Azharanía núm. 8

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revista de poesía

Azharanía

La luz hierve debajo de mis párpados …

El almadar Tertulia poética Castellón de la Plana

Rafael Mesado /3 Lluïsa Lladó /4 Enric Serra /5 Amelia Díaz Benlliure /6 Mariela Diego /7 Carlos eMe /8 Petra Dindinger /9 Eloy Sánchez Guallart /10 Marcelo Díaz /11 David Cebrián / 12 Aitana Molina /13 J. Ricart /14 Paula Aguirrezabala /15 El almadar /16-17 Inma Luna /18 Javier Vela /19 Amador Palacios /20 Mª Antonia Ricas /21 Jesús Fernández /22 Concha García /23 Renée Nevárez /24 Jesús Pino /25 José Manuel Vivas /26 Rosmarí Torrens /27 Miguel Martínez /28 Uberto Stabile /29 Rafael de Cózar /30 haz – otea /31


Rafel Mesado // Betxí (Castelló), 1962 // Participa en la antología Estels de paper. Vint-i-un poetes per al segle XXI, Germania, Alzira, 2012. Último libro publicado: Samsara (Germanía, 2012)

Lluïsa Lladó // Palma de Mallorca // Último libro publicado: El bosque turquesa (Torremozas, 2014) // elcohetevolardorblogspot.com // loisenedroma@hotmail.com

Enric Serra i Prades // Burriana, 1974 // Último libro publicado: Capitán Ahab (Unaria Ediciones, 2015) // lafamiliamonster.blogspot.com

Amelia Díaz Benlliure // Castellón de la Plana, 1959 // Último libro publicado: Tuya es la voz (Los libros de la frontera-El bardo, 2013) // ameliadiazbenlliure.blogspot .com // amediben59@gmail.com

Mariela Diego Núñez // Salamanca // Libro publicado: Los colores del agua (2008) // marisa948paz@gmail.com

Carlos eMe (Martínez) // Valencia, 1983 // Ha participado en la web de poesía lapoesiaalcanza.com.ar // letrasdesal.blogspot.com

Marcelo Díaz García // Villasequilla (Toledo), 1950 // Premio Ciudad de Alcalá, en 2008, con Viaje sin memoria. // Último libro publicado: A tiempo II (Akane, 2014) // enmaricielo@yahoo.es

Eloy Sánchez Guallart // Castellón de la Plana, 1963 // Último libro publicado: Como soles patagónicos (Unaria ediciones, 2015) // lagrimalluvia.blogspot.com // leolo.eloy@gmail.com

Petra Dindinger Biermann // Dresde (Alemania), 1944 // Libro publicado: La Barrera (Ed. Conf. Esp. Cajas de Ahorros, 1982) // Premio Ciudad de Irún, Premio Peliart de Poesía 1984) // petradin@hotmail.com

David Cebrián // Castellón de la Plana, 1982 // Participa en la antología Arando versos (Ed. Acen, 2012) // derpilgrim.blogspot.com // dazebri@gmail.com Aitana Molina Francés // Xàtiva (Valencia), 1993 // ecodemispalabras.blogspot.com // aitana.molinafr@gmail.com

AUTORES INVITADOS: J.Ricart (José Ricart Mir) // Valencia, 1973 // Poeta discursivo y visual // Fue directo de la revista Ídem // Último libro publicado: Las cenizas del viaje (Ed. Universidad de Huelva, 2011) // jricart.blogspot.com

Paula Aguirrezabala // Valladolid, 1992 // Último libro publicado: El cadáver presenta (Lapsus Calami, 2014) // elcadaverpresenta@gmail.com

Inma Luna // Madrid, 1966 // Último libro publicado: Divina (Editorial Baile del Sol, 2014) // inmalunatica.blogspot.com // inmaluna66@gmail.com

Javier Vela // Madrid (1981). Premio Adonais por La hora del crepúsculo (Rialp, 2004), Premio Loewe, por Imaginario (Visor, 2009). Premio Emilio Prados por Hotel origen (Pretextos, en prensa). Director de la Fundación Carlos Edmundo de Ory (Cádiz)

Amador Palacios // Albacete (1954) // Estudioso de la obra de Ángel Crespo y del Postismo // Último libro publicado: Licencias de pasaje( Diputación Provincial de Ciudad Real, 2007)

