FACTUM - Revista Literaria No. 10

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FACTUM REVISTA LITERARIA

MAYO, 2014. NO. 10.

Biografía: Pablo Neruda. Creación: Susana González Odizzio/Angeles Cabrera/Neyder Darín Domínguez Hernández/José Ramón Muñiz Álvarez/Nadia Paola Cavi/Laura Rizzi/Zafiro Merlión/Rita Bedia Lizcano/ Kim Bertran Canut/Gemma Cardera Gil/Carlos Verdeguer/Joalberths De Agrela/Fernando Bermúdez/ Ernesto Antonio Parrilla/Stephan Enríquez/Gustavo Alejandro Cedillo/Dante Vázquez/Daniel de Cullá/Gerardo Artaza/Chelo Ávila/Eloy A. Gómez/Fabián Luna/Zambra. Artículo: Octavio Cabrera. El Fragmento: Samuel Beckett.






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CONTENIDO biografía

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artículo 76 - 77

el fragmento 78 F A C T U m - Revista Literaria

libros 82 - 87 5


Presentación

“Pero siempre han odiado la cultura porque un pueblo culto termina con los que lo torturan.”

Pablo Hasél.

https://www.youtube.com/watch?v=QdoIeioSJwo

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Biografía

Pablo Neruda Para todos aquellos que en algún momento de su vida han sentido la imperiosa necesidad de amar y de decirlo, nada más apropiado que el universo amoroso de los versos de Pablo Neruda para asomarse al ama del poeta y reflejarse en sus palabras. Pablo Neruda nació el 12 de julio de 1904 en Parral, Chile. Su nombre real era Neftalí Ricardo Reyes Basoalto. Ingresa al Liceo de Hombres de Temuco, donde realiza todos sus estudios hasta terminar el sexto año de humanidades en 1920. Es en este instituto donde publica sus primeros poemas en el periódico regional La Mañana. En 1919 obtiene el tercer premio en los Juegos Florales de Maule con su poema Nocturno ideal. A partir de 1920 adopta definitivamente el seudónimo de Pablo Neruda como homenaje al poeta checo Jan Neruda. En 1921 estudia pedagogía en francés en la Universidad de Chile, donde obtiene el primer premio de la Fiesta de la Primavera con el poema La Canción de fiesta. En 1922 colabora en la revista Claridad, órgano publicitario oficial de la Federación de Estudiantes. En 1923, publica Crepusculario, que es reconocido por escritores como Alone, Raúl Silva Castro y Pedro Prado. Al año siguiente aparecen sus Veinte poemas de amor y una canción desesperada, en el que todavía se nota una influencia del modernismo. En 1927 comienza su extensa carrera diplomática que se extenderá hasta 1940. Es nombrado cónsul en Birmania, Ceilán, Java, Buenos, Aires, Madrid, París, México. El estallido de la guerra civil española, así como el asesinato de su amigo Federico García Lorca influyen en él y escribe España en el corazón. En 1950 publica Canto General, texto en que su poesía adopta una intensión social, ética y política. En 1952 publica Los versos del capitán y en 1954 Las uvas y el viento y Odas elementales. En 1958 aparece Estravagario con un nuevo cambio en su poesía. En 1971 recibe el Premio Novel de Literatura. Muere en Santiago el 23 de Septiembre de 1973, legándonos un patrimonio monumental de hombre y poeta. Neruda fue un hombre que siempre estuvo amando. El amor era para él una actividad cotidiana.

Sus obras: Crepusculario. (1923) Veinte poemas de amor y una canción desesperada. (1924) Anillos. (1926) El habitante y su esperanza. (1926) Residencia en la tierra (1925-1931) Canto general. (1950) Los versos del capitán. (1952) Todo el amor. (1953) Las uvas y el viento. (1954) Odas elementales. (1954)

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“Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.”

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-pablo neruda-

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El tiempo Lo he sorprendido, vive ocioso, sujeto en cada alma que pueda encontrar, de caminar lento, pero inexorablemente seguro. Sarcástico en el reloj de la tía, riendo a carcajadas y marcando con un irónico “cucú” la larga espera del regreso del hijo desaparecido. Injusto, en el enorme reloj de la sala de los Franz, marcando con su tic-tac el silencio cortante de aquella casa otrora llena de vida y ahora carente de brillo y trova tras su paso inevitable por la vida de la gran concertista. No hay muchos tiranos que se le asemejen, desde el recinto de la enorme biblioteca del Condado lo veo todos los días, me acecha como un lobo hambriento devorando mis ganas y mi presente. A otros seres que no han podido confrontar su transcurrir y han renegando de su existencia y su pasar, los manipula como a marionetas salidas de teatros de antaño, absolutamente pasadas de moda, sentado en la orilla del camino, los viste con caducos ropajes mientras a su vez los califica de excéntricos sin gloria. Mi misión, por así llamarla de algún modo, no se trataba de frenar su paso ineludible ni dejar que su tránsito no hiciera eco; se trataba de restarle importancia a sus caprichos y consolidar mis más altas ambiciones. Actué en consecuencia y no dejé que me sedujera su acontecer en aletargados días, lo llevé al extremo, lo obligué a obedecerme y cuando pensé que lo había doblegado, la imagen del espejo me devolvió mi figura; tristemente se había metido en mi piel y en mis entrañas, bajé la vista, descubrí su juego, del otro lado del espejo me miraba irónico y tajante, no dijo palabra, solamente se volvió para ponerse su traje de instantes y se fue en busca de otra víctima que quisiera jactanciosamente desafiarle.

Susana González Odizzio, 50 años. Estados Unidos. Escritora.

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Inspiración

Días y noches enteras rogó para dejar de sentir, para poder salir del espiral de emociones que la dominaban desde su partida. Días llenos de rencor, noches de tristeza. Cada mañana esperaba no volver a saber de él y por las noches clamaba en silencio su regreso. Le molestaban los recuerdos, que llegaban de improviso y dolían como golpes en el estómago pero lo que más le molestaba era no poder hacer aquello que más le gustaba: escribir. Desde que él se fue no podía hilvanar más de tres frases sin que las lágrimas, mudas espectadoras de su desdicha, empezaran a resbalar por sus mejillas y llegaba un momento en que ya no sabía si el llanto era de tristeza por su alma lastimada o de impotencia por no poder escribir. Hubiera sido muy fácil culparlo no sólo por haberse ido sino también por haberse llevado su inspiración. Pero no era inspiración lo que le faltaba, sólo era ese estúpido llanto que no podía controlar, ese dolor contenido que pugnaba por salir y no lo lograba, formando ese nudo en la garganta que le impedía respirar. Odiaba llorar y más por causa de él. Quería sacar todos esos sentimientos escribiendo pero lo único que lograba era verterlos en forma de lágrimas. Cuando no pudo más llegó a una conclusión: para poder escribir de nuevo era necesario dejar de sentir, un precio que estaba dispuesta a pagar. Llegó el día en que él, su partida y los recuerdos ya no significaban nada y supo que era el momento de volver a escribir, se sentó frente a la computadora, sus manos sobre el teclado, solo necesitaba una frase para de ahí empezar a tejer toda una historia, pero la frase no llegaba y nunca llegó. El día que dejó de sentir, dejó de escribir, no sólo perdió sus sentimientos, la inspiración se fue con ellos...

Ángeles Cabrera Hernández, 24 años. México. Gnomo.

