Arturo López Juan Director General jlopez@elvigia.net
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EL VIGÍA DIGITAL
Joatam de Basabe Coordinador editorial El Vigía Digital
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DEL DIRECTOR:
Don Heberto Peterson Legrand fue un promotor de la cultura ensenadense. Cronista de la ciudad y principal promotor del Archivo Histórico. Fue, además, director del periódico El Vigía en 1986 y años después, en la segunda época del diario, fue consejero y columnista. Su columna llevaba por nombre “La Brújula”, y es en su memoria que este suplemento adoptó el nombre. Planeado desde tiempo atrás para reunir a los columnistas que abordan temas más allá de una coyuntura, este suplemento vio la luz el sábado 7 de octubre de 2023, diecinueve días después del deceso de don Heberto Peterson. Desgraciadamente no alcanzó a conocerlo. Han pasado cien números, y pensamos que él estaría complacido de que su interés por compartir ideas en el periódico que alguna vez dirigió, siga firme.
Además de honrar su memoria, hoy queremos también agradecer la participación desinteresada de decenas de columnistas que han pasado, que continúan y que siguen integrándose a estas páginas. La pluralidad de opiniones fortalece la libertad de expresión y de paso hace más fértil el debate, la crítica, incluso la mera información, pues viniendo de los especialistas de las diversas ramas del conocimiento, orientan la opinión y enriquecen la vida democrática. Gracias a todos los lectores que han hecho posible la permanencia de este espacio, gracias por la preferencia, las críticas, los señalamientos y las palabras de aliento. Desde El Vigía nos embarga un sentimiento festivo, pero sin olvidar la enorme responsabilidad que se tiene como medio. Gracias por permitirnos llegar a esos primeros cien números.
LA BRÚJULA: UN ESPACIO PARA CONVERSAR
Reflexiones de un Abuelo
La palabra brújula deriva del latín buxida, que significa cajita. Es un instrumento que apoya al explorador para orientarse. Aparato que usa el marino para trazar su rumbo y surcar los mares. Caja redonda, y regularmente de bronce, que ostenta dos círculos concéntricos: el círculo interior, enmarca una aguja magnética que gira en la búsqueda del Norte y el exterior, que señala la dirección de la quilla –columna vertebral del buque que proporciona estabilidad y resistencia durante la navegación– del buque. Esta afortunada palabra, la tomó don Herberto Peterson Legrand (1941–2023) para nombrar a su columna que escribía periódicamente en El Vigía. Y es el propio periódico ensenadense que vuelve a retomar la palabra para nombrar a su revista “La Brújula” que, semanalmente, desde octubre de 2023 se inserta como suplemento en la entrega sabatina. Confluyendo con esta iniciativa, y con la generosa invitación que nos hizo el periódico, ciudadanos ensenadenses, ahora llamados columnistas, nos hemos atrevido a plasmar nuestra visión del mundo a través de nuestros escritos. En las 2 mil 400 hojas en blanco que corresponden a los hasta hoy cien primeros números de la revista, se han plasmado palabras que nos hablan: de la vida cotidiana; y de películas y series televisivas; y del cuidado de la infancia; y de la divulgación de la ciencia; y del campo y sus anécdotas; y de la historia local, regional o mundial; y de los conflictos; e incluso del mundo espiritual.
Todas esas visiones y reflexiones,
gracias al esfuerzo colectivo de los columnistas, los editores, los impre sores y los que reparten los periódi cos (de manera física o a través de la red del internet), se hacen llegar esas palabras al público en general, quien de manera generosa e interesa da dedican su tiempo a leerlas. Todos ellos: columnistas, editores, impre sores, repartidores y lectores, hacen esta gran comunidad que invita a se guir escribiendo y leyendo.
“La Brújula” es un espacio para con versar. Un lugar necesario para abrir el debate de ideas y planteamiento de diferentes visiones. Conversar signi fica entendernos; poner a danzar las ideas. Esto lo han vuelto realidad las veinticuatro páginas que conforman “La Brújula” de cada semana. Entablar una conversación, a tra vés de la columna semanal, me hace entrar en un proceso mágico. Con versar es el pilar fundamental de toda relación humana. Con la con versación, nos dice Sebastián Riva deneira (https://sebarivadeneira. substack.com/p/oda-a-la-conversa cion), “descansamos, progresamos, creamos, crecemos”. Y los colum nistas y editores de “La Brújula” lo hemos entendido así: No hay nada más placentero que escuchar o escri bir ideas, emociones o experiencias. Para mí, escribir es mirarme al espejo esférico, solo para ver en hay otro espejo esférico y otro y otro. Es un proceso donde soy testigo del milagro de conocerme animismo y a otro humano.
guin Random House, 2021), Irene Vallejo, además de presentarnos la marcha evolutiva de los libros, nos cuenta paralelamente la historia de la conversación escrita.
últimos 500 años. La inteligencia artificial no podrá desplazar al humano y tampoco avanzar sin el apoyo de lo escrito por un sapiens para otros humanos. Y en esta tarea de acumulación de ingenio, revistas como “La Brújula” no sólo son necesarias, sino indispensables para debatir ideas y guardar los saberes: un espacio para conversar.
El proceso de crear un número de “La Brújula” es mágico. Antes de cada publicación de un número, los editores ponen a disposición de los columnistas veinticuatro lienzos en blanco. Estos, a su vez, aceptan el reto de escribir palabras para plasmar una idea, una expectativa o una visión. Y van llenando de palabras esos vacíos del lienzo ofrecido; poco a poco, sin prisas, para que, finalmente se obtenga el siguiente número, que hace de la revista un conversatorio semanal, que acompaña al Homo sapiens ensenadense, pero también de otras latitudes, en una infinita comunicación. Esas hojas en blanco que se van llenando de palabras es lo que conforma la revista semanal “La Brújula”. Espacio en donde se aviva el fuego de una conversación, a través del aliento y las voces de ciudadanos escritores (o escritores ciudadanos o columnistas, como ustedes prefieran) que comparten sus ideas a otros humanos. Sapiens con diversas formas de pensamiento que abiertamente exponen sus reflexiones o vivencias, y que permiten explorar la gran diversidad de formas de ver la vida. Todos, con un espíritu de armonía, acompañados siempre de editorialistas profesionales, hacen un esfuerzo para seguir comunicando esas ideas. En “La Brújula” encontramos conversaciones y diálogos que nos transportan al país de la palabra escrita.
Uno de los principales elementos que ha permitido que el H. sapiens evolucione es precisamente la comunicación; ya sea a través de símbolos, escritos u orales, el humano ha evolucionado aceleradamente en los últimos setenta mil años (Harari, 2014). El pueblo fenicio, en el levante mediterráneo, fue el primero que se comunicó con símbolos en lugar de imágenes, hace más de cuatro mil años. Y, desde entonces, el humano ha sido capaz de transmitir sus ideas de manera precisa, primero, dentro de su entorno y mucho tiempo después de forma universal. En su obra El infinito en un junco (Pen-
Así, nos dice: “El rollo de papiro supuso un fantástico avance. Tras siglos de búsqueda de soportes y de escritura humana, sobre piedra, barro, madera o metal, el lenguaje encontró finalmente su hogar en la materia viva”. Esto refiriéndose al material vegetal (por ejemplo: el junco que dio origen al papiro) o la piel de animales: el pergamino. Y de allí a la imprenta, al uso de computadoras y finalmente la Inteligencia Artificial. Esta última, que más bien debería llamarse Ingenio Acumulado (Scavino. Letras Libres, 2025), precisa de lo escrito para desarrollarse. Y solo así se puede acumular ingenio a través de la escritura, al menos en los
Sin lugar a dudas un gran esfuerzo y contribución del periódico El Vigía para difundir y conservar la cultura y la visión ensenadense y su comunicación. Esperemos que haya otros cientos de números más de la revista “La Brújula”.
La palabra no sólo es un sonido, un conjunto de signos o un suspiro: es un hilo que conecta a los humanos entre sí, pero que necesita de algún sapiens para que la emita o la escriba. Y, además, la palabra requiere de un espacio que le proporciona las alas para que llegue lo más lejos posible, en el espacio y en el tiempo, atravesando diferentes esferas de otros humanos que quieran escucharlas o leerlas. “La Brújula” es ese vehículo.
Rafael “Rach” Solana
RECREACIÓN DE LA ANTIGUA CAPITAL DE BC EN EL VALLE DE SAN RAFAEL
Crónicas Rurales
Apreciables lectores, la crónica de hoy es una ficción con datos tomados de la historia verdadera de la fundación de Real del Castillo, la antigua capital de Baja California, a finales del siglo XIX. Esta narración servirá para la recreación en el propio valle de Ojos negros, de esa población minera y vaquera de aquella época.
EL VALLE Y EL NACIMIENTO DE PUEBLO VIEJO
El Valle de San Rafael, conocido hoy como Valle de Ojos Negros, es una planicie inmensa, cercada por montañas de perfil áspero. En el siglo XIX, cuando apenas llegaban rumores del oro en la Sierra de Juárez y corrían caravanas de comerciantes hacia este sitio, surgió en medio de ese llano un caserío improvisado al que la gente comenzó a llamar Pueblo Viejo.
No era más que un conjunto de construcciones de madera, levantadas a toda prisa por colonos, buscadores de fortuna y comerciantes. En la memoria de los más viejos, el valle era entonces un mar de mezquites y pastizales que se encharcaban en invierno y levantaban polvo en verano. Allí, donde la tierra cambiaba de carácter con cada estación, los hombres entendieron que sus casas no podían estar al ras del suelo.
Fue así como en Pueblo Viejo se volvió costumbre elevar el piso de las viviendas y comercios unos treinta o cuarenta centímetros. Esa pequeña diferencia, apenas un escalón de madera, terminó marcando la forma de vida del pueblo.
