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Manuel Calvo Trías y Jaume García Rosselló

LA PRESENCIA COLONIAL EN MALLORCA: NARRATIVAS Y PROPUESTAS

M. Calvo Trias y J. García Rosselló Arqueouib - Universitat de les Illes Balears1

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“A Víctor Guerrero, quien abrió el camino”

INTRODUCCIÓN

Tradicionalmente, el peso de la investigación sobre la ocupación fenicia y púnica de las Baleares se ha centrado, principalmente, en Ibiza. No será hasta el descubrimiento del islote de Na Guardis en 1979, cuando se inicia una fructífera línea de investigación, protagonizada principalmente por el Dr. Guerrero sobre la presencia colonial en las islas de Mallorca y Menorca. Ello ha influido en el preso predominante que tiene la arqueología protohistórica propia del estudio del mundo fenicio-púnico en las islas Pitiusas, mientras que, en Mallorca y Menorca, las praxis arqueológicas han mantenido un fuerte componente de análisis prehistórico de las comunidades indígenas.

El trabajo que presentamos tiene por objetivo analizar los discursos, prácticas y estrategias de investigación que se han implementado en la isla de Mallorca a la hora de analizar e interpretar el significado y alcance que tuvieron los contactos entre las comunidades locales y las comunidades púnicas, principalmente ebusitanas, a lo largo de la segunda Edad del Hierro. Hemos estructurado dicho análisis a partir de tres grandes momentos o fases:

1. Jaume García Rosselló (jaume.garcia@uib.es) Manuel Calvo (manuel.calvo@uib.es) Este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto “Archipiélagos: Paisajes, comunidades prehistóricas insulares y estrategias de conectividad en el Mediterráneo Occidental. El caso de las Islas Baleares durante la Prehistoria” (HAR HAR2015-67211-P), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad. Sin embargo, su elaboración no hubiera sido posible sin las largas e inolvidables horas de discusión que tuvimos con el Dr. Víctor Guerrero. A él va nuestro más sincero agradecimiento y recuerdo.

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Fase I. Autoctonismo. De las primeras identificaciones de materiales púnicos a la propuesta de un modelo colonial (s. XIX- 1984) Fase II. La construcción de un modelo colonial (1984- 2009) Fase III: Reflexiones, revisiones y búsqueda de modelos (2010-2017)

FASE I. AUTOCTONISMO. DE LAS PRIMERAS IDENTIFICACIONES DE MATERIALES PÚNICOS A LA PROPUESTA DE UN MODELO COLONIAL (S. XIX- 1984)

La práctica arqueológica de esta etapa viene marcada por dos momentos. Un primer momento, desde los años 20 hasta los 60 del siglo XX, donde el liderazgo y gran parte de las intervenciones vienen auspiciadas desde Catalunya, primero bajo la figura de Colominas y el Institut d’Estudis Catalans y, posteriormente, a través del catedrático de prehistoria de la Universitat de Barcelona, el Dr. Lluís Pericot, en el marco de la financiación que supuso la Beca March. En un segundo momento, la iniciativa estará liderada por el Museo de Mallorca a través de la figura de su director, el Dr. Guillermo Rosselló Bordoy. Este liderazgo, junto a la participación de universidades e investigadores de fuera de la isla como Lilliu, Frey, Waldren, Fernández Miranda o Tarradell, marcarán el inicio de las grandes excavaciones en los poblados talayóticos.

Fruto de todo este trabajo, en la década que va de 1972 a 1986 se publicaron seis obras de síntesis que tuvieron un papel fundamental a la hora de dar una visión global y de la prehistoria y protohistoria de Mallorca. Estos trabajos son deudores de la intensa actividad de excavación que se estaba realizando en la isla desde los años 1960 y marcarán los marcos interpretativos hasta finales del siglo XX. Nos estamos refiriendo a la obra de Pericot The Balearic Islands in Prehistoric Times (Pericot, 1972), las tesis doctoral de Rosselló Bordoy publicada con el título de la Cultura Talayótica (Rosselló Bordoy, 1973), la tesis doctoral de Fernández Miranda titulada Secuencia Cultural de la Prehistoria de Mallorca (Fernández Miranda 1978) y la tesis doctoral de William Waldren en 1982 y su trabajo de síntesis sobre la prehistoria de Mallorca (Waldren, 1986). La última obra de referencia es la tesis doctoral de Enseñat (1981) que bajo el título de Cuevas sepulcrales de Mallorca analiza las dinámicas funerarias de las comunidades de las últimas fases de la edad del hierro.

