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aNGEL
Reina Saldaña Duque
Vida y ritmos se conjugan con la presencia del ángel que da brillo a la existencia de la vida. ¿Cuál es el ritmo? ¿Qué se mueve? Y ¿el ángel?
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Todos se conjugan, su fluido permea tejidos, calma desasosiegos, revitaliza el alma y sobre todo el ángel juega en su sincronía. Se recrean vistas y paisajes, pero ahora el ángel ya no disfruta en tan rítmicos oleajes que juegan con sus cabellos, ahora ella ya no se desliza ni juega a estar con el ángel, ya no sonríe ni susurra a su oído las ansias de desplazarse por su piel suave, tierna y joven, ya no grita con los gritos del ángel que desprenden de su boca besos que refrescan en alma. Esta callada, disminuida, sus ondas ya no son ondas si no lágrimas que reclaman el despiadado abandono del ángel. Sus largos cabellos se han acotado, sus lágrimas no son blancas si no grises, se golpean con los restos que han dejado los animales de razón, su tristeza es profunda porque el ángel no volvió, su risa es solo memoria, al igual que sus finos cabellos y sus blancas pieles. Ahora, ¿cuál es el trayecto que te espera querido ángel cuando el movimiento está feneciendo?, ¿no es acaso voluntad de quien se piensa en un futuro y un presente cargado de ritmos de vida y magia al poder llenar tus pulmones de vida?, déjala que fluya.
