MANUAL EDUCATIVO SOBRE EQUINOS






r Asociación Criadores de Caballos Criollos
Tel.: (+5411) 3947-2688.
E-mail: exposiciones@caballoscriollos.com
Web: caballoscriollos.com
r Asociación Criadores Argentinos de Caballos Cuarto de Milla
Tel.: (+5411) 4394-1402 / 4393-4522.
E-mail: info@caccm.com.ar
Web: web.caccm.com.ar
r Asociacion Argentina de Criadores de Caballos Peruanos de Paso
Tel.: (0387) 4262347 / (0387) 156831953.
E-mail: info@aaccpp.org.ar
r Asociación Argentina de Criadores de Caballos Appaloosa
Tel.: 5263-7098 / (+5411) 5106-9808.
E-mail: secretaria@appaloosa.com.ar
Web: www.appaloosa.com.ar
r Asociación Argentina de Criadores de Caballos Árabes
Tel.: 4393-7101.
E-mail: secretaria@aacca.com.ar
Web: www.aacca.com.ar
r Asociación Argentina de Fomento
Equino - Silla Argentino
WhatsApp: (+54911) 6398-2254.
E-mail: secretaria@fomentoequino.net
Web: www.fomentoequino.net
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Director de Arte: Agustín Carlos Grassi.
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Socio de las siguientes entidades:
• Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa).
• Cámara Argentina del Libro.
Comitente: La Rural SA.
Manual educativo sobre equinos.
Fecha de edición: marzo de 2023.
● El Comité Organizador de la exposición “Nuestros Caballos”, junto con las diferentes Asociaciones de Criadores de las principales razas participantes, pone a su disposición este Manual educativo sobre equinos. Encontrarán en un resumen las principales cualidades de cada raza, sus orígenes, su destino de utilización y los diferentes criterios de selección que hacen que cada una de ellas posean características tan específicas y destacables que las han convertido en Razas Puras Registradas y reconocidas a nivel internacional.
La Argentina tiene una trayectoria reconocida mundialmente en la cría de caballos, no solo por sus características topográficas que hacen de nuestra llanura pampeana y sus climas un diferencial natural para el buen desarrollo de las razas caballares, sino también por la labor de las Asociaciones de Criadores que desde hace 100 años trabajan en la selección y clasificación de estos equinos, a fin de lograr el distintivo internacional de calidad del caballo argentino. Con el propósito de promover su aprendizaje y motivados por el interés de profundizar conceptos específicos o iniciarse en la cría, hemos añadido a este Manual el contacto de las Asociaciones de Criadores.
Cordialmente.
● El caballo criollo es considerado, por ley del Congreso Nacional, el caballo nacional y patrimonio cultural de la Argentina. La raza es una de las más emblemáticas de la producción equina de nuestro país, cuyos orígenes se remontan a los caballos ibéricos traídos por los conquistadores españoles. Estos caballos adquirieron grandes características de rusticidad, resistencia y adaptabilidad al medioambiente. La gran variedad de colores de su pelaje, todos aceptados de acuerdo con el estándar, excepto los tobianos y los pintados, hacen de esta raza una excelente opción para trabajar en el campo. El 28 de septiembre de 1922, la Sociedad Rural Argentina, SRA, aprobó el nuevo estándar para la inscripción de estos caballos en su registro, lo que marcó así las diferencias con los requerimientos establecidos en su momento para su apertura.
Rusticidad: con casi 500 años de selección natural, esta raza se convirtió en una de las más rústicas. El caballo criollo es conocido por su increíble agilidad, velocidad y facilidad, por lo que es capaz de lograr una gran adaptabilidad. Gracias a su fuerte instinto de supervivencia, puede resistir largas distancias y duras condiciones climáticas, por eso se lo considera uno de los más resistentes en el ámbito de la familia caballar.
Versatilidad: los caballos criollos son conocidos por su versatilidad y gran habilidad para el trabajo de campo. Esta raza es muy demandada para la realización de las pruebas oficiales de la Asociación de Criadores de Caballos Criollos, ACCC, como rodeos, rienda FZB, freno de oro, corral de aparte, entre otras. Además, se pueden utilizar para jugar al polo, al pato y para clases de equitación. Su mansedumbre lo muestra como una de las mejores razas para los niños, ya que es un caballo seguro, fácil de montar y con un carácter suave. Por su tranquilo comportamiento, también se utiliza mucho en equinoterapia.
Mansedumbre: por lo general, son caballos de carácter tranquilo, fáciles de domar y que aprenden muy rápido. Poseen una buena disposición para los trabajos montados, capaces de conectar rápidamente con su jinete y entender sus órdenes.
Agilidad: al ser animales de un tamaño más bien chico, sus cualidades morfológicas le brindan agilidad en sus movimientos. Funcionalmente son excepcionales, ya que tienen un conjunto de características que le permiten moverse con soltura y rapidez.
Resistencia: el dinamismo y el equilibrio son unas de las características que mejor definen a la raza. Los caballos criollos son muy ágiles, tienen movimientos rápidos y precisos, y pueden sortear obstáculos y cambiar de dirección con gran facilidad. Además, son animales robustos y fuertes, con una excelente capacidad para cargar peso. Esta es una de sus principales características, ya que les permite desplazarse con gran facilidad y resistir terrenos difíciles.
Longevidad: los caballos criollos son famosos por su perdurabilidad, algunos ejemplares alcanzan más de 30 años de vida. Esta resistencia al paso del tiempo los hace particularmente únicos, lo que les permite seguir reproduciéndose a una edad avanzada. Esta impresionante capacidad de supervivencia ha hecho que el promedio de vida de un caballo criollo sea de entre 20 y 30 años.
Fertilidad: la raza criolla cuenta con una tasa de fertilidad sorprendentemente alta en entornos naturales, con un promedio de entre el 95 y el 97 por ciento. Esta característica se debe a su adaptabilidad al medioambiente y su resistencia a las enfermedades, lo que se traduce en una tasa de preñez estable y sin variaciones.
Aptitud para trabajos ganaderos: el caballo criollo se ha destacado por su versatilidad, lo que lo hace ideal para trabajos ganaderos y de hacienda. Estas tareas pueden ser variadas, por lo que se requiere un caballo integral que tenga todas las cualidades necesarias para llevarlas a cabo. Por esta razón, el caballo criollo resulta ser la mejor opción para estos trabajos.
Tamaño: eumétrico y mesomorfo (medidas y formas medianas).
Pelajes: se aceptan todos los pelajes con excepción del pintado y el tobiano, con el fin de procurar la paulatina eliminación del albinismo.
