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PIRRA
Angélica María Sinisterra Rodríguez
La primera vez que fui a esta ciudad quede impactada, no era como siempre me la habían mencionado y por supuesto como yo me la imaginaba. Llegue a la ciudad de Pirra por medio de una expedición, necesitábamos saber sus costumbres, comida, todo lo que nos diera un indicio de cómo habían podido ser tan aislada del mundo, sin necesitar de otras ciudades, poblaciones del mundo y de la gran tecnología.
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Sus habitantes se visten con atuendos muy coloridos, sus ropas tienen diferentes figuras que para mí se veían desordenadas, pero para ellos tenían algún significado. Podíamos interactuar a causa de un traductor que yo hice, este identifica algunas palabras del idioma Pirruano, con esto logramos entendernos, hicimos un trato yo les enseñaba español y ellos me enseñaban dicho idioma, me mostraron que su base de alimentarse era el maíz, tenían festividades en base a ello, tenían diferentes formas de prepararlos, comían animales que en esta época creo que no había conocido, tenían una economía en base al trueque y, que puedo decir, de esos paisajes ¡oh que paisajes!... se veían en la parte rural, no había una forma de describirlos, solo puedo decir que eran tan verdes, con flores tan hermosas que sentía que al mirarlas me hablaban, escribo con el fin de no volver; encontré la paz que había estado buscando siempre, el amor tan infinito que me brindan sin conocerme así que no siendo más te digo adiós y bonita vida querido mío…