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Juegos de la diversidad

El Orgullo se vive todo el año en Guadalajara. Del 3 al 11 de noviembre el destino será sede de los Gay Games 2023, un evento deportivo y cultural incluyente. ¿Quién está listx para participar?

Guadalajara cuenta con emoción los días para recibir los Gay Games, el máximo evento deportivo y cultural organizado por la comunidad LGBTTTIQ+, nacido en San Francisco hace 40 años.

El nombramiento como sede para Guadalajara llega tras varios años de trabajo. La ciudad se ha preparado para ser más incluyente, mejorar su conectividad internacional y las opciones de movilidad. Ahora, por ejemplo, existe una Dirección de Diversidad Sexual con avances en política pública a favor de la comunidad y se creó la primera Federación Deportiva Mexicana para la Diversidad. “No es un logro de Guadalajara, sino es un logro de toda la comunidad de México y Latinoamérica”, destaca Mónica Sanchez, directora ejecutiva de los Gay Games tapatíos. Esta es la primera vez que los juegos se desarrollarán en un país latinoamericano y es un gran motivo de orgullo.

En la edición 2023 se espera la participación de más de 6,000 atletas de 50 países diferentes, especialmente EU y Canadá. ¡Y tú también puedes ser parte! Las competencias están abiertas a todas las personas: miembrxs de la comunidad y aliadxos son bienvenidxs, sin importar que no sean deportistas de alto rendimiento. El único requisito es ser mayor de 18 años y registrarse en alguna de las 22 disciplinas, entre ellas baile deportivo, atletismo, futbol o vóleibol.

El registro está abierto en el sitio web oficial, así como la información para los eventos imperdibles para asistir como espectador, entre ellos la gala Pink Flamingo, que combina nado sincronizado con un show drag. gggdl2023.org.

£Ir a Japón es encontrarse con un mundo fascinante y lleno de contrastes desde el primer instante, donde los momentos en absoluto orden y silencio se contraponen con la estridencia y las luces brillantes en las calles. Acompáñanos a recorrer Tokio y Kioto en un viaje al presente y pasado.

Desde que Four Seasons Hotel Tokyo at Otemachi abrió sus puertas en 2020 ha marcado un hito en hospitalidad, gastronomía y diseño.

Hay un término japonés llamado omotenashi que significa algo así como "cuidar al huésped con todo el corazón". Esa creencia es el ADN de la hospitalidad en el país asiático. Simplemente no hay nada que te prepare para el grado de cuidado que los japoneses tienen con los visitantes. La premisa parece ser la misma en todos lados: para brindar la mayor experiencia, las cosas tardarán el tiempo que se necesite. Esto lo ves a la hora que empacan tus compras de una forma ordenada y minuciosa, preparan un bowl de ramen como si no importara la veintena de comensales esperando o te acompañan a tu destino al pedir direcciones para asegurarse de que no te pierdas. En Japón el tiempo transcurre diferente.

Volar al aeropuerto de Narita toma 14 horas, pero ya desde el vuelo los guiños a la cultura que nos recibe se encuentran por todos lados en Aeroméxico. Hay una traductora que repite las indicaciones en japonés, antes de la comida los sobrecagros pasan toallitas calientes para limpiarse las manos, hay opción de comida japonesa y en los snacks encontramos Cup Noodles miniatura. Antes de visitar este destino se necesitan cuatro cosas: una eSIM en la app Airalo para tener datos de internet; un monedero para la cantidad exorbitante de monedas que te dan; la app de Google Translate y descargar la tarjeta Suica en Apple Wallet para usarla para pagar el metro y tiendas como 7Eleven, donde además podrás sacar dinero de sus cajeros porque ofrecen el mejor tipo de cambio.

En Tokio caminarás mucho. Ármate de unos buenos tenis y de una pila externa para cargar tu celular.

Para sacudirnos el jet lag, apenas llegamos a Four Seasons Tokyo en el barrio de Otemachi, Shingo Kido nos recibe con una agenda repleta. El gerente de comunicaciones de la propiedad nos dice que esa es la mejor manera de ajustarse al horario. Después de un tradicional desayuno japonés (con gohan, pescado y varias cosas más), nos dirigimos a la estación de metro que se encuentra en la parte inferior del hotel. Nos enfilamos al mirador Shibuya Sky para darnos una idea de la magnitud de esta enorme metrópoli con 20 millones de habitantes. La zona entre Shibuya y Ginza es la mejor para hacer compras porque tienen las mejores tiendas y el tipo de cambio yen-peso es bastanta amable. El resto de la jornada lo dedicamos a explorar la propuesta gastronómica del hotel con tragos en el espectacular bar Virtù de la mano de Keith Motsi, su bartender. Le sigue de cerca un menú degustación de inspiración franco-japonesa del chef Guillaume Francaval en el reconocido restaurante Est, con un maridaje espectacular entre los que hay té, sake y hasta vino japonés. Ambos sitios son un espectáculo estético, ya que el Four Seasons fue diseñado por el reconocido Jean-Michel Gathy de la firma Denniston.