PRIMER TABLÓN
Cuenta la historia oral que el primero en levantar su piso fue don Crisóstomo Aguirre, un carpin-
Cien números de LaBrújula que guía la reflexión
Dicen los abuelos: no hay fecha que no se llegue, ni plazo que no se cumpla. Hoy esa sabiduría popular se hace carne en un acontecimiento que merece celebrarse: la revista “La Brújula”, suplemento del periódico El Vigía, alcanza su número cien. Un centenar de ediciones que no sólo marcan una cifra redonda, sino que representan un trayecto de constancia, compromiso y profundidad en el ejercicio periodístico.
Cuando un proyecto editorial llega a esta etapa, no se trata únicamente de la suma de páginas publicadas, sino de la construcción de un espacio de encuentro entre ideas y lectores. Desde su nacimiento, “La Brújula” se propuso ser más que un suplemento: quiso convertirse en un faro, un espacio de diálogo que iluminara los temas de fondo que a menudo quedan relegados por la prisa de la inmediatez noticiosa.
En cada número, los columnistas hemos tenido la oportunidad de conectar sensiblemente con la audiencia, abordando cuestiones que van desde lo social y humano hasta lo histórico y cultural. La mirada crítica, el análisis sereno y la reflexión profunda han sido la marca distintiva de esta publicación que, con paso firme, se ha consolidado como una referencia en la prensa regional. Uno de los grandes aciertos de “La Brújula” ha sido su formato amigable, que da cabida a la palabra escrita acompañada de imágenes. La posibilidad de incluir fotografías no sólo enriquece la experiencia del lector, sino que establece un puente visual que fortalece la comunicación. Una buena fotografía dialoga con el texto, lo expande y lo vuelve más cercano, creando una narrativa que impacta más allá de las letras.
Para mí, en lo personal, ha sido un verdadero honor formar parte de esta aventura con la columna Crónicas Rurales. Desde este espacio he buscado llevar al lector al corazón de la zona rural de Baja California, donde la vida transcurre con un ritmo propio y los paisajes hablan con voz antigua. Cada entrega ha sido una invitación a recorrer senderos, a escuchar a los personajes que sostienen el campo con su trabajo y a valorar una riqueza que a menudo pasa desapercibida: la riqueza humana, cultural y productiva de nuestras comunidades. Narrar la historia de un ejido, describir la faena de los productores de queso, rescatar la memoria de luchas agrarias o simplemente detenerse en la belleza de un amanecer en los valles y sierras, es parte del compromiso asumido en estas crónicas. Y el hecho de que La Brújula ofrezca un espacio para estas voces es un reconocimiento al campo y a la necesidad de que su realidad esté presente en la conversación pública.
Nada de esto sería posible sin el trabajo de un equipo sólido. La dirección, los editores, los columnistas y todo el personal que da vida a El Vigía son parte de un engranaje que, con disciplina y vocación, hacen posible que cada semana los lectores tengan en sus manos un material de calidad. La suma de esfuerzos, desde quienes idean los contenidos hasta quienes afinan los detalles de impresión, es lo que permite que La Brújula cumpla con su misión: ofrecer reflexión en tiempos donde la superficialidad amenaza con imponerse. Llegar al número cien no es un punto de llegada, sino un punto de partida. Cada ejemplar es una invitación a seguir caminando, a continuar la conversación y a mantener viva la llama del análisis crítico. Que esta efeméride sea también proclama: la certeza de que vendrán muchos números más, donde la palabra siga siendo brújula que oriente a la comunidad.
Reynaldo Magaña.
“La tierra aquí es traicionera”, decía a quién lo escuchara. “Un día está seca, al siguiente se convierte en ciénaga. Mejor que la casa respire”.
tero venido desde Sonora. Había trabajado en Nogales y en Tucson, donde ya conocía la práctica de los boardwalks o banquetas de madera. Cuando llegó a San Rafael en busca de trabajo, puso su taller cerca del arroyo y decidió que su casa no tocaría la tierra.
Y así, con troncos de encino como soporte, colocó vigas y levantó un piso que quedaba casi medio metro por encima del suelo. Aquella idea pronto se convirtió en norma: todos los que construyeron después siguieron el ejemplo.
Reynaldo Magaña*
CALLES DE PUEBLO VIEJO
Las calles eran de tierra apisonada. En verano, el polvo se metía en los ojos, en el pelo, en la garganta. En invierno, el lodo atrapaba las ruedas de las carretas y hacía resbalar a los caballos. Por eso las banquetas de madera, unidas al piso elevado de las casas, fueron vistas como una bendición.
Quien llegaba en diligencia al pueblo encontraba dos niveles: abajo, el bullicio de la calle con caballos, perros y polvo; arriba, el orden de las entradas, los corredores y las puertas bien alineadas.
Era común escuchar al Delegado decir: “Subir a la banqueta es como entrar a otro mundo, dejas el barro atrás y entras a la vida del pueblo”.
SALOON SAN RAFAEL
El corazón de Pueblo Viejo fue siempre el Saloon San Rafael, propiedad de un texano llamado Frank W. Meyer, que había llegado con la fiebre del oro en California y terminó cruzando la frontera en busca de mejores clientes. El edificio era amplio, de tablones recién cortados en los aserraderos de la sierra. Tenía una fachada con letras pintadas en rojo que decían “San Rafael Saloon, Whiskey & Poker”. Frente a él, una banqueta de madera elevada con
barandal, permitía amarrar caballos y entrar sin ensuciarse. Una tarde lluviosa de 1885, un forastero entró al pueblo cubierto de barro hasta las rodillas. Subió con esfuerzo el escalón de la banqueta y, al abrir la puerta del saloon, exclamó con alivio:
“¡Por fin un lugar donde no me hunda en el lodo!”
Frank, secando vasos detrás de la barra, le respondió con sorna:
“Aquí hasta el piso sabe que la tierra no se deja domar. Mejor lo esquivamos”.
Las carcajadas de los parroquianos llenaron la sala. Ese era el espíritu del lugar: el piso elevado no era solo una precaución práctica, sino un símbolo de que Pueblo Viejo había aprendido a convivir con un valle impredecible.
DOÑA EUSEBIA Y EL CAFÉ CALIENTE
Junto al saloon estaba la pequeña fonda de doña Eusebia Romero, originaria de Santa Rosalía en el territorio sur de la península de Baja California. Era viuda de un arriero y había encontrado en San Rafael la oportunidad de ganarse la vida con lo que mejor sabía hacer: cocinar.
Su casa-fonda tenía un corredor estrecho y un piso de madera que resonaba con
cada paso. En las noches frías, el olor de estofado, con tortillas de harina y café lle naba la calle. Los viajeros su bían el pequeño escalón de treinta centímetros y sentían que cruzaban un umbral in visible: afuera quedaban el polvo y los cascos de los ca ballos; adentro, el calor del fogón y la hospitalidad.
“Si no levantara la casa, ya me habría entrado el agua hasta la cocina”, decía Euse bia mientras servía café. “Y ni qué decir de las ratas, que aquí son tan atrevidas como los vaqueros”.
NIÑOS BAJO LAS CASAS
Para los niños del pueblo, aquel espacio oscuro bajo los pisos era un universo propio. Se escabullían allí para jugar a las escondidas, hacer pe queños tesoros o escuchar los ruidos de la tierra.
Un muchacho al que de ca riño le decían Monchi, hijo del herrero, solía decir que desde ahí podía escuchar los susurros del valle. Una tarde aseguró a sus amigos que ha bía visto los ojos brillantes de una serpiente bajo la casa de la maestra. Nadie se atrevió a comprobarlo, pero todos en tendieron que, de no estar el piso elevado, esos animales habrían entrado directamen te en las habitaciones.
MERCADO Y LA TIENDA GENERAL
En la esquina de la calle principal estaba la Tienda General de los Hermanos Louis y Robert Mendelson. Vendían desde clavos y lámparas hasta tabaco y harina. Como todos los comercios del pueblo, tenía un piso de madera alto y una banqueta ancha, donde la gente se sentaba a platicar mientras esperaba.
El domingo por la mañana, los rancheros llegaban con productos para intercambiar. Se acomodaban en la banqueta, sacudían el polvo de sus sombreros y hablaban de ganado, cosechas o pleitos de tierras. Ese espacio elevado se había convertido en la auténtica plaza pública de Pueblo Viejo.
HISTORIAS DE LLUVIA Y BARRO
Los viejos del valle recuerdan un aguacero particularmente fuerte en el invierno de 1892. Llovió sin descanso tres días y tres noches. El arroyo creció hasta desbordarse, y las calles del pueblo se volvieron ríos de lodo.
Cuando por fin salió el sol, el espectáculo era insólito: las casas y comercios de Pueblo Viejo parecían flotar sobre la marea café. Solo las banquetas de madera ofrecían un sendero transitable.
El Delegado, empapado y cubierto de barro hasta la cintura, exclamó:
“Si no fuera por estos pisos altos, estaríamos viviendo como sapos”.
Esa anécdota quedó grabada en la memoria colectiva como prueba de que la práctica de elevar el piso era cuestión de supervivencia.
SIMBOLISMO DEL ESCALÓN
Más allá de la utilidad, aquel escalón de treinta centímetros adquirió un valor simbólico. Cruzarlo era
dejar atrás la intemperie, el desorden de la calle, y entrar a un espacio protegido.
El maestro de escuela, don Ignacio Gamalier, solía decir a sus alumnos: “Fíjense en cómo vivimos: todo lo que vale la pena está un poco más alto que la tierra. Aprendan de esto, muchachos: hay que elevar la vida aunque sea un poquito”.