Cabeza: de perfil preferentemente rectilíneo o subconvexilíneo. En conjunto corta, liviana, de base ancha y vértice fino. Proporcionalmente tiene mucho cráneo y poca cara. Frente ancha y más bien plana. Carrillos destacados y separados entre sí. Ojos vivaces y expresivos. Orejas chicas, anchas en su base, separadas y paralelas. Ollares medianos. La cabeza debe denotar la pureza racial, el carácter y la natural diferenciación sexual entre machos y hembras.
Cerda: tuse y cola más bien anchos y bien poblados de cerda dura. Cernejas de mediano desarrollo y solo sobre la parte posterior del nudo. Cuello, pescuezo o cogote: de suficiente largo y flexibilidad. Musculado en su inserción superior con la cabeza. Ligeramente convexo en su línea superior y recto en la inferior. Su eje se unirá al tronco en un ángulo casi recto con las paletas.
Cruz: medianamente perfilada y musculada. Larga e insensiblemente unida.
Dorso: de largo mediano, fuerte, firme y ancho, musculado hacia el posterior. Suavemente
unido a la cruz y al riñón con los que conformará una correcta línea superior.
Riñón: corto, ancho, musculoso, fuerte, bien unido al dorso y a la grupa, con los cuales deberá guardar armonía en conjunto.
Grupa: de buen largo y musculada, de ancho mediano y suavemente inclinada. Vista del posterior, redondeada, sin protuberancias óseas ni hendiduras perceptibles.
Cola: de maslo corto, debe continuar suavemente la línea superior de la grupa con una inserción más bien baja.
Pecho: medianamente ancho, musculado y bien descendido. El esternón se ubicará aproximadamente a la mitad de la alzada del animal.
Tronco: visto de costado, profundo desde la cruz hasta la cinchera, y de frente, de forma oval. De buen desarrollo en su perímetro y cerca del suelo. Costillas moderadamente arqueadas y abiertas hacia abajo y hacia atrás. Vientre amplio, continuando insensiblemente el perfil interior del tórax.
Flancos: cortos y llenos.
Espaldas o paletas: medianamente largas e inclinadas. Separadas entre sí y bien musculadas.
Brazos y codos: paralelos al plano medio del cuerpo. Brazos de buen largo, inclinación y musculatura. Codos visiblemente separados del tórax.
Antebrazo: bien aplomados, largos, de buen ancho y musculatura.
Rodillas: cerca del suelo, anchas, medianamente largas, nítidas, sin desviaciones ni fuera del eje.
Muslos: anchos y bien musculados, de nalgas largas y descendidas.
Piernas: largas, anchas, musculosas, con los tendones del corvejón fuertes, separados y nítidos.
Garrones o corvejones: fuertes, anchos, nítidos, paralelos al plano mediano del cuerpo y cerca del suelo.
Cañas: cortas, con cuerdas fuertes, nítidas y bien destacadas.
Nudos: fuertes y nítidos.
Cuartillas o pichicos: fuertes, de longitud e inclinación medianas.
Cascos o vasos: relativamente chicos, lisos, tensos, resistentes. De talones adecuadamente altos y separados entre sí.
Talla: ideal 1,44 m, las fluctuaciones máximas para los machos serán de entre 1,40 m y 1,48 m pudiendo aceptarse como excepción hasta de 1,50 m y no menos de 1,38 m, previa resolución del Jurado de Admisión o Inspector actuante. Hembras 2 cm menos, es decir, 1,38 m a 1,46 m, con excepciones hasta 1,36 m y 1,48 m.
Perímetro torácico: ideal 1,78 m, hembras 2 cm más.
Perímetro de la caña: ideal 0,19 m, hembras 1 cm menos.
Las fluctuaciones de las medidas deberán guardar la debida armonía con las indicadas para la talla.
r 1188 criadores vigentes dentro de la raza.
r 1008 socios de la ACCC (febrero de 2023).
r 272.607 reproductores inscriptos desde el inicio de la raza.
r 7154 crías inscriptas en el último año.
r 2054 transferencias realizadas el último año.
El 16 de junio de 1923, un grupo de 40 criadores de caballos criollos argentinos fundó en la Ciudad de Buenos Aires la Asociación Criadores de Caballos Criollos. Raúl Videla Dorna fue el primer presidente de la entidad y ejerció el cargo desde 1923 hasta 1927. Desde entonces, la Asociación ha trabajado arduamente para difundir y fomentar la cría de la raza criolla equina. El destino de la Asociación está regido por una Asamblea General de Socios, que es soberana y se reúne anualmente para la aprobación de su Memoria y Balance anuales, según la legislación en vigor para las asociaciones civiles sin fines de lucro, tal es su forma jurídica.
r 24 transferencias de reproductores exportados (a Brasil, Italia, Francia, Uruguay y Alemania).
r 563 eventos oficiales de la raza realizados el último año.
r 8047 animales inscriptos en eventos oficiales de la raza en el último año.
r 40 remates auspiciados en el último año.
● Los caballos de la raza cuarto de milla son una de las razas más antiguas de Estados Unidos de Norteamérica, fue la primera en establecerse en ese país a partir del 1600. Sus orígenes se remontan a hace 500 años, cuando los conquistadores españoles introdujeron caballos de raza árabe, berberisco y andaluza. Luego los colonos ingleses compraron estos caballos a los indios chickasaw y los cruzaron con los caballos que ellos traían, como el pura sangre inglés. Esto dio como resultado el caballo ideal para todas las tareas rurales, como apartar y enlazar ganado, tirar de un carro o un arado, y demostrar su increíble agilidad, docilidad y mansedumbre. Estas cualidades lo hacen destacar en las competencias de caballos en las distancias inferiores al cuarto de milla (400 m), donde es el atleta más ligero en alcanzar este objetivo, de ahí el nombre de su raza. Los pelajes aceptados son bayo cabo negro, palomino, alazán, alazán tostado, tordillo y zaino. Es un animal muy fácil de entrenar y de conducir aun sin riendas, es un caballo obediente. Su conformación a la vez elegante y fuerte, la armonía de sus andares y la docilidad propias del cuarto de milla hacen que se lo considere el caballo más “versátil del mundo”. Los primeros ejemplares cuarto de milla fueron importados a la Argentina a partir de 1960 por el King Ranch, que trajo estos caballos de Texas para trabajar en ellos. Simultáneamente se incorporaron líneas de carrera, importadas por Miguel de Atucha, criador de sangre pura de carrera.