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OTRA VEZ AMANECIÓ LLOVIENDO Otra vez amaneció lloviendo, ¿ya te diste cuenta? Ya son cinco días seguidos que nomás el cielo no para de llorar. Es como si el cielo también supiera de nuestra tristeza, no lo sé. Como a media noche, cuando el aguacero arreció, yo estaba bien dormida, pero entre sueños escuché cómo las gotas de agua parecían clavos que perforaban el techo. Sentía también que cruzaban y perforaban mi cabeza, una tras otra. Tuve miedo de que el aguacero ensuaveciera la tierra de las paredes de la casa y nos cayera encima sin que nos diéramos cuenta. Tuve mucho miedo, por eso me levanté de la cama. Pensé que tú también te despertarías con el ruidazal de la tempestad, pero no fue así; la verdad, no sé cómo pudiste dormir tan tranquilo con el aguacero que nos cayó anoche: no sé si de verdad estabas dormido o si nomás te hacías el valiente entre tus cobijas. Sólo tú lo sabes, Alonso. Saqué los cerillos que guardo debajo de mi almohada, donde siempre los dejo para que no los alcance la humedad y ardan lueguito; a tientas, busqué mi manojo de velas bendecidas por el padrecito Francisco, prendí una, la tomé entre mis manos y me hinqué. Cerré de a pronto los ojos y me concentré en mis oraciones, rezándole a la virgencita lo suficientemente fuerte para que al menos yo me escuchara y me convenciera. Repetí una y otra vez mis oraciones olvidándome de la lluvia, hasta que de repente, cuando abrí los ojos, al cabo de unas tres horas, la lluvia se había convertido en una lluvia más amable al oído. Ya no se escuchaba el viento contra la ventana, ni las gotas como gotas de metal. Ahora, parecían gotas de agua comunes y corrientes que caían de la solera de la casa. Me quedé tan tranquila que el sueño me vino de golpe. Así que con las rodillas adoloridas, me levanté y me acomodé junto a ti en la cama. Estaba tan cansada que caí como piedra en un sueño profundo. ¡Qué milagrosas son esas velas, Alonso! Y ¡Qué bueno que mandé bendecir un manojo grande! Pero hoy amaneció lloviendo y para eso sí no funcionan las velas. Funcionan nomás cuando el aguacero está a punto de tirar las casas, no para que deje de llover completamente durante el día y que seque la tierra. Por eso no me gusta esta época, porque llueve tanto: me espanta de noche y me desespera de día. No podemos ir al trabajo en el campo, ni al mercado, ni a ver qué hay en la calle. No cabe duda que nos vuelve prisioneros de nuestras propias casas y encima con el temor de que se nos pueda caer encima. Aparte que la leña se moja y no debemos desperdiciar la leña seca que nos queda todavía. Porque si se acaba, ni podemos salir y ni podemos comer. Por eso no me gusta esta época, Alonso, ni me gusta la lluvia, ni me gusta quedarme encerrada aquí en la casa, guardadita, como si no hubiera trabajo por hacer.

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Anda, come Alonso; aunque me dolían las rodillas te preparé la salsa de jitomates asados que tanto te gusta. Le puse cilantro recién cortado del que no se echó a perder por la lluvia. Porque lo demás, lo apachurró contra la tierra, igual como lo apachurró a Don Sebas la pared de su casa. Pobre de Don Sebas, ya hasta me acordé de él. Come, pero guarda algo para la tarde: ya nos queda poca comida y vienen más días lluviosos como éste. Ojalá que aclare en estos días para poder bajar a San Jerónimo a mercar las semillas de calabaza que aún nos quedan, con eso tendríamos para comer unos días más hasta que el mes se vaya y se vayan también estas jodidas lluvias. Por mí no te preocupes que ya comí y además, como muy poco. Tú necesitas comer más para tener fuerzas y trabajar cuando deje de llover. Yo me la paso vendiendo y para eso no requiero mucha fuerza. Así que cómete tú el resto de la salsa, pero guarda algo para la tarde. Si quieres más café, avísame. SI quieres que te haga unas tostadas en la lumbre, también avísame, ¿quieres más frijoles? Anda, come Alonso. Acércate al fogón para que no tengas frío. Aquí junto a tus ropas que coloqué para que se secaran. Les quedará impregnado el aroma a humo, pero por lo menos tendrás tu ropa seca. No me lo agradezcas tanto, Alonso, todo lo hago porque te quiero, porque si no te quisiera de veras, ya me hubiera regresado con mis papás. Allá no llueve tanto como aquí. Pero, a pesar de que me pidieron muchas veces que volviera y te dejara, preferí quedarme contigo porque aquí, aunque llueva a cántaros, me aferro a tu pecho tibio y con eso se me olvida un poco. ¿Qué haces, Alonso? ¿Por qué buscas tu machete? ¿Acaso irás al monte a pesar de la lluvia? ¡No vayas! No quiero que enfermes. Mejor quédate aquí conmigo a escucharme hablar, aunque no quieras contestarme, ¡Pero no salgas! Que nomás vas a pescar un catarro y yo no quiero que te enfermes.

Neyder Darín Domínguez Hernández, 22 años. Chiapas, México. Estudiante de Educación Secundaria.

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ARQUEROS DEL ALBA (III) Soneto XVI La espuma que rizaba tu cabeza Manchaba los cabellos blanquecinos, Hermosos como mares coralinos Que dejan en la costa su pereza. Tu rostro fue bandera de nobleza, Los ojos vivarachos, peregrinos, Atentos a los brillos cristalinos Del aire que enseñaba su pureza. Halló en tu pecho un rico posadero La luz de tu cariño y tu ternura, Nacida de tu voz, raro lucero. Jamás bebió tu voz de la amargura Ni el brillo ardió en tus ojos sin esmero, Mas tu cabello heló la nieve pura. Soneto XVII De nuevo alejará las sombras muertas La alcoba de la noche mortecina, Las sábanas oscuras, la cortina Que ve las horas tristes y desiertas. Las luces de otro sol verán abiertas Los pórticos que aún cubre la neblina, Y lenta, temerosa, peregrina, La aurora cruzará sus anchas puertas. Un cielo despejado traerá el día Por donde vuela libre el aire sano, Extraño mensajero de alegría. Vendrá la luz del reino más lejano, Más no te encontrará en la brisa fría Ni el sol verá el bostezo más temprano. Soneto XVIII No escondas la mirada luminosa Que alcanza, vivaracha, la alegría, Que el brillo que se enciende cada día Envidia tu alborada generosa.

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Enséñanos tus ojos y, graciosa, Irrádianos de luz donde, sombría, Renace con tristeza, helada y fría, La aurora que despierta perezosa. Y muéstrate feliz, que tu sonrisa Compite con la luz de las estrellas Que guarda el cielo al alba siempre aprisa. No escondas tus miradas si son bellas, Enséñanos tu luz clara, imprecisa, Y olvida, si las tienes, las querellas. La lluvia de diciembre

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Mirad, tras los cristales, La lluvia de diciembre, Que vuelve, sin apuro, Manchando las mañanas, Las tardes y las noches con su beso Amargo, silencioso y peregrino, Sereno y apagado Como una pincelada que las sombras Dejaron en un lienzo Callado como el sueño del arroyo. Mirad, tras los cristales, La lluvia de diciembre, Que vuelve, sin apuro, Dejando atrás el brillo Del fuego del crepúsculo temprano, Sereno, resignado, sentencioso, Cansado de agotarse, Ahogado entre las trenzas de la noche, Cuyas estrellas saben Del curso rumoroso del arroyo. Mirad, tras los cristales, La lluvia de diciembre, Que vuelve, sin apuro, Los recuerdos tristes

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De cómo la sonrisa de la abuela Se fue apagando, casi sin saberlo, Porque la edad la pudo, Porque los años fatigosos derrotaron Su vida malherida Por el cansancio amargo del camino. Soneto XIX Existe un sueño intenso y tan profundo Que sueña en él aquel que, adormecido, Sumerge su conciencia y, abatido, Exhala su suspiro más rotundo. El cielo alcanzó el oro en un segundo, Un reino de colores que, encendido, De músicas se llena y de sonido, El ánimo mudando en vagabundo. Allí reposas hoy, triste el aliento, La vida y la esperanza en lo lejano, También la luz, el oro ceniciento. Dejando sólo un eco del verano, Cayó del árbol, al correr del viento, El fruto generoso del manzano.