No hay nada mejor que retirarse a las habitaciones para gozar de la vista al jardín imperial y disfrutar la forma en que se brinda la hospitalidad en Otemachi. Ya sea con un bowl de las famosas —y carísimas— fresas blancas o una taza de té creada en exclusiva para la propiedad.

Hay cerca de 2,000 santuarios en Kioto y visitar tan solo uno de ellos nos conecta con el Japón del pasado.

Antes de viajar a kioto, hacemos una escala en Four Seasons Hotel Tokyo At Marunouchi. La propiedad es hogar de Sézanne, número 2 en el conteo de los mejores restaurantes de Asia y que acaba de estrenarse en el puesto 36 en The World's 50 Best Restaurants. Lo mejor de todo es que la estación del tren Shinkansen (tren bala) está a escasos pasos del hotel. Hacer el viaje de dos horas a bordo de esta maravilla tecnológica que viaja a 210 hm/h no deja de sorprender. Un consejo de oro es reservar para sentarse en la ventana del lado derecho del vagón para maravillarse con las vistas del monte Fuji.

Viajar al pasado

Cuando pensamos en Japón, lo primero que se nos viene a la cabeza son postales de Kioto, con sus pequeñas casitas de madera y tejados a dos aguas. Todo parece estar en miniatura aquí, con sus pequeños autos cuadrados que apenas y caben en las diminutas construcciones. Durante diez siglos, esta ciudad fue la capital y por eso su patrimonio histórico está tan bien conservado.

Al llegar a Four Seasons Kyoto nos maravillamos con el imponente camino de bambú que conduce a la propiedad. Esta se aloja en el majestuoso jardín Shakusui-en, de ocho siglos de antigüedad y cuyo dueño fue un samurai. Las habitaciones que dan al jardín te hacen sentir como si viajaras al pasado en un santiamén. Para hacerlo, nada mejor que vestirse con la yukata tradicional que encontrarás en la habitación, se trata de una bata delgada de algodón que los japoneses suelen usar en casa. Después, hay que disfrutar su mezcla de té y sentarse a admirar el jardín y el estanque del siglo XII.

Kioto debe visitarse con calma. Lo mejor es dejar que la ciudad se presente a sí misma a través de uno de sus santuarios más icónicos: el Fushimi Inari. Sí, ese famosísimo de las puertas torii naranjas. Debes llegar muy temprano para que no haya mucha gente y puedas disfrutarlo sin prisas. Fíjate en los detalles y guarda el protocolo en todo momento. El templo dedicado al arroz tiene una belleza tan ajena al mundo occidental que es normal que te sobrecojan las emociones. Después de esta visita, dirígete al impresionante templo Kiyomizu-Dera, construido en la ladera de una montaña. Te sorprenderá ver a tanta gente usando kimonos y te asombrarás aún más al saber que son rentados. Es una costumbre hacerlo para sentirse en el pasado y tomarse fotos.

Después de una larga caminata lo mejor es volver al Four Seasons Kyoto para disfrutar una noche inolvidable en la que una maiko (aprendiz de geisha) hará una danza tradicional y después te enseñará drinking games para beber sake. La cereza del pastel será sin duda terminar tu estancia con una ceremonia del té en su casa de té en el estanque acompañado de mochis preparados para la ocasión. Después de todas estas experiencias no habrá vuelta atrás. Viva la vida zen

Lo mejor es recorrer Kioto a pie y dejar que sus calles te compartan un estilo de vida que ha permanecido por siglos.

Casas Del Xvi

Este hotel que pertenece a la asociación Small Luxury Hotels of the World recuperó siete hermosas casonas del centro histórico de Santo Domingo. Tienen patios internos de vegetación frondosa y están decoradas con gran estilo sin perder el toque colonial y caribeño. Cada una tiene su identidad propia y se pueden alquilar enteras o por habitaciones.