Competencia de rienda: es individual, el jinete debe recorrer un esquema en la pista, siguiendo una serie de maniobras predeterminadas que incluyen círculos con cambios de velocidades, cambio de manos, spins (giros sobre las patas), rollbacks (parada y giro de 180º), rayadas y retroceso. Se les da mayor puntaje a la suavidad, actitud y autoridad con que realice las maniobras, haciendo uso de una velocidad controlada.
Competencia de Western Pleasure: favorece a las personas que desean iniciarse en las competencias. Se juzgan los animales en los diferentes aires, paso, trote y galope en ambas direcciones. El caballo debe demostrar fluidez, balance y uniformidad de movimientos en respuesta a los comandos del jinete. Los participantes compiten simultáneamente, recorriendo todo el perímetro de la pista.
Conformación (halter): el propósito de esta categoría es preservar el tipo de caballo cuarto de milla americano, mediante la selección de individuos que se asemejan al ideal de la raza. Se juzga la conformación corporal, balance, movimiento, grado de musculatura, dentro de las características de la raza. Los caballos son exhibidos con cabestro a los jueces para que puedan evaluarlo. Las clases de conformación o halter se dividen por edad y sexo.
Carrera de estacas: es una competencia por tiempo que pone a prueba la velocidad y agilidad del cuarto de milla. El caballo corre entre seis estacas, separadas 6,40 m una de otra, caballo y jinete pasan entre ellas a toda velocidad.
Carrera de barriles: es una de las competencias que más entusiasmo genera, por la velocidad y agilidad que desempeñan los cuarto de milla. Los competidores corren contra reloj, en un recorrido de tres barriles en esquema de triángulo o de “hoja de trébol”.
Cutting (aparte): es una de las competencias más lindas para los amantes del trabajo con ganado. El jinete debe apartar con tranquilidad una vaca del rodeo, arriarla hasta el centro de la pista, aflojar las riendas y dejar que el caballo la mantenga apartada, realizando los movimientos en espejo con la vaca. En esta competencia, se puede apreciar el sentido ganadero o cow sense, habilidad natural que ha demostrado esta raza a lo largo de generaciones.
Team penning: se compite en equipo, participan tres jinetes que deben apartar de un rodeo tres cabezas de ganado identificadas y encerrarlas en un corral al otro extremo de la pista, en un tiempo máximo de 2 minutos.
Ranch sorting: esta competencia consiste en que un equipo conformado de dos jinetes pueda pasar de un corral a otro a las vacas numeradas en un orden específico. La competencia se realiza en dos corrales redondos encontrados al centro (como un 8), cada uno de entre 15 y 18 m y una puerta central de entre 3,5 m y 5 m de diámetro. El juez determinará el número de la vaca con la que deberán comenzar a apartar, y deberán pasar por la puerta central en ese mismo orden y de forma consecutiva.
Ranch riding: es una de las competencias con mayor crecimiento en Norteamérica. Se trata de una prueba que está basada en los andares de campo. Cada caballo deberá trabajar individualmente, realizando las maniobras requeridas con un mínimo de tres opciones.
El juez elegirá uno de los 15 recorridos preestablecidos, donde se incluyen maniobras como pasar sobre troncos, abrir y cerrar tranqueras, cambiar de manos, trotes y galopes extendidos. A diferencia de otras pruebas, se podrá tocar la montura. Al querer simular el trabajo de campo, se desalienta el uso de plata en las monturas y las cabezadas, que los vasos estén pintados y se alentará a aquellos que tengan un aspecto de campo más acentuado.
Ranch trail: al igual que el ranch riding, es una de las pruebas de mayor crecimiento en los Estados Unidos. El objetivo es que el caballo sortee los distintos obstáculos (entre seis y ocho) de manera fluida, como si los estuviese haciendo en el campo, por más que esté dentro de una pista de competición.
Cabeza: es relativamente corta, la frente amplia entre los ojos y el perfil recto. Ojos grandes y pardos de expresión bondadosa y mirada alerta cuando está en movimiento. Hocico fino y ollares amplios. Orejas cortas y activas. Quijada grande. Cabeza de forma bien piramidal y hocico ñato.
Cruz: de altura mediana, pero bien definida. Dorso: su dorso es corto. Lomo especialmente lleno y fuerte. Costillar profundo y bien arqueado. Su alzada se ubica entre 1,40 m y 1,65 m, se estima como alzada óptima entre 1,50 m y 1,55 m. Las amplias diferencias de alzada aportan a la raza la posibilidad de producir diversos usos como el
En 1940 en Fort Worth, Texas, un grupo de rancheros fundó la asociación de criadores para llevar los registros y así preservar y fomentar la raza; de esta forma, nacía la AQHA (American Quarter Horse Association). Actualmente, es la Asociación de referencia para los Criadores Argentinos de Caballos Cuarto de Milla, CACCM, y es la entidad que posee la mayor cantidad de caballos inscriptos en el mundo, con más de 6 millones de animales registrados y alrededor de 300.000 miembros. Su sede actual se encuentra en Amarillo, Texas, Estados Unidos.
La Asociación de Criadores de Caballos Cuarto de Milla fue fundada en nuestro país en el mes de junio de 1980, donde se inscribieron 26 animales de pedigree y 144 Registros Preparatorios. La raza fue creciendo y, en la actualidad, cuenta con 350 socios en sus diferentes categorías, 40.000 caballos registrados y 1800 potrillos inscriptos por año.
salto, el trabajo de campo, la equitación, el polo, las carreras, entre otras actividades.
Cuello: la cabeza se junta con el cuerpo formando un ángulo de 90°. El caballo usa su cuello como balancín y su maniobrabilidad depende en alto grado de la flexibilidad del cuello.
Tórax: amplio y de gran perímetro. Fuerte masa muscular que en el interior del antebrazo tiene el aspecto definido de una V invertida. Gran desarrollo de los músculos extensores. Paleta: es larga y en ángulo de 45º; para permitir al caballo una amplia brazada. Su aspecto es muy musculado.
Alzada: el cuarto de milla puede tener cualquier alzada entre 1,40 m y 1,65 m, se estima como alzada óptima.
La Argentina es una filial reconocida de la American Quarter Horse Association hace 43 años, y gracias a su trabajo conjunto y responsable, es una de las pocas que tiene su propio registro genealógico homologado. La entidad lleva a cabo cursos de capacitación. En este ámbito, se llevó a cabo el programa QSP (Quality Samples Program), donde en conjunto con la USDA y la AQHA, se importó un paquete genético en 2011 y en 2019, para impactar en las manadas argentinas, con el fin de contribuir al mejoramiento genético en toda la región. Hoy nuestro país cuenta con las mejores sangres de trabajo y carrera de todo el mundo.