José Ramón Muñiz Álvarez, 39 años. España. Profesor.

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Sexo opuesto, ojos marrón ¿Les ha pasado tener una conexión con una persona de manera inexplicable?<<Pregunto>> -El lector, sereno & firme responde un no. A mí me pasa seguido y claro, debo decir que con una persona que apresar de las altas y bajas, antes más bajas que altas... He podido mantener una relación comunicada y honesta. Aclaró, no es nada con eso del amor eterno y el feliz por siempre. Cabello negro y rizado, con una anatomía considerable como para llamarle “Delgada” claro, a comparación a la mía... ¡ja ja ja! Bien, continúo. Ojos redondos, color marrón porque yo quiero. Risas, gritos, miradas; música, (______), alcohol... Hablamos de todo, desde la simpleza en un hola, hasta la preocupación con un “Te Extrañaré”. Escribir/Hablar, nada fácil... Quisiera ser matisse, pero no se va poder. *Winehouse de fondo entre 4 paredes* -¡QUIEN TENGA OIDOS PARA ESCUCHAR, QUE VUELE! << Un Plus>> Ella; continuó. Acreditarle a él mis actos, nada conveniente... Nos falta valor, estamos necesitados de un aliento, un soplo. ¡Movimiento!, necesitamos siempre estar en movimiento. ¿Eres del lugar en dónde vives? O ¿Eres en donde te encuentras?. Yo sé la respuesta de él, sin embargo... Aunque muchos la sepan, pocos analizan. Conexiones en mi oasis de soles, de lunas, de café. PD: ¿te sientes buen mussa?

Nadia Paola Cavi, 20 años. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México. Estudiante.

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soy Soy el silencio guardado en tus caricias Soy el suspiro que tus labios suspiran Soy el amor sin dueño que llama que grita que anhela que desea. Soy tu princesa guardada en tus besos. Soy el anhelo dibujada en tus pensamientos. Soy el silencio que anida en tu pecho soy esa tarde que llega desarma y se pierde entre tus besos. Soy tu dulzura ese instante que se queda en tu memoria. Soy ese amor que nace en el amanecer tardío de tu corazón...

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Me Perdí Me perdí en el horizonte de tu voz me llevaste al sur de tus pasos me desperté en el norte de tus pensamientos, y caminé hasta el río de tus ojos... descendí hasta el surco de tus labios y me dejé llevar por el sabor de tus besos. Me perdí en las suaves caricias de tus manos donde nuestras almas se encontraron en el sueño profundo del amor.

Laura Rizzi, 33 años. Buenos Aires, Argentina. Profesora de Historia.

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POR FIN AMANECIÓ

Amaneció; los pájaros no dejaban que yo durmiera más, aunque puse la almohada en mi cabeza, sentía el retumbar de sus pequeñas voces, me paré de la cama y traté de sostener mi alma con mis dos manos, fue casi imposible pero lo logré. Leí tus cartas guardadas en algún lugar del universo, una a una, y sentí cómo mi rostro se iluminaba cada vez que leía un “te amo” o una preciosa imagen con una rosa y, tu infalible “te amo”. Ahora, te recuerdo como aquel gran amor primero, aquel que tuve oportunidad de volver a amar en vísperas de una muerte y posterior renacimiento. No te dejaré de amar por haberte dejado ir y segura estoy, que tú tampoco lo harás. Te dejé atado a tu propia vida, yo solo me limité a cerrar la puerta trasera por la que había entrado y escuchar tu llanto interminable por no poder estar conmigo. ¡Buenos días nueva vida, buenas noches viejo amor!

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¿DÓNDE QUEDÓ MI DERECHO?

¿Quién compensará el daño causado a mi corazón, por tus palabras de amor distribuidas en mi vida? ¿Tengo alguna garantía?... No la vislumbro. Quiero que se te imponga una pena para que no reincidas. Por lo menos, no en mi vida. Fui víctima de tu “supuesto amor”, para mí, una mentira; delito grave según el código de mi corazón, delito que no ha sido sancionado. El inculpado se fugó y no ha dejado ningún rastro. ¿Quién compensará el daño?.

Zafiro Merlión. Oaxaca de Juárez, México. Escritora.

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enigma Lo recuerdo como si fuera ayer. Tan sólo tenía cinco años, mi padre cumplía dos meses de muerto. Vivíamos en la casa de mi abuelita. Mi madre y mis hermanos dormíamos en una habitación pequeña, con dos camas y un ropero. Al fondo de la recámara se encontraba una puerta de madera algo vieja que conducía al cuarto de triques de mi abuelo: bicicletas oxidadas, fierros, muebles y trastos viejos. Cada noche, de aquella puerta carcomida salía una niña que tenía aproximadamente la edad de una de mis hermanas. La niña abría el ropero, pero nunca vi que sacara algo de éste. Caminaba a la puerta y desaparecía, pero luego regresaba con una mujer joven. En muchas ocasiones vi como hablaban entre ellas, pero nunca escuché lo que decían; se regresaban por donde llegaron. Yo me cubría hasta la cabeza, pero aun así no dejaba de mirar. Después volvían con un hombre alto y moreno parecido a mi padre. La última noche que los vi, se repitió la historia, sin embargo la niña hizo algo distinto. No regresaron a la habitación de triques, sino que al sostener la puerta del ropero con una de sus manos giró su rostro hacia mí, levantó el brazo y me señaló. Grité, solté la sábana con la que me cubría, no supe cómo, pero salí de la casa; al escucharme mi madre asustada, al igual mis abuelos se levantaron. Mamá me alcanzó, al abrazarme decía cosas que no le entendía, estaba sordo y no podía hablar. Horas después pude contarle lo que había pasado, pero no me creyó. A los dos meses, mi hermanita más pequeña murió. Tuve miedo. Crecí pensando que venían por mí, mas eso nunca pasó.

Rita Bedia Lizcano, 40 años. Monterrey, México. Escritora.

