TEMA DE LA SEMANA
E
VERDADEROS Y FALSOS PROFETAS 18 de diciembre de 2016/ AÑO 22, No.1119
EL OBSERVADOR DE LA ACTUALIDAD/PÁGINA 4
San Malaquías y el último pontífice s famosa «la profecía de los Papas», atribuida a san Malaquías.
San Malaquías de Armagh
SAN MALAQUÍAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
La gente a veces confunde a san Malaquías el irlandés con el de tiempos antes de Cristo y cuya fiesta la Iglesia celebra el 18 de diciembre. El más antiguo escribió el último libro profético del Antiguo Testamento, y, por cierto, es tenido en algunas interpretaciones judías como un ángel verdadero que habría asumido la apariencia humana —algo que san Clemente de Alejandría, Orígenes y otros Padres de la Iglesia, así como las revelaciones privadas a la beata Ana Catalina Emmerich, dan por cierto—; pero el Malaquías identificado con «las profecías de los Papas» es del siglo XI después de Cristo.
EL IRLANDÉS SAN MALAQUÍAS
Este santo nació en 1094 en Armagh, Irlanda. Su nombre en celta fue Máel Máedóc Ua Morgair, que vertido al inglés quedó en Malachy O´Morgair (Malaquías en español). Hijo de padres muy religiosos, a los 12 años optó por la vida de contemplación, imitando a un santo ermitaño de su tiempo. A los 25 años san Malaquías fue ordenado sacerdote, y pronto se hizo famoso por su vida humilde, sus milagros y sus predicaciones, lo que hizo que fuera elegido obispo de Armagh, y luego arzobispo de Down. Redactó unos reglamentos austeros para la vida monástica, y viajó a Roma para presentar su proyecto al Papa y pedirle que lo dejara regresar al monasterio. Al pasar por Claraval, Francia, conoció a san Bernardo, y pensó quedarse con él sus últimos años de vida. Pero en Roma el Papa Inocencio II, conociendo la valía de san Malaquías, le concedió todo lo que le pedía excepto dejar el ministerio episcopal. Años después el santo peregrinó de nuevo a Roma, pasando una vez más por el monasterio de Claraval, donde se sintió enfermo y profetizó el día y la hora en que moriría en aquel mismo sitio. Y sucedió tal como anunciara: falleció el 2 de noviembre de 1148, a los 54 años de edad.
PRUDENCIA Y RESPETO
Este pequeño documento consiste en 112 pequeñas frases o divisas en latín, que hacen alusión alegórica a los siguientes 112 Papas y antipapas de la Iglesia católica, desde Celestino II (11431144) hasta un supuesto Pedro Romano.
El padre Arnold de Wyon escribe en la introducción de esta pequeña obra que san Malaquías «escribió, según se dice, algunos opúsculos. No he visto nada de ellos hasta este día, a no ser una cierta profecía sobre los soberanos pontífices. Teniendo en cuenta que es corta, que todavía no ha sido impresa —que yo sepa— y que muchos desean conocerla, he incluido aquí el texto».
La publicó con el título Profecía de san Malaquías, arzobispo, sobre los soberanos pontífices.
DUDAS EXPRESADAS
Desde entonces nadie dudó de que «La profecía de los Papas» fuera del santo, sino hasta 1642, cuando el monje cisterciense Manríquez lo puso tímidamente en duda; y en 1663 el padre Francisco Carrier, en su Historia cronológica de los Papas, abiertamente consideró que no era obra de san Malaquías. En 1694 el jesuita Claude-François Ménestrier, enemigo feroz de «la profecía de los Papas», sugirió la hipótesis de que era una superchería inventada por un partidario del cardenal Simoncelli para que se convirtiera en Papa; habría buscado inclinar la balanza a favor de dicho cardenal escribiendo una divisa que lo señalara, e inventando unas previas — basado en lo que ya se sabía de los Papas anteriores— y
LAS ÚLTIMAS DIVISAS PAPALES, ¿CUMPLIDAS? DIVISA
PAPA AL QUE LE CORRESPONDIÓ
INTERPRETACIONES
De medietate lunae (De la mitad de la luna, Del medio de [Bel]luno)
Juan Pablo I (1978)
Originario de la diócesis de Belluno (de la Bella Luna)
De laboris solis (Del trabajo del sol)
Juan Pablo II (1978-2005)
Nació el 18 de mayo de 1920, día de un eclipse solar.
