El peso de la política sobre la Justicia

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polvo que levantaba el viento y privaba del conocimiento de los objetos. Indagado si sabía o había oído decir dónde hubiese estado acantonado el grupo de gente armada que vio en la esquina de Méndez y qué otros cantones más hubo, explicó que había oído decir pero no le constaba respecto del primer grupo [el de la esquina de Méndez] que estuvo en casa de José Dolores Lozada, y que había oído de otro grupo en la de Juan Remón y de ningún otro. Inquirido sobre quiénes más estaban en su tienda y si salieron fuera a tiempo que el crimen se cometía, admitió que estaban sus oficiales [empleados del taller], pero que salieron con el declarante, que salieron por segunda vez cuando cesaron los tiros y se distinguía un centinela puesto en la puerta de calle de la casa del finado gobernador.163 Acto seguido, el Presidente hizo comparecer a José Antonio Godoy a quien se le preguntó dónde estuvo en la mañana del asalto y asesinato, expuso que estaba en la tienda de platería de Telésforo Robledo como oficial que es suyo [empleado de Robledo]. Requerido si desde dicha tienda presenció la existencia de un grupo de gente armada que se dirigiese sobre la casa del finado gobernador a cometer el asalto y si conoció a los perpetradores de tan horrendo crimen, alegó que nada sabía al respecto de la pregunta y que solamente al rato después del suceso salió a la calle yéndose a su casa en cuyas circunstancias vio gente armada inmediata a la casa del ex gobernador, pero no distinguió a nadie. Preguntado si sabía o había oído decir en qué casas hubo cantones dispuestos para ejecutar el asalto y asesinato, dijo que nada sabía; que sí conocía a algunos de los encarcelados y tenía noticias de esta causa.164 De inmediato, el Presidente hizo comparecer a Salvador Fernández a quien se le preguntó dónde estuvo el día de la revolución y respondió que en la platería de Telésforo Robledo donde asistía como trabajador. Interrogado si ese día en los momentos del asalto y fuego contra la casa del gobernador salió fuera de la tienda y observó quiénes fueron los ejecutores, contestó que habiendo salido un momento sólo pudo fijarse en la muchedumbre sin distinguir personalmente a nadie, porque todos 163. Declaración del testigo Telésforo Robledo. San Juan, 8 de octubre de 1861;

en AGP–FT, 37,152, 137vta.–138vta.

164. Declaración del testigo José Antonio Godoy. San Juan, 8 de octubre de

1861; en AGP–FT, 37,152, 139.

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