María Antonia Ricas // Toledo // Últimos libros publicados: Conectada y El cretense (Editorial Celya) Jesús Fernández Palacios // Cádiz, 1947 // Director de la revista Campo de Agramante, editada por la Fundación Caballero Bonald. Último libro publicado: Poemías (Ediciones En Huida, 2012)

Concha García // La Rambla, Córdoba, 1956 // Último libro publicado: El día anterior al momento de quererle (Calambur, 2013) // Blog: conchagarcia1.blogspot.com // conchagar@yahoo.es

Renée Nevárez // Chihuahua (México), 1961 // Último libro publicado: Marea del naufragio (Ed. Comunidad, 2012) // cuarentaymas@gmail.com

Jesús Pino Garrobo // Toledo // Director de la revista Hermes // Último libro publicado: Las ásperas ubres de las cabras (Editorial Celya, 2014)

José Manuel Vivas Hernández // Badajoz, 1958 // III Premio Nacional de poesía Origami con Trayectos (2014) // Último libro publicado: Los labios quemados (Editorial Celesta. Madrid, 2015) // www.josemanuelvivas.net //

Rosmarí Torrens Guerrini // Barcelona // Último libro publicado: Cuando el arco está tensado (Editorial Libros de la Frontera, 2012) // rmtorrens@gmail.com // http://rosmaritorrens.wordpress.com

Miguel Martínez López // Madrid, 1982 // Último libro publicado: Mis pies de mono (Editorial Baile del Sol, 2014) // miguelito121282@hotmail.com

Uberto Stabile // Valencia, 1959 // Premio internacional de poesía Surcos // Último libro publicado: Mujeres en su tinta (Editorial A Fortiori, 2012) // ubertostabile.blogspot.com

Rafael de Cózar // Tetuán (1951) – Sevilla (2014) // Novelista, poeta y pintor, Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Sevilla, director literario de la Editorial El Carro de Nieve. Participó en la antología Nueva Poesía 1: Cádiz (Bilbao, Zero, 1976). Es autor de los poemarios La copa de los ecos y Sombras de tus ojos y la muestra de poesía visual Los huecos de la memoria (Ediciones en Huida, 2011). Murió en diciembre de 2014 intentando apagar el fuego de su biblioteca, donde tenía su obra inédita, su epistolario, las rarezas literarias objeto de sus estudios y más de 9000 volúmenes.

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La playa no es muralla se ofrece cotidiana a los deseos del mar Playa de piedra playa de arena playa de sol se extiende ante los besos que las incesantes olas ofrecen a su piel Playa de gritos donde a las pisadas de los niños acarician su textura de duna con sus juegos de cristal Playa de mañana infinita que respira ante la mansedumbre de un tigre que dormita Playa de gaviota y ultramar litoral que besa el mar a cada latido La piel de la playa se ofrece a los amantes como sábana de sal Playa de concha de nácar y cangrejo de alfiler La playa no es ventana no es puente ni es ciudad es desierto sin límite alguno sonrisa de espuma rastrojos de vendaval La playa se oxida bajo el peso espeso del sol cuando los instantes buscan la sombra de las palmeras y se entierran bajo las piedras escondidas defendiéndose del castigo del sol Playa gris de la mañana de pez cuando las barcas se alejan con su red y el viento agita la grupa de agua Playa de oxígeno si alas de griterío exterior playa de luz sideral Playa infinita de infinitas estructuras playa metamórfica y playa abisal La playa es la infinita extensión del amor.

(Herencia oryana, poemario inédito)

Rafael Mesado

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DOS Y CUATRO (Noche y día) Poseo una mala corazonada de que la oropéndola revolotea el nido. Será la nube con forma de minino, el hedor de su apnea, y el insomnio mal adherido a las sábanas. Alucinaciones desquiciadas de este cerebro que lleva palillos y un tapón de corcho por cabeza formando una mula sin paisaje. Porque si fuese así empezaría la carrera de las veinticuatro horas: 24 horas de catarsis. 24 horas de espera. 24 horas en remojo. 24 horas en vilo. 24 horas ahogada. 24 horas dando vueltas. 24 horas moribunda. 24 horas asediada. 24 horas vencida. 24 horas muda. 24 horas sin esperanza. 24 horas roja. 24 horas en el depósito. 24 horas bajo tierra 24 horas con flores. 24 horas: dos docenas de rosas, minutos y segundos de consanguinidad. 24 horas Penélope. 24 horas de día. 24 horas sin respiro. 24 horas para nada, resucitado Ulises y glorificada. Abre una Luz a tu tapia o calla para siempre,

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Obscuridad.