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Un lugar retirado Nacer y crecer en silencio… sobre la penumbra del sombrío rincón. El hombre enlutado piensa en nubes frescas y perladas, recaladas con el viento del oeste… Cargadas de agua… ¡Hace tanta falta la lluvia en este descarnado desierto! Rasgueó en su diario y dio largos paseos por los bosques de árboles segados, para el consumo de los humanos… Rasguños naturales. Echó una ojeada al cielo. En aquel lugar, a más de dos mil trescientos metros de altitud, se respiraba bien… Caminos sin petroasfaltar, el poblado yermo y sereno. Colosales lagos… Paisajes de perspectivas imperecederas que residieron en su niñez, los conmemoraba en la adolescencia y actualmente, ya en el oscurecer de su existencia, resolvía reaparecer a sus vírgenes praderas. Hierba verde y rebaños pastoreando sin limites, ni cercados prohibiendo la vida… Juguetea con el tiempo que le queda, y atraviesa el puente de troncos cercenados, montado sobre el frío riachuelo… En este punto, un remanso abate en cascadas sensoriales para su espíritu nativo, esencia, que se desazonó en la metrópoli de la demencia… De miradas hundidas, en muros emparedados de cemento y corazones fracturados. Apremia salvaguardar la distancia y emerge solitaria la flor de una sola noche, resplandeciente luciérnaga, sombra que le cobija entre los susurros de los grillos y el pájaro de ojos magnos… En sus sueños los amores crujen… En la lejanía del espacio sigue rodando la rueda de la esperanza, mientras silban cuchillas y proyectiles… El personaje sufre con los pensamientos del ciclo pasado y fuga sus evocaciones como héroe proscrito… Por fin caen gotas y los nubarrones prometen tempestad… Regresa contento y mojado, hacia la casa, donde le espera una lumbre de paz y calor…por el camino entona una canción de Dylan… Sólo el viento sabe la respuesta… Pregúntale…

Kim Bertran Canut, 53 años. Barcelona, España. Escritor-fotógrafo Literario.

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Sobrevolando el camino de baldosas amarillas

Vengo a contarte una historia, no despiertes aún, la Luna todavía brilla y el cielo se mantiene callado. Sólo siente… Puedes correr y huir tan lejos como te pidan los pies, pero no podrás escapar, somos esclavos de este finito mundo y solo al mirar arriba verás la eternidad, dame la mano y siéntate a mi lado, detendré el tiempo por ti. Tu sonrisa será mi destino. ¿Sabes? Los pájaros se cobijan cuando llueve, mientras que las águilas baten sus alas y vuelan aún más alto, por encima de la tormenta. Tal vez, nosotros, algún día, también podamos sobrevolar la tempestad. No sé si llegaremos a Oz o si nos perderemos queriendo salvar el mundo y su destino, pero quizá, de camino a Nunca Jamás, aprendamos a volar. Así que te invito a andar conmigo el sendero de baldosas amarillas… ¿Te vienes?

Gemma Cardera Gil, 22 años. Castellón, España. Estudiante de psicología, UJI.

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Recuerdos de ciencia ficción La echaba de menos. A veces. Día sí, día no. Echaba de menos su mirada y echaba de más su presencia dependiendo de cómo se levantara por la mañana y el sol saliera torcido, de frente o entre nubarrones incandescentes embellecidos por la polución. Oía su voz en la radio o en el viento que soplaba entre callejuelas grises en sus paseos diarios. Veía su rostro en las caras de la gente que pasaba por su lado. Esa gente que caminaba Dios sabe hacia dónde, sumidos en pensamientos que seguramente estarían vacíos de significado y llenos de insignificancia. Oía su risa en el licor que golpeaba el fondo de una copa con hielo, y en éste sentía el sabor de sus besos que le quemaban la lengua y le enmudecían el habla para que se expresase sólo el cuerpo. Besos que sólo vivían en su cabeza, en sus sueños. La veía en las noches de luna llena mientras el viento le rozaba la cara y acariciaba el pelo haciendo que se moviera y adoptara formas dignas de la mejor bailarina de ballet. La recordaba al acostarse y apoyar la cabeza sobre la almohada, reconociendo su perfume en las sábanas y su calor entre los brazos que sólo abrazaban aire. Entonces apagaba la luz y se dejaba llevar por su mente hacia lugares dónde podía estar a su lado y volver a ver su sonrisa brillar de tal forma que hacía enervar al mismísimo sol. Se preguntaba si ella podría recordarlo también a él. Si sentiría cómo la madrugada le invadía envuelto entre recuerdos que jamás existieron. Porque, al fin y al cabo, ella no sabía de su existencia. Sólo se cruzó con su mirada una única vez. Pero esa vez fue más que suficiente para hacerle sentir que había estado toda una vida a su lado.

Carlos Verdeguer, 22 años. España. Estudiante.

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socio laboral”, dada la preexistencia de mano de obra barata, en beneficio de grandes multinacionales, por ejemplo, textiles (lo podemos ver en países como India o Bangladesh); cuando no conduce, directamente, al endeudamiento de una nación (pobre) con respecto a otra (más rica) en forma de “explotación financiera”, mediante préstamos económicos, que se transforman en deuda, exigida posteriormente con intereses elevados (de ahí viene, a mi entender, la diferenciación, en la terminología histórica, entre “primer” -los que prestan- y “tercer Mundo” -los que “reciben”, por todos lados-). Las citadas formas de actuación económica (capitalista-neoliberal-neoimperialista) llevan a conclusiones malthusianas. Por tanto, se hace necesario el cálculo del “valor óptimo” (que no es el máximo) de producción con respecto a los demás factores poblacionales y ambientales de los países (y sus territorios), que nos permita acercarnos al necesario equilibrio. Para ello, es necesaria una transformación de las estructuras económicas sobre las que se basa el modo de vida hegemónico: El occidental, de carácter explotador y capitalista. Así como un cambio de mentalidad hacia el mundo natural, en la que el ser humano se vea integrado dentro de la propia estructura de la vida en la Tierra, de forma que, respetando a la naturaleza, comprendamos que nos respetamos a nosotros/as mismos/as: Se impone, por tanto, un reequilibrio entre el ser humano y su medio natural.

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Repulsión a la carne

Pasan frente a mí con sus platos de flores esos seductores pedazos de bistec, volteo para no mirar. Un muslo de pollo me ofrece un cigarro y algunas caricias en su tuétano divino, tomo el pucho, empiezo a exhalar humo. Me concentro en las formas de mis nubes volubles justo antes de que llegue una chuleta con sus más insanas ganas de besarme los cachetes. Corro hacía la lluvia para alejarme de la carne y mojados en la mesa dos pescados fritos comparten sus aceites. Oh, tentación. Lloro invisiblemente cuando ante mí se presenta un festín suculento con su pechuga de pavo, sus chuletas de cerdo, sus patas de caballo, sus ancas de rana, su pasta marinera, su sopa de carite, su dulce vino blanco, y sus querencias pimentadas de consuelos insanos. No quiero la carne, no quiero comer, pero no soy vegano porque de esa leche si beberé; de esos huevos si comeré; de esa agua mis lagrimas serán; y con deseo y repulsión la carne estará tan sólo en mi mente rodeada de lenguas asadas, mollejas de abuelo, un café congelado, un amor solitario.

Joalberths De Agrela, 19 años. Venezuela. Estudiante.

