
10 minute read
Agatha Christie: Veneno y guerra
from Encuentro 81 N°8
by Encuentro 81
Agatha Christie, la mujer escritora que más ha vendido sus publicaciones en el mundo, es conocida globalmente por sus obras de ficción criminal, cuyas tramas ingeniosas han dejado a millones de lectores perplejos, estupefactos, maravillados e incluso furiosos. Pero esta vez no vamos a hablar de su impresionante capacidad de sorprender a su audiencia. Lo que sí veremos, es cómo ella se transformó en mucho más que escritora específicamente, en experta en venenos . De las sesenta y seis novelas policíacas suyas (1), más de la mitad tratan de una muerte o intento de asesinato por veneno.

Advertisement
Hay una razón muy simple para esto: Christie conocía expertamente los venenos, medicamentos y las drogas, debido a su trabajo de dispensadora en farmacias durante ambas guerras mundiales. Nos concentraremos en estos dos periodos oscuros y revoltosos porque es imposible hablar de su trabajo en farmacias, sin reconocer que las dos guerras mundiales la pusieron en nuevas posiciones, que le dieron el conocimiento crucial para dar vuelta de cabezas al género policial.
Hija de una familia de grandes recursos, Agatha Christie (entonces Miller) nació en
1890, inmersa en una clase media alta de la esfera social, gozando de una gran casa en la ribera inglesa, con sirvientes para todo lo que se necesitara, y lo más importante para ella en un mundo que le regaló la infancia perfecta. Es decir, fue una niña privilegiada en un país donde el estatus social significaba todo. Si hubiese salido todo perfectamente de acuerdo a las normas victorianas, probablemente se habría casado joven con alguien de prestigio y se habría dedicado a la vida doméstica. Pero, algunos dirían que por suerte, el destino no le permitió esta posibilidad real.

Cuando en 1914 se anunció que Gran Bretaña iba a entrar en guerra contra Alemania, ella tenía unos 24 años y estaba comprometida con un piloto de nombre Archie Christie. Ahora le tocaba despedirse de su prometido, quien fue reclutado para el Real Cuerpo Aéreo (2).
Agatha Christie, con la posición social ya mencionada, no se veía obligada a participar en nada que tuviera que ver con la guerra. No obstante, se ofreció a ayudar en el hospital que se acababa de improvisar en el ayuntamiento local de su pueblo Torquay (pronunciado “Torquí”).
Su primer día llegó al “hospital” vestida de uniforme blanco como todas las demás voluntarias. La pusieron a lavar el piso, nada de quejas, nada de asco Al día siguiente, lo mismo Eventualmente, le dejaron asistir en trabajos clínicos.
La primera vez asistiendo a cirugías, casi se desmaya; pero luego se acostumbró a ver las heridas, la sangre, el sufrimiento y la muerte Incluso se sabe que cumplió con deberes bastante macabros, como llevar en sus brazos una pierna al incinerador.
Muchas de las mujeres que se ofrecieron de voluntarias no eran trabajadoras, sino de una clase más alta, muchas socialmente del nivel de los doctores. Sin embargo, llegaron a trabajar bajo el mando de las enfermeras, que las miraban en menos por no tener las mismas calificaciones que ellas. Fue un tremendo cambio en la estructura social del país.
Y fuera del "hospital", en la seguridad de su casa con su madre, Christie no contaba nada Como explica Lucy Worsley, historiadora británica que acaba de publicar una biografía nueva sobre Agatha Christie, fue el deber de las mujeres trabajadoras el guardar silencio y no contar fuera de las paredes del hospital los horrores que veían. Ni en sus libros describe Christie las partes más horrorosas que experimentan sus personajes: nunca entra en detalle del sufrimiento, no se enfoca en lo sangriento o lo tortuoso; quizás la guerra la entrenó así.