Lluïsa Lladó


Els peus són lleugers i lluents com carros de foc, i les mans grans porten un canó ardent que cedeix al véncer Cronos i al món, un altre temps a través de la llum que embelleix el cos nu. Gaudix a l'escoltar ovacions que l'acceleren les cuixes dormides fins aplegar al límit dolent, mancant una eternitat a l'últim relleu. Nafrat de llum i claror, el sól brilla per tu: jove enamorat per la mirada de lo que passa i no és etern, contemplant com la màgia d'un àguila que es difumina dalt del cel que tu, orfe de llibres, has de bastir dret.

Los pies son ligeros y esplendentes como carros de fuego, y las manos grandes llevan un cañón ardiente que cede al vencer a Cronos y al mundo, otro tiempo a través de la luz que embellece el cuerpo desnudo. Goza al escuchar ovaciones que aceleran las piernas dormidas hasta llegar al límite doloroso, faltando una eternidad para el último relevo. Herido de luz y claridad, el sol brilla por ti: joven enamorado por la mirada de lo que fluye y no es eterno, contemplando cómo la magia de un águila que se desvanece arriba en el cielo, que tú, huérfano de libros, has de fundar enhiesto.

Enric Serra

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¿Dónde habitan las células que fuiste, la sonrisa exacta que construyó, tus manitas doblando la ropa, la lengua viva de tu idioma inexistente? No existe la muerte. Eres el volcán activo de tu metamorfosis. Caudal de fuego y materia. Es un engaño morir. No somos lo que fuimos. Ni la carne ni el verbo. Somos un continente de agua, de nube a mar, de río a fuente. Somos un contenido de luz, materia cuántica viajera. ¿Dónde quedaron los fragmentos, las uñas cortadas, cada mechón de caricia? ¿Dónde irán cuando tú no me veas pero yo aún esté?

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Amelia Díaz Benlliure


Cuando la falsedad ocupa las troneras de la noche y llena las gargantas de piedras solo el miedo tiene la palabra. Si el dedo exacto de la luz revienta el ortocentro de los ojos y deja yermas las pupilas, la verdad aparece desnuda, no queda espacio donde reubicar el mito y sus engaños, ni tiempo de contar dedo a dedo las máscaras. Cuando retorna la luz justa y vista y voz serpean en el mismo costado, es posible rehacer la médula imperfecta del tiempo.

Se vuelven a encontrar las cerezas y el discurso del río.

Mariela Diego

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Escucho hervir la noche completamente cubierta de estacas descender sobre pupilas espumosas estos lĂ­mites irresolubles anidando arenales en cristales humanos. Hay una respiraciĂłn extasiada una luz que tiembla succionando el brote. Difusa estela que sucumbe deshilada cuatro centros infinitos que expanden el aire. Hay una muerte enraizada a las hojas secas de tripas definitorias una despedida acompasada de silencios durmiendo dinosaurios o glaciares. Ulula un bosque de esperma y llanto enrabietados mĂĄrgenes del vital acontecimiento. Desplomado en paso firme y vacilante un estuario de lenguas sin vocales.

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Carlos eMe


LA LUZ DEL INFIERNO Bajo las sombras de su vida canalla se derrumbaba el espectro de su colección de cadáveres inútiles sin dignidad. En las mazmorras de su conciencia burda nunca hubo lumbre ni halo de luz, solo adicción a la destrucción de vida y belleza, sometimiento del más indigno placer. Buscaba como las ratas la oscuridad del pensamiento, sustancia indefinida. Bajo las alas del Corán en el nombre de su dios cruel actuaba con miles de esclavos para hacerse un sitio y crear una luminosidad desconocida que sus ojos carbón jamás podrán ver. Infértil siembra en la vida de un siglo también él será engullido por el fuego del infierno no imaginado su luz no dejará rastro, imanta toda trascendencia globalizada, mientras él solo será la nada o menos.

Petra Dindinger

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Luz en el aserradero

Está la luz, ya sabéis, un deje de claridad abarcando las calles que acaban de ser tendidas.

Hombres con sal espesa en los hombros, vehículos como troncos rendidos al bosque del aserradero.

Gente cruzando sus pasos con gente que cruza sus pasos con gente.

