14 de junio de 2015 • Volumen X • No. 485
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uestras reflexiones anteriores nos han permitido iniciar el análisis de los encuentros con Dios de algunos de los hombres y de las mujeres que aparecen en la Biblia. En aras de recibir algunas ayudas pedagógicas con esta tarea, hemos estado utilizando el libro “Encountering God for Spiritual Breakthrough,” (Regal Books, Dic 1998), escrito por el Dr. Elmer Towns. Este libro está disponible libre de costos en la página cibernética de nuestra Iglesia (www.ameccda.org). os encuentros con Dios a los que hacemos referencia, no son encuentros salvíficos. Se trata aquí de encuentros que provocan transformaciones y provocan visiones ministeriales, llamados afinados por Dios. Se trata de encuentros que nos permiten lidiar con áreas de insatisfacción que muy pocas veces somos capaces de rendirlas ante Dios. Se trata de encuentros con Dios que nos permiten avances espirituales significativos. Por último, casi todos ellos ocurren en tiempos en los que enfrentamos crisis de los niveles más altos. oy comenzamos el análisis de uno de los encuentros que Abraham tiene con Dios. En esta ocasión analizaremos el que aparece descrito en el capítulo 18 del libro de Génesis. Se hace necesario repasar algunos elementos, características y datos vitales de Abraham en virtud de poder conseguir un mejor aprendizaje de las enseñanzas y principios que se desprenden de este encuentro. Para esto, hemos privilegiado seguir las pistas que nos ofrecen algunos especialistas en este campo tales como Joseph Soloveitchik, Charles Swindoll y Marvin R. Wilson. ara el primero, la historia de Abraham es “kerygmática.” O sea, presenta un mensaje completo, cuyos principios deben ser entendidos mucho más allá del análisis histórico que podamos hacer de él como sujeto. Este rabino describe que analizar la vida de Abraham nos permite desarrollar una teoría del ser humano, una antropología religiosa y un entendimiento de lo que significa la relación del ser humano con Dios. Esbozando un principio “Nahamanideano,” Soloveitchik argumenta que para los judíos es un principio básico que los eventos que involucran a los patriarcas son señales para sus descendientes. O sea, que los eventos que vive Abraham y/o que lo rodean, deben ser entendidos como “señales del camino” para los hijos de Abraham. ara Soloveitchik, Abraham sirve como un modelo ético y espiritual. Esto es así porque Abraham cuestiona el “status quo” de la sociedad en la que se desarrolló. Abraham buscó a Dios y decidió obedecer las instrucciones divinas sin reservas, aun cuando esto representaba exilio y sacrificio. En adición a esto, Abraham no temió ser separado para adentrarse en lo santo de Dios. a obediencia es sin duda alguna un elemento fundamental para llegar a esta clase de encuentros con Dios. En otras palabras, que las personas a las que Dios les sale al encuentro, tienen que estar dispuestas a pagar un precio y a realizar sacrificios que trascienden las dimensiones físicas. Se trata aquí de posiciones que hay que asumir; posiciones que cuestan. Se trata aquí de testimonios de vida que hay que mantener; ejercicios que cuestan. Se trata aquí de anuncios y denuncias que hay que realizar; aseveraciones que pueden traer consigo costos muy altos. Se trata aquí de transformaciones holísticas que hay que experimentar; transformaciones que implican un costo altísimo. oloveitchik señala que Abraham se presenta en el texto bíblico como un ser humano invitado por Dios a recorrer sus caminos, como un deambulante (“wanderer”), uno que vaga como un nómada hasta encontrar el lugar identificado por Dios. Abraham es también un maestro, un iconoclasta solitario. O sea, uno que va rompiendo normas y desarrollando unas nuevas.
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H P P L
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