OCASO DE PUEBLO VIEJO
Con el paso del tiempo, las rutas comerciales cambiaron, y Pueblo Viejo comenzó a perder importancia. Algunos de sus habitantes se trasladaron al naciente poblado de Ensenada, otros se fueron más al norte siguiendo el auge agrícola de Mexicali. El pueblo quedó reducido a unas cuantas casas dispersas. Los tablones se fueron pudriendo, las banquetas se hundieron, y las lluvias terminaron por borrar las huellas de las calles.
Sin embargo, en la memoria de los descendientes y en los relatos de los ancianos, Pueblo Viejo sigue vivo como un ejemplo de adaptación: un lugar donde la gente aprendió a elevar sus casas para elevar también su dignidad frente a la tierra impredecible.
ECO
EN EL PRESENTE
Hoy, al recorrer el Valle de Ojos Negros, todavía se encuentran restos de madera enterrada y ruinas que apenas asoman entre los pastizales. Algunos rancheros afirman que sus abuelos todavía construían casas con el piso levantado, siguiendo esa vieja costumbre heredada del tiempo de Pueblo Viejo.
La modernidad trajo cemento, cimientos y drenaje, pero la enseñanza permanece: el valle, con sus contrastes de polvo y agua, sigue recordando que la tierra nunca se somete del todo.
MEMORIA DEL PISO ELEVADO
La historia de Pueblo Viejo (Real del Castillo) nos revela que la arquitectura no es un lujo ni un capricho, sino la forma en que los hombres dialogan con su entorno. Levantar un piso treinta centímetros sobre la tierra fue, en el fondo, un acto de resistencia, una manera de afirmar que incluso en medio de la adversidad, se podía crear un espacio digno.
En esas tablas crujientes, en esos escalones improvisados, quedó escrito el espíritu de ese antiguo pueblo: práctico, ingenioso y obstinado. Real del Castillo fue el nombre ori-
ginal de aquél pueblo que desapare ció, pero hoy se recreará como “Pueblo Viejo”; y el recuerdo de sus pisos elevados sigue siendo una lección de historia en el corazón del valle de San Rafael (Ojos Negros).
*El autor es consejero regional de la crónica de Ensenada.
Sigo dando vueltas, rumiando, a un tema que tiene visos abrumadores.
Le doy vueltas y vueltas y no logro encontrar la punta de la madeja. Intentaré explicarme.
Quienes habitamos este planeta tierra (me refiero a los mamíferos bípedos conocidos como seres humanos, y solo a ellos, porque los demás seres que conforman la escala animal continúan –con cambios derivados de los procesos de mutación natural–en la cotidiana tarea de alimentarse y reproducirse, respetando las leyes de la armonía de la naturaleza) hemos entrado en una espiral de tensiones, confusiones, enfrentamientos, violencias y destrucciones, que parece ser el comienzo de una catástrofe planetaria.
Es ya cotidiano, casi parte “natural” de nuestra vida, observar cómo se agrede, cómo se miente, cómo se atropella entre ciudadanos, entre organizaciones, entre autoridades, entre naciones, sin que ello produzca consecuencias más allá de un comentario solitario de algún comunicador trasnochado.
Si a ello agregamos los paradigmas que nos permiten concentrar riquezas, dentro del marco de la ley y de la “honorabilidad”, manteniéndonos en los parámetros de “buenas personas” (como por ejemplo, lograr enormes beneficios económicos especulando financieramente con los alimentos), podríamos afirmar que nos enfrentamos al mayor caos que la humanidad ha vivido.
El ejercer valores de honestidad, generosidad, compromiso, lealtad, valentía y más, sólo se respeta si ello ha
facilitado la concentración del ingreso.
Bien lo afirmó un renombrado po lítico mexicano, fundador del nefasto clan de Atlacomulco, Estado de Mé xico: “Un político pobre es un pobre político”.
Continúo intentando explicarme. Para aprovechar la muy en boga IA, le pregunté a Chat Gpt, lo siguiente: ¿Qué han opinado los papas católi cos del sistema capitalista? La res puesta fue:
• Juan Pablo II, en su encíclica Centesimus annus (1991), no lo ca lificó de “intrínsecamente perverso”, pero sí advirtió que el capitalismo no necesariamente es ideal, y lo descri bió como tan “ateo” y “materialista” como el marxismo. El País
• Francisco, en Laudato Si’, no utiliza el término “capitalismo”, pero critica duramente el sistema económico globalizado como un sistema estructuralmente perverso, marcado por una racionalidad instrumental que privilegia el lucro sobre la dignidad humana y el medio ambiente.
• También ha señalado que el capitalismo crea pobres a los que luego intenta ocultar, y ha instado a reformar ese sistema. Periodista Digital
• En encíclicas y declaraciones como Fratelli tutti, Francisco sigue expresando una visión crítica del neoliberalismo, señalando su fracaso durante la pandemia y la necesidad de estructuras más solidarias.
¿POR QUÉ NO ENCUENTRO
LA PUNTA DE LA MADEJA?
Quiero entender esta enorme complejidad. Vivimos en y con un sistema que, a todas luces, tiende a devorarnos, a triturarnos, ya que tiene un solo objetivo: magnificar la utilidad económica de cualquier actividad de la vida humana.
Pero los seres humanos nos aferramos a que esa forma de producir bienestar es la única posible, la más adecuada. Y que solo requiere hacer algunos ajustes, para continuar con los paradigmas de un capitalismo que exige el compromiso de muchos, para que unos pocos logren el bienestar que esos muchos anhelan.
Me recuerda a la historia de la comunidad de ratones que no lograban ponerse de acuerdo sobre cómo y quién debía gobernarlos. Al fin lograron el consenso de contratar un gato para que los gobernara. ¿Por qué?
Pues porque el gato es fuerte, astuto, ágil, veloz.
Al cabo de un tiempo, el escenario del mundo de los ratones transcurría en total paz, no había controversias y todo parecía indicar que la decisión había sido la más adecuada. Sólo faltaba agregar que, llegados a ese estado de bienestar, no quedó un solo ratón vivo.
Extraigo algunos pasajes de un artículo de Raúl Zibecchi, La Jornada, (5 de septiembre de 2025, titulado “Capitalismo sinónimo de crimen”: “… surge con claridad la estrecha relación entre el empresariado ‘tradicional’ y el crimen organizado. Esta realidad merece ser profundizada. Por un lado, se observa cómo el crimen adopta los modos de los grandes empresarios capitalistas. Invierten con la misma lógica, buscando monopolizar cada sector para maximizar ganancias. El mal llamado crimen organizado es parte del capitalismo, del que se diferencia sólo porque sus actividades no son consideradas legales, lo que le permite aumentar de modo exponencial sus ganancias. Los modos del crimen son idénticos a los del extractivismo, como puede observarse en la actividad minera.
Por otro, surge una amplia zona gris entre lo legal y lo ilegal: el crimen busca legalizar sus capitales invirtiendo en tierras, negocios inmobiliarios, minería y, sobre todo, en finanzas porque es el mejor modo de lavar sus activos. La empresa ‘legal’ adopta modos mafiosos al evadir impuestos (algo que ya es norma en cualquier sector), arropada por especialistas como abogados y notarios.
Mientras el crimen camina hacia lo legal, el empresario tradicional lo hace a lo ilegal. Ambos buscan comprar jueces y políticos, invierten en el deporte y en todo lo que les permita sortear dificultades para incrementar ganancias. Neutralizan al Estado o lo toman por asalto, comprando voluntades o amenazando, dependiendo de la situación”.
No dudo que el anterior fragmento puede causar muchas controversias. De acuerdo.
Pero no me cabe duda de que una de las puntas de la madeja de por qué este planeta entierra la cabeza en la tierra para no ver lo que sucede a su alrededor, es porque si no lo hiciera se enfrentaría a la ruda realidad de que los gatos que lo gobiernan, ya se están relamiendo ante el banquete que el sistema les está ofreciendo.
*Arquitecto, diseñador, catedrático, velerista. De origen uruguayo, llegó a México en 1970.
Ricardo Harte*
24 DE SEPTIEMBRE, DÍA MUNDIAL
DE INVESTIGACIÓN CONTRA
EL CÁNCER
“AL FINAL, TODO TOPA EN PRESUPUESTO”
El doctor Eric Rivas Mercado señala a LaBrújula que la ciencia, y no un solo investigador, es quien avanza en la cura de este mal; “espero que el grano que uno deje para las siguientes generaciones sea lo más grande posible”
MARCO AGUILAR / EL VIGÍA maguilar@elvigia.net | Ensenada, B. C.
Se designa cáncer a un amplio grupo de enfermedades que pueden afectar a cualquier parte del organismo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una característica definitoria del cáncer es la multiplicación rápida de las células anormales que se extienden más allá de sus límites habituales y pueden invadir partes adyacentes del cuerpo y propagarse a otros órganos, en un proceso llamado metástasis. La metástasis es la principal causa de muerte por la enfermedad.
El cáncer es la principal causa de muerte en todo el mundo. Sólo en 2010 hubo más de 10 millones de defunciones atribuidas a esta enfermedad, principalmente de mama, de pulmón, colorrectal, de próstata, de piel y gástrico.
En 2023, en México, hubo 91 mil 562 muertes por cáncer, siendo la mayor tasa de mortalidad en el grupo etario de 80 años y más con 755.8 muertes por cada 100 mil personas.
En este contexto, Baja California se colocó entre los cuatro primeros lugares de los estados con la mayor tasa de mortalidad con 82.4 por cada 100 mil habitantes, sólo por debajo de Chihuahua con 8.3, Baja California Sur
con 86.2 y Sonora con 83.2 por cada 100 mil habitantes. En el mundo existen miles de científicos enfocados en la búsqueda de nuevos tratamientos contra la enfermedad y que buscan prevenir la enfermedad. En el Día Mundial de Investigación contra el Cáncer reconocemos estas investigaciones.
