Aire limpio y despoblamiento en la sierra norte de
GUADALAJARA Texto: Ignacio Vasallo Fotos: José Muñoz
Arroyos o Campillo , perfectamente mantenidos, a pesar de que en ninguno de ellos viven más de veinte de los cincuenta vecinos censados. Durante los fines de semana aparecen los turistas a los que hay que alimentar en los restaurantes abiertos para la ocasión en los que abundan las especialidades locales como las setas y el cabrito. Las magníficas carreteras construidas en los últimos cuarenta años han terminado con el aislamiento. Ya no quedan rostros tallados por el aire del silencio. Internet ha homogeneizado el paisaje humano. Los escasos niños son recogidos en sus dispersos hogares para agruparlos donde hay escuelas y Amazon coloca los productos deseados en cualquier sitio. La provincia de Guadalajara es bien conocida. Cuenta con lugares emblemáticos como Sigüenza, Molina de Aragón o Pastrana y por supuesto La Alcarria, pero es tan grande que queda mucho por explorar. El turismo procedente de Madrid no suele ir más allá de Cogollado con su elegante palacio renacentista en fase de restauración, pero no hay que ir muy lejos para encontrarnos con municipios como el de Tomajón que tiene los mismos habitantes por kilómetro cuadrado que las partes más remotas de Laponia. Su emprendedor alcalde que ya no cumplirá los 75 ha conseguido construir una piscina cubierta. Su proyecto para esta nueva legislatura es la ampliación de la residencia de ancianos. Allí el futuro es acorde con el paisaje. Al norte en uno de los pueblos negros hay un aviso colgado en la puerta de la Iglesia que dice “Este cementerio es de carácter rotativo. No se permiten plantas ni flores ni lapidas. No hay propietarios. Si alguien no cumple con estos criterios se actuara en consecuencia. Los Párrocos. “. La Iglesia, siempre alerta, garantiza por lo menos un final ordenado ya que casi no hay bautizos, primeras comuniones o bodas religiosas.
E
s el centro de la Península Ibérica. Donde antes habitaron celtiberos, romanos, visigodos y árabes ya no queda ni la Guardia Civil, pues poco hay que vigilar. Pero ese desierto siberiano a un par de horas de Madrid tiene el atractivo del aire limpio y del silencio. En Campisabalos, en el noroeste de la provincia hay un “centro de interpretación” donde te explican que allí se respira el aire más limpio de España como se puede comprobar por la belleza y brillantez del liquen que cubre árboles y rocas .Es un aire no solo limpio sino también silencioso, que alcanza su plenitud en el Hayedo de Tejara Negra, bordeando Segovia, donde habitan el águila real, el buitre leonado, el corzo y los picos de hasta dos mil metros. En las profundidades del aire del silencio aparece la ruta de la arquitectura negra. Pueblos con casas de piedra y tejados de pizarra como Tomajón, Majaelrayo y Valverde de los
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