● Raza de orígenes comunes al Perú y la Argentina que se remonta al Virreinato del Alto Perú. Hoy se crían también con mucho éxito en los Estados Unidos y en Europa, con características genéticas únicas por el andar y la forma elegante y vistosa de desplazamiento que lo hacen insuperable. Ha sido importante su participación en las guerras de la Independencia, ya que fue montado por el general Martín Miguel de Güemes. Es especialmente apto para la silla con andar suave y elegante y, a la vez, de gran resistencia para las marchas en grandes distancias. Hoy la raza se encuentra presente en todo el territorio nacional, por lo que se adapta a los variados climas y condiciones, pero sin dudas el mayor número de ejemplares los encontramos en las provincias del Noroeste, principalmente en Salta, Tucumán, Catamarca y en Jujuy, ya que antiguamente estas provincias pertenecían al Virreinato del Alto Perú y fueron la puerta de entrada a la actual República Argentina. Año tras año, se van incorporando nuevos criadores, principalmente en Buenos Aires y en Córdoba, donde se encuentran ejemplares de gran nivel, y de destacada actuación en los diferentes concursos regionales, y en el concurso anual que se realiza en la provincia de Salta.
El caballo peruano de paso es un equino de silla de tipo mediolíneo y armónico en sus formas, con buena correlación entre sus partes teniendo una alzada promedio de 1,48 m para machos y 1,47 m para hembras. Las proporciones en sus formas, sumadas a las angulaciones características de la raza, le permiten desplazarse en sus aires característicos o pisos; los cuales se realizan con predominancia de sus bípedos laterales y con los adornos de agudez (elevación), término y extensión en los miembros anteriores y movimiento rasante en los posteriores. El paso peruano (piso) es heredable y ha sido fijado por selección como característica propia de la raza; por lo tanto, sus crías heredan esta mecánica de movimiento.
Cabeza: de construcción predominantemente subconvexa (con tendencia rectilínea) en su región frontonasal, además de elegante, expresiva y descarnada, debiendo revelar su sexo en sus características generales. Tiene un largo entre 59 cm y 61 cm entre la testera y el belfo superior, en tanto el ancho entre las orejas es de 11 cm a 13 cm y entre la apófisis orbital de 16 cm a 18 cm. Fuerte en su base, con carrillos bien definidos, fina y comprimida en su extremidad inferior, mide de 8 cm a 9 cm entre los extremos de los ollares y con una separación intermaxilar de 6 cm a 9 cm. La frente es ancha y plana. Las orejas medianamente largas, móviles y finas. Los ojos ovalados de color oscuro y vivaces, colocados lateralmente a la cara en posición ligeramente oblicua. Los ollares, sinuosos, alargados, orientados lateralmente y dilatables. La boca, de belfos turgentes, es proporcional a la dimensión de la cabeza, con una comisura que oscila entre 8 cm y 10 cm.
Cuello: debe ser definido según su sexo, de crines finas, abundantes, largas y lustrosas. El cuello tiene una longitud promedio de 60 cm medida del punto medio de la unión de la cabeza al cuello (atlas) y el punto medio de la escápula (espalda). Tiene una línea cervical marcadamente convexa en machos y levemente en el caso de las hembras, en tanto es más corta y recta la línea inferior (ventral) para ambos sexos. El extremo inferior del cuello debe ser ancho y robusto, bien unido con la escápula y el pecho, presentando una unión en la articulación escápulo-humeral que le otorgue flexibilidad y amplitud de movimiento. Cuerpo: tiene un rango de alzada de entre 1,44 m y 1,51 m para machos y 1,43 m a 1,49 m para las hembras. El perímetro toráxico es de 1,77 m a 1,80 m, teniendo las hembras un perímetro mayor que los machos. Los machos tienen una longitud cercana a la de la alzada, estas medidas son tomadas desde la unión escápulo-humeral (hombro) hasta la vertical trazada sobre el filo de la nalga. La distancia de la cruz al esternón llamada “profundidad” es similar a la altura subesternal (distancia entre el esternón y el
suelo), en las hembras es algo más profunda que los machos. La cercanía a la tierra es característica racial.
Cruz: está reflejada en la unión de las escápulas, la apófisis mayor (cruz) es la que debe estar nivelada con la grupa formando una catenaria con relación al lomo de no más de 8 cm de luz.
El pecho debe ser amplio en un rango de 34 cm a 36 cm, medido entre las puntas de los hombros, robusto y saliente sin exceso.
Dorso: medianamente corto, ligeramente recto y bien unido con el tercio anterior y la zona lumbar. La caja ósea es amplia y profunda, con el costillar debidamente arqueado y con una región subesternal paralela al suelo.
Lomo o riñón: el lomo debe ser de buena cobertura muscular, corto y bien unido, tanto al dorso como a la grupa.
Grupa: de grupa redonda, proporcionada, amplia y con una inclinación que determina un nacimiento bajo de la cola, cuya inserción deberá estar debajo de la línea imaginaria que pasa horizontalmente por la punta del anca. Nacimiento de cola: el nacimiento de la cola es de inserción baja, con crines finas, largas y abundantes. Llevada quieta y bien pegada a las nalgas al andar, en tanto estas son características propias de la raza.
Miembros anteriores: la espalda debe ser de buena longitud e inclinación (58° a 62° respecto a la horizontal) y debe de estar unida al pecho por una sólida musculatura.
El brazo es corto y musculoso. El antebrazo es largo y musculoso en la parte superior, afinándose hacia la parte inferior y de una longitud de entre 39 cm y 42 cm. La rodilla debe ser bien definida en sus formas; amplia, sin desviaciones, bien moldeada y con la cara anterior ligeramente convexa. La arista posterior debe ser prominente y los laterales descarnados para permitir una buena inserción de los tendones. La caña anterior (metacarpo) debe tener un largo que oscile entre los 26 cm y 29 cm, con un perímetro de entre 17 cm a 19 cm, con tendones y ligamentos definidos. Los nudos o menudillos son descarnados y de formas nítidas. Las cernejas son poco pobladas, denotando finura. Las cuartillas
deben ser sólidas y su perímetro es un centímetro menor que el perímetro de la caña y con un largo referencial entre 9 y 11 cm.
Miembros posteriores: deben revelar en su conjunto poder y capacidad de contracción y extensión. La nalga debe ser redondeada en armonía con el muslo. El muslo debe ser medianamente musculado. La pierna debe tener una musculatura destacada.
