Víctor, este mes de septiembre estrenas tu tercer largometraje tras Wax y Vampyres ¿no es así? Es el tercero de ficción y el cuarto largometraje, el primero fue Zarpazos! Un viaje por el Spanish Horror, aunque es un documental, se trata de un largometraje que está basado en un libro que publiqué. Después vino Wax, Vampyres y ahora estrenamos Stop Over in Hell. En casi todos tus proyectos has sido director y coguionista, ¿por qué? Bueno, suelo escribir guiones para otros, pero cuando es una película que dirijo yo, me resulta más interesante participar en el guión, pero que sean otros los que fundamentalmente hagan el trabajo de escritura, en Stop Over in Hell, el guión también está escrito por Antonio Durán y Juan Gabriel García. ¿Cómo surgió la idea de hacer esta película? Pues, curiosamente, la historia comenzó aquí, en Madrid, en la plaza de Callao. Estaba en las oficinas de la productora preparando el rodaje de Vampyres con Antonio Durán -que era el ayudante de dirección, Antonio también escribe y hace de todo en el mundo del cine-, era un día muy gris, de tormenta, muy acorde con la película de vampiros que estábamos preparando (risas). En un momento determinado, le dije a Antonio que tenía ganas de hacer un wéstern. Y él me dijo: “pues yo tengo ganas de hacer una idea que llevo tiempo dándole vueltas que es un wéstern claustrofóbico que, además, no sería muy difícil de hacer en cuanto a localizaciones” y ahí empezó todo. La historia que me contó me gustó mucho desde el principio porque, tanto a él como a mí, nos gustan las claves del far west, del wéstern, y porque, además, la historia es muy actual. Trata de un intercambio de viajeros, en un lugar perdido en el que llegan unos salvajes a buscar algo muy concreto. Es la historia de un secuestro que podría ser una historia real y muy actual que podría ocurrir en cualquier punto perdido del país. Tienes gran debilidad por el wéstern, crear este proyecto ha debido tener grandes dosis de romanticismo ¿no es así? Totalmente, fue un tema muy romántico desde su concepción, cuando estábamos un día tormenta preparando una película de vampiros y se nos ocurrió
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hacer un wéstern... Esto es porque somos unos enamorados del cine y, sobre todo, de ese cine. Otro elemento que se podría considerar “romantico” han sido los escenarios elegidos, lugares donde se han rodado grandes producciones cinematográficas y en los que, en cierta medida, tienes una vinculación. Es cierto, me apetecía mucho rodarla donde he vivido toda mi vida, en Colmenar Viejo que, además, tiene su parte romántica porque mi familia, y todo el pueblo de Colmenar Viejo en general, han trabajado en el cine, en las grandes producciones de Samuel Bronston que se hacían en el pasado, muchas de ellas se hacían en Madrid, donde se rodaron películas como Espartaco o 55 Días en Pekín o los wésterns que se rodaban en Almería. Desde pequeño, por mi familia, he tenido una cierta relación con aquel cine que siempre me ha fascinado. Con ese recuerdo muy romantico es con el que se planteó hacer esta película. ¿Cuáles han sido esos lugares? Se rodó en Almería, en el mini Hollywood, y en Madrid rodamos en La Pedriza, en Mazanares el Real, que es un espacio maravilloso, y Titulcia. ¿Habéis encontrado dificultades a la hora de rodar con los ayuntamientos de estos municipios? No hubo problema alguno, todo lo contrario, todo el mundo se ha portado muy bien con nosotros. Hay una ventaja al rodar en estos sitios, y es que tienen el recuerdo de los tiempos en los que vivieron del cine, en Manzanares del Real y en Colmenar Viejo se han rodado cientos de películas, para ellos no es algo extraño, es un mundo que conocen muy bien y está todo perfectamente organizado. En tus películas, llama la atención el reparto, pues hay una variedad generacional importante. En el caso de Stop Over in Hell incluso cuenta con grandes leyendas como Enzo Castellari... A Enzo le encontramos en Almería, en el Almería Western Film Festival, allí le contamos la historia que queríamos hacer, le gustó mucho y accedió a participar. El hecho de que en mis películas incluya personajes de diferentes generaciones es porque creo que el cine debe ser como la vida misma. Lo que no