El Yasuní como futuro

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Quito, 19 de junio de 2013

El Yasuní como futuro

Fander Falconí Hay muchas razones para mantener vigente la iniciativa Yasuní ITT. Por una parte, por el momento que ha llegado la humanidad debido al cambio climático. Por primera vez en la historia de la civilización, la concentración de dióxido de carbono superó ya en la atmósfera la frontera de las 400 partes por millón. La humanidad debería tomar la decisión de empezar a revertir esta realidad amenazante, apoyando la propuesta de dejar el petróleo en el subsuelo en el Yasuní, y así evitar, al menos, una parte de la quema de combustibles a nivel mundial. En estos momentos, habría que mirar con un cierto optimismo las próximas elecciones federales alemanas que se realizarán en septiembre, ya que el actual gobierno no tuvo la comprensión esperada sobre la propuesta ecuatoriana. Como sabemos, ha tenido apoyos simbólicos -no monetarios- de múltiples organizaciones y personalidades. Por ejemplo, la propuesta de “yasunizar” el planeta ha sido respaldada con otras palabras, por el economista y político inglés Nicholas Stern, quien hizo uno de los mejores informes internacionales sobre la economía del cambio climático. Fue también propugnada por el medioambientalista estadounidense Bill McKibben, en EE.UU., con sus activistas de la organización 350.org. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) debería aproximar y enlazar en forma rápida el impuesto Daly-Correa -un ecoimpuesto a la exportación de petróleo- con la iniciativa Yasuní ITT. El mercado internacional está en condiciones de absorber con facilidad un impuesto ambiental. El dinero del ecoimpuesto -que debería aplicarse también a otros combustibles exportados, en proporción a su impacto ambiental- podría ir a un fondo para la transición energética en Ecuador y para finalidades sociales, en particular, en la Amazonía. Esta se convertiría en una manifestación de política activa impulsada con decisión desde la OPEP contra el cambio climático, proponiendo la generalización de este ecoimpuesto en la esfera mundial.


También está sobre el tapete el tema del valor. El Yasuní debe ser preservado por sí mismo, por el valor que tiene para el planeta y por la presencia de culturas humanas; por los diferentes valores que proporciona a la humanidad, de uso directo; e indirecto, como son los servicios ambientales. En general, la Amazonía en América del Sur transita de manera paulatina hacia un preocupante estado de sabana por efectos de la deforestación. Se pierden servicios ambientales y especies únicas en el mundo. La iniciativa Yasuní ITT da muchos ánimos a quienes defienden la Amazonía con sus argumentos o con sus vidas. Es urgente un compromiso de la humanidad para salvaguardarla, pues se trata hoy más que nunca de una responsabilidad de orden ético para todos los habitantes del planeta.

Fuente: El Telégrafo


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