
2 minute read
il;k;*,_;*#;j;
ir a dase le gulc@ muehm t#e qyltor qry utifraahe para satisÉ€er"sus aficiones y partieipar eh algqna queútra pikia, De este año el lar*ee mfu demacado fuun q1@tlnfento con loo guardias mqnicipales, conocidos como "loq guindillas'i El grupo de [os dos hermanos estele l¡qha{rdoa pedradñ contra otro, cuandoaparecieron cuatro guardias, que satúe en rflano los persiguierol, Santiagué ordenó a los zuyos lanzarl"er,piedras. El mismo hizo blanco doe veeeey una piedra de Perico rompió el sable de trnode losgllardias a ras del puño. Los chicos fueron rnfu rapidos que Ios guardiasy lograron huir, sin que l4qrrlo eudiera ser identifi cado
En el curso siguiénte, ál cuarto de bachiller para Sanqq"e, su gran pnoblema fue eI catedrático de g49gr, "; .ráár, muy adusto que no le perdonó que un día se riera a carcajadas en clase. Y casi tod* lor dias á profesor te áirigia comentarios burlescos. Santiagué contraatacó con mordaces caricaturas, que regocijaban a los compañeros. En el mes de mayo el docente consiguió el trasla(o a su tierra natal y al despedirse diio que lamentaba no poder castigar en los exámenes a tan insolente alumno, pu.o qr" confiaba en que sus compañeros lo hicieran. Santiagué no se presentó al examen de griego y á tas demiis asignaturas aprobó justito, 1o que irritó mucho a su padre. Y lo colocó de aprendiz de zapatero, trabajo en el que estuvo más de un año y en el que brilló por su aplicación. Su maestro le dijo al padre que el chico era una joya y que todo lo hacía bien. Leaqguro un e en,etr ofieio, ', ,.., Dán Justo quedó satisfecho con el experimento educativo y decidió que Santiagué prosiguiera sus estüdios en Huesca. Y acabó aceptando lo que le propuso su hijo: se aplicarÍa mucho a condición de que le dejara matricularse en Dibujo. Para controlar su formalidad lo colocó de mancebo en la barbería de un amigo. En las clases de dibujo Santiagué hizo grandes progresos, ganándose la admiración de su profeson Tambien se dedico a la fotografía, afición ryre le acompmió el resto de su üda. Su problema en el lnstituto fue el catedrático de Pskologiq y f€ita don Vicente Ventura,.por cierto muy awrigp de su padre. Era rma persona muy religiosay +xaltadq gtran orador, detractor de todos los filósofus Hlodefnde. Física-mente tenía un uroblema: era $trtrft,+tr@r aia.Santiagué de¡cubrio rr," pared rq!1,{4 pinlda y se k oeurrió dibujar caricaturas gr"t*§a* de'varios profesores. Cuando un grupo cileghfuos heviodecidieron apedrear la del "tuerto Vmlnrra". Con tan Emla zuere que'eltrrasó por allí, ggsn-:c&ra y4es prrrena zó cómdenu.Eciarks, si
Advertisement
'P*s#rutm*edr.r. ** ryS s,wtix*
d* fl*s #gunt*s durr,f,r*gr*d y": ruc*
Ff*ffiscmm3* # l*s fu*rum#"ffi,#s ,§mruta*S* y Fsdr* ff*,rr*d* y #ryml
A3*er&e, s{th#d* sS d* ***r,*&,r* ds s**x Fx*mr*m d#t Áyr.*n**,rw**mf#, * l*s *#3* fu*r"*s Gigantes Perico y Santiagué
Gigantés-Comparsa ndile'deeffi ouién era él aütof de Ia caricatura. Y se 1o dijeron. Al día siguiente Don Ventura, como era tonocido-, perdió en la cláse su compostura habitual y dirigió a Santiagué los más duros calificativm sinüité ol iffifirc ié ¿.f.ndiéra, alegando que él no participó en la pedrea. Lo expulsó de clase