El corvejón (articulación tibio-metatarsiana) debe ser bien moldeado, definido y amplio con una construcción ósea fuerte y nítida en su contorno, para guardar el equilibrio y la proporción de sus partes. En esta articulación, se forma un ángulo interior (acodo) cuya medida debe estar entre los 137° y 142°, por lo que este ángulo es una característica propia de la raza. La caña posterior (metatarso) debe ser nítida, con tendones fuertes, bien implantados y definidos. El perímetro de la caña posterior tiene entre 18 cm y 20 cm. El nudo posterior es de características similares al anterior. Las cuartillas posteriores, sólidas de un largo de entre 9 cm y 11 cm y un perímetro de 17 cm a 20 cm. Cascos: debe ser de buen desarrollo, proporcionado al cuerpo del animal, coronado por un rodete destacado y prominente recubierto de pelos cortos. El casco en su cara plantar es cóncavo, de contornos regulares y con un candado largo, ancho y prominente, de córnea dura, oscura, resistente y brillante. La muralla del casco debe ser inclinada teniendo un ángulo que oscile entre los 48° y 51°, su eje es una proyección de la cuartilla y con un largo de muralla de entre 8 cm y 10 cm en los anteriores. En general, los cascos de los posteriores tienen pequeñas diferencias de tamaño e inclinación con relación a los anteriores.
Vista frontal: con el ejemplar en reposo, los ejes directrices de los anteriores deben ser una línea imaginaria perpendicular al suelo que pasa por la parte media del antebrazo, la rodilla, la caña, la cuartilla y el casco. Los cascos de los posteriores en esta raza están a menor distancia entre ellos que los cascos de los anteriores, por lo que en el suelo se forma una figura trapezoidal.
Vista posterior: también los ejes directrices de los posteriores siguen la parte media del corvejón, la caña, la cuartilla y el casco.
Vista lateral: los puntos de apoyo (cascos) deben estar bajo la masa corporal, definiendo una condición de caballo ligeramente “remetido” en los miembros anteriores y “acodado” en los posteriores, debiendo la perpendicular que pasa por el filo de la nalga tocar la punta del corvejón, el conjunto así configura otra figura trapezoidal.
Dichos aplomos por su carácter funcional deberán mantenerse durante el desplazamiento de los ejemplares (por lo que se los puede apreciar en forma frontal y posterior).
Colores: las capas o pelajes son variados, existen ejemplares de pelajes simples y compuestos. Los animales con marcados factores de albinismo son discriminados y son desechados los albinos, tobianos y overos.
Paso peruano: los trabajos de hipometría efectuados lo definen en sus medidas, proporciones y angulaciones, estos lo han adecuado a través de los siglos para sus andares naturales. Los apoyos de los bípedos laterales son los que dominan el movimiento, iniciando el desplazamiento por desequilibrio y en ambladura perfecta, para luego, al romper la ambladura, descomponerse formando los ocho cuadros clásicos del paso.
Estos andares tienen como complemento que los distinguen los adornos de los miembros anteriores: agudez (elevación), término y extensión. Son andares finos de la raza los que van desde la primera disociación de la ambladura hasta el isócrono de cuatro tiempos o paso llano natural. En tanto son desechados toda la gama de andares que tienden al aire diagonal. Las características fenotípicas, los pisos y el temperamento en su conjunto constituyen el patrón de la raza.
El 3 de junio de 1980 se fundó la Asociación Argentina de Criadores de Caballos Peruanos de Paso, una entidad civil sin fines de lucro con domicilio legal en la ciudad de Salta y cuyo objetivo es propender al estudio, cría, mejoramiento, conservación, difusión y fomento de la raza de caballos peruanos de paso en todo el país. Desde la fundación de la entidad, se ha generado en la Argentina un crecimiento extraordinario, al importarse desde el Perú ejemplares con los mejores antecedentes genéticos, a fin de refrescar la sangre de las manadas existentes. Paralelamente, con una decidida acción promocional y de difusión, la Aaccpp impulsó y apoyó la cría en las provincias de Jujuy, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, Córdoba y Buenos Aires. Durante la década del 90, los criadores de estas provincias demostraron una gran afición e hicieron un esfuerzo importante en la tarea de mejorar la raza. Hoy es una realidad que cuentan con una crianza de suma calidad y que se pone de manifiesto año tras año en los concursos regionales.
● Tiene raíces en la prehistoria, se los vio en el arte chino y persa. Se cree que llegaron a América importados de España a comienzos del siglo XVII. En el oeste norteamericano, eran cabalgados por los caciques indios de las tribus que se encontraban en las grandes planicies del famoso Far West. Se destacan por sus pelajes únicos, conocidos en nuestros medios camperos como “anca nevada” y “pintados”. Esta singular raza fue al principio llamada “caballo del río Palouse”, como un homenaje a la región de los Nez Perce. El término se acortó con el tiempo hasta convertirse en lo que conocemos hoy en día como el caballo appaloosa. Esta raza fue creada gracias a la selección cuidadosa de los Nez Perce durante más de 200 años, para tener un caballo ágil, fuerte y versátil para sus actividades de caza y guerra.
En 1938 se fundó la Appaloosa Horse Club en los Estados Unidos, asociación que empezó a rescatar los ejemplares que todavía existían para comenzar el registro, lo que dio así lugar al nacimiento de la raza. Esta raza de caballos se transformó en “moderna” a partir de la formación de la mencionada entidad. Desde ese año, se estableció un programa de mejora de la raza a través de cruzas con caballos cuarto de milla, pura sangre y árabe. Así obtuvieron el appaloosa actual: un caballo colorido, noble, inteligente y versátil. Además de su colorido pelaje, estos caballos tienen otras tres características: en el hocico, alrededor de los ojos y en el área genital tienen piel moteada con áreas oscuras intercaladas con áreas rosadas. Esclerótica blanca similar al ojo humano. Cascos rayados verticalmente con líneas, principalmente en las patas oscuras. En la actualidad, la raza goza del tercer lugar mundial en popularidad, con más de 600 caballos registrados en el Appaloosa Horse Club.
En la Argentina, su cría –aunque de antigua data– ha comenzado a organizarse en el registro de la raza de 1998. Es un animal ágil y fuerte, con una variedad de colores y patrones únicos, como marcas en forma de “mancha leopardo”, manchas blancas, marcas de reloj de arena, marcas de fuego y formas geométricas. Esta raza también es conocida por sus orejas coloridas, su increíble resistencia y una personalidad leal y entusiasta. Además de su uso como caballo de caza y guerra, los appaloosa también son utilizados en la equitación, la doma, la exhibición, el rodeo y el polo. Se ha convertido en una de las más populares en todo el mundo y sigue siendo un tesoro de la cultura Nez Perce.