Citamos a estos trabajos de síntesis, puesto que en gran manera vienen a recoger, de forma general, las grandes narrativas que durante esas décadas definieron el marco interpretativo de la segunda edad del Hierro en Mallora. En estos trabajos se interpretó el fenómeno del contacto entre púnicos y postalayóticos a partir del estudio de los restos

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arqueológicos púnicos, especialmente, aquellos procedentes de Ebussus, documentados en los yacimientos indígenas de Mallorca. Estos materiales, aunque no eran muy conocidos y no estaban ni mucho menos sistematizados, fueron utilizados a modo de fósiles directores, como uno de los indicadores que permitía diferenciar las úl- Escarabeo de Sa Morisca timas fases cronoculturales de la prehistoria de Mallorca. En todos estos trabajos, en tanto que herederos de los marcos interpretativos de la época, se conceptualizaba el contacto entre las comunidades fenicio-púnicas y las comunidades indígenas de las últimas fases del Hierro, a partir de conceptos como la aculturación derivada del comercio entre ambas comunidades. Ello permitía interpretar el cambio cultural observado como el resultado de dicho proceso de aculturación.

Esta aculturación se concretaba a partir de tres grandes dinámicas (Rosselló Bordoy, 1973; Fernández Miranda, 1978; Enseñat, 1981): a) Un aumento de los materiales de importación, principalmente púnico-ebusitanos durante las últimas fases de ocupación de los yacimientos talayóticos; b) Un fenómeno de imitación de formas cerámicas púnicas hechas a torno a formas hechas a mano; c) Un proceso de sincretismo religioso en el que se observa la integración e incorporación de tradiciones o rasgos que se vinculan con los colonizadores.

Más allá de las propuestas que presentan estos autores, y en consonancia con el paradigma teórico de la época, hay dos elementos que cabría resaltar: por una parte, la existencia de un planteamiento marcadamente actualista, con una concepción capitalista del comercio y de sus implicaciones. Por otra, la conceptualización de las comunidades indígenas como agentes pasivos, sin ninguna capacidad en la toma de decisiones, ni en el modelo comercial establecido, ni en el proceso de asimilación religiosa e identitaria. Frente a ellos se dibujaba a unas comunidades púnico-ebusitanas, enormemente dinámicas, que marcaban y lideraban el contacto, desde la selección de productos a intercambiar hasta la influencia que ejercían sobre las comunidades locales.

FASE II. LA CONSTRUCCIÓN DE UN MODELO COLONIAL (1984- 2009)

Dos son los elementos que podrían marcar el inicio de este periodo. El primero de ellos se inicia en 1979, momento en que se comienzan las excavaciones del islote de Na

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Guardís, un yacimiento donde se documentó, por primera, vez un asentamiento púnico-ebusitano en Mallorca (Guerrero, 1984a). Los resultados de esta excavación serán fundamentales para establecer los principales argumentos que definirán el modelo colonial que se propuso para este periodo. Sin embargo, hemos optado por fijar el inicio de este periodo en 1984, momento en que se publican los primeros resultados de la excavación y se plantea por primera vez, un modelo de contacto de tipo colonial asimétrico. En 1984 se dan a conocer dos trabajos seminales: Mayoral (1984) y Guerrero (1984a y b). Mientras Mayoral no tiene apenas continuación, Guerrero se va a convertir en el máximo exponente y defensor de dicho modelo. Es en la obra de 1984 titulada Asentamiento púnico de na Guardis (Guerrero, 1984a: 212) donde se habla por primera vez de “un proceso colonizador”, propuesta interpretativa que el propio autor no había usado con anterioridad, pues se movía en una línea parecida a las propuestas existentes en ese momento, donde los conceptos básicos que se utilizaban era el de comercio y aculturación (Guerrero, 1981, 1982).

A partir de 1984 se va a ir construyendo un modelo con unas bases teóricas claramente definidas que determinarán una especial visión de fenómeno. Estas propuestas, más allá de matizaciones y argumentaciones arqueológicas, se caracterizarán por un modelo que propone una relación asimétrica y desigual entre las comunidades púnicas y las comunidades prehistóricas de la segunda Edad del Hierro, bajo la forma de un modelo de contacto de tipo colonial.