TECNOLOGÍA, AGIGANTA LOS PASOS
De acuerdo con el doctor en Ciencias Eric Abdel Rivas Mercado, uno de los tratamientos que prometen mayor eficacia es uno creado en la inmunología como área de conocimiento, además de la biología molecular a través de terapias génicas, llamada CAR-T, y la que considera “punta de lanza” en cuanto a tratamientos contra el cáncer, pero también una de las terapias más costosas del mundo.
El especialista señala que tanto la inteligencia artificial como la biotecnología está dando pasos agigantados en la búsqueda de tratamientos.
“Para poner en perspectiva, para poder dar un tratamiento o desarrollar un tratamiento contra cualquier enfermedad, es necesario toda una batería de pruebas en las que se tienen que describir las estructuras sobre las cuales se quiere actuar, las cuales son invisibles al ojo humano.
“La inteligencia artificial
logró caracterizar toda una cantidad de proteínas mayor a toda la cantidad de proteínas que se han venido realizando desde los últimos 400 años, en sólo dos años.
“El efecto de la biotecnología como de la inteligencia artificial, o en conjunto que ya hay un área que las mezcla que se llama bioinformática, el efecto que están teniendo es acelerar todo”, comenta.
SOCIEDAD Y PACIENTES
Para el especialista, los pacientes son la única herramienta y la más importante “porque es supremamente completo interpolar o equiparar un modelo animal a un ser humano. Aunque somos fisiológicamente muy similares, hay un montón de otras variables que no se toman en cuenta hasta que se están trabajando ya con un paciente real”.
“Incluso si son pacientes ya en estados terminales, que es donde se desarrolla mucha investigación frontera; son un baluarte, son literalmente un tesoro en cuanto al descubrimiento”, advierte.
El investigador señala que para atacar mejor a un enemigo hay que conocerlo y eso es lo que permite un paciente, conocer al enemigo, aprender más.
Sin embargo, existen aún personas renuentes a apoyar de cierta forma la investigación de las proteínas o los diversos tipos de cáncer, y uno
de los factores más fuertes es la religión, sobre todo en la población más adulta.
Y entre la población más joven tiene que ver más con creencias nuevas, como emociones, de cierto modo sustituyendo la religión por sus ideas emocionales; es de-
cir, algunos psicólogos (no todos) ponen el origen del cáncer en una cuestión emocional, o algunos nutriólogos que lo colocan en algún desequilibrio metabólico, y eso hace a los jóvenes frenar su aporte, debido a creer en estos “diagnósticos”.
“Estuvo por ahí muy de moda las dietas alcalinas, por ejemplo, que están basadas en verdades a medias y conceptos mal entendidos en cuanto a la acidez y la alcalinidad. Entonces, la cuestión es que es muy fácil, con dos o tres conceptos que se tomen en cuenta, confundir a la gente. Todo eso, cuando una persona está llevando un proceso tan completo y tan largo y tan sufrido como un cáncer, pues sí mete muchísimo ruido”, explica Rivas Mercado.
RETOS PARA LA INVESTIGACIÓN
Se le pregunta al investigador sobre los retos para la investigación y su respuesta es clara y contundente: “Al final de cuentas todo topa en presupuesto”.
“La fase 1, por lo general a un laboratorio o una farmacéutica, estamos hablando entre tres y cuatro millones de pesos. Nada más para tener algunos datos de una parte muy pequeña de la población en general. Los ensayos fase 1 si probablemente se dan, les llaman luego pruebas piloto, pudiesen hacerse con 40, 50, 100 pacien-
tes, pero para llegar hasta la fase 3, que es la previa a la comercialización de un tratamiento como tal, al final de cuentas es dinero”, apunta. Además, entre sus retos se encuentran con los cánceres más difíciles de tratar como el de páncreas o colon, en cuanto a tumores sólidos, “tienen la etiqueta infame de ser uno de los tipos de cáncer más complicados de tratar”.
VENENO DE SERPIENTES
La detección de cáncer a su madre llevó al doctor Eric Abdel Rivas Mercado a enfocar su investigación en la búsqueda de posibles tratamientos en contra del cáncer, específicamente relacionado con el veneno de las serpientes nativas de México.
En Alemania, en 2010, cuenta, sacaron un modelo sintético de una familia de proteínas que se encuentran en el veneno de la serpiente y lo llevaron ya a estudios en paciente en selló clínico fase 1, pero en fase 2 algo pasó que hasta ahora no ha habido resultados. Ese compuesto se llamaba cilengitide, se hizo sintético y estaba enfocado en gliobastoma, que es
un tipo de cáncer de cerebro.
“En el caso de nosotros es tratar de describir o de caracterizar ese tipo de proteínas en los venenos de serpientes que son endémicas de México y, por ende, el único lugar donde existen esas muestras de venenos y de proteínas, sería aquí en México”, comenta.
Lo que buscan, de inicio, es si encuentran algo muy distinto a las otras especies de serpientes que se han estudiado alrededor del mundo y si sí, evaluar actividades biológicas muy específicas y de interés para bloquear.
“La idea ahí es bloquear actividades que son, digamos, vitales para que un tumor se pueda desarrollar. Una sería la migración celular, la otra es el bloqueo de un proceso que se llama angiogénesis, y la tercera se le llama bloqueo de adhesión o matriz extracelular”.
Todas estas, explica el especialista, son actividades que tienen todas las células que su objetivo es migrar de la zona del tumor de donde se originaron a otro tejido, invadirlo y producir metástasis, “sí o sí, tienen que pasar por esos tres
procesos, o más, que se llama cascada metastásica”.
“Son entre 10 y 11 eventos o procedimientos, pero las proteínas del veneno de serpiente son muy buenas bloqueando tres de esas 11 actividades. Entonces el enfoque es ese. Ahorita tenemos estudiadas dos proteínas de serpientes mexicanas”, cuenta a La Brújula.
Las dos proteínas que hasta ahora ha utilizado ha sido in vitro y las dos han tenido efectos de bloqueo estadísticamente significativos en células de cáncer de mama.
A LOS INVESTIGADORES
DEL FUTURO…
El doctor Rivas Mercado día con día va a su laboratorio con la idea de que el tiempo es limitado, por lo que busca que el “grano que uno deja para las siguientes generaciones sea lo más grande posible, sea lo más detallado, porque al final de cuentas el avance es de la ciencia; una persona sola no va a encontrar la cura. Siempre es, hoy en día y en estos tiempos, es el trabajo de un montón de gente. Todo siempre es en equipo; es entre instituciones, entre colabo-
raciones entre universidades y farmacéuticas”.
“La esperanza es tratar de que el grano de arena que se quede en forma de publicaciones, de artículos científicos, sea de interés y de escalón, que les sirve como escalón a los que vienen, a los estudiantes”, señala.
Y envía un mensaje a la sociedad en este Día Mundial de la Investigación contra el Cáncer: “que se trate de mantener viva la motivación y la esperanza”.
Décadas atrás, subraya, una infección bacteriana era letal, previo al descubrimiento y desarrollo de antibióticos, que hoy en día permiten tratar enfermedades que hace décadas se consideraban mortales.
Lo mismo con las vacunas, que han permitido controlar una gran cantidad de enfermedades virales y hasta erradicarlas, todo con una lucha de años y generaciones enteras.
“El mensaje sería no rendirse. México necesita más científicos, más divulgadores también de la ciencia y menos instituciones matando la curiosidad de sus estudiantes”, finaliza.
DÍA DEL PATRIMONIO DE BAJA CALIFORNIA
Caracol, Un Museo Para Ti
El patrimonio es la memoria viva de los pueblos. Es lo que nos vincula con nuestros ancestros, con nuestro territorio y con la esperanza de legar a las nuevas generaciones un mundo más justo, equilibrado y consciente. En Baja California, hablar de patrimonio es hablar de paisajes únicos donde confluyen el mar, el desierto y la montaña. Por ello, celebrar el primer Día del Patrimonio de Baja California constituye un hito en la construcción de nuestra identidad colectiva. Esta conmemoración, que tendrá lugar este sábado 27 de septiembre, 2025 con la realización del Patrimonio Fest en Museo Caracol de Ensenada, de 12 del día a 5 de la tarde, nos invita a reflexionar sobre la riqueza natural y cultural que compartimos como bajacalifornianos y sobre la necesidad urgente de su conservación dentro de una agenda conformada a nivel estatal con más de cuarenta actividades organizadas por el mismo número de entidades públicas y privadas de carácter gratuito y sin restricciones de acceso, salvo las propias de los espacios donde se realicen. El programa de esta primera edición puede ser consultado en: www. facebook.com/PatrimonioBC2025.
FECHA PARA RECONOCERNOS
La celebración no surge en el vacío. En países como Francia y España se celebran desde hace décadas las Jornadas Europeas del Patrimonio; en Canadá, Sudáfrica, Uruguay y Chile existe también un día nacional para reconocer y vivir el patrimonio. En México, Nuevo León lleva desde 2014 conmemorando su Día del Patrimonio. Ahora, Baja California da un paso histórico para integrarse a este movimiento global, teniendo como antecedente también, la realización de dos congresos sobre el patrimonio a nivel estatal en 2016 y 2018.
El Día del Patrimonio en nuestro estado busca varios objetivos claros: dedicar un día al disfrute del patrimonio cultural y natural; propiciar un evento ciudadano incluyente, realizado por instituciones y organizaciones de todo tipo; difundir y promover valores que dan identidad y amor por las raíces; y reconocer que este patrimonio significa reconocernos a nosotros mismos. La Unesco señala desde 1972 que los patrimonios natural y cultural son esenciales para la paz y el desarrollo sostenible. Instituciones como Caracol Museo de Ciencias, Cetys Universidad, Pro Esteros, Pro Natura, Seminario de Historia de Baja California, Archivo Histórico de Ensenada y la UABC entre más de cuarenta, ya forman parte de este esfuerzo inicial. La suma de voluntades será clave para que la celebración crezca y se consolide año con año cada último domingo de septiembre y días cercanos.