Características: existen seis tipos diferentes de capas. Los distintos patrones de pelaje se deben a la expresión fenotípica del complejo genético LP. Siendo blancos o casi totalmente blancos los homocigota dominantes LP/LP, pintados, manto pintado o anca pintado los heterocigotas LP/lp y tapados o de color sólido los homocigota dominantes lp/lp. Generalmente los machos presentan manchas y colores más vivos que las hembras.
Leopardo: manchas ovaladas en toda la capa, con fondo blanco o de color claro.
Lomo manchado: con la grupa y riñones de color claro, con manchas oscuras (se piensa que es la rama original).
Lomo claro y crines oscuras: grupa y riñones claros sobre fondo oscuro.
Copo de nieve: base oscura y manchas blancas a lo largo de todo el cuerpo.
A gota: manchas oscuras sobre fondo blanco en todo el cuerpo.
Jaspeado: parte anterior oscura con manchas blancas y de otros colores y la parte posterior, clara con manchas oscuras.
Cuello: de longitud media y bien asentado.
Grupa: redondeada y musculosa.
Extremidades: delgadas y huesudas, pero resistentes.
Cola y crines: escasamente espesos. Piel moteada: característica única de este caballo. La piel del appaloosa tiene áreas oscuras intercaladas en la piel rosada y da como resultado una piel pecosa, que es el indicador más importante para el reconocimiento de esta raza. Además del hocico y alrededor de los ojos, también se localiza en el área genital. Muchas razas tienen manchas de piel rosa sin pigmentación, que no se debe confundir con la piel moteada del appaloosa.
Esclerótica ocular: la esclerótica es la capa de tejido conectivo duro, blanco y fibroso que recubre la mayor parte del ojo. La parte blanca del ojo humano es un ejemplo. Todos los caballos tienen esclerótica, pero la del appaloosa es blanca y normalmente mucho más visible que en otras razas. Todos los caballos muestran blanco alrededor del ojo si los giran hacia arriba o hacia abajo o si se levanta el párpado. La esclerótica blanca es visible en todo momento en el caballo appaloosa y es una de las características distintivas. No es necesariamente característica appaloosa si el lucero en la cara del caballo rodea a los ojos. Cascos rayados: muchos appaloosa tienen rayas verticales claras y oscuras bien definidas en el casco. Hay que tener cuidado de distinguir que estas rayas blancas no se originen en una lesión en la corona o de una calceta blanca en la pata del animal. Si hay duda sobre esta característica, hay que confirmar que el animal tenga las otras características appaloosa.
La entidad fue fundada el 27 de noviembre de 2003. Los fundamentos son promover el conocimiento y el desarrollo de la raza en la Argentina. Proteger y fomentar el desarrollo ético y profesional de la cría de los caballos appaloosa. Establecer y mantener los registros, mantener un estándar de calidad, fomentar el intercambio de información entre los miembros, impulsar la educación y la formación profesional en la cría. Además de proteger la conservación y el desarrollo del appaloosa como una de las más antiguas y preciadas razas de caballos.
● Se destaca por su anatomía y equilibrio de sus formas, los que unidos a su temperamento y distinción lo convierten en la más elegante cabalgadura. Es de cabeza corta y cóncava, frente ancha, hocico fino, ojos grandes y expresivos. Sus orejas están bien separadas, son estilizadas y cortas. El cuello es largo y flexible, mientras que el lomo amplio y fuerte se prolonga en su grupa recta hasta la cola, que lleva bien erguida. Su piel es fina y suave, y sus colores más habituales son el tordillo, alazán y zaino. Se caracteriza por su brillante acción y notable libertad de movimientos, que lo convierten en la raza equina mejorada por excelencia. Originario de Arabia, el caballo árabe se destaca por su excepcional resistencia, capacidad de adaptación y belleza, características que lo han convertido en el mejorador de raza por excelencia, pues casi todas las razas existentes del mundo tienen un porcentaje de sangre árabe.
Estados Unidos es el país que más caballos árabes posee, con una cifra aproximada de cien mil ejemplares, mientras que en la Argentina hay alrededor de 5000 caballos árabes. La influencia de este caballo en la Argentina es enorme al tener descendientes de caballos árabes que ocuparon la Península Ibérica por 800 años, así como el SPC, que proviene de tres caballos árabes (Byerley Turf, Darley Arabian y Godolfin). Siendo así la influencia del caballo árabe enorme en la Argentina dado que el SPC y el Caballo Criollo son dos de las razas más voluminosas de la cría Argentina. El desarrollo del genotipo, el temperamento y otras características son el resultado de una selección llevada a cabo durante cientos de años. De hecho, la selección natural en el rústico ambiente del desierto, donde solamente los fuertes y sanos sobreviven, jugó un papel importante en el desarrollo de la raza, así como su constante trato con el nómade que recorría el desierto lo dotó de un carácter noble y compañero.
Cabeza: comparativamente pequeña, perfil de la cabeza recta o preferiblemente ligeramente cóncava debajo de los ojos; hocico pequeño, fosas nasales grandes que se dilatan cuando están en acción; ojos grandes, redondos, expresivos, oscuros y separados (los ojos de cristal serán penalizados en las clases de reproducción); distancia comparativamente corta entre los ojos y el hocico; carretilla pronunciada con una gran distancia entre sí; oreja pequeñas (más pequeñas en padrillos que en yeguas), delgadas y bien formadas, con las puntas curvadas ligeramente hacia adentro.
Cuello: largo, arqueado, insertado alto y bien detrás de las espaldas. La garganta es fina y limpia.
Lomo: corto y fuerte. Preparado para llevar peso durante largas distancias.
Grupa: comparativamente horizontal, fuerte y plana. El largo debe ser proporcional a los otros 2/3 del cuerpo.
Cola: colocación de la cola alta con un rabo fuerte y largo. Vista desde atrás, la cola debe ser recta.
Las cualidades anteriores identifican el tipo en el caballo árabe de pura raza. Si el caballo tiene estas cualidades y una conformación correcta, estamos frente al estándar ideal.
Además de las descripciones enumeradas anteriormente, las siguientes descripciones también forman parte de los estándares de raza:
Paleta: inclinada en 45º con gran largo extendido sobre el músculo.
