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Desde siempre, he sido una “persona del agua”
from Encuentro 81 N°8
by Encuentro 81
Patricia Carrillo
Mi pasión por el océano ha sido, en verdad, como secundaria, como complementando los otros ámbitos de mi vida: el estudio, la familia, luego el trabajo. Mi afinidad debajo de la superficie se manifestó desde muy temprano. Comencé a nadar, a nadar en serio: desde los 10 años fui nadadora, alcanzando participación en campeonatos nacionales y en un Panamericano. Vivía en ese tiempo en Antofagasta y las condiciones no eran tan buenas. No había piscina temperada, por lo que entrenábamos “en seco” desde el otoño y hasta la primavera. Y yo siempre esperando con ansias que llegara el tiempo de estar en el agua. Entrenamientos todos los días y algo así como 3 horas cada día.
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¡Y yo, feliz! No tanto por la competencia o por ganar carreras, sino por estar en ese medio casi todo el tiempo. A pesar de vivir en una ciudad costera, el mar me llamaba la atención profundamente, por lo misterioso, por lo inmenso, por lo desconocido, pero me mantenía en aguas confinadas.
A fines de 1973, nos trasladamos a Santiago y aunque seguí nadando un tiempo, era mucho más difícil continuar, por las distancias. Recuerdo que entrenaba en la piscina de la U. de Chile, en Independencia, pero los tiempos de traslado lo hacían muy difícil. Me enfoqué en los estudios. Entré a estudiar Psicología a la U. de Chile, me titulé, empecé a trabajar y a poco andar formé familia y el agua quedó absolutamente en el pasado en lo que había sido un barco pesquero colombiano, llamado María Patricia. Fueron 33 horas de navegación en el Pacífico ¡Esa noche fue de terror ! El Océano Pacífico no tiene nada de “pacifico”
Y eso hasta que, por iniciativa e invitación de mi hijo Diego, en ese momento de 17 años, volví al agua, esta vez buceando. Aprendí a bucear con él y juntos hicimos una larga carrera de entrenamientos hasta alcanzar el nivel de Dive Master de PADI. De eso han pasado 18 años. He buceado muchos mares y me fascina la paz, la armonía, el silencio y el impresionante paisaje subacuático, con sus miles de especies que una visita en cada buceo. He buceado mares desafiantes, como el Pacífico, nadando con peces grandes como en corredores de tiburones, mantas, barracudas, medusas gigantes y otros; he buceado en mares caribeños, visitando peces pequeños, de mil colores, actinias, nudibranquios, corales, esponjas y crustáceos. He buceado barcos y aviones hundidos… ¡Un espectáculo!
… Es bravo , fuerte, INMENSO: alberga mil ballenas, muchas especies de tiburones, millones de peces, y los organismos más simples, como algas, zooplancton y protozoos. El mar tiene vida, es vida y si bien los seres humanos se sumergen desde hace muchos años, aún estamos en exploración de la infinita riqueza bajo la superficie de la tierra.
Si uno se adentra en el fondo del mar y mira de verdad, observa algo extraordinario: la otra cara de la superficie. Realmente es un espejo y es hipnótico Y es por eso que sigo buceando, en busca de conocer más, de descubrir más, de volver a nadar con tiburones ballena, con mantas, con delfines y lobos de mar. De detenerme a mirar con detalle algún cardumen de barracudas, algunos pececitos escondidos entre las actinias, a un escurridizo pulpo que se esconde y ver a un pequeño caballito de mar aferrarse a una frágil rama de un alga.

El viaje de buceo más remoto que he hecho fue hace varios años atrás. Junto a mi hijo y un instructor de buceo, nos embarcamos en una expedición de investigación submarina,
Con la experiencia del buceo, he sentido como se amplifican sensaciones, emociones y sentimientos, como el increíble asombro y perplejidad al avistar una ballena… más aún, cuando ésta está con su cría recién aprendiendo a aparecer en la superficie: simplemente, no hay palabras para describir lo que se siente. Acompañar la armonía y perfección cuando aparecen tiburones ballenas, con los cientos de puntos fluorescentes y rayas blancas que son parte de sus cuerpos… y que encienden en uno emociones indescriptibles; la ternura profunda que despiertan los animales más pequeños O como cuando en un buceo nocturno uno se encuentra con medusas bailando armoniosas, sin perturbarse con nada… uno se siente igual: imperturbable. de profundidad, cuando empezamos a escuchar el canto de varias ballenas (ese que, románticamente, nos han dicho siempre que es precioso) ¡SUSTO! Nunca había sentido tanto miedo… Su canto es intenso, fuerte, profundo, eterno. En la oscuridad de la noche, uno no sabe de dónde viene o a qué distancia están. No es posible, en ese momento, salir del agua, hasta cumplir paradas de seguridad, para asegurarse de no caer en descompresión, asique, nada, “aperrar” aterrada y rogar por que no estén demasiado cerca y poder ascender segura.


Hay tanto, tanto, tanto, bajo el agua que va generando sensaciones y emociones nuevas cada vez. Uno se da cuenta cada vez, que no se termina de descubrir y de descubrirse, lo que lleva a concluir que uno también está capturada por el océano, igual que los demás seres que habitan en él.
Los animales que más me gustan son las manta raya… desde siempre. Cuando veo escuelas de mantas, no dejo de sentirme de vuelta en la infancia, profundamente conectada con la inocencia, la armonía y la sincronía con el universo. Y ni decir cómo me pongo con los lobitos de mar: En Juan Fernández hay una tremenda colonia de éstos y al bajar al agua, son súper juguetones e insistentes… hasta que uno simplemente se convierte en una personita de 6 añitos y juega a la par con ellos
Y bueno, también hay “de lo otro”. Recuerdo que una vez en Puerto Vallarta, en un buceo nocturno bien en alta mar, llevábamos como 10 minutos a 20 metros

Quiero cerrar, citando a Fabien Cousteau que dice:
“Se calcula que el 90% de la biodiversidad del mundo reside en los océanos.

Desde el majestuoso latido de las medusas hasta la lucha a muerte entre un pulpo y un camarón manti, los descubrimientos esperan su turno, pero por cada misterio develado, se abren para nosotros muchos más.”
Referencias

- Fabien Cousteau (2 octubre 1967) es un acuanauta, conservacionista del océano y realizador de documentales y es el primer nieto de Jacques Cousteau.
Patricia Carrillo Termini es Psicóloga titulada en la Universidad de Chile, Coach Ontológico, y Magister de Administración de Negocios de la Universidad de Warwick, Reino Unido. Ha desarrollado su profesión principalmente en organizaciones, aportando en la generación de procesos y conversaciones para asegurar la mejor vida laboral posible. Durante más de 30 años ha sido Gerente de Recursos Humanos en grandes organizaciones nacionales e internacionales ligadas a la minería, asumiendo responsabilidades locales y regionales dentro de América Latina.
