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Rosas y crisantemos blancos para Don Genaro Hernández Corona
from Semanal Num. 440
Juan Carlos Recinos
Escribir sobre otros autores, en algún momento se convierte en algo cansado y tedioso, y en la mayoría de las veces, la aventura que nos motivó termina por desvanecerse y quedamos altamente decepcionados cuando descubrimos que el personaje estudiado, realmente no aporta nada al oficio que pertenece. Pero hay algunos personajes que esperan en silencio a su investigador para abrirse de par en par como una puerta de las cantinas de antaño y poner al descubierto un camino de conocimiento inagotable, donde, el que se asoma, termina por beber agua del manantial inagotable.
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Recientemente falleció don Genaro Hernández Corona (23 de diciembre de 2022) y con él se cierra un ciclo de vida de una de las mentes más importantes del humanismo y la investigación histórica en Colima. Pareciera que la historia del historiador se transformara de nuevo en un testimonio singular de la misma historia: el ciclo de vida se ha completado en silencio. La flama apagada de su vida, nos indica que es momento de renovar el ciclo y dar paso a las nuevas visiones históricas.
Muchas veces vi a don Genaro Hernández Corona vistiendo su guayabera blanca y siendo muy atento con todo aquel que se acercara a conversar, muy pocas veces me acerqué con él. Hasta la fecha, me lamento no haberlo hecho más, siempre lo escuche de lejos. Algunas veces lo vi en presentaciones de sus libros y nunca imaginé que, como si fuera una escena de la película Avengers: Infinity War, aquella en la que el Doctor Strange usa la gema del tiempo para ver a través de 14,000,605 millones de futuros alternativos que solo tendrían una oportunidad para estar frente a frente del villano y así poder vencerlo (Thanos).
En aquella memorable escena de la película,
Tony Stark le pregunta al Doctor Strange si van a ganar, a lo que Dr. Strange responde “no hay otra manera de salvar el universo”. Los hechos del pasado, combinados con los hechos del presente que, al instante se convierten en historia, dan una pauta de comunión, en la que el Doctor Strange y don Genaro Hernández Corona guardan un secreto en común: cambiar el curso del futuro para vivir mejor.
Como los héroes de Marvel, yo también tuve una oportunidad de hablar por un instante con don Genaro Hernández Corona, y puedo decirlo con mucha valentía que ese encuentro breve como un relámpago, fue uno de los momentos más perfectos donde el maestro y el aprendiz cruzaron los caminos para avanzar, instantes donde la luz se renovó y el cauce del río volvió a tomar fuerza en el cauce del tiempo.
El 28 de abril de 2022, ofrecí una conferencia (El amor, lo místico y lo cotidiano en los sonetos de Arcadio Zúñiga y Tejeda) para ingresar a la Sociedad Colimense de Estudios Históricos, misma que respondió el historiador de Atoyac, Jalisco, Eduardo Ruelas.
Ese día, el asombro de mi corazón fue enorme, en primera fila se encontraba don Genaro Hernández Corona dispuesto a escuchar mi discurso y su presencia fue todavía mayúscula, cantó la emblemática canción del poeta de Atoyac: La barca de hora.
Cantó como nunca imaginé que lo pudiera realizar, lo hizo Todo a pulmón, como el nombre de la canción del argentino Alejandro Lerner, y que Nicho Hinojosa le hizo un cóver.
Esa noche pude estar frente al último de los grandes humanistas colimenses (colimense por adopción). Don Genaro Hernández Corona nació el 2 de febrero de 1927 en Pátzcuaro, Michoacán y lo hizo en la una de las fechas emblemáticas de la devoción religiosa del Estado de
Colima: el Día de la Candelaria, festividad que se celebra en Tecomán, Colima. Quizá el azar lo puso frente a la fe a Dios y esta devoción lo llevaría a tender puentes con la memoria y el corazón.
Gran parte de sus trabajos de investigación están relacionados con este tema: San Felipe de Jesús en la historia de Colima y Los cristeros toman el puerto de Manzanillo.
Ambos libros son una puerta para conocer el universo de don Genaro Hernández Corona, son piezas indispensables para la historia de Colima, la historia reciente y la historia pasada. La historia de Colima y los historiadores colimenses le están en deuda. El legado de su obra debe ser un puente hacia el futuro.
En Colima hay historiadores que ostentan grandes aportes y son chachalacas. La vida de don Genaro Hernández Corona es una lección de vida para todos nosotros. En su funeral, rosas y crisantemo blancos cercaron su féretro. En el horizonte del tiempo la vida se balancea. La de don Genaro Hernández Corona es un fuego perpetuo.