros. Algunos de los conflictos de su infancia se debieron a estas inclinaciones, pues sus

padres, hermanos y amigos no aprobaban esos juegos y terminaron presionándolas para que se dedicaran a juegos de niñas. Ellas terminan reivindicando sus jue­ gos, reclamando, a su vez, una forma propia de cons­ truirse como mujeres. Para decirlo de una vez, si los sujetos se reivindican a sí mismos reivindicando sus juegos, es porque a través de ellos se desarrollan poderosas fuerzas sociales: a través de los juegos los sujetos reconocen las habilidades que son valiosas para un grupo social y por esta vía, aprenden qué se espera de ellos como adultos. De forma análoga, las demás creaciones culturales orientadas hacia lo que conocemos como entretenimiento, ponen en acción fuerzas que dan forma a los valores que practicamos. Al­ gunos de esos valores se orientan hacia la solidaridad, la creatividad y la confianza mutua; sin embargo, muchos giran en torno del individualismo y la competencia des­ leal, mientras que otros siguen reproduciendo estereoti­ pos y prejuicios nada saludables. Ahora bien, la cuestión es que le prestamos poca atención a esos efectos que provocan la diversión y los juegos, y continuamos tra­ tando estos temas como problemas sin importancia, a pesar de que en ellos está en juego el proyecto de socie­ dad que venimos impulsando: Mambrú se fue a la guerra, ¡Qué dolor, qué dolor, qué pena! Mambrú se fue a la guerra, no sé cuándo vendrá (...) Mambrú ha muerto en guerra. ¡Qué dolor, qué dolor, qué pena! Mambrú ha muerto en guerra, y yo le fui a enterrar. ¿Estamos en capacidad de generar juegos apropia­ dos para desarrollar cambios en la actual condición de guerra y desigualdad? ¿Construimos nuevos juegos y rondas que logran superar las lógicas de la dominación? ¿Los juegos en línea han logrado proponer otras lógi­ cas o, como en muchas otras cosas, han abierto nuevas posibilidades para viejas prácticas como el matoneo, la dominación y la lucha por el control de los recursos? La cuestión es: dime qué juegos y diversiones reivindicas y te diré cuál es el proyecto social que defiendes. *Director programa de Ciencia Política de la Universidad de Ibagué

Referencias: Cadena, A. (2004). Proyectos sociopolíticos, poblacionales y familias: de las políticas de higiene al control a través del afecto. Colombia 1900-1999. Bogota: Documentos CESO No. 76. Centro de Estudios Socioculturales e internacionales CESO. Universidad de los Andes. Carreño, M. (1856) Manual de urbanidad y de buenas maneras. Nueva York: D. Appleton y C. FTD. (1961). Cartilla moderna de urbanidad para niños. Bogotá: Voluntad FTD. (1966). Cartilla moderna de urbanidad para niñas. Bogotá: Voluntad

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U

n estudiante universitario de cualquier programa decide levantarse más temprano que de costumbre; casi no logra dormir, pues la emoción lo ha despertado una o varias veces en la noche. Tal vez no sepa definir lo que siente. Desayuna muy poco porque la ansiedad le ha cerrado la garganta y, además, teme que su ropa, delicadamente seleccionada para este día, pueda mancharse al comer. Se olvida de todo tipo de rutina que acostumbra a seguir día a día rigurosamente. Al salir de su casa nota cómo el recorrido hacia la universidad se ve alterado por sus cavilaciones: “-Ya soy grande-” piensa. Y, de esta manera, ante la imperiosa necesidad de “volverse grande”, comienza su primer día de trabajo como practicante. Se convierte en un miembro más de alguna organi­ zación. Ingresa -posiblemente por primera vez- al me­ dio laboral por un tiempo determinado. De lado quedan los pupitres y las graffiteadas paredes de su universidad para asumir un cargo en donde ya no es un estudiante, sino un profesional más. Un practicante o un aprendiz, como su contrato lo indica en letra mayúscula sosteni­ da. La ropa informal y esa frescura que lo caracterizan, parecen quedar en el pasado y un apropiado código de vestuario y de protocolo invade su vida cotidiana. Adiós al vocabulario que en los corredores usaba con sus ami­ gos, adiós a los desgastados jeans que le acompañaron siete u ocho semestres de su carrera. Se despide del piercing y del tatuaje que con lujo y personalidad lucía en todas sus clases. El corte de cabello que tanto definió su estilo (rebelde, nerd, fashionista, urbano, clásico) lo abandona. Adiós libertad, irresponsabilidad, identidad y bienvenido al “mundo de los grandes”. Los procesos de prácticas profesionales crean en la mayoría de estudiantes resistencia, ansiedad, temor e incluso inseguridad; es una actividad que contiene una serie de mitos e ideas preconcebidas por el sistema y por los mismos estudiantes. Ante esto, surgen algunos interro­ gantes: ¿Los estudiantes tendrán que renun­ ciar a todas estas posiciones subjetivas (de identidad) para hacer parte del mundo laboral? Seguramente no renunciarán a todas ellas. Los sujetos no cambian su identidad, sino que esta se reposiciona, permitiéndole al estudiante ver la realidad desde nuevas perspecti­ vas. El practicante que llega a este semestre, asume una posición diferente ante la academia y hace ciertas re­ nuncias a las actividades que se venían realizando para darle paso a nuevas costumbres propias del ámbito labo­ ral. Tales renuncias generan situaciones de intranquili­ dad e inseguridad que siempre repuntan en una misma pregunta: ¿Cuál es la mejor práctica? Este interrogante orienta uno de los vectores que los programas de prác­ ticas profesionales de las universidades enfrentan: con­ textualizar a sus estudiantes en el mundo laboral desde una mirada holística del sujeto, considerando todos los procesos persona­les que atraviesan al ser humano en la esfera laboral. Las prácticas profesionales se establecen en la for­ mación universitaria como una importante decisión al interior del plan de estudios, donde el aprendizaje de las

