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VIAJE

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ELLA

ELLA

Un grupo de adolescentes marcha hacia el Valle de Alicia, temprano en la mañana, a duras penas se podía ver el sendero que comenzaba al borde del asfalto, cruzaron el cerco de alambre de puas.

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Los jóvenes se encaminaron escalando por el pie de monte poseídos por las notas musicales que el grupo Let’s zepelin ejecutaba a través de la reproductora de casetes, una enorme caja de pasta plástica dura, con dos amplificadores redondos negros, enmarcados por un aro plateado. Cargada al hombro dispersa el sonido que levemente perturba el bullicio del despertar silvestre. Al alcanzar la cima el grupo de muchachos se detuvo, para fumar un porro, mientras el sol calentaba la estrecha explanada, enmarcada entre dos hileras de colinas pedregosas cubiertas de pasto. Cuesta a abajo los jóvenes comenzaron a pescar las zetas alucinógenas y a comerlas con trozos de panela, gran funk sonaba ahora, y un estallido que desdibujó el tiempo, distorsionó el espacio y los despojo de toda moral aprendida, la libertad de interpretar el mundo únicamente por lo que se siente. Luego de largas horas el regreso a la cordura, pero para algunos solo fue un viaje sin retorno a la locura.

Óscar Zorrilla

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