
4 minute read
Desafíos para la gestión del recurso hídrico en Chile
En el contexto de la situación de crisis hídrica del país, el Colegio de Ingenieros de Chile A.G. desarrolló una mesa de trabajo en relación a la problemática de los recursos hídricos en Chile, elaborando un informe de diagnóstico y propuestas de requerimientos para su gestión eficiente, considerando que el desarrollo de este tipo de infraestructura, y las obras asociadas a este ámbito, calificarán como medidas de adaptación al cambio climático. El trabajo de la mesa se concentró en el análisis del agua como recurso fundamental para el desarrollo de Chile, sin abordar en esta instancia los temas legales asociados. Se realizó un diagnóstico de la situación en cuanto a disponibilidad y uso del recurso hídrico, para luego hacer propuestas en cuanto a la gestión e institucionalidad del agua y a los requerimientos de infraestructura hidráulica para un uso estratégico y eficiente de los recursos hídricos.

Advertisement

Es evidente que las realidades territoriales de nuestro país son muy diversas: Chile tiene zonas de extrema escasez y otras con niveles de disponibilidad de los más altos del mundo. Por ello, se debe realizar un análisis por macrozonas climáticas. El “Atlas del Agua en Chile” (DGA, 2016) dividió a Chile en 4 macrozonas y de la perspectiva hídrica reconoce un total de 101 cuencas hidrográficas, en las que se encuentran 1.251 ríos principales, 12.784 cuerpos de aguas entre lagos y lagunas, y 24.114 glaciares. La precipitación promedio de Chile es de 1.525 mm/año; la parte de esta precipitación que se transforma en flujo conocido como escorrentía, en promedio total del país corresponde a 29.245 m³/s.
Respecto al uso del agua, a nivel nacional más del 80% del uso consuntivo corresponde al sector agropecuario y el 20% restante se reparte de manera similar entre la industria, el agua potable y la minería. El sector agropecuario utiliza el agua básicamente para regar aproximadamente 1,1 millones de hectáreas, ubicadas, fundamentalmente, entre las regiones de Coquimbo y Los Lagos. La mayor parte de la superficie regada es por métodos de alto consumo y baja tecnología, como es el denominado riego gravitacional (tendido), que no superan el 40% de eficiencia; sólo algo más del 20% de la superficie dispone de riego tecnificado de eficiencias del orden de 90%.
Chile en este contexto es privilegiado: la escorrentía promedio por persona en nuestro país alcanza los 51.218 m3/persona/año, más de 7 veces superior al promedio mundial de 6.600 m3/persona/año, y muy superior al límite de 2.000 m3/persona/año considerado umbral para el desarrollo sostenible (Banco Mundial, 2010).
A pesar de estas condiciones, la heterogeneidad que presenta el territorio nacional es muy alta: la zona norte presenta escasez extrema (apenas supera los 500 m3/persona/año), llegando a más de 2.950.000 m3/ persona/año en la Región de Aysén.

Prácticamente el 70% de la escorrentía neta está disponible en la Macrozona Austral, donde reside menos del 1,5 % de la población del país. Lamentablemente, casi el 75% de la población reside en zonas donde se dispone de menos del 4% de los recursos hídricos, generando un abrumante desequilibrio territorial en cuanto a su disponibilidad. Ello lleva a plantear que – globalmente – el problema en Chile no es de disponibilidad o escasez de agua, sino más bien un problema de distribución, gestión y logística.
En cuanto a infraestructura para el manejo de los recursos hídricos a nivel de cuencas, sólo 14 de las 101 cuencas hidrográficas tienen una estructura (embalse) que regule parcialmente su caudal. Por lo tanto, un altísimo porcentaje de las precipitaciones que caen en el sector cordillerano escurren sin ningún tipo de control hacia el mar.
El Ministerio de Obras Públicas dispone de una cartera de 26 proyectos de embalses medianos y mayores que el Estado ha propuesto para los próximos años. Sin embargo, el aumento de la capacidad de almacenamiento proyectada corresponde sólo a un 21% de la capacidad instalada actual. Si se mantuvieran los recursos públicos destinados a la construcción de embalses, la materialización de los actuales proyectos demoraría casi 70 años.
La adecuada priorización de las diversas medidas a implementar requiere disponer de información detallada en cuanto a las condiciones locales de cada una de las cuencas hidrográficas, por lo que una primera prioridad consiste en invertir en la realización de los correspondientes estudios.
El financiamiento para proyectos de obras hidráulicas de todo tipo es un aspecto central y prioritario de abordar, buscando una complementación entre recursos públicos y privados. Se debe potenciar el multiuso de los embalses para viabilizar su ejecución, donde el desarrollo de los sectores energético, turismo y agricultura tiene un rol complementario y sinérgico relevante.
Resulta urgente mejorar la eficiencia del uso de los recursos hídricos en la agricultura, generando condiciones que permitan dar un enorme impulso al riego tecnificado.
Se requiere una gobernanza adecuada del agua, que pasa por implementar una planificación territorial en base a gestión de cuencas. Ello debe ir de la mano con una evaluación ambiental estratégica por cuencas, que definan qué proyectos requieren un análisis más detallado de los impactos ambientales y cuáles solo requieren implementar la normativa ambiental sectorial.
Cuenca Hidrográfica
Unidad base para la gestión de las intervenciones que el ser humano hace sobre el ciclo del agua
Por otro lado, en aquellas áreas muy deficitarias, se deben explorar nuevas fuentes de agua: la desalinización, reuso de aguas residuales y grises, así como el trasvasije y traslado de agua dulce desde otras áreas con mayor disponibilidad (desde el sur al norte).
Todos los antecedentes expuestos, que revelan las diversas problemáticas y alternativas planteadas, respaldan el requerimiento de una política flexible de gestión del recurso hídrico que, en un nivel superior estratégico de la institucionalidad del Estado, considere una instancia técnica de coordinación y de asignación de recursos hídricos, que tome en consideración las realidades locales.

QUE GRANDES COSAS SUCEDAN ES INGENIERÍA, ES CIENCIA
5 RAZONES
DE POR QUÉ ESTUDIAR EN LA
FACULTAD DE