Costillas: bien definidas.
Antebrazo: largo y ancho.
Hueso de cañas: corto con tendones grandes.
Lomo: ancho y fuerte.
Caderas: fuertes y redondas.
Muslo: musculoso y garrones fuertes con articulaciones rústicas y bien definidas.
Cascos: redondos de tamaño proporcionado y rectos.
Altura: de 1,43 m a 1,53 m, con individuos ocasionalmente por encima o por debajo de esa medida. Los cambios evolutivos están influyendo sobre estos límites promedio establecidos. El caballo árabe de hoy, en promedio, es más alto.
Piel: fina con diferentes pelajes como alazán, zaino, tordillo, negro y sus variantes en colores sólidos. Su piel es oscura, excepto bajo marcas blancas.
Los sementales, especialmente, deben tener una abundancia de vitalidad natural, animación, espíritu, flexibilidad y equilibrio.
A fines del siglo XIX, llegan al país los primeros ejemplares árabes, gracias a la pasión de Hernán Ayerza. Ese mismo entusiasmo por esta raza tan bella como resistente impulsa a un grupo de criadores a constituir una sociedad civil sin fines de lucro, con el propósito de contribuir al progreso y difusión de la raza árabe, cruza árabe y anglo-árabe. Así nace en 1969 la Asociación Argentina de Criadores de Caballos Árabes, mientras que el estatuto determina la constitución de la entidad el 18 de agosto de 1980.
● Por su temperamento enérgico y vivaz, es utilizado para toda clase de competencias ecuestres y se lo considera el caballo deportivo por excelencia. Existen dos tipos definidos: el tipo salto y el de adiestramiento, y en general, son utilizados para equitación, salto, adiestramiento y prueba completa. Su pelaje, liso y sedoso, puede ser alazán, zaino o tordillo. De origen argentino, se sabe que es una raza que resultó de un cruce entre muchas otras de notable fama. Entre ellas, cabe mencionar al hannoveriano, al angloárabe y al pura sangre de carreras. La unión entre las razas no fue algo accidental. Todo lo contrario: se hizo una inspección para escoger a las más aptas. La idea era juntar ejemplares con una ascendencia fuerte y con una resistencia a las carreras, con el objetivo de utilizar al caballo para competiciones de salto. El resultado fue un caballo más que apto, con una sangre pura y una calidad sin comparación. Desde entonces, ha tenido a la Argentina como sitio de crianza principal. Las provincias de Buenos Aires y Córdoba son donde más prolifera la raza. Antes de 1982, esta raza de caballo se denominaba “anglo-argentino”, pero con la creación de la Asociación Argentina de Fomento Equino cambió su nombre a silla argentino.
Este animal de líneas largas y armoniosas posee ojos vivaces y expresivos, cola y cuello bien insertados, y extremidades fuertes y nítidas, correctamente aplomadas.
Con el correr de los años, la raza se fue modernizando a través de la incorporación de la genética europea; de la selección de progenitores con aptitudes deportivas y genéticas.
El registro de los caballos silla argentino es realizado por la Asociación Argentina de Fomento Equino, institución que permanentemente está en contacto con los criadores con el fin de fomentar la cría, organizar exposiciones y actuar como facilitador del banco genético.
En la Argentina, hay muchos haras ubicados en todo el país, los cuales según sus objetivos de cría implementan diferentes biotecnologías reproductivas, selección de progenitores, importación de yeguas madres europeas; con el propósito de lograr ser competitivos mundialmente para impulsar al caballo silla argentino en el mercado internacional.
Características: en líneas generales, el silla argentino es un caballo mesomorfo. Ello implica un buen tamaño y una musculatura que resalta ante la de otras razas.
Alzada: amplia, el rango de alzada de estos caballos es bastante extenso. Va desde los 1,55 hasta los 1,75 m. Esas medidas los convierten, como es evidente, en una de las razas de equinos más altas.
Peso: tiene una contextura bastante ancha. Puede llegar a pesar entre 430 a 520 kg, incluso antes de ser adulto.
Capas variadas: esta raza puede tener varios colores. Normalmente la capa es alazán, tordillo o zaino. Algunos ejemplares presentan un tono mucho más oscuro.
Pelaje suave: el pelo suele ser del mismo color que su piel. A la par, está hecho de cerdas muy finas. Esta cualidad lo vuelve muy suave al tacto, hasta el punto de ser sedoso.
Dentadura pulcra: la dentadura en esta raza presenta una pulcritud extraordinaria. Los dientes son muy blancos, con una forma fina. Pero además de eso son increíblemente fuertes.
Por esa razón, estos caballos pueden comer alimentos duros sin problema alguno. Se ha comprobado también que la dentadura suele llegar hasta la vejez sin haberse deteriorado.
Orejas y ojos: las orejas de este animal son pequeñas. En contraste con ello, encontramos que sus ojos son bastante grandes. Se destacan asimismo por ser muy expresivos.
Cabeza y frente: por su parte, la cabeza es relativamente pequeña, mientras que la frente de estos caballos es ancha y plana.
Cuello: presenta una base muy ancha y al mismo tiempo un vértice delgado. Gracias a eso, la cruz resalta por encima de todo lo demás.
Miembros robustos: las extremidades de esta raza albergan un buen porcentaje de la musculatura. Por ende, presentan un aspecto robusto. Como si no bastara, son largas y esbeltas.
Temperamento: el caballo silla argentino es un animal muy calmado. Es imposible que se altere, aun cuando se dispare su adrenalina. Quizá por ese temperamento posee una energía que parece inagotable.
Cuidados: necesita mucho descanso. Y no nos referimos solo a cantidad, sino también a calidad. Hay que asegurarle un lecho de goma suave o cáñamo. Este último es bueno para absorber los olores.
Estos caballos no consumen demasiada agua. Pero de todos modos deben tener acceso a ella y que esté bien limpia, porque podrían infectarse.
De acuerdo con todas las características mencionadas, además, los Silla argentino son apacibles y silenciosos. Son una raza que escucha con total atención a su dueño, y de allí se deriva que aprendan con gran rapidez.
