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AGLAURA
Yessica Daniela Mosquera Vivas
Cuando fui a Aglaura noté una cierta confusión, no entendía si era una gran ciudad o el rezago de esta, ya que se podían ver grandes cimientos que demostraban el esplendor de ella; pero también se podían ver partes de casas y sin cuidado, pero que por alguna razón a los habitantes no parecía importarles.
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Amaba esa ciudad tal y como se veía y sentía, eran más cuestiones como vivencias y creencias que para mí eran, quizás, frivolidades, pero para ellos era un tesoro sagrado, que más que lo material era lo que guardaban en sus corazones. Al estar de visita y descanso en aquella ciudad, veía algo que quizás me gustaba, pero a la vez me confundía, porque me parecía tan magnífica aunque viera algunas partes en mal estado y, creo que por algunos momentos, entendía a los locales, ya que le veía cualidades interesantes tales como su clima, la calidez de las personas y su fantástica comida. Pero bueno, sólo te escribía para contarte lo bien o mal que me la paso, tengo una confusión, la misma que da al conocer la ciudad de Aglaura.