1ero de abril de 2018 • Volumen XIII • No. 633
“19 Si nuestra esperanza es que Cristo nos ayude solamente en esta vida, no hay nadie más digno de lástima que nosotros. 20 Sin embargo, ¡Cristo resucitó! Esto nos enseña que también resucitarán los que murieron. 21-22 Por el pecado de Adán todos fuimos castigados con la muerte; pero, gracias a Cristo, ahora podemos volver a vivir.” (1 Cor 15:19-22, Traducción en Lenguaje Actual)
A
rnold Toynbee, insigne intérprete de la historia de la humanidad, nos dejó unas declaraciones muy relevantes acerca de la muerte. Toynbee dijo lo siguiente en la página 63 de un artículo que publicó en 1968 (“Traditional Attitudes towards death” en Man’s Concerns about Death, McMillan): “El ser humano es la única criatura consciente de su muerte y ese previo conocimiento le provee la oportunidad de ponderar su destino final…pensar con capacidad si se enfrentará a ésta con dignidad.”
E
sta aseveración corrobora que debemos procurar que la vida tenga sentido, que tenga perspectiva, que tenga propósito. La fe Cristiana nos ha demostrado que el único que le puede otorgar esas características a nuestras vidas es Cristo Jesús. ¿Por qué?1 Una de las razones es porque la Biblia trata el tema de la muerte como una realidad inevitable e inexcusable. La Biblia plantea de muchas maneras que la muerte es una realidad para todos nosotros. - Gn 3:19 “19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.” - Sal 89:48 “48 ¿Qué hombre vivirá y no verá muerte? ¿Librará su vida del poder del Seol? Selah.” - Salmo 90:10 “10 Los días de nuestra edad son setenta años; Y si en los más robustos son ochenta años, Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, Porque pronto pasan, y volamos.” 1 Las respuestas que se ofrecen aquí para esta pregunta siguen un orden orgánico, no jerárquico.