A pesar de que todo este periodo que va desde 1984 a 2009 se caracteriza por la defensa de un modelo colonial y la existencia de relaciones asimétricas, podemos dividirlo en dos subfases: en un primer momento, que iría de 1984 a 1992, el modelo propuesto concibe a las comunidades indígenas como meros agentes pasivos, sin capacidad de agencia. Idea que será matizada con posterioridad, entre los años 1992-2009 iniciando un segundo momento, donde se otorga un mayor protagonismo a las comunidades autóctonas.

El inicio de construcción de este modelo interpretativo coincide con algunos cambios en las praxis científicas. Principalmente el inicio y desarrollo de la excavación de yacimientos estrictamente púnico-ebusitanos como na Guardis, o con una marcada influencia de estas comunidades (Es Trenc y Turo de Ses Abelles). También, cabe destacar la importante labor de prospección realizada en los islotes de Mallorca y la documentación de presencia púnica en ellos (Guerrero, 1981, 1989).

Si bien es cierto que el trabajo de Mayoral ya propone un contacto de tipo asimétrico, donde las comunidades indígenas estarían en una posición de desigualdad (Mayoral,

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1984a:1306), no es menos cierto, que la construcción del modelo, tanto por su profundidad conceptual, como por su argumentación arqueológica, se debe al amplio conjunto de publicaciones que, a lo largo Víctor Guerrero se convierte en el máximo exponente y defensor del discurso colonialista.

Entre los conceptos claves que Guerrero utiliza para armar el modelo, tienen un papel fundamental los siguientes:

La vinculación con las escuelas que caracterizan el modelo colonial bajo una relación dialéctica de centro-periferia (Rowlands et alii, 1987; Champion, 1989; Wagner, 1989, 1993)

La utilización de referentes con una marcada visión economicista que proponen relaciones asimétricas que vendrían dadas por un tipo de comercio desigual, donde las diferentes escalas de valor otorgadas a los bienes intercambiados (materias primas versus productos manufacturados) generarían profundas relaciones de desigualdad (Wagner, 1993 o Amin, 1975, 1976).

La utilización de algunas de las aportaciones de Polanyi (1957) que permiten armonizar la escasa presencia territorial púnica en Mallorca con un modelo economicista de relaciones desiguales a partir de la utilización del concepto de port of trade y, por tanto, la existencia de relaciones desiguales basadas en un comercio sin necesidad de ocupación territorial (Guerrero, 1984b, 1985 y 1986).

En esta relación asimétrica y desigual, las comunidades indígenas tendrán un papel pasivo, sin que se les dote de ninguna capacidad de agencia quedando, en cierta manera, totalmente vinculadas a las decisiones que tomaron las comunidades púnico-ebusitanas.

El modelo de colonización púnica de Mallorca propuesta por Guerrero se fundamentaba en los siguientes argumentos arqueológicos (Guerrero, 1984 a y b, 1986, 1987, 1991, 1997):

En el primero de ellos, Guerrero, rompiendo con el modelo anterior que defendía un tipo de relación comercial, entiende que los contactos con el mundo púnico no se generan a partir “de la presencia de navegantes que como un punto más dentro de la ruta habitual de navegación recalasen en nuestras costas aprovechando tal circunstancia para establecer un comercio ocasional con los indígenas isleños2,” (Guerrero, 1984a: 204) sino que “la clave a nuestro juicio radica en separar el fenómeno colonizador entendiendo

2. Tal y como proponían en la anterior fase (nota de los autores de este trabajo)

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como tal la presencia permanente con la fundación de enclaves fijos, más o menos importantes pero duraderos (Guerrero, 1984a: 204). Prueba de ello era, según Guerrero, la fundación de factorías costeras por parte de los ebusitanos, entre las que destacarían Na Guardis y otros islotes costeros como na Galera o s’Illot d’en Sales, todos ellos situados en el sur de Mallorca.

Un segundo argumento se relacionaba con la existencia de un control territorial de los recursos estratégicos por parte de los púnico-ebusitanos. La documentación de yacimientos como es Trenc (Guerrero, 1987) y la explotación de las salinas por parte de los ebusitanos (Guerrero, 1984a y b, 1985, 1997) reforzarían, documentalmente, este segundo argumento.