En 1916, habiendo ya cumplido 3.400 horas de trabajo voluntario en el hospital, le ofrecieron a Christie un puesto en la farmacia, donde trabajaría de dispensadora Aquí pasaría un tiempo menos exigente, casi aburrido, en comparación con la enfermería; sin embargo, le llamaron la atención la química y todo tipo de brebajes Cuando empezó, tenía mucho que aprender: se formó como dispensadora con la ayuda de un farmacéutico comercial, a quien le decían “Mr. P.” y quien, según Christie, muy posiblemente tenía la capacidad de ser bastante peligroso; por ejemplo, le gustaba andar con un poco de curare en el bolsillo que le daba una sensación de poder. Un día, Christie vio que Mr. P. preparó mal un supositorio, usó uno disuelto en diez gramos de alguna droga (no se aclara cual), en vez de uno en cien (3). Christie sentía que no lo podía corregir, consciente de su posición como estudiante y más encima mujer, así es que optó por dejar caer el lote de supositorios "accidentalmente", pisándolos con fuerza para asegurar que se rompieran todos (mejor que la retaran por descuidada que envenenar a alguien con una sobredosis). Aquí se presenta un claro ejemplo donde un "accidente" mortal podría ocurrir o cómo se podría esconder un asesinato fríamente calculado…
Y fue ahí, en la farmacia, que Christie se dio cuenta de algo que le cambiaría la vida: que en realidad los venenos nos rodean a todos y son de muy fácil acceso. La joven dispensadora empezó a imaginarse un cuento en el cual alguien muere por estricnina. Este sería su primer libro, El misterioso caso de Styles, que presenta por primera vez a su detective excepcional, Hércules Poirot
No se iría a publicar hasta cuatro años más tarde, siendo el motivo el que no se publicaban con facilidad las obras escritas por mujeres Pero como explica Katheryn Harkup en su libro A es para arsénico: los venenos de Agatha Christie (4), cuando finalmente se publicó Styles, apareció en una reseña sobre el libro en la Revista Farmacéutica y de los Farmacéuticos un comentario alabando al escritor del libro, diciendo que era un "mérito raro" que se escribiera tan bien un libro que hablaba de drogas, y que se notaba que el autor tenía experiencia farmacéutica, o bien había consultado a un experto. Así es que empieza la reputación de Agatha Christie como experta en venenos.
Después de la guerra, su fama creció continuamente a raíz de más y más publicaciones, fomentado por un apetito insaciable de parte de la sociedad para resolver misterios y enigmas. Había nacido la “Era de Oro'' de la novela policíaca.
Este periodo duró unos 18 años, durante los cuales la reina del género policial publicó muchos de sus mejores libros: El asesinato de Roger Ackroyd (1926), Asesinato en el Orient Express (1934), Muerte en el Nilo (1937), y uno de los libros con más ventas del mundo: Y no quedó ninguno (1939).
El año que se publicó Y no quedó ninguno resalta ahora como un año histórico por el comienzo de la Segunda Guerra Mundial
(3) En esa época, todavía se utilizaba el sistema de medida imperial en Inglaterra en la vida cotidiana, pero en la medicina y la farmacología se estaba introduciendo el sistema métrico.
(4) A is for Arsenic: the poisons of Agatha Christie, Katheryn Harkup, Bloomsbury, 2015.

Sin embargo, fue solamente en 1941 que Agatha Christie se involucró en la guerra directamente, cuando arrendó su casa en Torquay a una pareja y una enfermera, que cuidaron a diez niños evacuados (más tarde la casa fue destinada para uso militar) y se fue a vivir a Londres, pese a que en la capital todavía explotaban bombas todas las noches por el ataque sostenido de la Alemania nazi. Christie se fue acostumbrando a las bombas nocturnas no bajaba a los refugios , ¡y algunas noches ni sentía las bombas y las sirenas!
