OPINION
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EMILINADAS EMILIO HERASME PEÑA emilinhp@hotmail.com
INCIERTO.- No es cierto que en las elecciones de 1978, el PRD las ganó encabezando una alianza opositora denominada Acuerdo de Santo Domingo. La verdad es que en esas elecciones en las cuales la reelección balaguerista fue derrotada por primera vez con una catarata de votos, el PRD concurrió solito, ya que para entonces se había disuelto el Acuerdo de Santiago, formado en diciembre de 1973 para concurrir a los comicios de 1974, de las cuales se vio obligado a retirarse cuando contingentes militares fueron lanzados a la calles con pañuelos coloraos atados a los cañones de sus fusiles. La razón por la cual el Acuerdo de Santiago no fue reeditado para las elecciones de 1978, fue porque de los dos partidos minoritarios más importantes que lo formaban, les exigían al PRD entregarles a cada uno de ellos el 33 por ciento de las candidaturas legislativas, es decir, de senadores y diputados, Ambos partidos minoritarios lo eran el PQD y el original PRSC, y sus principales dirigentes sabían de antemano que sus exigencias les serían rechazadas por la dirigencia perredeísta. Pero eso era, precisamente, lo que ambos querían, a los fines de que al candidato presidencial del PRD, Antonio Guzmán Fernández, no se les sumaran los votos de los pecudeístas y de los socialcristianos de entonces. Manolín Jiménez Rodríguez era el secretario general y principal dirigente del PQD en el país, ya que el presidente y fundador de éste, Elías Wessin y Wessin, se encontraba exiliado en Miami y el presidente Balaguer no le permitía retornar al país.
Antonio Guzmán Fernández
Neit Nivar Seijas
De su parte, el presidente del PRSC original en ese tiempo, era el ex sacerdote Rogelio Delgado Bogaert. Previo a eso, hacia 1977, un grupo de los dirigentes principales del PRSC original, había renunciado para formar el denominado Movimiento al Socialismo, MAS, como fueron los casos de Caonabo Javier Castillo, Yuyo D`Alessandro, Alfonso Lockward y Abigaíl Cruz Infante, entre otros. La versión que circuló entonces fue que Jiménez Rodríguez y Delgado Bogaert recibieron altas sumas de dinero de parte del general Neit Nivar Seijas, quien además de ser en ese entonces el jefe de la Policía, era un balaguerista y reeleccionista de primera línea. Conforme a esa versión, el dinero entregado por Nivar Seijas al secretario general del PQD y al presidente del PRSC original, era para que sus respectivos partidos no apoyaran la candidatura perredeísta de Guzmán Fernández, tratando con esto de que Balaguer ganara de nuevo la reelección. ¡Así como lo leen! No obstante, el PRD y Guzmán Fernández ganaron ampliamente esos comicios, a pesar de que una considerable cantidad de votos les fue robada, así como cuatro senadores y un diputado ganadores, lo que fue posible gracias al famoso y vituperable “fallo histórico”. El marcado empeño del general Nivar Seijas en evitar el triunfo del PRD en esas elecciones, se demostró cuando en la madrugada del 17 de mayo de ese año de 1978, militares interrumpieron el conteo de los votos en la Junta Central Electoral, y a más de eso él y el entonces secretario de Estado de las Fuerzas Armadas, general Juan René Beauchamps Javier, realizaron aprestos para dar un golpe de Estado que no pudieron materializar. Aún así, agentes policiales bajo el mando de Nivar Seijas se dedicaron a celebrar “el triunfo” de Balaguer, en el transcurso de un mitin que improvisaron en el parqueo o explanada frontal del Palacio de la Policía en la mañana del 17 de mayo, y lo mismo hi-
Manolín Jiménez Rodríguez
Rogelio Delgado Bogaert
San Cristóbal, martillos y los ataúdes LEONARDO CABRERA DÍAZ
Buscar un método para reducir los niveles de violencia y delincuencia que sacuden al país amerita quizás de estudios y de profundos análisis de las que podrían ser sus principales causas para enfrentarle con la efectividad que se requiere. Sin embargo hay casos que su solución sólo ameritan de un mínimo esfuerzo de las autoridades competentes.
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MIERCOLES, 18 DE SEPTIEMBRE DE 2013
En días pasados, mientras acudíamos a un sepelio en el cementerio municipal de Sainaguá, de mi natal San Cristóbal, fuimos testigos de un hecho que la sociedad ante la impotencia que la sacude por la falta de autoridad lo ha aceptado como bueno y válido, pero resulta verdaderamente chocante y desgarrador. Resulta que antes de proceder a depositar el féretro en el nicho preparado para tales fines, hubo que darle de martillazos y agrietar su estructura, para evitar de que luego que se
cieron, simultáneamente, decenas de militares en los jardines del edificio que actualmente ocupa el Ministerio de las Fuerzas Armadas. Ambos mítines fueron reseñados por nosotros como reportero, junto al fotógrafo Valentín Pérez Terrero, en la edición vespertina de ese día del hoy desaparecido periódico La Noticia. LO CIERTO.- Lo cierto es que el Acuerdo de Santo Domingo se formó para las elecciones generales de 1994, cuando Fernando Álvarez Bogaert abandonó las filas reformistas y le compró a Tonito Abreu la matrícula de su partido, Unidad Democrática. Dicho Acuerdo de Santo Domingo estuvo encabezado por el PRD, cuyo presidente y candidato presidencial era José Francisco Peña Gómez, llevando como candidato vicepresidencial a Álvarez Bogaert. Otros de los partidos minoritarios que formaron parte de esa alianza electoral, fueron el Bloque Institucional, BIS, y el Partido de los Trabajadores Dominicanos, PTD, a cuyo presidente, José González Espinosa, le fue otorgada la candidatura senatorial por Barahona, la cual ganó. Ese Acuerdo de Santo Domingo participó como tal en otras tres elecciones, como fueron las de 1996, 1998 y del 2000, disolviéndose para los comicios del 2002. La presente aclaración y precisión tiene dos objetos. El primero de ellos recordar todas las trastadas que los balagueristas realizaban durante el gobierno de los doce años de las décadas del 60 y 70 del siglo pasado, con el propósito de mantenerse indefinidamente en el poder. El segundo es, enmendar el error en que incurrió un conocido articulista y embajador en su columna del pasado sábado en un matutino local, en la cual escribió que don Antonio Guzmán Fernández ganó las elecciones de 1978 como candidato presidencial del Acuerdo de Santo Domingo, cosa totalmente incierta. ¡Esa es la pura verdad! ¡Entendido!.
Fernando Álvarez Bogaert
José Francisco Peña Gómez
abandonara el lugar el ataúd fuera robado como habitualmente ocurre. ¡Caramba¡ ¿Y qué tan difícil resulta para las autoridades municipales designar el personal de seguridad necesario para evitar que estos bochornosos y denigrantes episodios sigan sucediendo en el cementerio municipal de Sainaguá? San Cristóbal es digna de mejor suerte, no es posible que además del dolor que significa enterrar a un ser querido, también tengamos que caerle a martillazos al ataúd en que depositamos sus restos para darle cristiana sepultura, ante el temor de que se lo roben. Y las autoridades, bien gracias.