De pronto, todos lo esperan, no pasa nada, aparecen los minutos que estaban siendo establecidos desde torres dispuestas en estricto orden de poder y altura.

Las camas, desovilladas, limitan cardinales antes de que el arado desplace las aristas hacia extremos sin bordes. Vosotros, ya no sois testigos, estáis en otros lugares, o no sois nada más que puntos en lugares. El frío, o el calor, es una unidad de habla, fragmentos de hastío en ascensores que elevan y bajan cuerpos que migran hacia cuerpos en tardes deseadas.

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Eloy Sánchez Guallart


Titubeas en el desgaste de la hiedra que ama los aleros de las horas soleadas de una p a r e d

i n m ó v i l.

a r e d Retrasas los goznes para que el segundero perdure y miras entonces los fantasmas a lo

lejos

que traen una corona con los trozos en almíbar de los deseos callados pero activos como flores de enero.

Los síntomas que tiene la tierra de que sigue en voz sin los malditos.

Y decides no tachar el día ya a estas alturas de escondites cuajados como un moho fluorescente ante a la gatera abierta frente a la Luna.

Para amanecer mañana ...............................................mañanamañanamañanamañana.

(De Criar la luz, inédito)

Marcelo Díaz

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El rojo almíbar El caballo camina rencoroso por la urbe lamentos, críticas y quejumbre Estalagmitas alimentarias se intercambiaron tras verdes semáforos inundados por bongos explosionados y ventanas azucaradas Gigante no quería cuidar tormentas de su hermana pequeña El silencio interestelar no era justificante de pago para esa estufa delicada y recolocada a través de muchos EREs familiares. Quería alimentar un espacio y no entendía fuego rueda escritura pólvora gasolina hamburguesa estrés coca-cola marihuana cocaína alcohol prozac Avatar Titanic Los Vengadores El Caballero Oscuro Historia de dos ciudades El Señor de los Anillos El Principito El Hobbit ¿Cómo ser ángel impune ante un contrato frío y sumiso? La respuesta no se dirimía en el lacónico rotar ni se comprendía en un elíptico trasladar Tan solo el agujero negro y que agrietara las erupciones infinitas de esos seres estelares para dar paz/luz

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a la paz/luz.

David Cebrián


Intrínseco aún existen embrollos de ramas que dejan traspasar la luz destellos que nacen en un asfalto de cenizas estrellas asesinadas simulando rastros de existencia son como mensajes que se reflejan del cielo a la tierra y viceversa es más en cada una de las chispas vive la esperanza natural de la convergencia del choque el perfume de la luz resbala en la fricción de los rostros se evapora se inhala y algunas veces permanece mientras que otras se da a la fuga quizás crean que miento si les digo que existen dos lunas pero ¿acaso no cohabitan una luna fulgente y una luna oculta? no son más que dos y no hay más que una

Aitana Molina

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LAPIDARIO DE GEMAS LUNARES

Una ojiva viaja hasta al cielo. En fatal desafío, la pirueta demuestra su pericia. Una lluvia de buganvillas y begonias se desmaya. Rosas tenues y espontáneas. Rubor de rubíes vergonzosos que roba a la aurora sus arreboles ¿Qué artista anónimo pinta estos ramilletes de prímulas y peonías? ¿Cómo retener esta métrica de átomos en sílabas de sombras? Su claridad es pureza, pero no transparencia. Arcos, arcabuces y cañones buscan en el aire la cuadratura del círculo imposible. Falconetes, lombardas y bombas inventan colores nuevos con fulgor de magnesio, con atardeceres de estroncio. Quizá no sea suficiente pirotecnia para derribar la inmensidad de la noche. Gladiolos de ágata y fuego, bengalas y relámpagos, guirnaldas y astrágalos. Un fulgor de alfanjes convertido en júbilo de dátiles en la gloriosa palma. Volcanes y Vesubios de amor bajo esta bóveda barroca. Oriflamas, oropéndolas y gonfalones. Pálpito de palomas, papagayos encendidos, pavos reales. Un arrebato de águilas imperiales arde en un éxtasis suspendido. Un vértigo próximo al paroxismo anuncia la apoteosis definitiva. Es imposible más luz, más estruendo, más colores. Las flautas elevan su felicidad marfisonate. Triunfo de trompas, pífanos y oboes. Por fin el antifaz de la noche ha caído. Deslumbran breves las metáforas. Última pólvora.