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RECUERDOS A noche comencé a hurgar unas viejas notas, las cuales ya había olvidado su contenido, comencé a leerlas una por una y me denote que se trataban de las notas de ella y yo, creo que nos perdimos, que ya no vivimos como antes ¿el amor nos ha abandonado? O solo tomo un descanso en nuestras vidas, sigo leyendo y me encuentro conmovido me olvidado de lo hermoso que era ser mensajeros de momentos ser Cupido en cada letra y portador de nuevas ilusiones hacia el corazón de un alguien, de un alguien que siente amor por mi y piensa diferente a mí, vive un mundo diferente al mío y su nivel de locura se mide en años luz, mientras el mío en un abecedario infinito donde brotan letras sin cesar, para ella, para la luna , para todo mi inmenso universo, me contagia cada letra, la precisión de los detalles, la hora, la fecha, el lugar y las pequeñas nubes sobre nuestras cabezas idealizando un momento. Me pongo en un estado atónico y trato de recordar mas de esos momentos y de pronto todo es más claro, ella está aquí sentada en aquel escritorio, tan bella, vuelta loca con sus teorías y sus métodos a los cuales no entendía nada, yo solo la miraba mientras escuchaba música y las notas y letras salían como cascadas frescas por las bocinas del habitación. Todo volvía a mi cabeza, todo era bello, sus ojos eran grandes luceros que apuntaban tiernamente hacia mi rostro y esa sonrisa… que me volvía loco, que me inspiraba tanto que me atrapaba y me hacia suyo en cada una de ellas, mientras sus labios delicados se movían tiernamente diciendo te amo y una ráfaga de besos me abatían al cuerpo y me seducía el momento, mi corazón latía cada vez más rápido quería mudarse al alba de su vida y nunca querer tener una dirección que no fuera la suya. La noche era fresca y me envolvía en cada momento, mientras las notas eran cada vez menos, no deseaba que concluyera ese épico momento. Donde los recuerdos me decían ama y la realidad me repetía adiós, se fueron y no volverán y me aferraba a decir que podrían ser mejores que el tiempo que habíamos dejado atrás, aun seguía a mi lado, aun los días eran de los dos, y ¿me preguntaba aun hay tiempo o no? y la vuelvo a mirar y me digo, si existe tiempo para seguir mirándonos, para decir te amo y regalarnos más notas diciendo ¿me amaras por la mañana? Para recordarnos que el amor es para todo, para todos y para todo se utiliza y para hacerlo a diario, sin diferencias, sin excusas y libre como el aire para respirarlo a todo momento y suspirar para otro, para otras, para ese amor que nos hace vibrar.

Fernando Bermúdez, 20 años. Chiapas, México. Escritor, poeta y fotógrafo. Malvoro78.wix.com/mi-diario-voluntario

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En un tiempo remoto La historia que les voy a contar sucedió hace mucho tiempo, incluso antes de la colonización de los planetas de Oximorea, en épocas donde la humanidad aún adoraba dioses paganos, la muerte era un proceso irreversible y las comunicaciones se realizaban mediante interminables tendidos de cables que cruzaban continentes y océanos. En ese entonces, encerrado en su planeta original, el prematuro ser humano apenas si había concebido una idea certera de lo que era, de lo que todos conocemos hoy en día. El cuerpo era todavía considerado imprescindible y como tal, era el principio y el final de una persona. Como escuchan, les hablo de una era remota y hasta difícil de imaginar. En una tierra llamada Vixaconxtituxion residía un hombre en su cuerpo de carne y huesos, llamado Venancio. Como todo hombre de aquella época, creía en el antiguo sentimiento del amor, en el que nuestros antepasados creyeron durante siglos hasta la oxagexación de la mente. Venancio, cuyos hábitos diarios incluían los olvidados ritos del sueño, la alimentación y el trabajo, viajaba a diario usando sus miembros inferiores para trasladarse hasta la morada de la persona destinataria de sus halagos amorosos: una mujer de nombre Epifanía. Pero, como solía ocurrir con ese equívoco sentimiento a lo largo del tiempo si importar el lugar y los protagonistas, no era correspondido. Es decir, Epifanía no amaba a Venancio. Puede que les resulte difícil entender la idea, confieso que le cuesta a mi mente, porque para comprender la esencia de ese sentir deberíamos desprendernos de toda la energía y luz que nos rodea al punto de apagarnos y convertirnos en el ser carente de sentido que eran aquellos primitivos seres humanos. El regalo era una forma de convencimiento. Venancio lo practicaba con inútil insistencia. Pero ningún esfuerzo suyo era suficiente. La tonta creencia de que en el corazón, el órgano vital para la primera forma humana, residía todo lo concerniente al amor hacía de la existencia de Venancio un sufrimiento a toda hora pues su estéril intento de alcanzar la atención de Epifanía convertía su vida en un triste reflejo de la desazón humana. El relato cuenta que harta la mujer del asedio de su enamorado, le dijo un día que aceptaría su amor cuando el ser humano conquistara el último planeta de la galaxia. Venancio, optimista, vio en esas palabras no un imposible sino una esperanza. Hoy, a pocas horas de esa última conquista, renace el viejo cuento que ha sobrevivido miles y miles de generaciones, casi como un susurro del tiempo que ha sabido superar las barreras del pensamiento, la distancia, los multiversos, los plexoversos, la energía sideral, incluso, a la memoria colectiva misma, que es la que nos contiene como parte del eje universal.

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Y ese cuento prevalece más allá de la idea primigenia de la promesa eterna en pos del amor imposible, sino como punto de partida de lo que hoy somos. Porque fue la descendencia de aquel hombre la que, valiéndose del progreso humano corpóreo mental primero y mental energético después, la que se propuso el viaje interminable hasta este planeta lejano, el último de cientos de miles, con el que concluye la era más fructífera del género humano. Hoy Epifanía debería rendirse ante Venancio, según las reglas olvidadas de aquellos sentimientos extintos. Tendría que doblegarse ante su condición, resignarse frente a la tenacidad del hombre que lejos de escabullirse de tremenda responsabilidad no solo la asume sino que además la planifica, la ejecuta y aliada con la memoria colectiva, la concreta a lo largo del tiempo, ese compañero no visible ni lineal que la humanidad conoce desde la primera hora. A nombre de Venancio intensifico mi luz y brillo por su logro. Lejos estamos de sus creencias paganas y carentes de raciocinio, pero de algo podemos estar seguros. Si no fuera por aquel impulso químico mal entendido, de esa falsa religión del amor, nada de lo que somos sería posible. Somos el fruto de lo que nuestros antiguos llamaban una calentura. Y como corolario de esto que quería contarles, mis estimados camaradas, solo me queda la siguiente analogía muy en términos de aquellos tiempos remotos en las tierras de Vixaconxtituxion: hoy a Epifanía no la salvaría nadie. ¡A la conquista compañeros!

Ernesto Antonio Parrilla, 36 años. Argentina. Escritor e historietista.

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La soledad del sobreviviente He vivido arduamente entre sombras matinales hambrientas de vitalidad, ansiosas de manifestación tangible, que solo en mí hallaron decadencia. He visto cómo mis allegados perecían temblorosos, frustrados de no poder mostrar sus voluntades e impedidos de conmoverse ante mi sufrimiento. ¡He visto cómo sucumbías abatida en mi regazo! Pregúntate, mujer, si acaso no hay peor castigo que volver a la vida cuando tus seres queridos yacen en un lecho descalabrado. Pregúntate, poesía, si acaso no hay peor condena que despertar en paisajes desconocidos y ser incapaz de contemplar tu belleza. ¡Oh, amada mía, cómo desearía tergiversar esta desolada realidad que me lastima!

Stephan Enríquez, 19 años. Lima, Perú. Poeta.

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El verde reina sobre el invierno casi puedo oír el silencio, el viento… tan severamente dañadas mis alas se quejan, sin remordimientos, aunque nunca dicen nada. El anciano observa cuando el humo me domina, nativos bailan con mis creencias enterradas: las carcajadas de la luna. He visto al cielo cayendo: la luna parece un huevo, el sol no desaparece… los sapos intentan reinar pero el agua sabe a miedo, un pastel flota en mis sueños y la niña ríe conmigo, yo, simplemente, corro hacia el infierno –inexistente-. Dos más en mi bolsillo vacío: mi oscuridad ciega los cómplices, locura insana, sofocante, letras sin sentido, colores: las carcajadas de la luna. Todo viene, siempre va… se concentra energía, fluye libre, sin retorno, la muerte danza conmigo -como siempre-

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y me agradece la compañía -como siempreel cielo parece tan simple y el cuervo tan sonriente.

