29 de abril de 2018 • Volumen XIII • No. 637
“It is a greater thing to pray for pain’s conversion than its removal.” P.T. Forsyth (Peter Taylor Forsyth, 1848-1921) “Es algo más grande orar para que el dolor se convierta que pedir que éste sea removido.” (Traducción libre)
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l análisis del libro de Job nos permite ver la consumación de la expresión con la que iniciamos esta reflexión. Los dolores que Job experimenta fueron transformados antes de que Dios decidiera removerlos. En los estudios iniciales, luego de haberse rendido ante Dios, Job comienza a experimentar algunas de las reacciones típicas que encontramos en las personas que experimentan pérdidas y dolores de la misma intensidad que él experimentó. La Biblia dice que Job maldice el día en que nació (Job 3:1-10), expresa que deseó haber muerto en el parto en el que su madre le dio a luz (Job 3:1119) y expresa su depresión (Job 3:20-26). Job era la víctima de la transformación de la intensidad de sus dolores.
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os especialistas en este tema (manejo de pérdidas) nos dicen que hay unos escenarios que podemos encontrar en casi todas las personas que experimentan pérdidas extraordinarias. Por ejemplo, en el período subsiguiente inmediato a la pérdida hay desorganización en los sentimientos (angustia-pánico), en los pensamientos (incredulidad, incapacidad para concentrarse) y en el comportamiento (agitación, disturbios en el patrón de sueño). No olvidemos que la muerte de un ser querido o significativo (como un evento) valida o invalida los constructos de las bases sobre las que nosotros vivimos, o nos obliga a desarrollar algunos. La angustia es un proceso íntimo e idiosincrásico que emana del sentido de lo que somos y si sacude nuestras creencias podemos perder la seguridad en nosotros mismos.
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a angustia es una reacción, un acto de afirmar o reconstruir un mundo personal de significados que ha sido retado por la pérdida. Esta es la definición que surge cuando vemos la metáfora de nuestra vida como una narrativa. Los