Leonard Cohen

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ese a que con frecuencia estaba bajo los efectos de las drogas y a la distancia que había puesto entre él y sus lectores, la carrera literaria de Leonard continuó desarrollándose. Publicado en mayo de 1961 por los establecidos editores de Toronto McClelland & Stewart, The Spice-Box of the Earth fue recibido con una aclamación inesperada. Los creadores de tendencias de Montreal recibieron a bombo y platillo el último esfuerzo de su hijo pródigo. Un crítico llegó a proclamar que Leonard había reemplazado a Irving Layton como el poeta más destacado de Canadá. El público parecía estar de acuerdo; el libro se convirtió en un best-seller. El objeto de toda esta conmoción expresó su reconocimiento durante una visita a Canadá y volvió rápidamente a Hidra. Hasta los ramos de rosas de su tierra natal palidecían al lado de los sensuales alicientes del Egeo. Ira Nadel: Jack McClelland corrió cierto riesgo al publicar este libro y Leonard permaneció fiel a él. Aunque no todo era siempre amistad y buen ambiente, porque Leonard siempre incumplía las fechas de entrega, a veces en años. Pero McClelland estuvo allí desde el principio y Leonard tenía algunos editores muy buenos en la empresa que le entendían. También comprendían que era un forastero, a menudo lejos de la escena literaria canadiense (primero en Grecia y más tarde en Los Ángeles), pero veían el gancho que tenía con un público variado. Sylvie Simmons: The Spice-Box of the Earth, una obra madura y exquisita, trataba de sexo y de Dios, lo sagrado y lo profano, conceptos que siempre han estado presentes en los escritos de Leonard Cohen y que tal vez siempre lo estén. Y se publicó en lo que parecía ser un período particularmente loco, en el que Leonard le había rogado a Marianne que fuese a vivir con él a Montreal, aunque después la dejara para partir a Cuba y seguir de cerca la revolución socialista. Sin embargo, volvió para celebrar la publicación de su nuevo libro y, después, se embarcó en otra aventura extraordinaria en la que prestó ayuda a un poeta escocés que estaba a punto de ir a juicio en Nueva York por ofrecer heroína a su joven novia americana.

En respuesta a algunas críticas negativas a The Favourite Game (1963), Leonard llamó a los críticos «personas infelices que fracasaron en una forma de arte en que les habría gustado triunfar».

En marzo de 1961, cuando tal vez debería haberse concentrado en la publicación de The Spice-Box of the Earth, Leonard viajó a Cuba, justo en el momento en que un impávido Castro estaba plantando cara al matón estadounidense y el fiasco de la bahía de Cochinos estaba a punto de estallar. Como sacado de las páginas de una obra de Graham Greene, nuestro hombre en La Habana empleó una beca canadiense para sufragar su viaje al tranquilo Caribe en el momento de máxima intriga. Entre el glamuroso desuso de las viejas haciendas, el omnipresente aroma de pollo con ajo y las chicas haciendo la calle para sus chulos, Leonard patrullaba en busca de visiones poéticas. Quizás estuviese imitando al joven George Orwell, que se encontraba en Cataluña durante la guerra civil española. Leonard, sin embargo, pronto se dio cuenta de que esta escapada cubana necesitaba una estrategia de salida... ¡pronto! Como en una escena de la película Argo, Leonard esperaba nervioso para embarcar en un vuelo internacional cuando fue abordado por la guardia armada y conducido a una zona de interrogatorio. Un descuido providencial le permitió agarrar su bolsa y salir sin que lo advirtieran, encontrar una plaza en el avión y, sin aliento, volar de vuelta al decadente oeste. Al parecer, Dios cuida de los tontos, los niños y los descaradamente ingenuos. Tras su breve roce con las relaciones internacionales, Leonard regresó a la mucho más segura actividad literaria. The Favourite Game, la novela que había escrito en Londres, se publicó en el Reino Unido en 1963 y en Estados Unidos en 1964. Se convirtió en un artículo de importación muy buscado en Canadá hasta 1970, cuando McClelland & Stewart finalmente la publicaron. Densa, enigmática y epigramática, la novela encontró un pequeño pero apasionado público. El editor de Leonard tenía serias dudas sobre la idoneidad de su publicación; él respondió escabulléndose tras la sublime naturaleza del impulso artístico: las palabras me escogieron, no yo a ellas. Dr. Steven Marx: Leonard pasó el verano de 1948 en Camp Wabikon, junto al lago Temagami, en el norte de Ontario. En la escuela de graduados durante la década de 1960, yo sentía cierta afinidad con su latente sexualidad intelectual judía y una tremenda admiración por su habilidad para convertir todo ese deseo en belleza. Mi esposa Jan y yo trabajamos como asesores en ese campamento en 1970, en nuestro camino

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