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J. Ricart


Buscar el rayo, huyendo del relámpago He tenido que suplicar asilo en sofás que me aborrecían. He llamado a las tres de la mañana a voces que me esquivaban. Las vértebras han rasgado la piel escamada de mi espalda. Me he roto las manos intentando sujetarme en las paredes enladrilladas de calles y sueños que desconocía. ¿Y para qué? Para borrar de mi vida el asco que desfila en los espejos. El trigo que pronosticaba luz está seco y enamorado de la oscuridad que ahora lo tiñe. Las palomas mensajeras sólo traen esquelas, pero sigo sin morir. Porque aún hundida sostengo cuerdas que no merezco, pupilas que se dilatan si lloro sin ser mías. Porque es que mío no hay nada. Y la única posesión que ansío rima con ataúdes. ¡Cómo si las tumbas fueran capaces de quererme! Tal vez bajo tierra pueda, al fin, llorar sin que nadie sufra mi llanto. Quizás lo único que pretendía cada vez que clavaba mis uñas arañando una espalda de la que desconocía el segundo apellido era una salida. Una escapatoria a este negro que cincela los márgenes de la espiga quebrada que describe el mapa de mi vientre. Creo que mi ombligo es un agujero negro estéril que fantasea con implosionar y poder restar milésimas a la bruma decadente que me engendra.

Paula Aguirrezabala

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el

almadar

FIBRAS DE LUZ, ESTRUCTURAS DE EXISTENCIA

La realidad es luz, como lo es la poesía, una inmensa e invisible (tan evidente y tan imperceptible) malla de energía luminosa que se convierte en seres y objetos. Infinita extensión lumínica que es relieve, huella, donde queda impreso lo que sentimos. Luz que se nos revela, y nos engulle, al abrir los ojos por primera vez. Si parir es dar a luz (otorgar la luz), nacer es venir a la luz: sumergirse en un constante río de luz permanente. La luz se halla en cada presencia, en cada ínfima partícula del océano de claridad cuyas fibras recorren el infinito poliédrico en todas direcciones. Irradiación de luz que baña los pies húmedos de los seres que pasean sobre la arena de la playa de luz. Brillo de un mar cuyo resplandor habita cada célula de nuestro universo luminoso (que es otra célula de luz de otro universo que, a su vez, es célula de otro universo lumínico). Como nosotros, cuerpos resplandecientes cuyas células son universos de luz radiante.

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En cada poema se manifiesta la luz, la escritura es el laberinto trazado sobre la luz, cada verso es un segmento de un poema luminoso infinito. El mundo es un poema de luz. Por eso los poetas tienen una mirada especial, porque llevan la luz inscrita en sus ojos. Ojos que pueden penetrar la luz y descifrar los enigmas más ocultos que se inscriben en la superficie de las realidades más insignificantes. Son sus palabras palabras de luz que irradian emociones, que susurran atmósferas y desvelan misterios. La auténtica poesía es palabra de luz, discurso que se aleja de los grises voceríos, de las funestas estructuras del pragmatismo y de los engranajes sociales (mediáticos y carcelarios) que preconizan la tiranía de la banalidad y el sometimiento de la sensibilidad. La luz corre por las páginas impresas, viaja a través de los sonidos pronunciados y se cuela en los escenarios telemáticos (para algunos, último refugio de los poetas). Luz que irradia del poema a través de las páginas abiertas del libro e ilumina estancias de realidad. Pequeñas luces se encienden en parques, bibliotecas, terrazas, jardines, paseos, habitaciones, salones, aulas, cafeterías... Se expande la luz más allá de la pura referencia y penetra en los significados que se encogen en el subsuelo interior, en los sótanos de las existencias. Por ello la poesía desvela lo oculto, aparta máscaras y velos que difuminan la luz atrapada. Hay luz en los bolsillos de la noche, pues los astros (como la poesía) no dejan de iluminar. Luz que exige la oscuridad, porque la sombra es el fondo inevitable donde se proyecta la luz, y se inscribe. Como el laberinto oscuro de la caligrafía resalta sobre el blanco luminoso de la página. Luz y sombra juegan una infinita partida de ajedrez, en sus días y en sus noches.

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La tormenta Truena se ha ido la luz nos hacen rezar a oscuras nos van inoculando el miedo.

