29 de octubre de 2017 • Volumen XII • No. 611
Cuando el cananeo, el rey de Arad, que habitaba en el Neguev, oyó que venía Israel por el camino de Atarim, peleó contra Israel, y tomó de él 1prisioneros. 2 Entonces Israel hizo voto a Jehová, y dijo: Si en efecto entregares
este pueblo en mi mano, yo destruiré sus ciudades. 3 Y Jehová escuchó la voz de Israel, y entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades; y llamó el nombre de aquel lugar Horma. 4 Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino. 5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano. 6 Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. 7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo. 8 Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. 9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía. 10 Después partieron los hijos de Israel y acamparon en Obot. 11 Y partiendo de Obot, acamparon en Ije-abarim, en el desierto que está enfrente de Moab, al nacimiento del sol. 12 Partieron de allí, y acamparon en el valle de Zered. 13 De allí partieron, y acamparon al otro lado de Arnón, que está en el desierto, y que sale del territorio del amorreo; porque Arnón es límite de Moab, entre Moab y el amorreo.
a reflexión anterior nos permitió analizar el capítulo 20 del Libro de Números. Ese análisis nos llevó a la conclusión de que hay que sepultar al huracán María. Sepultar ese huracán significa enterrar el luto, el Ldesgano, sepultar el desaliento y la queja, sepultar la desesperanza y los lamentos. Es decidir que no miraremos
esta temporada con los ojos del “lamento borincano.” Esta temporada hay que mirarla con esperanza y santa expectación. Las promesas de Dios se van a cumplir porque todas ellas son sí y amén en Cristo Jesús (2 Cor 1:20).
análisis nos permitió comprender que luego de sepultar al Huracán María tenemos que lidiar con el de las aguas. Ellas escasean y esta necesidad tiene el propósito de enseñarnos a confiar en Dios y Enoseproblema en nuestra suficiencia. Harold J. Kushner decía que nuestra conciencia de Dios aumenta en la medida que nuestra autosuficiencia disminuye.
l capítulo 21 del libro de Números nos permite aprender que estas narrativas son en sí un plan de trabajo o un mapa de lo que le sucede a los pueblos que Dios está transformando. Basta traducir los nombres que Eaparecen en esta narrativa para entenderlo. No olvidemos que el plan de Dios para Israel poseía 2 metas. La primera de ellas, la liberación de la esclavitud de Egipto. La segunda, la transformación de un grupo de clanes o tribus a un País.
primer lugar, el pueblo que comienza a transitar por los caminos de la transformación de su cultura de ser” como decía Don Samuel R. Quiñones), tiene que lidiar con el rey de Arad (Nm 21:1E3, n(“convicción H6166). Ese nombre significa “secuestrador” o “burro salvaje.” Este nombre representa la inclinación
que desarrollamos de tomar decisiones irracionales, particularmente cuando estamos llenos de ansiedad y emocionalmente desgastados. Lo que es curioso es que Arad es descrito como un reino que nos toma como sus prisioneros y con el que hay que pelear hasta vencerlo.
aumento de la tendencia a ser irracionales es directamente proporcional al aumento en el desánimo, la y la ansiedad. Este pasaje dice que luego de sepultar al Huracán María tenemos que estar Elpreocupación