identificamos hoy en día, pasando por el inevitable influjo del impresionismo. Tras superar las investigaciones impresionistas, Van Gogh y un puñado de otros amigos experimentadores (Gauguin, Cezanne, Toulouse-Lautrec…) crearon un nuevo estilo, que a falta de un nombre mejor se dio en llamar postimpresionismo. Los colores vivos (y muy matéricos), el abandono del naturalismo, las formas que parecen moverse o caerse… Todo ello fue fruto de una evolución artística lógica más que de los delirios de un demente.
La verdad es que Van Gogh sufrió siempre de depresiones e incluso intentó suicidarse varias veces. Es cierto que se cortó la dichosa oreja (el lóbulo en realidad), que contrajo una sífilis que dañó todavía más su cerebro, que se comía su pintura con plomo, que bebía absenta hasta quedar inconsciente, que sus relaciones sociales y sentimentales fueron desastrosas, que olía fatal, que fue un mantenido por su hermano Theo, que fue internado en psiquiátricos y que acabó pegándose un tiro en el pecho con una escopeta… Pese a su fracaso comercial (más condicionado por su personalidad anti-comercial que por su arte) Van Gogh se codeó de tú a tú con los mejores artistas de su tiempo y gozó de su amistad y admiración. Incluso después de su muerte fue admirado y sigue siéndolo. Su pintura es emocionante y atemporal, brutalmente sincera y muy popular (los profanos en la materia y los niños captan perfectamente la expresividad de su obra). Muy fresca y espontánea (llegó a crear frenéticamente dos o tres cuadros al día), se percibe en su obra la necesidad imperante de pintar.
21