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MANUAL PARA EXTRAÑARTE Hay que recordar esa noche cuando estuve a tu lado Revivir el sabor de tus labios La eternidad tan efímera Cerrar los ojos… volver a escuchar tus palabras La voz del silencio abrazando una esperanza. Beber una cerveza y brindar por el ocaso de la melancolía. Prender un cigarro, conformarme con el filtro a falta de tu piel. Llorar interminablemente Maldecir al destino Blasfemar contra todos los dioses que juegan este ajedrez Donde dan jaque al rey que no soy Y se divierten dibujando lágrimas a la reina que cómo me gustaría invitar a mi castillo de papel. Mancillarme con la tinta de la soledad Con la oblicuidad de la querencia inequívoca Redención de la vida. Rebanar las venas de la memoria con los tratados que no escribí Los que firmaste al portador Con la inicial: A… Mor, que cigarro tan más farol Y apenas alumbra… No es sentencia sino sustancia Síntoma de ese “algo” tan puro que es indefinible. No es otra cosa más que tristeza Qué noches tan largas donde me faltan tus palabras.

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Redención Enfisema de mis vicios Purificación de los pecados Qué cometido éste donde te espero con tanta devoción. Virgen de la luna llena Noche estrella fugaz Ambigüedad menoscabada No podrás entender, ni en cien vidas más Cuánta falta me haces Todo lo que te extraño. Ten, aquí está la brújula, Camina dirección a ningún lugar Ahí estaré, esperando a que llegues Para que quizá decidas, una vez más, al llegar, marcharte otra vez. Y no importará… me queda el consuelo de que, estoy seguro, para ese adiós ya sabré bien, muy bien cómo es que hay que extrañarte.

Gustavo Alejandro Cedillo, 28 años. D. F., México. Obrero.

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pluma sin tinta

Releer, seleccionar, corregir: sobra la coma, falta un punto. Pensar y repensar lo que uno dijo (lo que escribió) para que se lea cierto, certero, contundente. ¡Qué mamera! Estando tú tan lejos, tan ajena tan indiferente. Y yo amándote y odiándote hasta el miedo, con esta terca esperanza de saberte mía aun en la distancia, en el mayor y perfecto silencio: en la hoja en blanco.

Dante Vázquez, 33 años. México. Poeta.

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ADIOS, QUE SE VA MI GABO Con esto, una moza que leía “El Coronel no tiene quien le escriba” Recibió la triste noticia de su muerte Adelantándose a echar su Pascua En la Semana Santa de las Letras Del modo más solemne y circunspecto Despidiéndose de Gabriel García Márquez Con quien hablaba mientras le leía: Qué brioso te has ido, Gabo Con cuanta experiencia, orgulloso De emulación, de ansia, de presura Y ya marchito, exhalando tu contento Qué quebrantados hemos quedado Mostrándonos graves, compungidos Pero felices más allá del devoto prosternado Pues has logrado tu pensamiento de realismo mágico Contra la Muerte a la que ganas con santo celo Para quien “no hay plazo que no llegue” Llegando tú, tarde sí, a pie seco sobre el agua A esta batalla perdida en infección pulmonar Y vías urinarias, junto a la casa, el bosque o prado Insigne escritor que suspiras Junto con tu coronel a la mañana que te sigue: Y dices del buen coronel la memoria: “La Vida es la cosa mejor que se ha inventado” Aunque parezca mentira. Tantas iras encierra el pecho de la moza Que al cabo de un instante de respiro Dejando el citado texto Exclama: El Arte de las Letras es obra tuya, Gabo”

Daniel de Cullá.

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ALEJANDRA A Alejandra Pizarnik La palabra pide, pide tu voz muerta. Una forma de café amargo, de tenso palpar la acaricia. El pozo, los barcos sin mar, todos tus muertos del carrusel silencioso te guían. Tus mejillas adoloridas hoy no pueden ser besadas. El sol apagado ya no espera. Nada espera. Ese lenguaje, apoyado en la sombra solo observa. Te imita en las paredes crudas, asfixiadas. Una soledad anclada y tosida. Tiene tus ojos de rio seco por las noches, Laberintos de una melodía de gargantilla. ¿Qué pájaros volaran esta vez? ¿Que se oirán detrás de las piedras? Quizás nos des un poema. Sentada en los márgenes de las hojas, Tambaleando tus tobillos arrancando la purpura crisálida. Serás mariposa eterna buscándote ir.

Gerardo Artaza, 25 años. San Miguel de Tucumán, Argentina. Estudiante.

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pensé que te afectara tanto a tal grado de hacer aquello. Es que por tu mente nunca pensaste siquiera lo triste que me quedaría ,acaso no sabes que eras lo único que tenía: ¡no te habías enterado ¡.No se tu pero yo no sé cómo comenzar de nuevo, ahora que te has ido, en el momento más feliz de nuestras vidas cuando ya teníamos todo para nuestra próxima boda, sí esa que habíamos planeado todos estos años que vivimos juntos siempre juntos ; tú en la más infernal soledad y yo acompañándote. Me resulta extraño que ya no estés acá conmigo acompañándome a elegir la foto indicada para aquellos catálogos que se me ocurrían “entre tanto roñoso cliente”, si había algo que me gustaba de ti era tu forma de ser a la hora de elegir aquel archivo que enviaríamos. De parte de “Batman y robin, la pareja de moda”. Así éramos nosotros una dupla perfecta, un dúo sin igual, la pareja que pronto podría caminar por las calles como todo unos tortolitos, llenos de ternura con nuestro sueño hecho realidad. Nadie se atrevería siquiera a mirarnos mal ya éramos parte del “ gremio” si de ese de los recién casados con la luna de miel a cuestas – donde se te ocurriera- te acompañaría hasta el fin del mundo si fuera necesario; y es “que amores que matan nunca mueren “ te acuerdas de aquella canción del maestro Sabina, el que solías escuchar cuando se te ocurría dedicarme un verso y te inspirabas para aquello; y luego siempre terminábamos en la cama enlazados como dos borreguitos degollados por el amor ,la ternura y todo eso tierno que sentía por ti que no sé como describirlo. De repente no era un buen cocinero-ya me lo habías dicho-pero hacia lo suficiente por agradarte en esas cenas interminables que teníamos en casa ; y que eran más divertidas que ir a uno de esos restaurantes cuatro tenedores donde te servían tan poquito como si tuvieras el estómago de un pajarito – que tacaños no- ni hablar. Me resulta imposible no decirte que ahora descansaras junto a mama -como lo hacías en mi regazo -en esas noches en las que los dos acompañados de la veladora de la habitación compartíamos opiniones sobre aquellos proyectos encargados. Sí el panteón que mando a construir hace algunos años mi bisabuelo para todo el clan Colmenares y donde tu estas aceptado como uno más de la familia; porque eso fuiste tú para mí, el ultimo ser humano al que quise, ame y extrañare.