El tercer argumento se basaba en la existencia de un intercambio de tipo desigual. Siguiendo el modelo de relación metrópolis/colonia o centro/periferia, se proponía que el tipo de intercambio consistiría en la aportación de materias primas por parte de las comunidades indígenas a cambio de productos elaborados procedentes de la “metrópolis” ebusitana: “Este comercio de ultramar pivota sobre dos ejes básicos, control y explotación de las materias primas indígenas y la introducción al por mayor de productos elaborados entre las comunidades talayóticas, principalmente aceite, vino, posibles salazones que se complementan con instrumentos metálicos, vajilla cerámica a torno y otros abalorios de carácter suntuario…” (Guerrero, 1984b:9).

El cuarto y último argumento, que demostraría la existencia de una relación asimétrica y desigual era la explotación, por parte del mundo púnico, de los recursos humanos a partir de la existencia de levas y utilización de mercenarios baleáricos dentro de los ejércitos cartagineses (Guerrero, 1984b y 1986, 1993,1997, etc.). En la construcción del modelo colonial Guerrero incide en los mecanismos que articularían dicho contacto:

a) La salida y vuelta de los mercenarios y su convivencia prolongada con pueblos protohistóricos (etruscos, campanos, iberos, libios númidas) del Mediterráneo occidental (Guerrero, 1982: 211 y ss; 1986: 340; 1985: 89). b) La presencia de asentamientos púnicos en Mallorca (Guerrero, 1984, 1982, 1985: 99). c) En un momento posterior, Guerrero (1992, 1994) incorpora una tercera vía de aculturación que consiste en la presencia indígena en las tareas de apoyo directo de los colonos asentados en los yacimientos costeros, tales como la explotación de la sal y las actividades de redistribución a pequeña escala que proporcionarían unas excelentes ocasiones de convivencia con los mercaderes y marinos púnicos. Todas estas dinámicas de contacto generarían profundas transformaciones en las

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tradiciones y prácticas de las comunidades indígenas, en especial en el ámbito funerario y religoso-simbólico. En este sentido, muchos de los fenómenos que dentro de este ámbito caracterizan a las comunidades postalayóticas fueron interpretados como el resultado de procesos de influencia y aculturación púnica (Guerrero, 1986). Entre ellos podríamos citar: el uso de urnas funerarias, parihuelas y ataúdes, la inhumación en cuevas hipogéicas, los enterramientos en cal, la construcción de santuarios, las prácticas de incineración, las manifestaciones iconográficas de escultura en bronce asociadas con el culto a Reshef /Melkart, aunque bajo cánones estéticos helenizantes, etc. En otros planos, ya fuera del ámbito funerario, también se enfatiza el papel de la influencia púnica en la “imitación” de formas cerámicas púnicas fabricadas manualmente por parte indígena, o en la aparición de asentamientos y factorías indígenas que funcionarían como agentes distribuidores de productos púnicos y romanos.

Según Guerrero, este intercambio desigual y cada uno de los cambios que de ello se derivan tendrá como consecuencia final la descomposición creciente de la estructura social postalayótica, inicialmente estructurada sobre vínculos de parentesco, que irá siendo sustituida por una sociedad en la que primará la dependencia personal (Guerrero, 1997).

La paralización del programa de subvenciones a excavaciones programadas de la Conselleria de Cultura con el fin de invertirlo en la redacción de la Carta Arqueológica en 1987, supuso la paralización definitiva de la excavación de na Guardis y, en realidad, de gran parte de las investigaciones de campo realizadas en la isla con fondos de la Conselleria de Cultura del Govern Balear. Sin embargo, y a pesar de esa paralización, la producción científica en relación al estudio del fenómeno colonial siguió siendo amplia y claramente liderada por el Dr. Víctor Guerrero que, poco a poco, fue introduciendo matices y puntualizaciones al modelo inicialmente propuesto.

En esta evolución no se puede obviar el hecho de que, en 1992, el Dr. Guerrero se incorpora a la Universidad de las Islas Baleares y se adscribe al Área de Prehistoria. Esta situación, así como la necesidad de adaptar su curriculum científico a un nuevo perfil, mucho más vinculado con la Prehistoria, influyó de manera determinante en la matización del modelo colonial planteado a principios de los ochenta del siglo XX y en el progresivo énfasis puesto el papel activo de las comunidades indígenas.

