Noches sin luna interior, de Juan Telmo Zárate

Page 35

UN REMEDO DE JUDAS

Lo vi cuando lo traían, más muerto que vivo. Hace años ya, más de veinte. Tenía el aspecto de un pobre tipo, me recordaba a Cantinflas... o a Cristo. Estaba flaco, hasta medio enclenque. Me le uní cerca de La Higuera. Hablaba de liberación, de que el socialismo era la única manera de lograrla. Largas horas escuchábamos sus charlas. Su tonada era aporteñada. No era fácil, pero cuando nos repetía ciertas cosas y nos las explicaba con lentitud y paciencia, algunos, casi siempre los mismos, —conmigo éramos doce— lo entendíamos. Con el tiempo ya había convencido a más de uno. Se dejaban embaucar. No había venido solo, lo acompañaban cuatro o cinco. Todos extranjeros. Yo estaba convencido de que los comunistas usaban a la gente pobre como a idiotas útiles. Creo que, por suerte, no todos se dejaban usar, Aunque lo que les decía tenía sentido, hasta a mí me habría podido convencer. Hacía ya unas semanas que andaba con él, vestido de campesino no le despertaba sospechas. Un día el porteño peleó. Varias veces se enfrentó con el ejército y peleó; entonces estuve seguro, tenía que ser él. Me convencí cuando lo vi fumando un cigarrillo con un olor raro, de esos para asmáticos. El capitán me lo había advertido. Usa35


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.