Los derechos de las mujeres migrantes. Almería: la historia que nadie cuenta

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Los derechos de las mujeres migrantes. Almería: la historia que nadie cuenta Investigación realizada por Women’s Link Worldwide, 2010 En un estudio previo de esta organización realizado en 2009 “Los derechos de las mujeres migrantes: una realidad invisible”, cuyo objetivo era documentar las experiencias de esta mujeres: 63% de las entrevistadas en Marruecos había sufrido violencia y 17% una violación. De las que lo fueron en España, 67% sufrió violencia en el trayecto y 17% violencia sexual, 35% había abortado al menos una vez, 51% mutiladas genitalmente en el país de origen, también se aprecia una alta cifra víctimas de trata, sobre todo entre las procedentes de Nigeria. Se trata de mujeres “invisibles” para la mayoría de la sociedad, que viven situaciones de extrema precariedad en algunos casos, que han visto truncados sus procesos migratorios, y a las que el desconocimiento de su situación por parte de la sociedad vuelve vulnerables, haciendo invisibles las violaciones de derechos humanos. Antes de 1996 no existían datos oficiales sobre el número de personas migrantes residentes desagregados por sexo, derivando en una invisibilización de la inmigración femenina en los datos oficiales que se ve agravada por los sectores a los que se dedican, el servicio doméstico y la prostitución. Tienen en común su mayor exposición a abusos tanto a lo largo de su trayecto migratorio como al llegar a su destino. La gran mayoría sufren abusos y violencia sexual sistemática por parte de diversos agentes: compañeros de viaje, fuerzas de seguridad marroquíes, argelinas y españolas, delincuentes comunes o redes de trata de personas. Al salir de sus países de origen impulsadas por una red de trata encubierta, declaran desconocer las condiciones de explotación a las que se verían sometidas, incluyendo la violencia, coacción y amenazas a sus familiares. Sus condiciones de vida son, por lo general, muy precarias ya que comparten pequeñas estancias entre muchas personas, con deficientes condiciones higiénicas y escaso acceso a servicios de salud. Respecto a las mujeres marroquíes, llevan más tiempo en España porque entraron como un contingente temporal para trabajar en el campo. Es por tanto un núcleo más estable que el de las mujeres subsaharianas, y están en una situación de menor vulnerabilidad al tener permiso de residencia, hijas/os escolarizados, y/o como es el caso de muchas de ellas, casadas con hombres, normalmente marroquíes, en situación regular. En el caso de Almería, se aprecia un descenso pronunciado del número de personas de nacionalidad marroquí que llegan y un aumento de subsaharianas. El número de mujeres marroquíes que llegan solas a España también ha aumentado. La mayor necesidad que presentan es la integración, empezando por el idioma. También se ha incrementado el número de ellas que ejerce la prostitución. Las mujeres procedentes de países del Este (Rusia, Ucrania, Lituania y sobre todo Rumanía) ejerce la prostitución. Muchas de ellas solicitan información tanto para


poder recuperar a sus hijos, cuya custodia ejerce la Comunidad Autónoma, como para obtener el Número de Identificación de Extranjeros, aunque sus posibilidades de acceder a ello son mayores que las otras mujeres migrantes por ser europeas. Sin embargo muchas siguen sin poder contar con asistencia sanitaria por encontrarse aisladas en los clubes en los que ejercen la prostitución y residen. Por otra parte las mujeres procedentes de América Latina van dejando de ejercer la prostitución para dedicarse al servicio doméstico. Almería es una provincia que ha propiciado un crecimiento exponencial en la población inmigrante. Presenta unas condiciones socioeconómicas que lo han favorecido por el auge de la agricultura intensiva en los invernaderos. Muchas personas de la región compraron tierras para su explotación e iniciaron un proceso de trabajo familiar que propició su propia sobreexplotación, siendo muchas de las personas que trabajaban en esta situación eran mujeres. Esta forma de organizar el trabajo favoreció la posterior explotación de la población migrante trabajadora que fue contratada para reemplazar a los dueños de las tierras. Ello ha posibilitado el rápido enriquecimiento de la población autóctona, beneficiada por la mano de obra migrante en situación precaria y con dificultades para organizarse, lo que permitía también rebajar constantemente su salario como economía sumergida. Los antiguos cortijos antes utilizados como almacenes, ahora sirven de viviendas a las personas migrantes que trabajan en los invernadores, sin luz, sin agua, lejos de servicios y carentes de espacios de ocio y de socialización. Esto produce una acusada separación con la población autóctona, que vive en los pueblos y ciudades, con percepción de gueto y produciendo situaciones de xenofobia y racismo fruto de las desigualdades sociales. Las organizaciones con las que esta investigación se esta entrevistando están supliendo las carencias de asistencia de la administración, sobre todo de ámbito sanitario. Por otra parte, los parámetros para determinar si una mujer es víctima de trata, son concluyentes en esta investigación: no tener documentación, no hablar el idioma, no poder abandonar el lugar de trabajo, no poder comunicarse libremente, dejar que otras mujeres respondan por ellas, no tener acceso a dinero, mostrar miedo y ansiedad, no saber su dirección o dónde vive. Para identificar a las víctimas de explotación sexual, los parámetros son la presencia de un intermediario, vivir en el mismo lugar en el que ejercen la prostitución, encontrar en este establecimientos, medidas extremas de seguridad como rejas en las ventanas o vigilancia, vivir y viajar siempre en grupo con otras mujeres susceptibles de ser víctimas de trata, jornadas largas y duras de trabajo, signos de violencia y abusos. La investigación de Women’s Link Worldwide se centró en mujeres víctimas de trata para fines de explotación sexual con dificultad para acceder por tanto a ellas y entrevistarlas sin ponerlas en peligro. Se concluye cómo pertenecen y trabajan para la red, inmersas en las reglas y explotación sexual. Viven controladas y amenazadas, respondiendo las preguntas con discursos limitados y en los que hay


que leer entre líneas. Otro apartado de la investigación, cuenta la situación de mujeres que están en un recurso de acogida. Ellas dieron el paso de salir de las redes por distintos motivos y se encuentran en sitios seguros. Finalmente se aborda el caso de una mujer que logró romper todos sus vínculos con la red después de haber pagado la deuda contraída por la red que le sometía a explotación pero que no ha llegado a desvincularse del mundo de la prostitución. El engaño de las mujeres que caen en redes de trata se gesta en torno al tipo de trabajo a realizar, las condiciones o qué deuda contraen, así como el abuso de poder o el aprovecharse de vulnerabilidades. Los explotadores utilizan las redes sociales para darse a conocer, vínculos afectivos o incluso a los familiares. Las mujeres son comúnmente trasladadas no sólo de un país a otro sino de un continente e incluso en viajes que llegan a durar meses. La finalidad buscada por estas redes organizadas es la sexual en todos los casos de la muestra cotejada por Women’s Link Worldwide. Las mujeres son mantenidas en situación irregular que facilita su explotación mediante amenazas y violencia. No conocen a nadie en su lugar de destino lo que impide pedir ayuda y además acaban generando relaciones emocionales con sus captores.


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