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&#sdes{ffiSantiago, que había nacido en 1852, tuvo dos experiencias muy impactantes antes de llegar a Ayerbe. Una fue una caz en la frente, propinada por una caballería a la que hostig o y qu¿ hizo temer por su vida. La otra fue una gran tormenta estando en la escuela de Valpalmas, una de las Cinco Villas zaragozanas, un pueblo donde vivió 4 años y donde t. , aprendió a leer y escribir. El cura estaba bandeando una campaná, pidiendo ayuda divina para que la tormenta se alejara d:l pueblo. Entonces cayó un rayo, que mató al mosén y penetró en Ia escuela, causando grandes destrozos, pero afortunadamente sin daños personales, excepto una inconsciencia pasajera de Ia maestra.

En§antiagqse.despe,rté.rnü1ipi.on{o+úentuslasrno, por la üda al aire libre, por la lectura y por los juegos de fuerzáy habilidad, Le o.bsesiona§aetdbuiei y admiraba la naturaleza en todas sus manifestaciones. Exploraba el monte, la vegetación, coleccionaba flores y huevos de pájaros. Pero, según él mismo reeonoce qn sus,,4emorias; era muy..:lretrá{dg,'en'etr trato,social con lásperyonEs rnayores, lo que incomodaba mucho a su padre. Así era el chicosantta§o cuando con 8 años lle¡$ó ¡ Ayerbe. tos mozalbetes del pueblo lo recibieron con burlas, insultosy hasta golpes y pedradas. Sobre todo porque les parecía un señodto por su fbrma devestiryademás hablába de una flórma rara. La fabla aragonesa ya no se,hablaba en Ia provincia de Zaragoza, pero, excepto para las personas cultas, era la única lengua de la pr6vi¡914 de Huesca. Pero Santiago no se amilané y en pocas semanas hablaba como ellos y se fue ganando el respeto y la admiración de los chicos ayerbenses por sus habilidades en los iuegos, suinteligenciapráctica, su fortaleza físiea y su participación en las pille, rías habituales, de lur q"" no selibraban ni elcura ni el alcalde, como hurtar fruta, rompe.q farola§ y cristales, escribir en paredes recién pintadas y participar en las clásicas cencerradas contra losüudos yviudas que voMan a casarse. Pronto fue uno de los cabecillas de la chiquillería. Era fuerte y manejaba con singular pericia el palo, la flecha y sobré todo la honda. Incluso redactó unas pequeñas instrucciones de cómo fabricar las hondas y, otros artilugios que usaban en sus peleas internas yen la caza de pájaros, gallinas, perros, gatos y conejos. Y Santiago'se,convirtió pronto en uno más del pueblo,.en'santiagué. Su hermano Pedro, dos años menor que é1, pasó a ser Perico y a participar cada vez más en las travesuras habituales del grupo.
Como suele ocurrir con los genios, Santiagué no destacó en la escuela. Enredaba y hablaba mucho. Hacía novillos con frécuencia. Ya'deneayor reconoció que atendla poco y aprendía menos. Encontró sin embargo tiempo para dedicarse a §u pasión favorita, el dibuio, que debía practiear a escondidas de su padre. Como no siempre lo lograba, recibía las tundas correspng,r.{jentes. Por uda,caricatura cruel del rnaestro, fttry'celebrada pciillóscbfi¡pañeros, estuvo un díaen elr.euartOOScurq el c4labg-zo de la'escuela; una habiuc-ión easi su§terráne4 plagada de ratones. Allí observó que los rayo§$.,,e.l que pgnet{aban, poi una rendiia proyecta.6ad,$,$lé la pared opuesta Io que parecía una imagen invertidá,-gabeza abaio, del exterioi¡;qüe éranada ni-er--os que'! plaza del pueblo.'C'on la tiérÉ:ilbl,suelo hilo b4rro:y' fue tralajando,,lá: renilija ha§ta'que'.consii guió reducirla a un pequeño orificio, obteniendo así

imágenes bastante nítidas, lo quelepermitió incluso reconocer a algunas personas que pasaban por alli. Redescubrió, sin saberlo, la cámara oscura de Leonardo da Vinci.

