Las personas de clase alta veían desde sus balcones que rodeaban la plaza y el pueblo se acumulaba al frente del alto escenario. Esta manera de usar el espacio de representación en la plaza evolucionó a un edificio teatral que se conoce en el Renacimiento como teatro de corral. El teatro medieval se desarrolló en diferentes tipologías: El litúrgico que implica temas religiosos dentro de la Iglesia. Los tropos y Los milagros, sobre la vida de los santos, con diálogos y partes danzadas. El religioso se manifestaba también en forma de misterios y pasiones. Los misterios, trataban sobre la vida de Jesucristo, con textos de gran valor literario y elementos juglarescos. A veces trataban de misterios con temas paganos. Las moralidades eran sobre personajes simbólicos, alegóricos, con máscaras tipificadas con el fin de influenciar moral e ideológicamente la población. El teatro profano o teatro de calle, a pesar de estar prohibido, continuaba tratando temas no religiosos, de magia, pasiones humanas y temas paganos. El teatro litúrgico y religioso estaba subvencionado por la Iglesia y más adelante evolucionó y fue subvencionado por gremios y cofradías. Los actores eran en principio sacerdotes, pasando más tarde a actores profesionales. En el teatro oficial solo actuaban varones. Como en el teatro griego, se le prohibía a la mujer participar en estos asuntos. Las obras fueron en primer lugar en latín, pasando a continuación a lenguas vernáculas. El primer texto que se conserva es el Regularis Concordia, de San Ethelwold, que explica la representación de la obra Quem quaeritis, diálogo en latín que presentaba la ficción de ser extraído del Evangelio, entre varios clérigos y un ángel. A los misterios y/o moralidades, sobre todo cuando se trataban de tema religioso ya para la segunda mitad del siglo XVI se les comenzó a llamar autos sacramentales. El auto era en su origen una representación teatral en la que coexistían elementos católicos como profanos. Los autos sacramentales fueron haciéndose cada vez menos narrativos y más poéticos; los dramaturgos fueron intensificando sus contenidos doctrinales y alegóricos hasta que Pedro
En el teatro profano, los llamados juegos de escarnio o fiestas de locos eran espectáculos típicamente juglarescos, a base de pantomimas burlescas, en las que lo grotesco y lo inmoral eran los ingredientes más llamativos.
APRENDE MÁs... La mandrágora En la Edad Media se representaba la planta de la mandrágora como un hombre mágico. Su utilización es el ejemplo de un argumento de un Misterio de la época. La mandrágora era considerada una planta mágica. Para algunos una planta divina, para otros una planta del mismo diablo, una planta de brujas. A la mandrágora se la representaba muchas veces teatralmente con forma humana, como un pequeño hombre, porque se decía que al cabo de una semana de plantar la raíz de esta planta, tomaba la forma humana y después de 33 días, la raíz se convertía en un pequeño hombre, que incluso podía hablar. En el antiguo Egipto y en Grecia y Roma también se creía que la mandrágora era mágica, pues se le atribuían poderes. Esta planta tenía las siguientes supuestas propiedades: proporcionaba vitalidad, curaba la esterilidad y servía para curar enfermedades oculares, entre otras. De tal modo, la mandrágora era una planta muy utilizada para hacer argumentos teatrales de brujas y brujos en la Edad Media.
La aventura de hacer Teatro • Unidad 1
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