GRANDEZA DEL PAISAJE PENINSULAR
Nuestra península es un laboratorio natural de biodiversidad. En ella convergen climas mediterráneos, desiertos y ecosistemas marinos que sostienen una extraordinaria variedad de especies.
La geología de Baja California también es un patrimonio en sí misma. El batolito peninsular, con sus macizos graníticos en la Sierra de Juárez y San Pedro Mártir, cuenta la historia de millones de años de movimientos tectónicos que dieron lugar a montañas, valles y costas.
Más allá de su valor científico y ambiental, el paisaje bajacaliforniano es un componente cultural y espiritual. El desierto, las islas y las montañas forman parte de nuestro imaginario colectivo y se convierten en escenarios de contemplación, inspiración y pertenencia.
HERENCIA DE MILENIOS
El patrimonio cultural de Baja California es vasto y diverso. Comienza con los vestigios arqueológicos como son los concheros o los petroglifos y pinturas rupestres en distintos puntos del estado, testimonio de cosmovisiones profundas y aún en proceso de interpretación.
Se prolonga en la organización social y movilidad de los pueblos yumanos, en sus mitos sobre la creación del mundo, en sus juegos tradicionales como el piak o el peón, en sus técnicas de cestería y
cerámica, y en la persistencia de sus lenguas: el pa ipai, el kiliwa, el kumiai y el cucapá. Cada una de estas expresiones constituye un tesoro vivo que resiste al tiempo y a la modernidad.
De la época colonial heredamos las misiones, caminos, acequias y huertos que transformaron el paisaje peninsular. De los siglos posteriores, la vida ranchera y minera que aún late en comunidades aisladas, de los tiempos contemporáneos, una gastronomía reconocida mundialmente, donde el vino, la cerveza artesanal y la cocina fusión dialogan con la tradición de la tierra.
RETOS Y OPORTUNIDADES
Celebrar el Día del Patrimonio implica también reconocer los retos. El abandono de sitios históricos, el saqueo de vestigios, la pérdida de biodiversidad y la marginación de comunidades originarias son realidades que debemos atender con seriedad.
Sin embargo, existen también oportunidades: proyectos de turismo alternativo y comunitario, investigaciones académicas, propuestas de nominación ante la Unesco como el Camino Real de las Californias, y, sobre todo, la creciente conciencia ciudadana sobre la importancia de proteger lo que nos pertenece a todos.
El desafío es claro: conciliar el desarrollo económico con la sustentabilidad. Que la explotación de recursos no implique su destrucción, y que la modernidad no arrase con las raíces culturales.
UN FESTIVAL PARA TODOS
El Patrimonio Fest en Museo Caracol de Ensenada representa la oportunidad de reunir a la comunidad en torno a esta celebración. Será un espacio para conocer, dialogar y disfrutar de la riqueza bajacaliforniana, a través de actividades que ponen en el centro el valor del patrimonio como herramienta de identidad y cohesión social.
Más allá de un evento, este festival inaugura un camino: el de reconocer cada año, con orgullo y responsabilidad, que lo que tenemos en Baja
California es único en el mundo. El patrimonio no es estático. Se transforma, se reinventa, se resignifica con cada generación. Celebrar el Día del Patrimonio es reconocer que nuestra herencia no se limita al pasado: también se proyecta hacia el futuro. Somos responsables de transmitirla, enriquecerla y mantenerla viva.
UNA FELICITACIÓN NECESARIA
Finalmente, no podemos dejar pasar la ocasión para felicitar a “La Brújula”, suplemento cultural de El Vigía, por llegar a sus 100 ediciones. En un mundo donde la información suele ser efímera, La Brújula ha demostrado que es posible construir un espacio sostenido para la reflexión, el análisis y la difusión de la cultura y el patrimonio. Su labor ha sido fundamental para visibilizar a creadores, investigadores, comunidades y proyectos que, de otra manera, quedarían fuera del radar mediático. Que esta coincidencia —la primera celebración del Día del Patrimonio y la centésima edición de La Brújula— nos recuerde que el periodismo cultural y la difusión de la ciencia son aliados indispensables para construir un mejor futuro.
TIERRA VIVA
Baja California es, sin duda, un paraíso encontrado. No se trata de un territorio perdido en los mapas, sino de una tierra viva que nos ofrece la oportunidad de reconocernos en sus paisajes, en sus historias y en sus comunidades. Hoy celebramos por primera vez el Día del Patrimonio. Hagámoslo conscientes de que el verdadero festejo será que, dentro de muchos años, las próximas generaciones puedan seguir admirando un cielo limpio sobre la Sierra, un mar lleno de vida en la Bahía, y la voz de un anciano contando, en lengua nativa, la historia de cómo nació el mundo. Ese será el mayor legado de todos.
* Cronista Oficial de Ensenada.
Horacio González Moncada*
Tecnología y Sociedad
La palabra cien, en lengua española, viene directamente del latín centum. El número 100 es un número natural que, entre otras cosas, es la suma de los primeros nueve números primos (1, 2, 3, 5, 7, 11, 13, 17, 19, 23), es el cuadrado de 10, es el número de años en un siglo, es la temperatura en grados centígrados a la cual el agua hierve a nivel del mar, el sistema de porcentajes se basa en la idea de “cien partes” o “por cada cien”, mientras que la expresión coloquial “estar al cien” indica estar en perfecto estado. En hebreo el número 100 se representa por la letra kuf y equivale a las cien bendiciones diarias que deben ser pronunciadas por todos los judíos; también en el Rosh Hashana, el año nuevo judío, se tocan cien sonidos del instrumento shofar, que algunos relacionan con lo Eterno.
Hay muchos otros significados simbólicos y culturales del cien, pues simboliza la plenitud, la perfección, la culminación y la excelencia en diversas culturas, representando un logro, un hito o una culminación, como el punto de llegada o el final de un ciclo. Y es así, en un marco de excelencia y plenitud, que se llega al número 100 de “La Brújula”, el suplemento semanal con el cual El Vigía apuesta por la difusión de la cultura, las artes, las tecnologías y su relación con la sociedad.
TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD
La red multidisciplinaria en Jus- ticia, Ética, Democracia e Inclusión en las Sociedades Digitales (Red JEDI-SD) nació como una iniciativa de académicos de la UABC y del Cicese para promover un entendimiento profundo y crítico de los fenómenos sociales y culturales contemporáneos en la intersección de las nuevas tecnologías, las humanidades, y las ciencias sociales. La divulgación es una de las actividades fundamentales de nuestra Red… y es ahí donde “La Brújula” ha resultado ser un aliado invaluable. Desde el 2023, año en que inició, se nos brindó un espacio con la columna Tecnología y Sociedad, donde semana tras semana hemos abordado temas relacionados con el impacto que están teniendo las nuevas tecnologías en nuestras sociedades. En este esfuerzo han participado tanto miembros de la Red JEDI-SD, como personas invitadas de los ámbitos académicos, de la industria tecnológica y de los medios de comunicación; las ciencias sociales, las humanidades, la ciencia y la tecnología están representadas en quienes han contribuido con nuestra columna semanal.
A lo largo de estos años hemos podido discutir cómo la inteligencia artificial está ya teniendo impactos profundos sobre la forma en que trabajamos, en la que nos educamos, en la que creamos. Hemos analizado cómo las redes sociales pueden constituir una valiosa herramienta para difundir información y nuevas ideas, pero también para amplificar mensajes de odio, desinformación e ideas que provocan polarización y divisiones profundas en nuestras sociedades; con ello se erosionan las instituciones democráticas, lo cual es el terreno propicio para que surjan gobiernos autoritarios. Hemos examinado la dimensión valorativa de las
nuevas tecnologías, considerando aspectos relevantes como la responsabilidad, el respeto, la privacidad y la transparencia. Hemos puesto en relieve cómo la ética es crucial en el desarrollo tecnológico, pues actúa como una guía para que la innovación sea socialmente responsable, respete los derechos humanos y minimice los daños que los (malos) usos de la tecnología puedan causar.
COLOQUIO TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD
En la búsqueda de difundir ampliamente los temas de tecnología y sociedad, realizamos en el 2024 un primer coloquio. Ahora, el próximo 29 de octubre, se realizará un segundo coloquio, donde El Vigía tiene una destacada participación. En https://jedi-sd.net/coloquio/ (o mediante el código QR anexo) puede revisarse el programa de dicho coloquio, el cual se compone de dos conferencias magistrales, una charla introductoria, dos mesas de discusión y una sesión de presentaciones cortas.
La primera conferencia, a cargo del doctor Antonio Diéguez, catedrático de la Universidad de Málaga, lleva por título “La singularidad y los desafíos reales de la inteligencia artificial”; la segunda se titula “Tecnofilosofía:
nuestra relación con las máquinas” y estará a cargo del doctor Aníbal Astobiza, de la Universidad de Granada. Por su parte, la doctora Karina Figueroa, de la Universidad Michoacana, ofrecerá una charla introductoria sobre el tema del pensamiento computacional, con el cual mostrará cómo aquellas personas que se dedican a las ciencias sociales y las humanidades pueden aprovechar dicho enfoque para la resolución de problemas.
En la sesión “Grandes ideas en breve” se tendrán presentaciones cortas en formato PechaKucha, en el cual en tan solo veinte láminas con duración de veinte segundos cada una, se expondrá algún proyecto, idea o invitación a participación. Para complementar todo esto, se tendrán dos mesas redondas.
La primera de ellas gira en torno al recién publicado AI Report 2027, en el cual se especula sobre posibles escenarios que pueden surgir si en el corto plazo se logra el desarrollo de inteligencia artificial de nivel humano; esta mesa de discusión estará moderada por el doctor Jesús Favela, premio nacional de computación 2024. En la segunda mesa redonda, moderada por Joatam de Basabe, editor en jefe de “El Vigía Digital”, un grupo de profesionales del periodismo y la comunicación explorará los impactos que la inteligencia artificial está teniendo, y seguramente seguirá teniendo, en los medios de comunicación.