El patio Emparejadas como bueyes salíamos al patio. Al principio había yerbas, amapolas, algunas briznas insólitas de trigo, semillas que brotaban sin deber. Luego, todo se hizo cemento de aquel que lastima las rodillas. El campo despertaba demasiados instintos. Dudas Me preguntaba si tendrían pelo debajo de las tocas, si sus manos podían ensuciarse, si alguna vez dirían palabrotas, si pensarían en hombres, si mascarían chicle cuando nadie las viera o darían volteretas en sus camas, a solas. Me preguntaba si tendrían pelo debajo de las tocas si habría algún latido, algo vivo y real, debajo de sus hábitos.

(Del poemario Divina)

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Inma Luna


RHINO SEASON

En la palpitación de lo visible, entre las vibraciones que preceden al orden del poema o ante lo que de lejos sordamente lo anuncia, corre Sahel como un caballo huido bajo el fragor del trueno, enceguecido por el dolor y la furia, indiferente al rayo del pasado como un soplo de arena en el desierto. Así vive el poeta herido, trasterrado más allá de su patria, luego de ser proscrito por el advenimiento de industriales y jueces, aniquilado por una noche total, viendo pasar a dioses sucesivos bajo el palio abisal de las estrellas, él que porta la antorcha, él que preserva el tacto de la primera lágrima y hace sonar su voz entre las bóvedas en que resuena el canto y allí espera, sencillamente espera.

(De Fábula, inédito en libro)

Javier Vela

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CON VINO A José Ángel García Desde su entraña opaca, siempre ahíta, violácea e inaudible, propuso el vino entonces un pequeño conflicto. El vino, hipócrita como él solo, comenzó su tarea, tensó un guiño, previsto, entre el fondo y el borde taimado de la copa. Servido de etiqueta roja y gualda deglutió las palabras circundantes tornándolas en sorbos venenosos y amables luego de esa primera copa inerme que solamente es sed. El vino a veces pareció no estar, rodeado profusamente por bandejas cromáticas, aromas de tahina, fragancias de sumac. Sí, pareció no estar. Deslumbrados sus negros brillos por focos cenitales. Pero estuvo. Llegó un momento en que la arenosa diatriba acabó por unánime decisión, la del alma del vino. Del aire de la mesa descendieron las cuatro copas al tablero, de golpe. Pero quedó un regusto engañoso. Y un amargo resabio romo, endeble. El vino socavó, siempre burlón, ese instante beatífico de duda, convertido en pequeño conflicto originado desde un equívoco y crucial segundo punto de partida. Un pequeño conflicto, endulzado, y neutralizado, nuevamente con vino.

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Amador Palacios


Vita y Virginia Te ha parecido verlas, cogidas las dos de la cintura, altas e inglesas en los jardines de Sissinhurst. No de frente, por el rabillo del ojo, como miran los gatos o pasa alguien que se hace invisible. Como un perfume de la luz, siempre un perfume recobrando la piel… ─¿Qué música es esta música invocando fantasmas al mediodía, a los ojos de Julia Jackson, o el sonido del pétalo deslizándose? Me dijiste que enamorarse es ver en sombras cuando el resplandor del día quema─. Están detrás de ti, se estiman, se susurran, son dos esponjas bebiéndose el agua mutuamente. ─Nos suicidaremos si los alemanes ocupan Londres─. Detrás de ti tocan tu hombro. Pero no te miran, cruzan tu espacio, tu respiración. Y Vita se sonríe: ¿Ves? Así se besan afectivos guerreros de la luz sobre el agua.

María Antonia Ricas

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La tarde Pasada tarde nuestra, tarde oscura en los cristales rotos de las rocas. Tarde de la tierra y de la arena, agua tan ligera que se llueve, pero no estiércol sino lluvia. Tarde para el hombre de las ramas que como el viento trasnocha en los andenes desiertos de la nada. Pasada tarde del viajero que atestiguando luce su tristeza y la armonía del hilo con la lana. Estiércol de los estercoleros cascabel en la manzana, duelo de la barca con sus remos, amarga tarde que segrega la mañana.