De día, se dedicó a lo que ella sabía hacer en situaciones de guerra: dispensadora. Esta vez, la escritora más famosa del país renovó su entrenamiento en una universidad en Londres y dispensaba en el hospital de la misma universidad Un gran avance desde el hospital improvisado de Torquay. Remarcó que esta vez el trabajo era más fácil que en la Primera Guerra Mundial porque los remedios ya no tenían que ser mezclados y preparados desde cero, ya venían listos en forma de tableta. Hacía sus turnos de dos días completos y tres medios días, y cuando alguien faltaba, lo reemplazaba ella misma. A Christie siempre le gustó la privacidad y las personas que recibían los remedios, nunca supieron quién realmente era la mujer que se los entregaba.
Pero el estrés de la vida en tiempos de guerra y la soledad en la cual vivía, la motivaron en su trabajo Entre 1941 y 1945 publicó 12 novelas. Sus obras de esta época no tratan de la guerra en general; aunque algunos le hacen referencia, por ejemplo la novela N or M, que trata de espías durante la misma guerra. No obstante, sus libros servían de escapismo, tanto para ella como para sus lectores
Dicho esto, en la vida real no podía negar la situación arriesgada en la cual se encontraba. Se entregó psicológicamente a la verdadera posibilidad que podía morir en cualquier momento por un bombazo. De hecho, la biblioteca al lado del hospital donde trabajaba fue hecha pedazos; y su primer departamento en Londres fue destruido un fin de semana justo cuando ella no estaba. Fue en su segundo departamento donde escribió dos libros cuya existencia demuestran la vulnerabilidad de Agatha Christie durante la guerra: Telón: último caso de Poirot y Un crimen dormido (cuento de la detective aficionada Miss Marple), que fueron guardados en una caja fuerte, para publicación solo cuando la escritora muriera. Estos libros se publicaron no durante la Segunda Guerra Mundial cuando se escribieron, sino que treinta años después, en 1975 y 1976. Para Christie servían de protección para su marido e hija, con la esperanza de que no cayeran en la pobreza si a ella le pasara algo durante la guerra; para nosotros hoy en día, son la evidencia física que la muerte le invadía la mente a la escritora.
Todavía las drogas eran la herramienta asesina preferida de Christie, y se las entregó con abundancia a sus personajes Ocho de los doce libros que se publicaron durante la Segunda Guerra utilizan drogas o venenos de alguna manera, sea para asesinatos, intentos de asesinatos, suicidios o simplemente para drogar a otros.

No es casualidad que Telón presenta muchísimas escenas que se basan en el envenenamiento, como una explosión de drogas y venenos entre las páginas: la "gran final" tenía que exhibir lo mejor de la reina del crimen.

Ahora saltemos unos veinte años más adelante, después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se publicó la novela El misterio de Pale Horse (1961). Este libro toma inspiración, particularmente, en dos farmacéuticos de sus tiempos trabajando de dispensadora. El primero, que ya conocemos, fue Mr. P., quien aparece en el libro como Mr. Zachariah Osbourne el farmacéutico malvado y central en la obra. Pero fue el otro, Harold Davis, farmacéutico jefe del hospital universitario donde trabajaba Christie en la Segunda Guerra, que le había dado la sugerencia de experimentar con talio en una historia. Esta sugerencia, que la tomó años más tarde, hizo que Pale Horse fuera un cuento único e importante. Es la única novela de Christie que lo usa, y quizás la que tiene más influencia en la vida real que cualquier otro libro que escribió.