El 17 de noviembre de 1924, un calificado grupo de criadores entusiastas y progresistas fundó esta Asociación con el nombre de “Asociación de Fomento de la Cría Caballar de Silla”. Formaban ese grupo Miguel Alfredo Martínez de Hoz, presidente de la Asamblea Constitutiva; Isaac de Oliveira Cesar, primer presidente de la Institución; y Darío E. Anasagasti, Mariano de Ezcurra, Adolfo G. Luro, Ricardo Malbrán, Miguel E. Martínez de Hoz, Tomás P. Moore, Rafael de Oliveira Cesar, Miles F. Pasman, Celedonio Pereda, Enrique Pilotto, Eduardo Regúnaga, Enrique J. Smith, Carlos Uranga y Joaquín J. Vedoya. Tiempo después y habiéndose resuelto hacer extensiva la obra de fomento al caballo de tiro, se decide darle un nombre más amplio y genérico, acorde con su nueva orientación: Asociación Argentina de Fomento Equino, con lo que se abarca al silla argentino y al tiro argentino. A ello se dedica desde entonces y sus registros selectivos cuentan a la fecha con 70.000 animales fichados.
La historia de Mancha y Gato cuenta sobre la proeza de dos caballos criollos y su particular jinete, Aimé Félix Tschiffely, un profesor que nació en Berna, Suiza, en 1895, y se formó como docente, profesión que ejerció en primer lugar en el Reino Unido, para luego trasladarse a la Argentina, donde dictó clases en institutos de inglés. Con pocos años en el país, y luego de varias incursiones a caballo por el interior, Tschiffely decidió llevar adelante una verdadera hazaña: unir Buenos Aires con Nueva York en los Estados Unidos de América. Mancha y Gato eran caballos criollos, nacidos en la Patagonia y adquiridos al cacique tehuelche Liempichún por Emilio Solanet, un veterinario y dirigente radical (llegó a ser diputado nacional) que poseía la estancia El Cardal en Ayacucho, provincia de Buenos Aires. Allí fueron domados los dos ejemplares.
Esta historia particular y la gestación de este increíble recorrido había comenzado cuando Emilio Solanet, quien unos años antes había fundado la Asociación de Criadores de Caballos Criollos, recibió una carta de Tschiffely, en la que le exponía su plan y para ello necesitaba comprarle un par de animales para demostrar la nobleza y superioridad del caballo criollo por sobre el resto. Al principio, Solanet se negó a la venta, puesto que consideraba el viaje como una locura, y no creía que un profesor suizo pudiera llegar siquiera “a Rosario” con los caballos. Sin embargo, tras conocerlo mejor, le regaló dos ejemplares: Gato, un caballo de pelaje gateado de 16 años; y Mancha, un overo que contaba entonces con 15 años.
Tschiffely volvió entonces a Buenos Aires y, pese a la incredulidad de la prensa de entonces, partió desde la sede de la Sociedad Rural Argentina un 24 de abril de 1925. Hasta llegar a Nueva York, el suizo y sus caballos criollos recorrieron 21.500 kilómetros divididos en 504 etapas, en el lapso de tres años y casi cinco meses.
En el camino, el jinete suizo y sus caballos pasaron por 20 países, cruzaron en varias oportunidades la Cordillera de los Andes y alcanzaron el récord mundial de altura para estos animales, al atravesar el paso El Cóndor, entre Potosí y Challapata, a unos 5900 metros sobre el nivel del mar. Además, soportaron las condiciones más extremas: en el paso récord enfrentaron temperaturas de -18º C, pero también se expusieron en las 30 leguas de Huarmey a Casma, Perú, a calores colosales: ¡52 grados a la sombra! sin agua, ni forraje, solo arena. Los cascos se hundían permanentemente de 6 a 15 pulgadas en la arena candente.
En su viaje, Tschiffely y sus caballos cruzaron Bolivia, atravesaron los desiertos del Perú y las selvas de Colombia y Panamá. Cruzaron el Canal, y se abrieron paso por Costa Rica, El Salvador y Guatemala. En México, el suizo fue recibido como un héroe y fue objeto de numerosos homenajes.
Finalmente, el 20 de septiembre de 1928, 3 años y 149 días después de haber partido de Buenos Aires, Tschiffely entró en Nueva York. Allí habían llegado las noticias de su travesía, por lo que también fue recibido con honores por el alcalde de esa ciudad, James John Walker. En el libro que publicó posteriormente, el suizo narró sus vivencias ante el fin de la hazaña: “Quedé hechizado durante largo rato, miré a mis caballitos criollos y luego a esas enormes moles de cemento y acero: uno, producto de las llanuras de la Patagonia, áridas y barridas por el viento; las otras, fruto del trabajo de cerebros humanos, de su iniciativa, ciencia y habilidad. Antes de darme cuenta de ello, hablaba otra vez con mis caballos: ‘Sí, viejos, esto es Nueva York, pero yo sé que las pampas argentinas los llaman. Tengan paciencia, los llevaré de vuelta porque bien se lo merecen’”.
Luego Tschiffely fue recibido en Washington por el entonces presidente de los Estados Unidos, Calvin Coolidge, y su viaje llegó a la tapa de la revista National Geographic, una de las más prestigiosas de la época. De vuelta en Nueva York, el suizo recorrió la Quinta Avenida a lomo de Mancha y escoltado por la policía de la ciudad. Además, los dos ejemplares fueron expuestos en el Salón Internacional del Caballo en el Madison Square Garden.
Tschiffely y sus dos caballos regresaron a Buenos Aires en el vapor “Pan America”, lo iban a hacer en otro que terminaría naufragando. Llegaron a la Dársena Norte el 20 de diciembre de 1928. Gato moriría el 17 de febrero de 1944 a los 36 años y Mancha, el 24 de diciembre de 1947 a los 40. Los enterraron en El Cardal. Por indicación de Solanet, un taxidermista rescató sus cueros y ambos caballos se exhiben en el Museo del Transporte de Luján. El jinete suizo falleció en Londres el 5 de enero de 1954. El 13 de noviembre de ese año llegaron sus restos a la Argentina y fue inhumado, en medio de un impresionante homenaje gauchesco, en el cementerio de la Recoleta. Desde el 22 de febrero de 1998, las cenizas de Tschiffely descansan en El Cardal, en el mejor de los lugares, junto a sus fieles amigos.
El 20 de septiembre fue declarado Día Nacional del Caballo en la Argentina, la fecha fue instaurada por la Ley 25.125 en 1999. La normativa dio el marco institucional a la iniciativa de la Federación Ecuestre Argentina (FEA), que propuso festejar la importancia de este animal, con el fundamento de un “homenaje a la participación del equino en la organización histórica y económica, y en la vida deportiva de la Argentina”.
Por Juan Carlos Grassi Cetran jcgrassi@feriasycongresos.com.ar juancarlosgrassicetran \ El Cardal, 1944. Los cuatro amigos. Gato, Emilio Solanet, Aimé Tschiffely y Mancha.