(Del poemario Poemías)

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Jesús Fernández


TRES POEMAS EN YAGUARAO

Más abajo está la llave cuando llegues al apartamento ve al contador de la luz y busca la factura del mes de abril allí está el poema tuve la sospecha de que lo ibas a hacer desaparecer pero los encuentros no se producen varias veces (fue que) yo no (quise) quería. La alfombra se desenrolla y entras. ---Se separó la calle de la ruta al bordearla vi de lejos una secuencia que evocaba la coherencia sentida tres días antes, junto a ti, en el edificio de 1870 estabas retratada y me figuré que las aceras coloniales abrían paso a una nueva memoria de instalarnos. ---No se nota, no se manifiesta más que cuando choca o algo no la deja pasar.

Concha García

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Nací sola en una luz de nadie con alas de raíces e iris de ónix. Nací a la savia de los árboles sus troncos invencibles sus collares de hormigas y gusanos. Y después nací a las hechuras del amor en la rebullida pirotecnia de sus alcances trémula de brotes que aspiraban a la luz las estrellas. Pero no habitaba nadie allí, en el bagaje de la multitud. Y vi en mi luz, no sé qué vi que nadie vio ni me vio y morí y otra vez nací pura y sola y de ninguno sola de nadie, el brote sin ínfulas de fuego más que de su luz.

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Renée Nevárez


Ya es marzo, NAPA. Los almendros nievan rosadas mariposas. El mirlo en el tejado repasa antiguos trinos. Y la yedra escala lentamente la pared. Ya es marzo, NAPA. Y marzo desova sus altares. Debajo de la tierra una fuerza gigante y luminosa jalea los ijares de las libres yeguadas del color, las semillas desbordan sus aljibes y el aire se humedece de lámparas y cirios. Parsimoniosamente los sagrarios de las tímidas yemas hinchan sus lencerías de pétalos y estallan, recubriendo las geometrías del aire con las flores que anuncian el deseo primaveral del fruto. Ya es marzo, NAPA. En los camerinos de la altura los pájaros ensayan sus libretos, calibran su metal, tensan sus hilos con la vibrante claridad que enlaza la sangre a la alegría, el canto a la ternura. Ya es marzo, NAPA, y te estoy queriendo mientras la yedra asciende por el muro y brillan sus verdes en los verdes de tus manos, mientras empujas la festiva aurora del color en mis ojos te estoy queriendo, NAPA.

Jesús Pino

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(Parásito) Me late un corazón foráneo en el borde de las uñas Noto su sangre avara hervir sobre las yemas sin huella de mis dedos infranqueables Respiro latidos en mis muñecas como aspas de un viejo molino de río devorado por el agua Un sabor de arterias frías lamen con premura las cicatrices de mis brazos esas líneas del suicida que amanece ebrio de dolor herido de incertidumbres Palpita un ventrículo en mis codos gime el otro en las costuras interminables de mi espalda Se encuentran pecho adentro sobre la cálida armadura de mi seno izquierdo Dice de mí cuanto le apetece este tirano corazón que invade mi pecho vive ahora junto al mío sin estridencias como un parásito animal que roba mi sístole y mi diástole de continuo y calculando el ritmo al que respira su sudor la sangre que necesita para subsistir aquí en lo profundo Recuerda llevártelo cuando sobre de nosotros el amor y la poesía.

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José Manuel Vivas


Paraules

La veritat està a l’arena. A una artèria oberta, cisura vertical ensorrada. Vàcua respiració, pulmó abrasit, arena pulmonar, pulmó pútrid, boca oberta, diu. Vull dir vasos pectorals. Plec dilatat de pulmó allibera guix sedimentari, arran de terra. Paraules. Vine dins la vena, crema. Des de l’arrel, les fulles cremen. Palabras La verdad está en la arena. En una arteria abierta, su corte vertical enarenado. Hueca respiración, pulmón sedimentario pliegue dilatado de pulmón libera tiza sedimentaria a ras de suelo. Palabras. Venas en trenza. Dentro de la vena, quema. Desde la raíz las hojas queman.

Rosmarí Torrens

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¡Qué le pasa al tiempo? Cuando ella se quedaba dormida la primera, yo deslizaba sigilosamente su brazo para separarlo de mi pecho, respirar tranquilo y disfrutar mi soledad contra la sábana. Esta noche sin embargo entregaría un pulmón y medio o algún año de mi vida por regresar su brazo al sótano sin luz de mis costillas. Vivir consiste, básicamente, en sostener esa esquizofrenia.

