ERIAC Capital Humano

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uando se trató de productividad por ejemplo, hubo centros de productividad en Guadalajara, en Puebla, en León, en el D.F., pero indiscutiblemente el mejor de todos fue el Centro de Productividad de Monterrey, A.C. Cuando nos asociamos en recursos humanos, fue ERIAC la más sorprendente de las asociaciones. Tuvimos el primer Club de Leones de Monterrey y fuimos en proporción de número de habitantes, la ciudad con mayores depósitos bancarios en el País y aún tenemos las mejores universidades.

Aunque todo esto, para algunos se está perdiendo y para otros se está debilitando, vale la pena hurgar en la historia y ver de dónde sale el espíritu regiomontano y quienes fueron los pioneros.

El 3 de junio de 1858, nace en Monterrey Isaac Garza Garza, que fue el fundador de Cervecería, de Vidriería y de Fundidora. Casi 80 años después, el 1° de mayo de 1933 cuando fallece, era el Presidente del Consejo de los tres grupos empresariales más importantes de Monterrey. Su casa situada en Galeana y Padre Mier, era admirada por todos, pero más que su bienestar material, su espíritu emprendedor, la productividad de sus empresas y su competitividad. Derivaban de él un espíritu religioso, una dedicación excepcional al ahorro, un ambiente familiar extraordinario y una ayuda a la comunidad casi sin límites, que lo hacían figurar en todas las listas de aportadores a las causas sociales de Monterrey y de México.

Le toco a Don Isaac la inundación de 1909, que acabó con cientos de miles de regiomontanos. Experimentó la Revolución de 1910-1917 que liquidó a un millón de mexicanos y acabó con gran parte del capital social del País. Sufrió la gran depresión de 1929… pero nunca se arredró, siempre enfrentó las calamidades como retos a vencer y triunfó en todas. Su lema de “Trabajo y Ahorro”, todavía perdura en algunas de las empresas de la Ciudad y la revista con ese nombre, que él creo, sigue publicándose en la empresa Femsa, con la misma regularidad que hace 70 años. Quizá una de las cualidades más encomiables de Don Isaac, fue el saber asociar a los grandes empresarios en grandes proyectos. Él no fue el principal accionista de Fundidora, pero si fue quien aglutinó 10 millones de pesos oro, para el capital fundacional de la empresa, que por varias décadas fue la primera ucsina de América Latina. En 1890 había formado Cervecería Cuauthémoc, S.A., aglutinando a los Muguerza, a los Sada, a los Schnaider y 6 años después, formó Vidrios y Cristales con la colaboración de las grandes familias de capitalistas en el Monterrey de entonces y aunque fracasaron, nuevamente enlazó energías para fundar en 1909 Vidriera Monterrey. Un hombre al cual los golpes lo hacían más fuerte y los retos simplemente probaban su fortaleza, su creencia en Dios y su habilidad para confiar en las agrupaciones de personas en aras del bien común.


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