Boletín El Heraldo AMECCDAi 22 marzo 2015

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22 de marzo de 2015 • Volumen X • No. 473

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n nuestras reflexiones desde el púlpito hemos analizado que el Apóstol Pedro decide responder a la pregunta del epígrafe esbozando siete (7) herramientas básicas. Son principios de fe que nos permiten reír en medio del dolor y mantener las fuerzas necesarias para hacerle frente a las injusticias que trae la vida. Hemos aprendido que los primeros 9 versos de ese primer capítulo de su carta nos revelan esas herramientas, o principios. a reflexión anterior nos permitió comenzar el análisis de 1 Ped 1:1-9. En esa reflexión esbozamos los primeros cinco (5) de estos principios. Estos son:

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- El primero de ellos es que no hemos sido arrojados en este planeta sin propósito para nuestra existencia. (vs 2) - El segundo principio esbozado por Pedro es que tenemos una esperanza viva, que nos hicieron renacer para una esperanza viva (vs3). - El tercer principio que Pedro nos regala es que poseemos una herencia reservada (vs 4). Esa herencia es permanente, incorruptible, incontaminada e inmarcesible. - El cuarto principio que el Apóstol Pedro define es poseemos protección divina. Esto es, nuestra fe incluye ser guardados por el poder de Dios. En esta reflexión analizaremos los principios restantes: - Poseemos una fe en desarrollo constante (vs 6-7) - Hemos aprendido a amar y a creer en el Señor sin haberle visto (vs 8) - Nuestra fe persigue una finalidad, una meta (vs 9).

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a hemos leído que el sexto principio que el Apóstol Pedro nos ofrece es que podemos enfrentar el dolor y reír en medio del sufrimiento. Esta es una aseveración categórica: nuestra fe está en desarrollo. Esta aseveración (vs 6-7) dice literalmente que podemos alegrarnos aunque ahora, por un poco de tiempo, si es necesario, tengamos que ser afligidos en diversas pruebas. Esa aseveración es seguida por la comparación que el escritor de esta carta realiza entre la fe y el oro. Pedro dice allí que la fe tiene que ser probada de la misma manera con la que se prueba el oro; con fuego. Como parte de sus aseveraciones Pedro dice que la fe es superior al oro porque el oro es perecedero y la fe no. Pero al mismo tiempo, Pedro nos va a revelar qué es lo que Dios persigue con la prueba de la fe. El Apóstol nos dice que Dios procura elevar de rango nuestra fe, promoverla, al punto de que esta sea hallada en alabanza. sta es una aseveración muy poderosa y a la vez muy interesante. El análisis del vocabulario que Pedro usa nos revela algunas de las profundidades de la sabiduría divina. De inicio, el Apóstol nos dice acerca de la prueba (“dokimion,” G1383) de nuestra fe; un proceso de ensayos y pruebas hasta que pueda ser digna de confianza. Es entonces que dice que la fe se prueba (“dokimazo,” G1381) con fuego. Esto es, se le realizan pruebas, se le somete a rigurosas pruebas para examinarla, discernirla y aprobarla.

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