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Romancillo Magestuoso mar De ocultos embrujos, seductor, galán De olas tranquilas, lisonjeras Ribetéadas por la blanca espuma… Enamoras. ¡ Ay de tí ¡ caprichoso Cuántas historias tejidas existen en tu andar Que posees novia fiel, te ama sin reclamar Que noche y día te espera... La arena. A tu llegada la abrazas, acaricias toda Navegas entre sus espacios, esparces, rindes Ella temblorosa se aferra No desea de tus brazos ser soltada. Es conciente, la marea no tarda, arrastrará tus corrientes Sola volverá a quedar Con el húmedo recuerdo de tu cuerpo Es tan efímero el encuentro... Te alejas. Si pudieras voltear tus olas, contemplarla Sumida quedó en tristezas Tan solo las caracolas , limpian su salino llanto De quererte tanto y tanto. ¿No sabes que anida un anhelo? _Que si una noche la marea se le perdíera tu rastro Y bajo techo azulado y la brillante plateada Fundirse a tí, entregarse toda Amarte, como lo hacen las almas Que visitan esta playa. Pero tú, tú que vas a saber Si solo vienes y vas Nunca volteas a ver, aquella, la amante fiel Que ansia tu retorno, tan solo para ser besada. Chelo Ávila, 63 años. San Juan, Puerto Rico. Profesora.

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agua de arroz

Muchas mujeres actuales, madres afectuosas y amantísimas esposas principalmente, utilizan este método casero contra un mal que azota no sólo a pequeños, sino a cada vez más grandes. Los motivos, son múltiples: Desde la calidad del agua ingerida (mucha gente, por falta de otras opciones, se ven obligadas a beber agua de acuíferos contaminados, insalubres y/o agua no potable), hasta la calidad, digamos, espiritual, de ciertos personajes que pululan y/o proliferan, principalmente, en los ámbitos políticos, y también culturales y políticos. Y es que, a pesar de los esfuerzos que estamos haciendo el común de los mortales para poner fin a la diarrea mental de nuestras respectivas cúspides económicas, políticas, sociales, culturales... (entiéndaseme: Sus representantes), no nos quedan más remedios que los caseros, a la antigua usanza, contra los males digestivos de toda índole. Mi opinión: Teniendo en cuenta que la porquería en la que nos ahogamos todos y todas corresponde a la de unos pocos individuos, considero, por tanto, que, al igual que el pueblo judío vivía entre la mierda en los barracones en los campos de concentración, esto y lo otro son, ambos, formas de tortura de una minoría sobre una mayoría libre por naturaleza, que vive en un sistema antinatural o peor aun: Inhumano.

Eloy A. Gómez, 37 años. Granada, España. Licenciado en Historia.

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el aire Tu indeleble espíritu Boca del viento En la aurora negra Junto al humo y cristales. Pandemónium de corazones Ardientes, unión perfecta, Miradas abiertas, Ojos dilatados. Los usureros buscando, pillando Los gritos de los sin nombre, la Tierra se parte. Adyacente caída. Los cielos Arden, el aire, puro, trasto Indomable.

Fabián Luna, 24 años. México. Poeta.

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POSEÍDA ¿Podré casarme con tu fantasma y tu cadáver? y en la recepción, budista, #obvio, seremos gatos caminando en pasarela de banquetas, latas vacías, rocas pateadas al no sé dónde, bajo la dirección de Wes Anderson y un “soundtrack” ad hoc con danzantes “bollywoodescos” y un Warhol colgado de cabeza… Descripción de aquel tu sueño: - cortesía del absurdo que fuimos comenzó pesadilla, monos en show de concursos japonés, lecturas de mano en voz alta, la estrofa anterior y las ilusiones por reventar… escenas que no conocías, ni actuaciones, detalles, defectos, desayuno que esperabas de siempre: manías revueltas. Track tras track, tu sorpresa me sorprende, me semeja, sonrío pa´ continuar faena, somos fauna que de explorarse no termina...

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Poseída… pero ahora en contra… y yo “feliz” nombrándote… las “cosas” se les da vida al nombrarlas… - o repetir los infortunios - ya olvidé a donde ibasientes “el diablo”, dices: entró al cuerpo, los síntomas no te convencen… hermanita caridad, punto final - decías -. Juguemos al tiempo escenas en picada, close ups, muerte cerebral para las imágenes encomendadas, mayordomos designados al baile, repitamos tomas, escenas, palabras, tu placer… de saberte ser, de nada, “pá servir a usté”.

Zambra, 33 años. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México. Promotor contracultural y músico.

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artículo Polito por el librito II En su novela “Fahrenheit 451” Ray Bradbury describía hace mas de 60 años un año sombrío y desquiciado, en el cual un gobierno fascista prohibía a las personas la posesión y lecturas de cualquier clase de libro. Hoy en día, no en la ficción sino en la realidad, la gente cada día tiene menos contacto con los libros, y la literatura parece estar en riesgo de extinción. Una tiranía mayor que cualquiera que haya existido en la historia de la humanidad, ha logrado de manera suave, imperceptible y sumamente eficaz alejar a los seres humanos de los libros y de la lectura: la tiranía y dictadura de las computadoras, internet, teléfonos celulares, reproductores de música, tabletas, etc. La gente prefiere ver fotos de playas, bosques y atardeceres n lugar de disfrutar del maravilloso y saludable contacto real -no virtual- con la naturaleza. En lugar de una comunicación personal, cara a cara, intima y respetuosa con nuestros seres queridos preferimos la relación vaga impersonal, superflua, y muchas veces dañina, de las redes sociales, donde nos comunicamos con todos y con nadie. En lugar de un buen libro y la actitud intelectualmente activa que supone la lectura, preferimos la actitud pasiva de ver películas y programas de televisión sin detenernos siquiera a pensar si lo que se nos esta ofreciendo vale la pena. Lo anterior tiene muy graves, por no decir espantosas, implicaciones. El mundo de locura descrito por Bradbury tiene semejanzas alarmantes, inquietantes con el nuestro. Por eso hoy te queremos invitar a que comiences un interesante programa de buenas lecturas. Es una invitación a un encuentro y una conversación con los mas grandes pensadores y escritores de nuestra civilización: Homero, Platon, Aristoteles, San Agustin, Dante, Shakespeare, Goethe, Beckett, Dickens, Dostojevski, Márquez y muchos otros mas. La idea es que los buenos libros ocupen un lugar importante en tu vida. muchos de ellos serán mas interesantes que los programas tontos y sin sentido de la television; y aun cuando algunos de los libros no sean tan interesantes y divertidos para el gusto popular -vulgar-, si son mucho mas benéficos y su lectura mucho mas productiva que el tiempo desperdiciado ante los adictivos y tiranizantes medios de comunicación. Lo que la lectura de buena literatura te ofrece es de enorme trascendencia para tu realización como persona y para crear conciencia de tu papel como individuo responsable en el mundo y la sociedad.Los libros pueden ser una experiencia enriquecedora, una fuente de continuo crecimiento intelectual y espiritual, pueden ayudarte a evitar una “anemia mental”. Con los libros descubrirás que tu vida y la historia humana tienen un propósito. Entonces ¡manos a la obra!

El comienzo ¿Viste la película Troya? ¿Has oído alguna vez las frases “ardió Troya”, “le dieron en el talón de aquiles”, “se dejaron seducir por el canto de las sirenas”? ¿Te son familiares los nombres de Aquiles, Helena, Héctor, Ulises, Penelope, Paris? Pues

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bien, estos nombres, dichas frases y el guión de la película mencionada fueron tomados de dos antiguos poemas griegos llamados épicos: La Iliada y La Odisea. Fueron escritos probablemente en el siglo IX u IXX a.C, o sea que estos poemas tienen al rededor de 3,000 años de antigüedad. Y aunque su autoria se atribuya a bardo ciego llamado Homero, parece ser que estos poemas épicos se transmitieron primero oralmente, y también parece ser que fueron varios los redactores que colaboraron para darle forma escrita. Consideremos algunos hechos clave a cerca de estos dos poemas épicos.

