Y allá donde proliferan, como hasta hace poco en casi toda España, los conejos son una pieza clave de los ecosistemas mediterráneos: a partir de sus huras modifican notablemente la composición de la vegetación, y también del suelo, merced a su actividad cavadora. Los conejos tienen además la talla “ideal” que hace que muchos depredadores, como multitud de especies de aves rapaces diurnas y nocturnas, mamíferos carnívoros y grandes culebras; los escojan preferentemente como presas, o incluso se hayan especializado en ellos, como los linces o águilas antes mencionados. Y lo ha convertido también en pieza de caza tradicional del hombre desde hace milenios. Pero los conejos aguantaron sin problemas que se los comiese todo el mundo hasta que una serie de epidemias, comenzando por la mixomatosis a mediados del S. XX, y siguiendo con diversas cepas de enfermedades hemorrágicas víricas desde los años ochenta, vienen asestando a sus poblaciones una serie de golpes tan duros que no consiguen levantar cabeza. No son raros además los casos paradójicos en que los conejos a duras penas se mantienen en espacios protegidos donde linces u otras especies amenazadas dependen de ellos, y abundan en cambio sobremanera en bordes de carreteras, vías o sembrados, donde se los controla para evitar perjuicios económicos. Las mayores abundancias peninsulares de conejos se dan en el centro peninsular, y no es raro toparse con ellos recorriendo caminos rurales de la vega madrileña, al amanecer o al atardecer. Y puede uno pararse a pensar que esas dos orejas que, asustadas, escapan al paso de un coche, condensan mucha más historia de España y de sus ecosistemas de la que pudiera parecer… Para saber más: Ficha del conejo en la Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Ibéricos www.vertebradosibericos.org/mamiferos/orycun.html
Fotos cortesía: Luis Sitges Birding Trekking & Nature Spain Birding Trips - Viajes Ornitológicos por España www.birdingtrekkingandnature.com info@birdingtrekkingandnature.com
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