El primero de los elementos que dará paso a la matización del modelo colonial debe relacionarse con las críticas que recibió por parte de autores como Coll (1989) y Gornés et alii (1992). Si bien ninguno de estos autores rompe con los ejes conceptuales del modelo basado en la existencia de una relación asimétrica y desigual, difieren sustancialmente

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en cuanto a la intensidad e influencia que tuvieron dichos contactos. En este sentido, Coll (1989: 673) pone el énfasis en que muchas de las expresiones funerarias (presencia de ataúdes, la inhumación en cal o la utilización de cuevas hipogeas) no tienen su origen en un contacto con los púnicos, oponiéndose a las tesis de Guerrero (1986), sino en las propias dinámicas internas de las comunidades locales. Por su parte, Gornes et alii (1992) entienden que los datos no permiten plantear la existencia de una colonización propiamente dicha, sino que la presencia ebusitana en las Baleares no pasaría nunca de un estadio pre-colonial, pues no había voluntad de ir más allá. Según estos autores, la prioridad de los ebusitanos era, exclusivamente, la de convertirse en hegemónicos en las demandas comerciales de los isleños. Como contrapartida, los isleños aportarían al intercambio, casi de manera exclusiva, personas que fueron a engrosar, como mercenarios, a los ejércitos púnicos. Finalmente, y quizás es en este aspecto donde se marcan más claramente las diferencias, estos autores rompen con el planteamiento general de una amplia influencia púnica en todos los ámbitos de las comunidades postalayóticas, especialmente en el plano religioso-funerario. Entienden que muchos de los fenómenos observados se explicarían mejor desde una evolución interna que desde un prisma de la aculturación y asimilación ideológica y cultural.

Fruto de estas críticas, Guerrero inicia un largo proceso de matización y reorientación de algunos de los elementos que caracterizaban su modelo, en especial aquellos que se refieren a la influencia que tuvo el contacto con el mundo púnico en la evolución y transformación de las comunidades postalayóticas. Paradigmático es, en este sentido, la siguiente cita textual de Guerrero: “las cuestiones sobre aculturación indígena eran en realidad hipótesis o líneas de trabajo que convenía abrir y profundizar, pero no conclusiones acabadas como, exageradamente, han interpretado algunos investigadores. Muchos aspectos tratados en él pueden mantenerse, aunque otros han sufrido oportunas y fundadas correcciones” (Guerrero, 1993: 463).

Un segundo factor que influyó, de manera decisiva, en la evolución y matización del modelo fue la propia evolución personal del Dr. Guerrero a la hora de enfocar el fenómeno. En ello tuvo un papel fundamental el proyecto de investigación y excavación que se viene desarrollando desde 1996 en el Puig de Sa Morisca y del cual él fue director hasta su baja forzada por enfermedad en el 2009. A través de este proyecto, se contribuyó al análisis de los contactos coloniales, no ya desde la perspectiva de las comunidades púnicas, sino a partir de la perspectiva de las comunidades autóctonas.

Fruto de lo anteriormente comentado, a lo largo de la primera década del siglo XXI, se va a reconfigurar el modelo colonial a partir de los siguientes puntos:

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a) Se realiza un rearme teórico del modelo a partir de las referencias a autores como Frankestein (1997) y su caracterización del modelo colonial. Dicho modelo, si bien sigue en gran medida el modelo de anterior, se sustenta sobre dos aspectos básicos: la presencia de uno o más grupos de gente extranjera en una región situada a cierta distancia y la evidencia de explotación socioeconómica o relaciones de dominio sobre la población colonizada (generalmente mayoritaria). En consecuencia, y según este planteamiento, el colonialismo se referiría a relaciones de poder (más que a movimientos de personas) y a relaciones de dominación entre colonizador y colonizado (Guerrero, 2004 y b, 2006; Guerrero et alii, 2002). b) Una revisión profunda de las etapas del fenómeno, con la identificación de tres fases: fase de comercio aristocrático, o modelo de contacto no hegemónico; fase de comercio empórico, o modo de contacto sistemático, siguiendo los modelos de Alvar (1999) y López Castro (2000); y una última fase, denominada modelo mixto, donde convivirían las factorías púnicas con los centros de transformación y redistribución indígena (Guerrero et alii, 2002; Guerrero et alii, 2007). c) Una introducción de los análisis cuantitativos anfóricos con el fin de evaluar la intensidad de los intercambios (Guerrero y Quintana, 2000; Quintana y Guerrero, 2004; Quintana, 2000, 2005). d) Una redefinición de los argumentos arqueológicos que sustentaban el modelo inicial y que se pueden sintetizar en los siguientes postulados (Guerrero 2006;