De gloria olivae (La gloria del olivo)
Benedicto XVI (2005-2013)
Tomó su nombre del fundador de los benedictinos, conocidos como olivetanos por la rama de olivo en el escudo de la orden.
LA OBRA ATRIBUIDA AL OBISPO
Dejó muchos escritos de tema religioso y numerosas cartas de contenido edificante, pero nadie habló entonces de la obra atribuida a él y que le ha dado la máxima popularidad, «la profecía de los Papas». Fue más de cuatro siglos después, en 1595, cuando el monje benedictino francés Arnold de Wyon publicó el libro de historia benedictina Lignum Vitae, ornamentum et decus Ecclesiae («El Madero de la Vida, ornamento y gloria de la iglesia»), que trata de la obra de destacados monjes, por lo que incluye la publicación de «la profecía de los Papas».
otras posteriores a fin de darle apariencia de legitimidad a aquella trampa. Lo cierto es que Simoncelli no se convirtió en Papa, sino Gregorio XIV. Pero sucede que algunas frases posteriores resultaron ser tan coincidentes con los Papas elegidos que, a pesar del impacto y desilusión que la teoría de Menestirer había causado en un principio, volvió a adquirir popularidad «la profecía de san Malaquías».
In persecutione extrema S.R.E.sedebit Petrus Romanus, qui pascet oues in multis tribulationibus: quibus transactis ciuitas septicollis diruetur, et Judex tremedus iudicabit populum suum (En persecución extrema de la Santa Iglesia de Roma reinará Pedro Romano, quien apacentará a su rebaño entre muchas tribulaciones, tras lo cual la ciudad de las siete colinas será destruida y el Juez Terrible juzgará a su pueblo).
La ciudad de las siete colinas puede ser Jerusalén o Roma. Para algunos, Francisco es Pedro Romano; mas, siguiendo lo dicho por Benedicto XVI (ver texto de arriba), podría no serlo, sino que falten más Papas (incluso muchos) antes del último, Pedro Romano, cuyo nombre es muy genérico (todos son Pedro y obispos de Roma).
Es verdad que, al tiempo de que bastantes de estas divisas han resultado asombrosamente acertadas, otras no lo han sido, o al menos el significado es tan oscuro o vago que casi cualquier interpretación es posible. Benedicto XVI, en el más reciente libro-entrevista de Peter Seewald, Benedicto XVI. Últimas conversaciones, es cauteloso pero también respetuoso. Seewald le pregunta: «Usted conoce, Santo Padre, la profecía de san Malaquías, quien en la Edad Media predijo el final de los tiempos, al menos un final de la Iglesia, acompañando esa profecía de una lista de los Papas que todavía habían de ocupar la sede petrina. Según dicha lista, el papado termina con su pontificado. ¿Le preocupa que de hecho pueda ser usted el último de los Papas, al menos el último de los Papas en la forma conocida hasta ahora?». Y el Papa emérito responde: «Todo puede ser...». Es decir, no se burla ni arremete temerariamente contra «la profecía de los Papas». En ello sigue a san Pablo, que dice: «No extingan la acción del Espíritu; no desprecien las profecías; examínenlo todo y quédense con lo bueno» (I Tes 5, 19-21).
PROPUESTA DE BENEDICTO XVI
El Papa Benedicto, en la respuesta que da a Peter Seewald, expone una teoría sobre el origen de «la profecía de los Papas» y, sobre todo, propone un modo de interpretar el final de esta la lista de Papas, que no tendría por qué ser necesariamente hoy una señal del fin del mundo:
«Todo puede ser. Esta profecía surgió probablemente en los círculos que rodeaban a Felipe Neri. Y lo que pretendía no era sino contestar a los protestantes, quienes a la sazón hablaban de que el papado había llegado a su fin; mostrarles con una serie interminable de futuros Papas que eso no era así, que el papado no estaba agonizando. Pero de ahí no hay por qué inferir que éste realmente acabará cuando se alcance el último de la lista. A pesar de su extensión, la lista se quedó corta».
D.R.G.B.