Este coloquio es gratuito y pueden solicitar registro, mediante la página del coloquio, todas aquellas personas interesadas en los temas que allí se tratarán. La participación puede ser por videoconferencia o bien asistiendo de forma presencial al auditorio institucional del Cicese. Los invitamos a participar en el coloquio y a seguir leyendo nuestra columna Tecnología y Sociedad.
¡Enhorabuena para El Vigía y que vengan los próximos cien números de “La Brújula”!
* Investigador titular en el Centro de Investigación Científica y Educación Superior de Ensenada (Cicese). Se puede contactar en jagm@cicese.mx
Antonio García Macías*
Pegado a la Butaca
Película mexicana de J.M. Cravioto con Alejandro Speitzer, Emiliano Zurita (2025).
No puedo decir que soy un gran admirador del director J.M. Cravioto aunque admito que, antes de escribir esto no estaba tan familiarizado con el resto de su filmografía; me sonaban Malvada, de la que he escuchado algunos comentarios positivos, e Invitación a un asesinato, de la que he escuchado lo contrario; pero desconocía sus cortos, sus largometrajes anteriores, que incluyen un par de documentales, así como su amplio trabajo en televisión. Pero hay cosas que admiro en las películas que he visto de él. Incluso cuando trabaja principalmente en el menospreciado mundo del cine mexicano comercial, Cravioto se plantea desafíos interesantes que suele resolver con ingenio y frescos resultados. Olimpia, la película con la que escuché de él por primera
AUTOS, MOTA Y ROCANROL
vez, recurrió a la animación en rotoscopía para recrear la Ciudad de México cuando la masacre de Tlatelolco. Entra en mi vida, aunque me pareció finalmente decepcionante, hizo un uso novedoso de las redes sociales y el internet para hacer una comedia de autodescubrimiento juvenil estilo found-footage.
Veo ese mismo espíritu en, Autos, mota y rocanrol, basada en el festival de Avándaro de 1971, famoso como el “Woodstock mexicano” o infame por el “encueramiento, mariguaniza, degenere sexual, mugre, pelos sangre, muerte” en que se convirtió. Es un considerable desafío de producción. ¿Cómo hacer una
película sobre un evento que reunió a miles de personas, la mayoría de ellas echando desmadre, en el mismo lugar? La respuesta de Cravioto es confiablemente creativa: un falso documental que intercala entre escenas dramatizadas con películas caseras retomadas de sus asistentes. La combinación, al nivel de la edición y los efectos visuales, es bastante efectiva. La fotografía emula el color y grano del celuloide de la época, y la ilusión es impresionante. Cuesta diferenciar entre lo que pasó y lo que seguro no pasó pero habría sido divertido si sí. Es uno de los principales aciertos de la película.
Otro de ellos tiene que ver con cómo la historia se desarrolla. Autos, mota y rocanrol recuenta Avándaro, desde su concepción a sus desafortunadas consecuencias, apegándose al punto de vista de Eduardo “El Negro” López Negrete (Alejandro Speitzer) y Justino Compeán (Emiliano Zurita), sus dos organizadores principales. Justino
y Eduardo no podrían estar más lejos de los “jipitecas” y mochileros que se convertirían en la mayoría de su público. Más bien son juniors, jóvenes de familias ricas que ven en todo esto una oportunidad para hacer dinero–no dudo que los intentos de financiar la película hayan mencionado el éxito de Nosotros los nobles y la serie de televisión Club de cuervos. La película se mueve con tremenda velocidad desde el principio, pero alcanza a establecer características importantes de ambos. Justino es el más cauto hombre de familia, mientras que Eduardo se lo toma todo un poco más personal: concibe el evento primero como una carrera de coches para honrar a su padre, un entusiasta del deporte. Este enfoque es, sin duda, algo complaciente con sus ricos organizadores. Avándaro es presentado, menos como un momento clave en la cultura mexicana, y más como un caso de estudio en mercadotecnia. Justino y Eduardo quedan como ingenuos afables y no como criminalmente negligentes. El descontrol que presiden no opaca sus buenas intenciones.
Dicho esto, la película sabe cómo sacar comedia de estos dos. Autos, mota y rocanrol se divierte mostrando qué pasa cuando una propuesta ambiciosa queda en manos de gente con ideas contradictorias y de jóvenes con mucho entusiasmo, pero poca o nula experiencia. Cuando no encuentran patrocinadores ni televisoras interesadas en su carrera automotriz, Justino y Eduardo viran a una carrera de autos con un par de números musicales que, con la ayuda y después injerencia del promotor Armando Molina (Ianis Guerrero), escala a más o menos una docena de bandas. Contribuyendo a los malos augurios: cotizaciones de los andamios y escenarios quedan a cargo de asistentes apenas salidos de la adolescencia, la seguridad en manos de voluntarios sacados del mismo público.
Alberto Villaescusa Rico
Todo este caos se presta para un par de observaciones atinadas sobre la sociedad de la época, así como un giro más o menos novedoso a las diferencias de clase que suelen servir de base, pero nunca son exploradas con mucha profundidad, en la comedia mexicana actual. Justino y Eduardo son la cara de los medios que dan forma a la cultura popular, pero casi todas sus ideas sugieren una desconexión total del país en el que viven. En uno de los segmentos más graciosos de la película, Justino se pone a buscar bandas en bares solo para quedar en ridículo entre su clientela. Por otro lado, la llegada de un batallón militar, alertado por la congregación masiva de gente y el desorden, alude a esa represión estatal que seguía demasiado fresca en la memoria: hay una referencia directa a la masacre de Tlatelolco (a su vez, un guiño a la película Olimpia) pero los eventos también ocurrieron apenas tres meses después de la masacre de El Halconazo. La realidad es algo de lo que la película se deslinda de manera juguetona. Un texto al inicio nos dice que Autos, mota y rocanrol está basada en eventos reales y en otros no tanto. Esto le da licencia para inventar; no obstante, sus mayores huecos narrativos parecen ocurrir precisamente porque la película no quiere salirse demasiado de los hechos documentados. La presencia militar, aunque añade tensión, no lleva a nada en realidad. Lo mismo con los intentos de el Brujo (Ruy Senderos; su personaje usa el mote del guitarrista y cantante tijuanense Javier Bátiz, pero este nombre, me parece, no es mencionado en la película) por sabotear el festival. Después de lidiar con toda clase de problemas con el lado musical, lo de las carreras es resuelto con una absurda facilidad que lo hace sentir irrelevante. Las escenas del concierto, que deberían ser lo más sustancial, terminan siendo lo menos satisfactorio porque es cuando más cosas (los problemas técnicos, Justino experimentando con las drogas, la famosa “encuerada”) parecen ocurrir solo porque sí.
Al final, el mayor argumento a favor de Autos, mota y rocanrol no es precisamente Avándaro sino lo que Cravioto y compañía hacen alrededor de él, todo lo que tiene que ver con el falso documental. Juan Pablo de Santiago, haciendo de Servando, el cineasta encargado de seguir a Justino y Eduardo, no tiene la parti-
cipación más llamativa pero sigue a los dos protagonistas con una ansiedad con la que nos podemos identificar con más facilidad. Los mejores chistes son los que llaman atención a cómo este supuesto documental está hecho: su intento de hacer algo inspirado en la Nueva Ola Francesa, sus referencias a cómo es más barato filmar en blanco y negro que en color, entre otros.
Es refrescante que Autos, mota y rocanrol llame atención a su propia técnica porque técnica es precisamente lo que me parece que falta en muchas películas mexicanas comerciales de hoy (antes de que me digan malinchista, lo mismo pienso que ocurre en las películas de Hollywood). Las películas mexicanas apenas representan una pequeña fracción de la taquilla nacional, eclipsadas totalmente por los blockbusters estadounidenses, que cualquier cosa más o menos diferente tiende a ser elevada por aquellos que, por patriotismo o simpatía con las personas que trabajan en ellas, queremos que al cine mexicano le vaya bien–pienso en otro estreno reciente por el que tenía esperanzas, la comedia adolescente El club perfecto; aunque partes de ella me sugieren cariño por parte de las personas que la hicieron, me parece que simplemente no funciona narrativamente. Pero Autos, mota y rocanrol es una película que me siento cómodo recomendando. No es ni el desastre ni el hito histórico que fue el concierto que lo inspira, sino una entretenida y bien hecha comedia popular que disfrute bastante. Autos, mota y rocanrol está disponible en cines.
Estoy profundamente agradecido de ser parte de los cien primeros números de “La Brújula”, de compartir este espacio con otras talentosas plumas de Ensenada, y de tener como público a los lectores de este bello puerto, ciudad donde nací y crecí, y cuyos proyectos culturales celebro y admiro. Espero la lectura de mis aportaciones les sea grata y que pueda seguirlos acompañando por el mundo del cine en muchas ediciones más.
Me dirijo a ustedes para expresar mis más sinceras felicitaciones por las primeras cien ediciones del semanario La Brújula. Es un hito impresionante que demuestra su dedicación y compromiso con el periodismo de calidad.
¡Qué rápido pasa el tiempo! hace sólo unos meses que iniciamos este esfuerzo de comunicación y la información que nos comparte de que se llega a la edición número cien, me sorprende.
Quiero recordar cómo ocurrió. A los pocos días de la lamentable partida de nuestro querido amigo y compañero del grupo Odeco, Heberto Peterson, recibimos la sugerencia de parte de Hugo y Gerardo
de no dejar el espacio que tan esmeradamente cultivó y atendió Heberto. Creo que La Brújula era precisamente el nombre de su columna.
