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Educar para transformar la realidad: situaciones de aprendizaje y PEG

Equipo Pacto Educativo Global de Escuelas Católicas

Uno de los aspectos más novedosos, al menos desde el punto de vista terminológico, es la apuesta legislativa actual por las situaciones de aprendizaje. La propuesta que surge de la LOMLOE centra su acción pedagógica en los pilares básicos del enfoque competencial, evaluación auténtica e inclusión. A estos ejes, desde Escuelas Católicas y en el marco del Pacto Educativo Global (PEG), hemos añadido un cuarto: la transformación personal y social. No hablamos ya de aprender cosas para hacer cosas, sino de aprender cosas para transformar la realidad.

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La idea de los centros educativos como un lugar al que se va a aprender (en el sentido más tradicional de la palabra) nunca ha estado más en tela de juicio. Esto no quiere decir que en la escuela no se aprenda, sino que en las escuelas de hoy en día es cada vez más latente la necesidad de fomentar un aprendizaje que instruya, que eduque, que guíe y también que fomente un verdadero compromiso por hacernos responsables de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, en nuestro caso desde nuestra esencia como escuela católica, desde el Evangelio.

Hoy más que nunca necesitamos escuelas que se basen en los pilares del enfoque competencial, de la evaluación auténtica, de la inclusión, pero cada vez se hace más necesario que nuestras escuelas también establezcan un pilar más como consecuencia de estar en el mundo al estilo de Jesús de Nazaret: la transformación social. Movimientos como la agenda 2030 (y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS-) o la propuesta del papa Francisco a través del Pacto Educativo Global (PEG), nos demuestran que urge un cambio global y que esto no es un capricho, una moda, una campaña política o una fantasía. Debemos empezar a trabajar por un mundo donde la dignidad y los Derechos Humanos sean respetados, donde la fraternidad y la cooperación sean las formas de relación entre todos, donde el cuidado integral de la casa común y el uso responsable de la tecnología sea una prioridad, donde asegurar la paz y promocionar una ciudadanía responsable sea un punto central, donde las barreras ideológicas de base religiosa, política o cultural se sumen todas en aras de un mundo más solidario, mucho más justo.

Los que estén tan locos como para creerse capaces de cambiar el mundo son los que lo hacen

Situaciones de aprendizaje y Educación Global: una combinación perfecta

Hemos hablado ya mucho en esta revista sobre situaciones de aprendizaje y aunque todavía podemos seguir ampliando y profundizando en alguno de esos aspectos, nos centraremos en uno: las situaciones de aprendizaje como marco para promover un aprendizaje capaz de cambiar la realidad.

Si partimos de la base del enfoque competencial en el que, de manera muy resumida, aprendemos cosas para resolver retos o problemas, con lo que sabemos, no será muy complicado dar ese siguiente paso de aprender cosas para transformar la realidad. Un objetivo que se facilita mucho si tomamos como referencia la óptica del aprendizaje global (o educación global) en la que se busca que los alumnos obtengan una comprensión profunda y amplia del mundo en el que vivimos; una comprensión que no lleve al mero conocimiento, sino que se enfoque hacia la acción.

Por su lado, este enfoque de educación global no es ajeno a los procesos educativos o a la propuesta que las situaciones de aprendizaje nos invitan a realizar. Miguel Ardanaz, durante mucho tiempo compañero de Escuelas Católicas Madrid, ya mencionó en su artículo “El aula como espacio para el aprendizaje global. El mundo como aula para el aprendizaje transformador: doce pistas y una óptica” (publicado en 2015 en la Revista Internacional de Investigación en Educación Global y para el Desarrollo) propone una serie de criterios para que nuestra práctica pedagógica tenga ese matiz de transformación social, muchos de los cuales también nos resultan centrales al diseñar una situación de aprendizaje y que adaptamos a continuación:

• Los contenidos (saberes básicos) no son un fin, sino una herramienta. En un currículo como el propuesto por la LOMLOE, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Pacto Educativo Global se convierten en sí mismos en objetivos que se integran completamente en las competencias clave del perfil de salida de los alumnos.

• Las preguntas son punto de partida y también el resultado del aprendizaje. Preguntas que fomenten un pensamiento crítico, que ayuden a ver distintos puntos de vista y realidades, que rompan con ideas preconcebidas y prejuicios, que evidencien la estructura de la realidad a distintos niveles.

