Sin Fronteras 4

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La indisciplina escolar como producto de las conductas individualistas de los niños a nivel primaria. El caso de la escuela Andrés Rivas Mendoza.

Con esto, la investigación demuestra que en los niños su principal juego son las imitaciones de su personaje favorito; estas conductas son el principal distractor en los escenarios donde se imparte la educación, por lo tanto, los niños no logran la adquisición adecuada de los contenidos de las diferentes asignaturas impartidas por el docente. La mediación como metodología de trabajo para la construcción de compromisos entre los actores escolares El aula constituye un lugar de relaciones, encuentros entre alumnos y maestros, cualquier sentimiento, gestos e incluso miradas pueden despertar sentimientos encontrados entre ellos. La convivencia es diaria, pero existe una brecha generacional que marca las pautas de convivencia entre autoridad y obediencia. Continuamente los alumnos son majaderos, no escuchan a los profesores; pero también existe una hostilidad, despreocupación por parte de los maestros y un tanto desesperados los profesores recurren a las reglas de castigo, se valen de las reglas establecidas de la escuela para ejercer su autoridad para que los alumnos obedezcan forzosamente, tal como lo describe Elena Castellanos (2001, p. 10), que: “El profesorado suele utilizar el recurso del castigo como única herramienta para mantener el control del aula”, es decir, cuando el maestro pierde la capacidad del manejo del grupo, su autoridad es cuestionada y recurre

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Gladis Zulema Acosta Moreno

al castigo como la única forma de control, y cuando un maestro es competente mantiene el orden y la disciplina dentro del salón de clases. Acerca del castigo, Barreto maneja el castigo no como una forma de hostilidad por parte del maestro, sino que la utilización de este mismo de una forma positiva, nos dice que aunque esté relacionado con la enseñanza el castigo no debe considerarse una clase de la misma; el alumno puede llegar a aprender algo por medio del castigo, por ejemplo, si llega tarde a su clase o si es desordenado y se porta grosero con el maestro o compañeros, pero el castigo como tal no es el que enseña. Este tipo de castigo involucra que el maestro hable con el alumno y le haga entender y razonar que lo que hizo estuvo mal. Esta práctica es recurrente en el profesorado de la Escuela Andrés Rivas Mendoza, usan las amenazas de castigo para controlar a los niños ante la indisciplina que provocan; las frases que usan son las siguientes: “van a estar en la lista, su comportamiento cuenta para su calificación”, “Bueno, Jesús Ángel, ¿te quieres quedar castigado?”, (observación del 19 de mayo del 2010).


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