Iniciamos con la ilusión de intentar continuar con un esfuerzo de difusión de un tema que dentro del grupo Odeco hemos estudiado durante un buen tiempo. Con las dificultades de nuestra falta de experiencia en estas actividades de comunicación, pero con la firme decisión de entregar unos escritos lo más accesible posible sobre el apasionante tema de la Doctrina Social de La Iglesia. Cada entrega ha sido todo un reto, pero reto que vale la pena acometer de tal manera que podamos aportar una pequeña parte a esta iniciativa de llevar a los lectores una alternativa de lectura amena y propositiva. Ha sido un honor y un privilegio formar parte de este proyecto. Espero seguir teniendo la oportunidad de colaborar y aportar mi granito de arena a nuestra querida comunidad. Saludos cordiales.
* Miembro de Odeco. ingeniero@lecuanda.com
Héctor Lecuanda*
LA BRÚJULA: VISIBILIZANDO LA INFANCIA
Violencia, inseguridad, pobreza, rezago escolar, desnutrición, obesidad, y más, son algunas de las problemáticas que se mantienen vigentes y en incremento en los niños y las niñas de la comunidad, y no se diga en nuestro país. Hablar de aconteceres que aquejan a este grupo de población es cada vez más necesario debido a los cambios psicosociales y de alto riesgo que siguen impactando en la niñez.
Ningún menor está exento de pasar por situaciones difíciles. Detrás de cada historia hay una mirada que nos dice o nos transmite algo siendo motivo frecuente de consulta en psicología infantil la ira, el resentimiento o la tristeza, por ejemplo. Un niño expresa con preocupación: “Mi hermanita se fue y ya no volvió, mis papás no la encuentran”. Desde la lente conocemos historias, a través de la prensa o los medios digitales, pero desde mi ámbito profesional tengo presentes los rostros y las voces de los niños y las niñas por un sinfín de motivos.
Visibilizar la infancia no es sólo llevar un control estadístico, evaluar o dar un manejo terapéutico, es reconocer la complejidad en la que viven muchos menores quienes se encuentran rebasados emocionalmente a su tan tierna edad. Puede ser algo directo que arremeta contra
ellos o el sentirse abrumados por al guien cercano. El atentar contra los derechos no siempre se da fuera de casa, la violencia en los hogares va en incremento. Me dice otro niño con los ojos llorosos: “En mi casa me dan chanclazos; me da miedo cuan do mis papas se pelean”.
Aunque a nivel internacional se promueve el vigilar las condiciones, la protección y la seguridad de los menores, en nuestro país y en la localidad no siempre el tema ocupa un lugar importante en la agenda pública. La realidad es que, en muchos casos, los niños y las niñas aún enfrentan desafíos y condiciones que los limitan en su desarrollo. No se les considera como protagonistas y agentes importantes de la sociedad en el presente y menos se prevé su futuro. Lo preocupante es que las heridas en muchos no son físicas, sino emocionales, son las más difíciles de identificar e inclusive de tratar.
En este sentido considero que es necesario dar a conocer la relevancia que tienen los primeros años de vida del ser humano y reconocer, además, el gran impacto que tiene una niñez saludable en la vida adulta. Hay historias de éxito y de resiliencia que he podido escuchar y me motivan para escribir. Menores que, pese a ciertas adversidades, se reconstruyen y logran salir adelante en la escuela, el arte, el deporte, y hasta más escenarios.
He conocido a niños y niñas que por alguna circunstancia fueron víctimas de una enfermedad sea física, mental o emocional. Escucharlos directamente es una manera de reconocerlos y darles su lugar. No sólo deben ser parte de la estadística, sino que tiene que ponérsele voz a lo que piensan y sienten. No se trata de volver a victimizarlos, sino de intentar a través del periodismo, y de medios como este, llevar a la reflexión y a la conciencia.
Sorprende lo poco que se habla de la infancia en los organismos públicos. Se magnifican los días festivos como el Día del Niño que se centra más hacia lo recreativo y lo material, ya que se ofrecen, como en otros días, regalar artículos que pueden ser de interés y utilidad, lo cual no está mal, pero considero que se debe ir más allá. La ayuda a los más necesitados y vulnerables debe ser más constante en la asistencia social. Mover a la acción de forma que se garanticen los derechos en torno a la infancia y generen partidas presupuestales que estén más apegadas a la realidad; y que siempre se tome en cuenta que existen necesidades educativas especiales o condiciones de discapacidad.
Por ello es tan importante el hacer periodismo por la infancia y promover la cultura de la información, ya que el hoy influirá en el futuro de nuestro país. Los menores serán los futuros adultos, profesionistas y generadores de recursos. Pregunto: ¿Qué tipo de ciudadanos queremos? ¿Reflexivos, empáticos o indiferentes?
El empatizar, no cabe duda que compromete para seguir aprendiendo e intentar darle un sentido a lo que piensa un menor ante las diversas circunstancias que le ha tocado vivir. Escribir en torno a la infancia debe resultar en fortalecer y alentar la vigilancia de los derechos fundamentales, y de responsabilidad social, para que sean los niños y las niñas escuchados y protegidos. Al final, con mis escritos intento alzar la
voz, humanizar y generar conciencia en los demás.
He tenido la oportunidad, durante algunos años, de escuchar varias narrativas de naturaleza compleja a través de mi práctica profesional. Por ello, me di a la tarea de escribir para intentar llegar a más. Desde hace cuatro años el periódico El Vigía me abrió sus puertas y ahora colaboro ahí de manera semanal. Además, hace dos años, se inició la revista cultural “La Brújula” en donde a través de la columna Una Mirada Hacia la Infancia, escribo sobre temas que considero de interés, intentado generar conciencia, sensibilidad y empatía.
El periodismo responsable persigue sensibilizar, educar y promover cambios que garanticen la protección, seguridad y el desarrollo de la niñez. Por ello, agradezco y felicito al periódico El Vigía y, con dedicatoria especial, a la revista “La Brújula”, por sus 100 ejemplares. Durante estos dos años, los columnistas a través de diversas temáticas podemos incidir en el conocimiento de manera accesible para la comunidad.
Gracias a la revista “La Brújula”, por la oportunidad de investigar y participar activamente en pro de la niñez. Gracias al editor, licenciado Gerardo Ortega, y a su equipo de colaboradores por el espacio. ¡Enhorabuena y vamos por más!
* Psicóloga con Posgrado en Psicoterapia de Niños. laurabelpad@gmail.com
Laura Beltrán Padilla*
Una Mirada Hacia la Infancia
PAUSA
Cero Quejas
Toma aire, haz una respiración profunda. Inhala llenando tus pulmones, estómago, el cuerpo completo. Siente en el interior cómo el oxígeno llena cada órgano. Ve exhalando de a poquito, siente cómo vas sacando todo aquello que presiona el fondo de la vida. Los especialistas dicen que hacer esto por lo menos cinco veces seguidas cada que nos sentimos mal, nos ayuda a concentrar, de nuevo a soltar; esta pausa nos ayuda a liberar y salvar momentos de estrés. Hay pausas de muchos tipos, la que hacemos en un ratito durante el día para tomar aire y seguir ade-
lante, o las que hacemos en relaciones sociales para dar un respiro a la misma. Esos respiros nos permiten seguir más allá.
Para que se lleve a cabo, lo primero es aceptar que debe suceder.
El trajín diario muchas veces no nos permite darnos cuenta que necesitamos hacer una pausa. Sin embargo, hacer el hábito de respirar hondo y dar un paso a la vez, logrará que nuestros niveles de cortisol bajen y desarrollemos un autocontrol que al final nos dará la oportunidad de tomar decisiones con la cabeza oxigenada.
A veces la pausa no es momentánea, sino que necesita un poco más de tiempo. El mismo que decidamos dedicarle es la clave para que valga la pena tomar un buen respiro. Incluso, muchas veces ni siquiera vemos que necesitamos hacer un pequeño alto y la vida nos fuerza a hacerlo.
¿Qué tan importante es darnos esas pausas? Es proporcional a la misma necesidad que tengamos de respirar.
Pausar para tomar aire y respirar, para tomar las mejores decisiones.
DIEZ de DIEZ
Hablar del número cien es hablar de algo en grande. Ya no es la excelencia de un diez, es la magnificencia del cien.
Es una suma perfecta de diez veces diez y también la siguiente escala hacia el número mil.
Gracias por permitirnos ser parte de La Brújula. Es un honor ser parte de un grupo que busca en esfuerzo conjunto.
Poner el alto el gran corazón del pueblo mexicano y la belleza de nuestra Cenicienta del Pacífico.
¡Muchas felicidades!
Programar momentos para hacerlo también es muy válido, sino es que es lo más saludable. Los especialistas recomiendan que, en horario de trabajo, se destinen ciertos lapsos de descanso. Levantarnos de la silla, estirarnos, tomar un nuevo aliento; o si trabajamos de pie, mover el cuerpo de tal forma que el cambio de posición vigorice los músculos que llevan tiempo inmóviles.
Desde muy chica agarré el gusto por escuchar música todo el tiempo. El consumo de la radio era fundamental para conocer los nuevos lanzamientos. Con ayuda de una grabadora, plasmaba en un cassette la canción de moda, y escuchándola mil veces, pausando, escribía la letra para cantarla a todo pulmón, esas pausas me enseñaron la tolerancia.
Así también debe ser con los sentimientos. No permitir que se queden asentados en un estado de confort tal que no atraigan novedad al día a día. Determinar hacia dónde queremos llegar con esa pausa puede hacer toda la diferencia. A veces ni siquiera sentimos esas pausas, tan simple como ver a un amigo hoy, y volverle a encontrar tiempo después (horas, días, meses, años…) hará que el reencuentro sea fructífero, dará frescura y dinamismo a esa siguiente ocasión.
