Grandeza y enigmas de Mayo

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Álzaga. Montevideo, con su propia Junta, desconocía a Liniers y bajo la dirección de Elío solicitaba la deposición del virrey francés. En ese clima confuso se produjo el conato del primero de enero de 1809, para poner en obra el derrocamiento de Liniers, encabezado por Álzaga con apoyo del Cabildo, de la Audiencia y de los Tercios Urbanos del Comercio, con excepción de los andaluces, que eran milicias formadas predominantemente por peninsulares. El movimiento, que contó también con adhesiones significativas como las de Moreno, Paso y Leiva, pretendió formar una Junta que presidiría Ruiz Huidobro, militar que traía de España una designación de Virrey otorgada por la Junta de Galicia y de la que formaría parte como Secretario Moreno que era relator de la Audiencia. Pero la popularidad de Liniers era todavía grande y contaba con la mayoría de las milicias que se habían formado en ocasión de las invasiones inglesas. Los jefes de estos batallones que respondían a Saavedra respaldaron al virrey e impidieron su renuncia. Con el protagonismo ganado, el ejército criollo tomó conciencia de su peso político y se fortaleció con la disolución de los cuerpos controlados por es86


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