La Cooperación Libre Nº 708 1980-04

Page 39

~r

--"'-_~

afrente,lo atrajo como un imán. : estabainvadido por un terror unmiedoque nunca había expedo. arrod\lló junto al árbol y comenzó llar igualque hace unos instantes kcapilla.Lloró, con una expresión . Siguiócaminando. Ya no tuvo deltiempo. Varias horas o valas, noloprecisaba. dliquiJín que pasaba en bicicleta, fa casa,Giussepe,. está allá, cruelmonte. . sintióhambre, ese apetito bestial solfatener, ni cansancio, cuando a la aldea. Le pareció que el erafamiliar, que él alguna vez estadoallf y se sentó en un , a contemplar cómo varios chí~gabana la pelota. Estoy cerca!-gritó contento. aba cuando corría a los chíquejugaban en la esquina de su conelpalo. favore:¿ Dónde queda mi casa? JRguntó. nceslos chicos escaparon. Se · ecióal primer momento, pero sealegró.Sin duda, estaba cerhI chicoshabían huido porque lo ano

lIigió unadirección cualquiera para · caminando. lis tarde,se detuvo en la orilla de myo.Contemplóuna rana que se enel agua putrefacta. Parecía arse. No estarésoñando? lIdiDó sucabezapara constatarse en 11'0)'0, peroel peso de su cuerpo lo trastabillary cayó, revolcándose lasranas y los insectos. Cuando iguió,convertido en una mancha enunasombra, maldijo: · blos,justo en el agua podrida. solsecóla suciedad en su cuerpo. olvidóel accidente y siguió. · ivamente,como quien dice, busID pálo(sin motivo aparente). Le ó a todos dónde podía enconunpalopara hacer algo que no do,setiró al suelo. UD minutosmás tarde se incorpoera unamasa de tierra. Un señor

pasaba,vestido Con una túnica ledijo: oQae Dioste ayude. Lacaminata del tano continuó, como por una inercia especial. El sele ocurría interminable, pe-

ro animado por la idea de que encontraría su casa. Dibujó en su mente las figuras de su mujer y su hija, preparando la comida, acomodando las cobijas y luego que lloraban, gritaban y sonreían. El sol cegó por un' momento su visual. El viento frío, atravesaba el lugar semidescampado. Había casitas aisladas a ambos lados. de la calle. Anduvo sin noción del tiempo hasta encontrarse en una ciudad. Le era. conocido el lugar, pero imprecisable.l No sabía dónde se hallaba y tampoco le interesó saberlo. Ya sin voluntad, además, de preguntar a ninguno de sus habitantes. Entró a un bar y pidió un refresco. Observó a través de la ventana a la gente que pasaba. En diagonal, había un edificio blanco que le llamó la atención. Le preguntó al mozo. -Es el hospital, señor. La imagen del hospital fue crecien-

do. Le pareció que alguna vez había estado allf. Entró al hospital. Una enfermera que pasaba no oyó sus requerimientos, ya que siguió caminando hasta el fondo de un pasillo y se perdió detrás de una puerta. -Me siento male -había tratado decirle. Abrió tímidamente la puerta por la que había entrado la enfermera y vio' una cama vacía. La enfermera limpiaba una ventana. Más que todo esto, le llamó la atención la ficha que colgaba del respaldo de la cama, en la que se leía que Giussepe Malazzo había fallecido atacado aparentemente de hidrofobia. Los médicos explicaban "aparentemente" porque no habían encontrado huellas de mordeduras que les hicieron suponer la intervención de un animal, aunque los análisis constataban rabia. Al Iinal decía caso pendiente. Y el tano se acostó en la cama. O

Sebostión Antonio Jorgi, profesor de Letras (Castellano, Literatura y Lat,") se destacó, en su múltiple actividad, como colaborador de los diarios La Nacion, El Siglo, La Razón y de los agencias noticiosas Telom y Tellpres. Realizo reportaies artislicos en Radio Milre y Belgrano. En l'~O reciblo el primer premio literario en lo calegorla "Cuenlo" del Concurso Anual organizado por lo Escuela de Profesores "Mariano Moreno". Actualmen· te, se desemp~a como profesor en Lengua y Literatura en diversos establecimientos escolares. Escribe en diarios del interior y revistas.

39


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.