Guerrero et alii, 2006; Quintana y Guerrero, 2004; Guerrero et alii, 2002; Calvo et alii, 2009): 1) Fundación de un asentamiento extranjero en Mallorca: Na

Guardis; 2) Explotación industrial de las salinas del sur de Mallorca, lo que implica la utilización de mano de obra indígena sometida, así como una gestión directa de la misma, a cargo de agentes púnicos; 3) Prestación de servicio de armas en las filas de los ejércitos coloniales en forma de levas; 4) Redistribución de los productos púnicos a partir de redes indígenas. Esta segunda escala de redistribución, probablemente hacia los poblados del interior de Mallorca, ya estaría en manos exclusivas de las comunidades postalayóticas.

FASE III: REFLEXIONES, REVISIONES Y BÚSQUEDA DE MODELOS (2010-2017)

A partir de 2005 se produce un incremento significativo de proyectos de excavación de poblados indígenas que cuentan con importantes niveles de ocupación correspondientes

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a la segunda Edad del Hierro, y que contribuirán al desarrollo de nuevas propuestas a partir de la aparición de nuevos materiales, así como a la reformulación de nuevos métodos cuantitativos, analíticos y discursivos.

También cabe destacar la desgraciada baja profesional del profesor Víctor Guerrero, fruto de una enfermedad crónica que impidió que continuara con sus investigaciones y siguiera formando a futuros arqueólogos. En este sentido, las propuestas en las que estaba trabajando y que suponían un avance en los modelos que había planteado no han podido materializarse.

Esta última etapa se caracteriza, fundamentalmente, por una profunda revisión y crítica al modelo colonial. Las primeras propuestas las encontramos en la tesis doctoral de García Rosselló (2010) y la publicación de Calvo y Guerrero dentro de una síntesis del patrimonio prehistórico del municipio de Calviá en el sur de la Isla (Calvo y Guerrero, 2011:129). Ambas obras deben entenderse como parte del nuevo discurso que se empezaba a generar en el marco del grupo de investigación de la UIB, donde se planteaban toda una serie de aspectos que incidían en la agencia de las comunidades locales y la existencia de fenómenos que podían reflejar procesos de resistencia de las comunidades indígenas frente a la adopción de nuevas prácticas e ideas. Se inicia así una tercera fase, con propuestas que, progresivamente, se van alejando del modelo colonial defendido hasta entonces.

En esta línea discursiva, diferentes autores (García Roselló, 2010; Calvo y Guerrero, 2011; Hernández y Quintana, 2013; Calvo et alii, 2015; Albero, 2017; Perelló, 2017; García Rosselló y Calvo en este mismo volumen) inciden en que en los contactos que se establecen entre comunidades púnicas (y probablemente muchas otras) y postalayóticas participan diferentes escalas de valores, por lo que el análisis exige romper con visones duales que inducen a un esencialismo, intentando, por el contrario, abrir el abanico interpretativo a una multiplicidad de perspectivas.

Otra línea fundamental en la crítica al modelo colonial se centra en la consideración del papel pasivo de las comunidades postalayóticas, que caracteriza el modelo anterior. Frente a esta postura, se incide en el papel activo de las comunidades indígenas en relación a la manera en que recepcionan y reinterpretan los objetos y elementos ideológicos. En este sentido, es ilustrativo el papel central que se otorga a las comunidades postalayóticas a la hora de liderar los procesos de redistribución de materiales foráneos hacia el interior de Mallorca (Hernández y Quintana, 2013), o el protagonismo que ejercen a la hora de seleccionar los objetos que se intercambian, o la manera en que reinterpretan

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los objetos importados, introduciéndolos en prácticas propias y dando lugar a diferentes fenómenos de hibridación (Calvo et alii, 2015; Perelló, 2017; García Rosselló en este mismo volumen).