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Miguel Martínez


Los que aman no hacen pie los que aman no hacen pie agitan brazos como ramas y son los primeros en hundirse creen tocar el cielo mientras el mundo alrededor se hace inmune a su naufragio. los que aman no saben decir adiĂłs mienten cada vez que se despiden como la noche miente al dĂ­a pronuncian el deseo en cada gesto temiendo que al doblar la esquina el olvido les devore. los que aman no calculan viven empeĂąados en causas perdidas las cuentas nunca cuadran entre el debe y el haber se quedan solos no hay ley que les salve ni condene mueren cada vez que resucitan.

Uberto Stabile

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LA SOLEDAD La soledad es la edad del sol, la soledad es un pájaro de cobre, la soledad es hacer el amor con la nada, la soledad es un trozo de noche en la garganta, la soledad es un diálogo con el aliento, la soledad es el azul pisotón de la tarde, la soledad es una carta de tinta invisible, la soledad es el carné de identidad del infinito, la soledad es la uña de la huella y ella un goterón de lluvia entre los dedos, una bocanada de nube, las piernas invertidas de la uve o el sueve licor de la desolación y el sabor de un buzón vacío. Por eso la soledad es solo eso: el sol de cobre, la nada garganta, el aliento de la tarde, el invisible infinito de la huella, los dedos de la nube, la uve desolación de un buzón vacío... solo eso: la edad del sol.

Homenaje in memoriam

(La copa de los ecos)

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Rafael de Cózar


haz–otea La exhibicionista, de Ana Lamela Rey (Ediciones CGP,2014) Como bien dice su propia autora en la solapa del libro, La exhibicionista es un desnudo poético integral. Ana Lamela se zambulle en simas oscuras y profundas y traza una personalísima geografía del desamor y de otras heridas del alma. Así, los versos se convierten en una terapia autoimpuesta en busca de la supervivencia. Puertas que se cierran sin vuelta atrás. Acompañan las ilustraciones abstractas, apenas trazos, de Antonio Navarro.

Las cenizas del viaje, de José Ricart Mir (Ed. Universidad de Huelva, 2011) Este libro obtuvo el III Premio Certamen Nacional Ibn Hazm de Poesía. Un libro delicado desde su encuadernación, entintado, distribución y, sobre todo, su contenido profundo, sutil, sencillo, que se puede reconocer muy bien en una de sus citas iniciales. Entender el mundo como un libro, sintiéndolo como un canto de amor, sorprendiéndonos como un niño. Esa mirada llena de lirismo, respeto, sutileza, es la posición del poeta para cantar admirativamente y profundizando más allá de lo patente. La contemplación respetuosa, capaz de emocionarse y encontrar lo mejor del paisaje, los momentos, lo cotidiano, junto a la vivencia amorosa, son el cuerpo y el alma del libro.

Divina, de Inma Luna (Baile del Sol, 2014) Divina es, tanto un ajuste de cuentas con un pasado como una asunción serena de aquel, desde la madurez del hoy. El libro recorre un periplo vital, niñezadolescencia-juventud, marcado por una educación represiva y castradora que niega el cuerpo y la imaginación. Desde el distanciamiento amargo y cierto poso irónico, con fina sensibilidad y un lenguaje directo no exento de lírica, Inma Luna narra en primera persona la historia de una educación sentimental, que viene a ser, la de toda una generación de mujeres nacidas en la década de los 60 que (sobre)vivieron al pesado lastre del rodillo ideológico del franquismo.

A viva muerte, de David Trashumante (Baile del Sol, 2015) En este poemario el poeta se muestra como es: un navegante de múltiples recursos, un trashumante, en el sentido amplio de la palabra, siempre en busca de buenos pastos. Así transita del poema propuesta, a la elegía o al haiku. Un libro de poemas lúcidos, ácidos y sorprendentes que giran en torno al tema de la muerte desde la imposibilidad de su vivencia física. No sólo trashuma por las poéticas; también lo hace por los soportes, con sus videopoemas y su disco on line con 14 temas de la mano del músico Álex de Sousa.

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… Todo es presagio. La luz es médula de sombra: van a morir los insectos en las bujías del amanecer. Así arden en mí los significados

Fragmento del poema ‘Viene el olvido’. Arden las pérdidas . (Antonio Gamoneda, 2003 )

Azharanía. Revista de poesía. Edita: Unaria ediciones www.unariaediciones.com © De los textos: los autores © Del diseño, ilustración y maquetación: El almadar. Pedro Gómez Impreso en Gráficas Cremor C/ Vilafamés, 5 bajo 12002 Castellón


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