Sus continuas trastadas desataban la ira de su padre, que lo castigaba con palizas. En un¡¡ar de ocasiones se escapó J monte t"-".oro del Lstigo paterno. Con ro años don Justo decidió sacarlo de Ayerbe y que fuera al colegio de los escolapios enJaca, donde üvía el tío Juan. Allí podría iniciar el bachillerato y aprender látín, muy importante para Ios estudios de medicina. Además confiaba en el trabajo del Pa$1e.lacinto,.u1 homb¡r.atoipllXento con§,., o eó'mp "él ilesbravador'l á qüie{u sestrn,se,deciá, ,no se,.había resistido ningún chico por rebelde que fuera.
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Íkr,.letra conj. qalgfeÉntra". Como armas cóercitivag se empleaban a diario el puntero y la correa. Para éasosl especiales se echaba ifiáao..dé rlos ehcierrog y de vez en cuando del Rey de Gallos, castigo que consistía en ponerle a la víctima una túnica grotesci-i éá,la cabeá.&rái.&péciede mitra con plumíí d,q-cg s.'Asíerfpásgado nor todo el colegio para rechifla de sus compañeros. Santiagué lo probó to{o. Háb-ía,aprobado,,con buena lota el examen de ingreso. Pero el latín, la asignatura del Padre Jacinto, se le atragantó. Llevado por su vena artística, [enó los márgenes del lib:o de gramática latina con losdibujos qu9 su imaginaeión le sugería, no siempre respetuosos con el maestro. Se los enseñaba a Ios, cornpañeros para. general diversién. Cuand o un buen día el libro cayó en manos del profesor, recibió su primer castigo de encierro, que consistía en recluir al alumno en un aula a la hora de la cor-njda, qué élno'iqcibía; hasta que se,reanudaban ]as clases por la tarde. Laguerra entre rnaestro y alumno. habia cornenzado. T¿s armas de Santiaguééransuq dibujos y su mal comportamiento en clase. Y llegó ull (npnrento.en:que:recibiÓ este castigo de encl€üg. la mayor parte de los días. Pronto encontró Santiagué un método para manejar el cerrojo desde dentro. Y como el colegio estaba vacío, se iba u áru u comer, volviendo u ti"*po a su encierro. Hasta que fué descubierto y decidieron recluirlo en el segundo piso en una habitación con una cerradura más segura. Allí observó por la ventana que abajo había un huerto con una tapia accesible para é1. Y durante varias noches saltó Ia tapiay fue colocando pequeñas estacas en la pared hasta llegar a la ventana. Así pudo hacer otra vez sus salidas para comer en casa. Poco antes del fin de curso Io descubrieron y el encierro F* u la zona de los fiailes. El ayuno al mediodía le 1áá.
§gliry'fue"u graufraeasg,,' li,ir,.'
ad6:rnpeiá6fu i¡iu á"Antiguo Colegio de los Escol:apios (Jaca) Orla Universitaria Cajal- Colodión húmedo-r87o
un grán boquete- El dueño los denunció al alcalde, pero solo Santiagué, como cerebro de la operación, acabó en la éárcel municipal, donde permaneció unos ftrantos días.
Su padre, tras el fracaso de la experierrcia jacetana, decidió trasladar la matrícula del chico al Instituto de Huesca para cursar el segundo año del Bachillerato. Lo instaló en una casa de huéspedes donde también se alojaba un cura rebotado, natural de §erbe, a quien Don Justo encargó ügilar hos progresos de su retoño en el aprendizaje del latín y tomarle la lección todos los días. Fue un alivio para Santiagué saber que los profesores de Huesca no
Santiagué no renunció a sus aficiones.. Lo primeiólqlÉ hiió,fu,.9-.-,coñ, p6pelr,y-.1ániié§¡decolores, párá,sgguirff r..ü¡anOo,lo.qu¡,sumentrei:§iemprqen:, efbrvc.beeneiar,;ip,sugqría;', pate,é eiudadfvisi con calma sus monurrrentos, de los que sobre todo le impresionaron Ia soberbia catedral y la iglesia de San Pedro el Viejo, donde reposan los restos de algunos reyes e infantes de Aragón. Descubrió los errcantos de las alamedas y sotos del río Isuela. Y .comé, go, r '§*po,dondelie' reürr'íán los e¡fudiantes para sus juegos, luchas y algaradas.
En:el'hlstituto,,no'seihae{annova¡adas,.pár,o"ffiffi un gr:üpo de,lepetido-r.e.slge aetuabffi eorno Atrt€ l ricos,mqtone¡,ymal ¡áEande.n4!'*,p rrgb$;+ recién:lleeadbs'que no lgs cata üi§h;;§ii .esa.baSántiagué,:qúe,cuandoge;§u,i{áhntlér$ft s atacaba a puñetazos y pultapiéo;y.Sigüm-bi,gl l sobe¡aruspalizas.Diseñóunáestt--g¡eg1árp'at jlirrí,$e¡, enfren¡arse a eltos el próximo:dtrrs'o: aumentar su fu erzamedianteunéntrenarrriéltq,fi .g,S.9il!g.ttoy mejs."r su ya notablé de z¿..án.eft*üAej.o ..§Ia. honda. Y aslen.él.. gpnddá,&irdetrip,áeHllerato sus puños y sobre todo la honda ttt*turi"ton a raya a los matones, que dejaron de atacarle e incluso alguno de ellos quiso hacerse amigo.
Todo ello sin menoscabo de sus aficiones pictóricás. Interesado en las variantes cromáticas de la naturaleza, decidió hacer una especie de álbum de colores, con la ayuda de varios compañeros, tan aficionados como él a las emociones fiuertes. Las piedras, insectos, pájaros y flores silvestles no les crearon problemas, pero las flores m¿i6 vistos3s estaban en jardines privados. Y como no= tcnffl-{nero, Jlo había más remedio que robarlas. La rosa másvistosa de Huesca era una rosa de Aleiandria, que estaba en el iardín de una casa rodeada Por un muro bastante alto. Decidiergn qqnseguir\a pgr la noche. Y altí fuerem los ctticos, perq,de prontp
