capítulo
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Para empezar Todos viajamos fuera de nuestro cuerpo físico hacia otras dimensiones, pero muy pocos somos conscientes de ello. Para una gran mayoría, este fenómeno sigue pasando aún totalmente desapercibido. No es algo que esté afirmando simplemente porque lo creo, sino porque lo he visto y experimentado en los planos sutiles durante mis viajes fuera del cuerpo. ¿Qué motivos me han llevado a escribir un libro sobre el viaje astral, cuando hasta ahora me había resistido a hacerlo? Sin duda los que acabo de exponer, pero también otra razón muy importante: los tiempos cambian; nuestro planeta se está eterizando y sus habitantes empiezan a notar los efectos de esta eterización. Cada vez más personas reciben comunicaciones sutiles, algunas pueden ver manifestaciones de lo invisible, otras desarrollan su intuición y por supuesto el número de quienes viajan conscientemente fuera del cuerpo es cada vez mayor. En consecuencia, recibo cada vez más preguntas de lectores que han experimentado viajes fuera del cuerpo e ignoran qué hacer con ello y cómo comprenderlo. Por encima de todo, no saben cómo no tenerles miedo. Así que he decidido contestar a algunas de estas pre-
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Anne Givaudan guntas para aclarar un tema que suele comprenderse mal, a menudo incluso muy mal. Antes que nada, una aclaración importante: que le llamemos viaje astral, viaje fuera del cuerpo, EFC (experiencia fuera del cuerpo), desdoblamiento corporal o astral, proyección astral, exteriorización o de otra manera, no tiene en realidad ninguna importancia y no nos aportará nada. Aun así, daré algunas precisiones sobre estos términos para que vayan cobrando significado en los lectores. Recuerdo que, en mis primeras conferencias, los asistentes eruditos habían leído mucho, pero no tenían ninguna experiencia en los temas que yo empezaba a explorar entonces y me pedían que precisara a qué plano viajaba. Seguramente pensaban que con esa información y siguiendo sus criterios, podrían determinar la calidad de mis viajes. Desgraciadamente o por suerte, cuando llegamos a otros mundos no existe ningún panel que nos permita ubicarnos, ningún indicador que nos diga: «Se encuentra usted en la quinta o sexta dimensión. Atención: gire a la derecha para llegar más arriba». En este caso la clasificación tampoco es determinante. Al hilo de esta lectura comprenderéis que solo el amor, y nada más, gobierna nuestro paso hacia otras dimensiones. El amor, como siempre, lo rige Todo. Aunque corra el riesgo de repetirme: confirmo que el viaje astral no es un fin en sí mismo y que no otorga ningún título espiritual a quien lo practica. Podemos pensar, por supuesto, que sólo conseguiremos salir de nuestro cuerpo si alcanzamos un alto grado de espiritualidad. Sin embargo, por lo menos en lo que respecta al primer plano astral, lo uno no tiene nada que ver con lo otro. Aquí sorprenderé a algunas personas: todo el mundo sale de su cuerpo por la noche, al dormir, para que los cuerpos sutiles puedan regenerarse en el plano que les 2
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Para empezar corresponde. Es como si recargáramos las pilas del cuerpo físico. Y con ello no estoy afirmando que esta experiencia fuera del cuerpo se lleve a cabo conscientemente, ya que la mayoría de los seres humanos olvidan lo que hicieron durante la noche o, como mucho, regresan de ella con sueños o pesadillas deslavazados… Sin embargo, esta es la evidencia que me lleva a explicar en el próximo capítulo la diferencia entre una experiencia fuera del cuerpo y un viaje astral.
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capítulo
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¿Qué es el cuerpo astral? «Sigue tu corazón durante el tiempo de tu existencia». (Ptah-Hotep)
Llegados a este punto, es fundamental que estemos de acuerdo sobre lo que voy a tratar a lo largo de esta obra. El cuerpo astral es uno de los siete cuerpos de la muñeca rusa que somos, en realidad el que sale de la envoltura física. Es un cuerpo emocional y arrastra consigo los cuerpos mental, causal y espiritual que nos componen [cfr. ilustración p. 7]. Así pues, el cuerpo físico que queda tendido es simplemente un envoltorio, un vestido, aunque extremadamente importante para que podamos vivir nuestras experiencias terrestres. «El aura astral traduce los deseos, las angustias, las decepciones, las cualidades y los defectos. Es la más inestable, puesto que varía según las emociones que experimentamos diariamente. Engloba el cuerpo físico y el cuerpo etérico y refleja el ego inferior y la personalidad básica. Mide aproximadamente 1,50 m y sigue más o menos el contorno del cuerpo físico.
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Anne Givaudan Es la imagen de la vida afectiva, del temperamento, del humor pasajero de un ser. Este aura siempre está en movimiento y sus colores se hallan muy a menudo tan mezclados como los de la paleta de un pintor alocado, reflejo de nuestras emociones desatadas. Se parece a un torbellino surcando el cuerpo y nos ofrece el espectáculo de una mutación constante. Cuando surge un conflicto emocional importante, su aspecto es discordante, caótico y turbio. Su símbolo es el agua, y cuando conseguimos que la superficie de este agua se apacigüe, emerge la paz profunda que nos brindan mayormente la meditación, la búsqueda de la vacuidad, el no aferramiento o la plegaria»1. Debido a su naturaleza emocional, resulta esencial aprender a gestionar bien nuestras emociones antes de viajar consciente o inconscientemente fuera del cuerpo; por eso siempre aconsejo que, antes de dormirnos, tengamos encuentros, palabras, gestos o lecturas que elevan el alma para que, durante los viajes, no nos vayamos a un lugar cualquiera. Podemos perfectamente dirigir nuestro viaje fuera del cuerpo aunque no nos acordemos de él. Basta con dar a los cuerpos sutiles las instrucciones adecuadas antes de partir. Volveré a este aspecto en el capítulo “El viaje astral”, en el párrafo “Las cualidades necesarias”, p. 15.
1 Anne Givaudan (con la colaboración del Dr. Antoine Achram), Lectura de auras y cuidados esenios, BlossomingBooks, 2014.
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cuerpo físico cuerpo etérico cuerpo astral cuerpo mental cuerpo causal cuerpo búdico/crístico (del espíritu divino) cuerpo átmico
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¿Qué es el cuerpo astral?
En esta ilustración no aparecen las auras de los dos cuerpos espirituales, que son aún más grandes, porque no son relevantes para la finalidad de este libro.
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capítulo
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Salir fuera del cuerpo «Desdeñar y tomar por erróneo aquello que no nos parece verosímil es una presunción estúpida». (Montaigne)
Como acabo de decir, todos salimos de nuestro cuerpo físico durante el sueño. Podemos quedarnos simplemente flotando a pocos metros por encima de nuestro envoltorio físico sin que se produzca nada más. Es lo que yo llamo “salir fuera del cuerpo”. Puede ser algo consciente o no. La primera vez que salí conscientemente de mi cuerpo sucedió cuando era estudiante; era por la tarde y estaba descansando entre una clase y la otra. No había tomado droga alguna, ni alcohol, ni cualquier otra substancia porque nunca sentí la necesidad de hacerlo. Tan solo me encontraba profundamente relajada, tanto que dejé de sentir mi cuerpo físico. Esto sucede a veces cuando estamos en duermevela, entre despiertos y dormidos. Entonces, bruscamente, me vi desde el exterior. Mi cuerpo físico se hallaba debajo de mí y no tenía ni idea de lo
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