Hay pausas que se convierten en altos totales, en vueltas de retorno donde no volvemos a ese punto donde paramos; también se vale, cambiar el destino de nuestro rumbo mientras sea benéfico nos da una nueva ocasión para el crecimiento y el aprendizaje.
La pausa en la vida es como los silencios a la música, forman una
(Adriana Carrillo).
hermosa, pero a veces compleja armonía. A veces esa pieza musical inicia con mucha fuerza, con ataques firmes donde los sonidos del piano se conjugan con ritmos que nos aceleran el ritmo cardiaco, y en medida que avanza la pieza, se equilibran tiempos de silencio y sonido que nos remontan hacia la belleza pura. O puede suceder de forma contraria, iniciar con tonos que nos llenan de paz, como la misma pausa que hacemos tras un respiro y poco a poco nos adentran en una enredada interpretación que nos puede causar una explosión de sentimientos en el alma. Sólo al escuchar Claro de Luna de Beethoven y de Debussy y esta referencia se explicará sola.
De igual forma el día a día y la vida misma. ¿cuántas pausas hemos hecho hoy? ¿Cuáles han sido las pausas en la vida? Hay quienes deciden no parar porque “vida sólo hay una” pero tomarse un respiro es muy diferente. En ocasiones le he puesto pausa al trabajo, al amor, a los amigos, y me doy cuenta que al regresar para seguir avanzando, hay mucha más fuerza en el arranque, en esa primera nota de la sinfonía que se llama vida.
Lo he dicho muchas veces, no hay mejor experiencia que aquella que vivimos cuando volvemos a empezar.
*Licenciada en Periodismo, apasionada por el café a cargo de una barra de especialidad en el Valle de Guadalupe.
FB e IG: espresso.An4n4
Adriana Carrillo*
CIEN NÚMEROS DE LA BRÚJULA
Un filósofo vietnamita dijo que se puede definir al ser humano de muchas formas, pero la más importante es el trabajo: el ser humano es un ser trabajador, un constructor que aplica su ingenio para resolver problemas y transformar el ambiente que le rodea para su tranquilidad y la de su prole. Hoy que festejamos los primeros cien números de La Brújula, estaría bien pensar en qué es la creatividad, eso que define a los seres trabajadores.
La creatividad humana es una de las fuerzas más poderosas y misteriosas que definen nuestra especie. No es sólo la capacidad de inventar cosas nuevas, sino también de imaginar lo que aún no existe, de conectar ideas aparentemente inconexas y de transformar la realidad a través del pensamiento simbólico, artístico y técnico. Desde las primeras pintu-
ras rupestres hasta las tecnologías más avanzadas, la creatividad ha sido el hilo conductor de nuestra evolución cultural. Contrario a la creencia popular, la creatividad no es un don reservado para artistas o genios. Es una facultad universal, profundamente arraigada en nuestra biología y cultura. El ser humano ha tenido que ser creativo para sobrevivir: para cazar, para construir refugios, para comunicarse, para resolver conflictos. En este sentido, la creatividad no es un lujo, sino una necesidad adaptativa.
Incluso en contextos de adversidad, la creatividad florece. Las comunidades marginadas, por ejemplo, han desarrollado formas únicas de expresión artística, rituales y soluciones prácticas que desafían las limitaciones materiales. La creatividad, entonces, también es resistencia.
La creatividad se manifiesta en múltiples dominios. En el arte, da forma a mundos imaginarios, emociones complejas y narrativas que nos conectan con lo trascendente. En la ciencia, permite formular hipótesis audaces, diseñar experimentos y visualizar lo invisible. En la vida cotidiana, se expresa en cómo cocinamos, decoramos, educamos o incluso cómo resolvemos una discusión familiar.
Un ejemplo fascinante es la cerámica prehispánica: más que objetos utilitarios, muchas piezas eran verdaderas obras de arte simbólico, con formas, colores y texturas que revelaban cosmovisiones profundas. La creatividad aquí no solo embellecía la vida, sino que la dotaba de sentido.
Aunque solemos pensar en la creatividad como un proceso individual, muchas de las grandes innovaciones han surgido de esfuerzos colectivos. Las civilizaciones antiguas, como la china o la mexica, desarrollaron sistemas complejos de escritura, arquitectura y rituales gracias a la colaboración entre artesanos, sabios y líderes espirituales.
Hoy en día, los espacios colaborativos —desde laboratorios hasta talleres comunitarios— siguen demostrando que la creatividad se potencia cuando se comparte. La diversidad de perspectivas, saberes y experiencias enriquece el proceso creativo y lo vuelve más inclusivo.
El nuevo gobierno encabezado por la doctora Claudia Sheinbaum, nos depara un México más democrático favoreciendo al pueblo y a los trabajadores, creadores de la riqueza.
La creatividad también tiene un papel crucial en la transformación social. Movimientos culturales, políticos y am-
DOMINGO XXV. TIEMPO ORDINARIO
No pueden ustedes servir a Dios y al dinero. (LC 16, 1-13)
Día del Señor
La parábola de este domingo, nos invita a reflexionar sobre el recto uso del dinero y de los bienes materiales. Quienes pertenecen al mundo y quienes pertenecen a la luz (Reino). Es sorprendente la habilidad y la decisión con que actúan los sembradores del mal para alcanzar sus objetivos perversos. Los hijos de la luz deberían ser más astutos, más osados y más fecundos en la promoción del bien, porque el bien es más necesario. Esto
es lo que desea Jesús cuando dice a sus discípulos: “Sed astutos como las serpientes y sencillos como las palomas” Por eso, aunque no podemos “servir a dos amos”. Sean Dios y el dinero, sí que podemos servir a Dios con nuestro dinero, en la medida en que somos capaces de ahondar en esa cualidad que Jesús nos propone de generosidad y de compartir nuestros bienes. Y conforme nos vamos introduciendo en esa dinámica, nos vamos sintiendo más libres, y esa libertad nos ayuda a descubrir que nuestra auténtica riqueza es Dios mismo. Y ese convencimiento nos hace, a la vez, más humanos y generosos.
“No pueden ustedes servir a Dios y al dinero” esta frase de Jesús es tan concreta y lapidaria que no se puede interpretar de otra manera: si sirves al di-
nero no puedes servir a Dios y si sirves a Dios no puedes servir al dinero. No se habla de usar, o de amar el dinero, o de amar a Dios; aquí se habla de servir a Dios o al dinero. La palabra “servir” implica siempre una dedicación; el que sirve está al servicio de aquello o aquel a quien sirve.
El que sirve al dinero es de alguna manera esclavo del dinero. Claro que se puede servir por voluntad propia, libremente, pero en cualquier caso “servir” es ponerse a disposición de aquello o de aquel a quien se sirve. Si sirvo a Dios me pongo a disposición de Dios, si sirvo al dinero me pongo a disposición del dinero. Podemos y, en muchos casos debemos, tener dinero, preocuparnos por el dinero y apreciar el dinero. Pero en ningún caso podemos permitir que el dinero sea dueño
bientales han utilizado el arte, el diseño y la narrativa para cuestionar el statu quo y proponer nuevas formas de vivir. Desde los murales de protesta hasta las campañas de concientización ecológica, la creatividad se convierte en herramienta de cambio.
En este sentido, fomentar la creatividad no es sólo una cuestión educativa o estética, sino ética. Implica cultivar la imaginación crítica, la empatía y la capacidad de soñar futuros, sucede que ya he vivido catorce sexenios y desde esa perspectiva, puedo afirmar sin temor a equivocarme, que el sexenio de López Obrador ha sido el mejor de nuestra historia y sigue la cuenta con las próximas reformas anunciadas y con Pablo Gómez, ese gran patriota, diseñándolas, no podía quedar en mejores manos el encargo de la presidenta Sheinbaum.
¿Cómo se cultiva la creatividad? No hay una fórmula única, pero sí condiciones que la favorecen: la curiosidad, el juego, el tiempo libre, el contacto con la naturaleza, el diálogo intercultural. También es clave permitir el error, la exploración y la improvisación. La creatividad no nace del control, sino de la apertura.
En un mundo cada vez más automatizado, la creatividad humana sigue siendo irremplazable. Es lo que nos permite reinventarnos, sanar, conectar y trascender. Es, en última instancia, lo que nos hace profundamente humanos.
y señor de nuestra voluntad y de nuestras acciones. Nuestro único señor es Dios y porque queremos que Dios sea nuestro único dueño, debemos ser siempre señores y nunca prisioneros del dinero.
El Señor advierte sobre los peligros de las riquezas, porque los hombres tendemos a apegarnos al dinero y a lo que el dinero nos puede conseguir, tendemos a hacernos “esclavos” del dinero, y el Señor nos advierte: o te apegas de Dios o te apegas del dinero, pero no puedes estar apegado a los dos. O tenemos confianza en Dios, o tenemos confianza en el dinero.
Se trata de escoger entre el verdadero Dios y el falso dios dinero. Cuando el dinero o los bienes materiales no se usan como medios sino que se convierten en fines, sucede lo que vemos a nuestro alrededor: el ser humano es tratado como objeto de compraventa y se pisotea al pobre. Cuando se le rinde culto al dinero o a las riquezas materiales, se sacrifica
a las personas al incrementar cada vez más el número de marginados y excluidos.
El mundo considera astuto e inteligente a aquel que sabe acumular dinero; Dios, en cambio, considera eso una clara falta de astucia, porque es servir al otro amo, es servir al amo que realmente no lo es.
Dios nos eligió para ser administradores, nos ha dado todo, nos ha dado la vida, la capacidad de amar, de generar riqueza, de ser solidarios, de perdonar, etc. Seamos esta semana fieles administradores de lo que Dios nos ha dado. También nos ha dado un gran regalo, el de poder interceder con nuestra oración unos por otros; por lo tanto, esta semana oremos por la paz en el mundo que hoy se ve tan amenazada. Que Dios Todopoderoso los bendiga hoy, acompañe y proteja siempre.