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Prácticaajes del
Miren las iMágenes, ¿de qué se tratará este cuento? ¿cóMo se dieron cuenta?
lengu
En la corrida vio un baúl vacío. EsE sí quE Era buEn lugar para pEro unos fElipE abrió El baúl y dEjó caEr En él una montaña dE libros quE adEmás dE aplastar al monstruo, ocuparon todo El Espacio. El monstruo machucado salió corriEndo otra vEz. al pasar frEntE al cuarto dEl hErmano dE fElipE, la música a todo volumEn lE hizo vibrar las vErrugas. quizá con tanto bochinchE, El guardarsE: ahí dEntro llEgaría pErfEcto a la nuEva casa. días dEspués, El papá dE
tan lleno de
monstruo
“ ¡ E spErpéntico !”, pEnsó El monstruo dE la familia mErlini cuando
Escuchó la noticia dEtrás dE la puErta dEl comEdor: En una sEmana,
fElipE, su hErmano y sus padrEs iban a mudarsE dE casa. y sEguro quE la casa nuEva tEndría cortinas más onduladas, placarEs más profundos y camas más altas dondE él podría EscondErsE para asustar mEjor. El monstruo sE infló dE contEnto. ahora EntEndía por qué tanto lío dE cajas alrEdEdor. solo faltaba quE cada uno En la familia guardara sus cosas antEs dE quE llEgasE El camión dE la mudanza. pEro a él, al monstruo, ¿quién iba a quErEr guardarlo? así Es quE para ayudar a la familia con los prEparativos dE la mudanza, El monstruo sE mEtió dEntro dE una valija polvoriEnta quE Encontró dEbajo dE una cama. pEro más tardE, cuando la mamá dE fElipE quiso guardar su ropa, abrió la valija y la llEnó dE insEcticida para cucarachas. El monstruo salió corriEndo con los ojos rojos y los pElos En punta.
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hErmano no sE EntEraría si él lE rondaba buscando un lugar dondE guardarsE…
apEnas El monstruo Encontró un bolso vacío, sE acomodó adEntro y pEro volvió a salir corriEndo cuando un tErriblE olor Era El vaho dE las zapatillas quE El hErmano dE fElipE había mEtido En su bolso sin vEr quE adEntro había un monstruo durmiEndo. sE quEdó dormido. lo dEspErtó.
veinticinco
veinticuatro
Prácticaajes del
lengu
Observen las imágenes, ¿qué pasará en este cuento? ¿Alguna vez tuvieron un sueño muy emocionante?
Alunizaje de ensueño Malena cada noche, antes de dormir, releía el libro que su abuelo Nicola le había regalado. Era un libro con imágenes del Universo que la deslumbraban, sobre todo tenía una foto de una luna redonda y muy blanca. Ella recorría con el dedo cada palabra del libro y se detenía siempre en la Luna. La nombraba una y otra vez. —Allá quiero ir —decía y acercaba la imagen a su carita para verla bien de cerca. Le daban ganas de pegar un salto y meterse en ella. Se abrazaba a su muñeca Leila y ensayaba saltando en el colchón de la cama. —Dale, Leila, allá vamos. Qué sorpresa fue cuando de un salto se subieron a la nube, y después treparon por la estrella, y terminaron cayendo suavemente en la superficie blanca, llena de pozos. Parecía un pelotero de lo más extraño. Con su muñeca Leila en los brazos, Malena saltaba. Y daba otro salto pequeño, otro más alto, otro larguísimo. Y siguió así un rato más hasta que de pronto sintió un frío enorme. —¿Leila, dónde estamos? ¿En la Luna? Y Leila cerró y abrió sus ojitos de muñeca.
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Cerca de allí, en un agujero redondo, Malena vio una carpa inflable naranja. Era como el paracaídas del abuelo Nicola, el que usaban para jugar en el fondo de la casa. Nicola había sido piloto de aviones supersónicos y le encantaba jugar con su nieta. Siempre armaban alguna aventura espacial entre los dos. Malena se fue acercando con saltitos pequeños. Fue una gran sorpresa no encontrar a nadie. Había un telescopio como el de su abuelo, el mismo banquito, hasta una frazada igual a la de su cama. ¿Cómo habían llegado esas cosas a la Luna? Se acercó al telescopio y vio un montón de estrellas luminosas como las que se veían desde la Tierra. ¡Qué raro! Refregó sus ojos llena de sorpresa. Leila se cayó al suelo. Y Malena se agachó para buscarla, pero cayó detrás de ella. ¡Pataplum! ¡Qué ruido habían hecho! La puerta se abrió de golpe, la mamá de Malena corrió hacía ella, y la levantó. Estaba en su habitación abrazada a su mamá. ¡Qué sueño tan loco, viajar a la luna! Mañana se lo voy a contar al abuelo. Graciela VeGa
biografía
Graciela VeGa nació en Lomas de Zamora, provincia de Buenos aires. TraBajó como docenTe, BiBLioTecaria, TaLLerisTa en promoción LecTora y educación amBienTaL.
escriBió cuenTos para niños, y aLgunos LiBros para aduLTos. invesTiga y escriBe soBre La esTimuLación perinaTaL de La LecTura.
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doscientos veinte
2015 // Puerto de palos. SERIE DE PRIMER CICLO los caparuzos. libros 1 y 2
doscientos veintiuno
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Dobles de cuento.