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MISAEL TAMAYO NÚÑEZ
fue un descarado escamoteo de la política de austeridad nacional, para dar paso a una sana recuperación del país.
Tampoco pueden justificar su franca oposición a cambios al instituto encargado de organizar las elecciones en el país, pese a que ya en otros gobiernos ha sido sometido a cambios incluso de nombre.
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Realmente lo que les afecta es que, no obstante que los diputados de oposición frenaron la reforma electoral, el presidente de la República y su partido impulsaron una reforma alternativa, denominada Plan B, que es más light pero que no deja de afectarles, porque toca la estructura del INE y eso implica menos dinero para ellos.
También les “tumbaron” a su administrador, con el que hacían mancuerna para esconder dinero en fideicomisos, y para hace reuniones en lo “oscurito” con líderes de la oposición, para fraguar golpes bajos al partido oficial.
¿Cómo es que los consejeros electorales que dicen son imparciales, se hacen un solo nudo con la oposición para frenar una mayor apertura democrática en México?
Por ejemplo, en este sexenio México dio lugar a la democracia directa a través de consultas, dán- donos opciones a los ciudadanos, que sólo teníamos el favor de la democracia participativa, que es a través de urnas.
Si algo le hacía falta a este país era precisamente esto de las consultas, pues es común que cuando se vota por alguien, concediéndole con nuestro voto nuestro poder y autorización para que nos represente, de un rato para otro cambian de bando, o se sujetan a las decisiones de sus líderes partidistas, aunque con eso le hagan gran daño a sus representados.
Hoy por hoy, ningún diputado o senador, ni siquiera un regidor, es confiable. Una vez que asumen el cargo, su perspectiva cambia y pasan a ser parte de los grupos de poder digamos “empoderados” y, por lo tanto, “adinerados”, para quienes el bienestar social es lo de menos.
La democracia directa nos permite, además, incidir en la toma de decisiones por asuntos que nos competen y/o nos afectan de manera directa, algo que realmente veíamos muy lejano en este país, pero que es muy común en Estados Unidos y otros países de América Latina.
Lencho y Ciro no querían organizar las consultas argumentando que eran costosas. Si lo son, pero para eso entonces se elijen los procesos electorales, federales o estatales, para aprovechar la movilización social y el gasto. De este modo, la gente, a la par que elige a sus gobernantes y representantes, puede votar a favor o en contra de temas diversos.
Recordemos que la reforma electoral original era de gran calado y apuntaba no sólo a cambios drásticos en el INE, sino también en los partidos políticos, sus prerrogativas y hasta la eliminación de diputaciones y senadurías plurinominales, así como diputaciones locales y regidurías. Era algo que realmente México necesita de manera urgente. No podemos continuar con congresos obesos e improductivos, o con cabildos que nada resuelven pero todo lo entorpecen.
No que no los haya, pero que sean lo suficientemente representativos y comprometidos, y no pretexto para que los partidos y los grupos de poder enquistados en ellos coloquen a sus incondicionales.
O, como actualmente está actuando la oposición, para que cada uno de sus cuadros en las cámaras legislativas sea un voto en contra de propuestas de gobierno, aunque sean para bien del pueblo.
Lo bueno que Lencho y Ciro ya se van. Se les acabó el bole- to. La Cámara de Diputados ya eligió a los miembros del comité técnico que habrá de evaluar a los candidatos a sustituir a los cuatro consejeros del INE arriba mencionados.
Pero la oposición ya encendió sus alarmas, y está convocando a una marcha para rescatar el INE (otra vez), ahora en contra del Plan B que ayer se votó en comisiones del Senado, con un ligero cambio. Realmente no tiene nada que ver. Lo que quieren es presionar para que los asientos en consejo general del INE se repartan entre partidos, como acostumbran. De este modo, la elección en la Cámara de Diputados sería sólo un trámite y ellos asegurarían a los consejeros que actuarían a su favor.
Aunque no se modifica la forma de elegir a los consejeros (AMLO quería que fuese por voto popular), y aunque serán los diputados quienes elijan por tres cuartas partes de diputados o por insaculación, eso no les conviene. Realmente este proceso nunca fue respetado, pues se ponían de acuerdo antes y se repartían las curules. He aquí la razón de la marcha del domingo próximo.