Ilustración: Diana Forero Meneses


Prácticas profesionales:

movilizar el deseo

Por: Daniel Esteban Cardona Lema*

aulas puede ser puesto en un con­ texto o problemática real, es decir, en la praxis. Hay varios compo­ nentes que se deben tener en cuenta para poder determinar el grado de satisfacción de una práctica. Estos niveles de gratificación personal res­ponderán al deseo. El término deseo, que está pre­ sente en diferentes discursos hu­ manistas (Evans, 1997), hace refe­ rencia a la satisfacción no nombrada que conlleva a la elección que los sujetos hacen para definir estilos de vida, profesiones, aficiones, activi­ dades, discursos y posiciones. El de­ seo es el corazón de la existencia hu­ mana y la preocupación central en los estudios psíquicos del hombre. Cuando los estudiantes comienzan su formación en los diferentes es­ pacios de prácticas profesionales, aparece -por excelencia- el deseo en acto; las motivaciones cons­ cientes e inconscientes comienzan a ser descu­biertas y hay un giro en la posición del sujeto frente a su formación, que le permite ser pro­ positivo y argumentativo para pro­ blematizar o cuestionar su ejercicio profesional. Se hace un rompimien­ to con el discurso universitario y se comienzan a construir aprecia­ ciones y posiciones personales de fondo: de deseo. Los estudiantes -como nuestro personaje que más temprano de lo acostumbrado se ha levantadopueden hacer una elección indivi­ dual en donde comienzan a movi­ lizar su vocación y con ello orientan su profesión hacia un “saber hacer” en ella. El estudiante universitario trae consigo un proceso académico en el que sus padres, docentes, el ser amado, los amigos y “consejeros” han generado influencias fuertes

y transversales en sus decisiones. Renunciar a estas influencias es un proceso complejo a nivel subjetivo, pues las elecciones más importantes están cruzadas por los afectos que representan a cada persona en par­ ticular. La inserción en contextos laborales reales implica dejar de lado ciertos afectos y dar respuesta a in­ terrogantes sociales. Estos, por ex­ celencia, son todas aquellas premisas que enmarcan la relación con el otro: comportamientos aceptados, pro­ tocolos, normas y construcción de estereotipos basados en refe­rentes sociales que tienden a ser definidos en tiempo y espacio. ¿Por qué es difícil nombrar el de­ seo entonces? Tal vez debido a que es lo más esencial del sujeto y, por lo mismo, algo complejo de iden­ tificar, anónimo para cada cual. Además, no tiene una represen­ tación de la cual el estudiante puede asirse para poderlo nombrar de manera consciente; por lo tanto, el deseo solo puede reconocerse cuan­do es articulado con la palabra, tal vez. Y escribo “tal vez”, porque la palabra no logra expresar la ver­ dad total del deseo; siempre que se trata de articularlo con la palabra, este no logra ser abarcado (Lacan, 1955). Basta con que intentemos nombrar nuestras posturas más íntimas ante el otro para quedar como incomprendidos. Movilizar el deseo significa que el sujeto pueda confrontar sus verdaderas pasiones desde una postura responsable, con representaciones culturales y so­ ciales que le permitan integrarse a contextos laborales y problemáti­ cas reales. Este proceso no es fácil y no se resuelve desde lo académico únicamente, sino que es atravesado por interrogantes personales que,

insisto, operan subjetivamente. Movilizar el deseo significa dejar de lado por un momento la postura de amo que impera en los contextos universitarios y laborales, los cuales se han basado en estándares de ex­ celencia que angustian y perturban la expresión del ser. Nuestro estudiante ha llegado -muy temprano, por supuesto- a cumplir con las funciones designa­ das al interior de la organización donde acudirá, mínimamente, cin­ co meses como un practicante. Ob­ serva su puesto de trabajo y recuer­ da todo tipo de recomendaciones: desde cómo saludar hasta evitar que le asignen tareas ridículas e irre­levantes para su cargo. Pasadas varias semanas, un día cual­quiera en medio de una agotadora jornada, este estudiante detiene abrupta­ mente sus labores, se pone de pie y observa su impecable vestimenta. Su cabeza le pica mientras sus ma­ nos sudan un poco, se toca sus orejas extrañando los piercings que no ha podido usar desde los últimos me­ ses; una serie de sentimientos que se debaten entre la intranquilidad y la alegría logran transformase en una pregunta que lentamente se es­ boza en su cabeza: “¿Estoy haciendo lo que me gusta y me representa a mí mismo?” Es alentador, algo del deseo ha comenzado a movilizarse. *Psicólogo y especialista en Psicología Clínica, con énfasis en salud mental . Referencias: Evans, D. (1997). Diccionario introductorio de Psicoanálisis lacaniano. Buenos Aires: Paidós. Lacan, J. (1997 [1955]). El Seminario libro 2: El Yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica. Buenos Aires: Paidós.

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