El talio, conocido como "el veneno del envenenador", es un metal tóxico incoloro, inodoro, insípido, que funciona lentamente y que inflige mucho dolor. Se absorbe por la piel, y muestra síntomas que se pueden atribuir a muchas otras enfermedades (problemas gastrointestinales y neurológicos, como también pérdida de pelo). Como es un metal raro, no se suele usar frecuentemente, especialmente hoy en día; pero durante la época de escribir Pale Horse, el talio se usaba en el veneno de ratas, así que era bastante fácil encontrarlo si sabías lo que necesitabas
Lo importante de Pale Horse es que el libro ha tenido repercusiones mundiales, salvando vidas reales. Este libro documenta tan bien el efecto del talio en el cuerpo humano, que la descripción misma de los síntomas fue imprescindible para resolver un caso verdadero en 1977. Este caso lo resolvieron unos profesionales médicos británicos que reconocieron los síntomas descritos claramente en Pale Horse. Otro ejemplo ocurrió en 1975 en Sudamérica, cuando se descubrió que una mujer estaba tratando de envenenar a su marido con talio. Christie recibió una carta de otra persona que había observado los síntomas de la víctima, que decía que sin Pale Horse nadie, ni en el hospital habría sabido que estaba ocurriendo. Es debido a Pale Horse que se han salvado estas vidas, y quizás se seguirán salvando algunas más.
En este año 2023, ha transcurrido más de un siglo desde su primera publicación El Misterioso caso de Styles, Agatha Christie sigue siendo famosa por su versatilidad, al escribir tramas que se basan en los envenenamientos. Estos podrían ser libros oscurísimos, pero tienen alguna esencia cautivante que los hace atractivos y entretenidos para una audiencia global y menos mal , porque así incluso han salvado vidas.
Es en los tiempos más difíciles cuando se desarrollan y destacan las gracias (y también las desgracias) de las personas Así fue, que en la Primera Guerra Mundial, Agatha Christie descubrió su capacidad de crear algo positivo, usando su conocimiento de productos tóxicos, que se funda en el hecho de que tenía que apoyar a los soldados que daban sus vidas por la guerra más terrible que se había visto jamás. Bajo estas circunstancias, brotó su magia de poder tomar algo de la vida real, de sus experiencias y conocimientos, y expandirlo en su mundo imaginario. Esta mezcla de lo imaginado y lo real hace que no se distingan claramente ambos mundos y es lo que hace que sus obras sean tan cautivadoras.
Fuentes
Y considerando el tiempo como un hecho en sí, ocurre lo mismo: existen el pasado, el presente y el futuro, todo a la vez en sus obras Las ideas que se dieron mucho antes renacen en el futuro, y los libros del futuro ya existían en el pasado. Todo es fluido, tal como los venenos. Las drogas son medicamentos son venenos. Hay un equilibrio frágil entre todo, entre lo bueno y lo malo, entre lo que es de ahora y lo que es de otros tiempos.
Agatha Christie adoptó por casualidad los venenos como su maestría durante la Primera Guerra Mundial, y seguro que la historia la recordará como experta en este tema por mucho tiempo más.
A is for Arsenic: the poisons of Agatha Christie, Katheryn Harkup, Bloomsbury, 2015.
Agatha Christie: A very elusive woman, Lucy Worsley, Hodder and Stoughton, 2022.
A 15-year-old case yields a timely clue in deadly thallium poisoning, Amy Ellis Nut and Sue Epstein, NJ News, 2011 https://www.nj.com/news/2011/02/thallium is favored method of.html

How Agatha Christie’s wartime nursing role gave her a lifelong taste for poison, Vanessa Thorpe, The Guardian, 2018 https://www.theguardian.com/uk-news/2018/oct/21/wartime-nursing-gave-agatha-christietaste-for-poison https://www.bbc.co.uk/sounds/play/p0c4l0z7
Shedunnit: Agatha Christie writes alone, Caroline Crampton, BBC Sounds, 2021.
AgathaChristie.com https://www.agathachristie.com/en/stories/the-pale-horse https://www.bbc.co.uk/iplayer/episode/p0d9cd6n/agatha-christie-lucy-worsley-on-themystery-queen
Agatha Christie: Lucy Worsley on the Mystery Queen, BBC, 2022.
Paula Zamorano Osorio, chileno-británica, estudió literatura hasta nivel magíster en la universidad de Oxford, es fanática de novelas policiales y trabaja en comunicaciones.