• El pensamiento creativo para poner en marcha mecanismos que creen un mundo mejor desde una clave también utópica y que ayude a ver cómo las cosas podrían ser mejor.

• Un concepto de aula que esté enraizado en el aprendizaje cooperativo y en el establecimiento de redes dentro y fuera del aula. Donde todos puedan participar, donde la inclusión no sea un problema, sino toda una posibilidad.

No estamos hablando de hacer más difícil la labor de los docentes, ni de añadir más tareas y responsabilidades al trabajo de estos. Estamos hablando más bien, como el propio Ardanaz recoge, de cambiar la manera de enfocar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Hablamos por tanto de ponernos distintas lentes (Ardanaz, 2015):

• La lupa, para ver lo no implícito, lo que necesitamos ampliar para ver con más detalle.

• El microscopio, para observar lo que hay detrás de la realidad, o mejor dicho de cómo entendemos la realidad.

• Las gafas 3D, para ser conscientes de las distintas maneras de ver el mundo en el que vivimos.

• El telescopio, para ver más allá, para proyectar hacia el futuro, para convertirnos en coautores de lo que está por venir.

El Pacto Educativo Global asume aquí un protagonismo que, en lugar de ponerse a sí mismo en el centro, lo que intenta es poner en el foco todas esas realidades que necesitan de nosotros, como cristianos y como seres humanos, una acción, una actuación, una responsabilidad.

Volvámonos “locos”

En la película sobre Steve Jobs (Jobs, 2013) se le atribuye al fundador de Apple la siguiente cita: “Los que estén tan locos como para creerse capaces de cambiar el mundo son los que lo hacen”. Retomamos esa afirmación y nos la llevamos a lo que hemos hablado desde el inicio de este artículo. Hace falta volverse un poco loco y conseguir desmontar esa mirada que la propia sociedad nos impone a nosotros mismos y a nuestro alumnado. Nuestras instituciones educativas nacen de la respuesta que nuestros fundadores dieron a la llamada que había en su época. En algunos casos sus contemporáneos les trataron de locos, pero gracias a esa bendita locura de amor que intuyeron en Jesús, aún hoy tenemos como brújula aquellos más vulnerables y silenciados por el sistema; creamos programas, como Tejiendo Compromiso Social en Red, fomentamos encuentros de Pacto Educativo Global, acciones que nos pongan en movimiento… Nos jugamos la fidelidad a nuestra razón de ser y de estar en la historia. Merece la pena dejarse llevar por la locura de un Dios que es todo amor y misericordia.

De esta locura nace justamente la iniciativa conjunta de Enlázate por la Justicia y Escuelas Católicas, para diseñar situaciones de aprendizaje que se enraicen en esas realidades que nos proponemos cambiar, que sean capaces de generar en nuestro alumnado, y en nosotros mismos, la capacidad de ver el mundo no cómo es, sino cómo nos gustaría que fuera desde la visión cristiana y justa que nos propone el PEG.

Tener escuelas que saquen la humanidad que llevamos dentro, que hagan ver en el otro no un extranjero, sino un hermano, y que nos hagan a todos activistas del Reino al estilo de Jesús merece la pena

Situaciones de aprendizaje que se ofrecen como recursos abiertos no solo para que los profesores las puedan llevar a su aula, sino para que también sirvan de inspiración para generar el cambio hacia ese mundo más justo a través de las cinco áreas de trabajo que propone el PEG. Podremos trabajar sobre el consumo desmesurado, la justicia social, la libertad y los derechos humanos u otras muchas temáticas.

Sin embargo, el compromiso de Escuelas Católicas para promover el Pacto Educativo Global en nuestros centros educativos facilita que el ámbito más puramente pedagógico se vea impregnado por la pastoral; o al revés, que las acciones de pastoral se puedan concretar en aquellos proyectos de innovación pedagógica como el que os compartiremos a partir del próximo curso con la gamificación de “Guardianes del Pacto” para Educación Primaria; también queremos apoyar el diseño y la programación de proyectos y actividades solidarias que no se queden simplemente en la recogida y aportación de recursos materiales, sino que de verdad sean capaces de implicar cabeza, corazón y manos en hacer un mundo más justo, y el programa Tejiendo Compromiso Social en Red es el ejemplo más claro de este deseo.

Tener escuelas que saquen la humanidad que llevamos dentro, que hagan ver en el otro no un extranjero, sino un hermano, y que nos hagan a todos activistas del Reino al estilo de Jesús merece la pena.

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