21 de junio de 2015 • Volumen X • No. 486
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l don de la paternidad es un don de Dios. La gracia de ser padre incluye mucho más que la capacidad divina que Dios le ha dado a un ser humano de poder participar con el Eterno en el milagro de la creación. La tarea de descubrir y entender todo lo que este don encierra es una tarea que dura toda la vida. Estas aseveraciones colocan a cada padre ante la necesidad de encontrar todo lo que la paternidad trae consigo. Un ejercicio de esta naturaleza no se puede dar en el vacío. Los fundamentos sobre los que basemos este ejercicio tienen que ser incuestionables. La Biblia, que es la Palabra de Dios, es sin duda alguna el fundamento inapelable. ay un pasaje en el Nuevo Testamento que nos permite identificar la relación paterno-filial en su máxima expresión. Se trata aquí de la relación paterno-filial que existe entre Jesús el Hijo de Dios y el Padre Celestial. Una nota editorial nos obliga a señalar que la teología cristiana nos ha permitido conocer que Padre-Hijo y Espíritu Santo son una sola persona. Al mismo tiempo, esta teología nos ha enseñado las virtudes relacionales que encontramos cuando estudiamos sus funciones. l pasaje al que nos referimos aquí se encuentra en Mat 11:25-30. Este pasaje nos coloca ante un espejo insustituible. Cada padre que lee este pasaje debe ver en estos versículos un modelo con retos, oportunidades y alternativas para desarrollar la mejor relación paterno-filial posible.
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25 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. 26 Sí, Padre, porque así te agradó. 27 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. 28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
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ste pasaje explica cómo es que el Hijo se expresa acerca del Padre, describe algunas de las bendiciones que recibe de esta relación y define algunos de los resultados que se desprenden de esta relación. A modo de bosquejo, este pasaje nos regala al menos tres (3) escenarios que se estilan de la relación paterno-filial que existe entre el Padre y el Hijo. Estas son: sabiduría escondida que se revela, una relación única que hacen del Hijo una persona elegida y la capacidad para descansar y producir descanso que produce consuelo y aliento. Sabiduría escondida que se revela: ste pasaje señala que la función Paternal de Dios es usada para que el Hijo reciba la capacidad de conocer y usar correctamente los secretos que transforman la vida en una exitosa. Un dato que convierte esta aseveración en una extraordinaria es que el Hijo dice aquí que el Padre hace todas estas cosas porque le agradó hacerlo. Al Padre le agradó “preparar” al Hijo para las tareas de la vida. Este pasaje señala que el Hijo llena al Padre de Alabanzas porque Él decidió entregarle al Hijo esta sabiduría. an Pablo argumenta en Efe. 3:2-4 que el Padre sigue haciendo esto con sus hijos. El Padre sigue ofreciendo esta sabiduría escondida. Cuando el salmista habla acerca de esto, describe que la sabiduría que recibimos del Padre es mejor que la sabiduría que la que se recibe de los maestros o enseñadores académicos (Sal 119:99).
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