Una tercera línea de argumentación de este momento se centra en una revisión de las bases documentales sobre las que se asentaba el modelo colonial (Hernández y Quintana, 2013; Gelabert, 2013 y 2014; Quintana en este mismo volumen; Ramon, 2017). En este sentido, cobra fuerza la idea de que el dominio territorial que se había propuesto es muy fragmentario y se circunscribe al uso de algunos islotes. Así pues, son relevantes las conclusiones a las que se han llegado en relación a la explotación de las salinas de la zona de Es Trenc por parte de los púnicos. La revisión de los materiales cerámicos ha puesto en evidencia que, más allá de la presencia testimonial de materiales púnicos y ebusitanos, la explotación de las salinas de la zona del Trenc se desarrolló, fundamentalmente, durante época romana (Hernández y Quintana, 2013: 321). También es destacable el análisis de la presencia anfórica en los poblados postalayóticos. Su estudio ha permitido evidenciar la reducida presencia de dichos materiales si se tiene en cuenta el periodo de tiempo en que pudieron llegar.

Finalmente, en estos últimos años, también se está desarrollando un estudio profundo de los contextos indígenas donde la materialidad local interactúa con la foránea. A la hora de enfrentarse a este complejo fenómeno, el modelo tradicional de aculturación ha dejado de percibirse como útil para describir las situaciones resultantes de los contactos entre comunidades. Frente a ello, se han ido incorporando nuevos conceptos de raíz postcolonial que se ajustan mejor a los objetivos que actualmente se están planteando (García Rosselló, 2010; Calvo et alii, 2014; Albero, 2017; Perelló, 2017; García Rosselló y Calvo en este mismo volumen).

El resultado de todas estas líneas de trabajo ha sido la propuesta de un modelo de contacto donde desaparece el concepto de relación asimétrica, dotando de agencia a las comunidades locales y donde se profundiza en las situaciones de contacto, con la utilización de estrategias de análisis postcolonial como sería la identificación de espacios liminales, praxis híbridas y otros fenómenos en las que participarían ambas comunidades.

Finalmente, frente a esta tendencia no podemos dejar de citar un trabajo reciente del Dr. Joan Ramón, (Ramón, 2017) que mantiene un modelo colonial de relación asimétrica donde propone una nueva variante en la que toma como referentes los modelos que se han utilizado para analizar la situación colonial europea en la época moderna (Duval, 1863: 401-405 en Ramón, 2017). La idea central que propone Ramón, se basa

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en que Ebusus mantuvo para Mallorca y Menorca, entre la segunda mitad del siglo V a.C. y hasta al menos el final de la Segunda Guerra Púnica, un “mercado reservado” a los productos de Ibiza con un predominio de los mercaderes ebusitanos que se convertirían en los ampliamente mayoritarios a la luz de los pecios conocidos (Ramón, 2017:80).

CONCLUSIONES

Los diferentes discursos generados durante más de 60 años ponen en evidencia el papel relevante que han tenido los datos arqueológicos disponibles, como eje fundamental en los que se sustentaba el conocimiento histórico y el paradigma utilizado. Sin embargo, también queda en evidencia la imposibilidad de desligar estos datos de las praxis del momento y de las situaciones personales de los diferentes investigadores.

En este sentido, las narrativas predominantes en cada momento son, tanto deudoras de su propio tiempo, como de los datos arqueológicos sobre los que se sustentaban. Especialmente importante fue, en el devenir de las narrativas propuestas, la influencia que tuvo la introducción de un concepto como el de colonización por parte de Víctor Guerrero. Éste condicionó y sigue condicionando, claramente, los discursos y narrativas de estas últimas décadas. En este sentido, la introducción del término colonización púnica de Mallorca por parte de Guerrero en 1984, se entiende dentro en un contexto científico de auge del fenómeno colonial fenicio-púnico en el conjunto del Mediterráneo occidental (Aubet, 1987; Wagner y Alvar, 1989; Wagner, 1993; Gras et alii, 1991; Blázquez, 1999, etc).

De la misma manera, el proceso actual de deconstrucción de este discurso no es comprensible sin tener en cuenta el auge que ha existido, en estos últimos años, en el estudio de las comunidades postalayóticas, así como la fuerte incidencia que ha tenido en parte de la comunidad científica de Mallorca, la incorporación de los postulados derivados de las corrientes postcoloniales.

No obstante, debemos ser conscientes que la reflexión y revisión de las narrativas en torno a los contactos entre las comunidades púnicas e indígenas en la Mallorca de la segunda Edad del Hierro no ha supuesto, por ahora, la generación de una nueva propuesta que sustituya a la anterior. En realidad, estamos ante un profundo proceso de revisión y reflexión que aún no ha generado, a día de hoy, un modelo interpretativo alternativo de aplicación general.

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