La Iliada

La Odisea

·Cuenta la historia de la lucha de los griegos (aqueos) para rescatar a Helena, una reina griega, de manos de sus captores troyanos, en concreto, narra la historia de los dos últimos meses del sitio de Troya, el cual termina con la captura e incendio de la ciudad. ·Es una magnifica historia -una epopeyaacerca de la principal idiotez y locura del ser humano: la guerra. Por eso La Iliada es trágica y su tema principal es la fuerza.

·Es como una secuela de La Iliada y describe lo que ocurrió al héroe griego Ulises en su largo viaje de regreso a casa y a su reino en Ítaca, después de la guerra de Troya. La Odisea no es trágica, y a través de la historia de Ulises, con hechiceras, dioses y monstruos, perfila otro gran tema de la literatura: el poder de la inteligencia, el triunfo del ingenio sobre la fuerza. Si la Iliada es un elogio acerca de la fuerza, la Odiesea es una alabanza al ingenio, a la inteligencia.

Hechos importantes ·Titulo completo: La Iliada. ·Autor: Homero. ·Tipo de obra literaria: Poema. ·Genero: Épico. ·Idioma: Griego Antiguo. ·Tiempo y lugar donde fue escrita: Desconocidos, pero probablemente Grecia alrededor del 750 a.C. ·Tiempo en que ocurren los hechos: alrededor del siglo 13 o 12 a.C ·Lugar donde ocurren los hechos: Troya, una cuidad en lo que actualmente es Turquia. ·Protagonista: Aquiles.

Hechos importantes ·Titulo completo: La Odisea. ·Autor: Homero, pero algunos críticos piensan que fueron múltiples autores. ·Tipo de obra literaria: Poema. ·Genero: Epico. ·Idioma: Griego Antiguo. ·Tiempo y lugar donde fue escrita: Desconocidos, pero probablemente Grecia alrededor del 700 a.C. ·Tiempo en que ocurren los hechos: aproximadamente el siglo 12 a.C; La Odisea comienza donde La Iliada termina y cubre los 10 años posteriores a la caída de Troya. ·Lugar donde ocurren los hechos: Mar Egeo e Ítaca al noroeste de Grecia ·Protagonista: Odiseo/Ulises. Octavio Cabrera Pimentel.

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¿Te he dejado alguna vez?

VLADIMIR: ¿Quieres que me marche? (Pausa) ¡Gogo! (Pausa. Vladimir le observa con atención) ¿Te han pegado? (Pausa) ¡Gogo! (Estragon continua callado, cabizbajo.) ¿Donde has pasado la noche? (Silencio. Vladimir avanza.) ESTRAGON: ¡No me toques! ¡No me preguntes nada!¡No me digas nada! ¡Quédate conmigo! VLADIMIR: ¿Te he dejado alguna vez? ESTRAGON: Me has dejado marchar.

Fragmento del libro: Esperando a Godot. De: Samuel Beckett.

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FRAGMENTO

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libros Los Miserables De: Víctor Hugo

Editorial: E. Mexicanos U. ISBN: 9788497403863 No. de páginas: 480 Lengua: ESPAÑOL

El progreso, la ley, el alma, Dios, la Revolución Francesa, Waterloo, el idilio amoroso, la prisión, el contrato social, las barricadas de 1832, el crimen, las cloacas de París todo tiene cabida en esta monumental novela. Y, como su título indica, todo gira en torno a la palabra “miserable”, pues Víctor Hugo distingue entre los miserables hijos de la degradación material, aquellos que nada tienen salvo su dignidad, y los miserables producto de la degradación moral, a los que ya nada les queda, pues han perdido incluso aquello que les hace personas: su humanidad. Ambos tipos de miserable giran en un fantástico torbellino, los unos luchando denodadamente por avanzar hacia la luz, los otros deslizándose sigilosamente hacia las tinieblas, que siempre, en el fondo, tienen un origen que hay que ir a buscar lejos de quien las sufre. Con todo ello, Víctor Hugo invoca al progreso, entendido como el triunfo de las libertades personales, el camino que la sociedad recorre para ser más justa, procurando a todos sus miembros trabajo, salud, educación y, en definitiva, libertad.

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libros Mi vida querida De: Alice Munro

Editorial: LUMEN ISBN: 9788426421395 No. de páginas: 336 Lengua: ESPAÑOL

¿Bastan un beso robado, un salto desde un tren en marcha, la sombra de una mujer que me rodea alrededor de una casa, una borrachera de media tarde o las preguntas arriesgadas de una niña para conformar un mundo que se baste a sí mismo y cuente la vida entera? Si quien escribe es Alice Munro un simple adjetivo sirve para cru zar las fronteras de la anécdota y colocarnos en el lugar donde nacen los sentimientos y las emociones.La gran autora canadiense nos sorprende de nuevo con Mi vida querida , una colección de cuentos donde vemos a hombres y mujeres obligados a traficar con la vida sin más recursos que su humanidad. Comienzos, finales, virajes del destino... y de repente, cuando creíamos queel relato llegaría a su obvia conclusión, Munro nos invita a dar otra vuelta de tuerca que cambia el fluir de los acontecimientos y emociona al lector, mostrando hasta qué punto esa vida cotidiana que tanto nos cansa puede llegar a ser extraordinaria.

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libros La vida era eso De: Carmen Amoraga

Editorial: Destino ISBN: 9788423347988 No. de páginas: 320 Lengua: ESPAÑOL

Porque aprender a perder es aprender a vivir. La muerte fulminante de su marido deja a Giuliana devastada y sola con dos hijas pequeñas. Superar un día tras otro está poniendo a prueba su resistencia y su imaginación. La compañía, el apoyo, la ayuda de los demás y sus nuevas relaciones en las redes sociales llevarán a Giuliana a enfrentarse al dolor de la pérdida y a volver a empezar. A través de recuerdos, escenas cotidianas, con vitalidad y sin dramatismo, Carmen Amoraga construye una novela íntima y universal sobre el amor, la pérdida y las segundas oportunidades. El valor de lo vivido y lo que queda por vivir.

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libros

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libros Relatos de Mar y Tierra De: Álvaro Mutis

Editorial: DEBOLSILLO ISBN: 9788483465318 No. de páginas: 240 Lengua: ESPAÑOL

El primer libro de relatos publicado por Álvaro Mutis se remonta a 1960: Diario de Lecumberri, también publicado con el título de Cuadernos del palacio negro. Fue su primera incursión en la prosa, género que siguió cultivando en las estampas de La mansión de Araucaíma (1973) y los cuentos y juegos ficcionales de La muerte d el estratega (1990). El resultado: un recorrido cronológico, relato inédito incluido, por la narrativa breve de este autor colombiano, de quien Gabriel García Márquez insiste en decir que es mejor que él.

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libros Mercier y Camier De: Samuel Beckett

Editorial: Confluencias ISBN: 9788494169182 No. de páginas: 174 Lengua: ESPAÑOL

Novela olvidada en un cajón durante décadas, Mercier y Camier (1946) fue la primera obra que Samuel Beckett escribió en francés, y estilísticamente anticipa a su afamada trilogía, con la diferencia notable de que este pequeño libro es un derroche de humor. Tras recibir el Premio Nobel en 1969, su editor le pidió al escritor irlandés afincado en París que le entregara algo que publicar de inmediato, y esa fue la oportunidad para que este viaje delirante de dos vagabundos saliera a la luz en 1970. No sería hasta 1974 que el propio Beckett tradujera al inglés el texto, versión que ha sido traducida por primera vez al castellano por José Francisco Fernández para Confluencias.

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