Pequeño libro de Dior

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INFERIOR Antes de crear las nuevas colecciones, Ferré se pasaba tres días encerrado en el salón Dior revisando miles de artículos, como calzado, joyas, guantes, pañuelos y sombreros, para elegir los complementos perfectos para cada conjunto.

PEQUEÑO LIBRO DE

Dior

Ferré era una opción un tanto controvertida. Era un italiano (la rivalidad entre la moda francesa y la italiana estaba en su punto más álgido) con un bagaje en el prêt-à-porter, no en la alta costura. Sin embargo, el talante de Ferré encajaba en la firma. Había estudiado arquitectura, una carrera que Dior se planteó cursar, por lo que Ferré comprendía la importancia de la estructura y la forma subyacentes de una prenda y compartía gran parte de la estética de Dior. Los dos hombres idolatraban a sus elegantes madres, ensalzaban lo femenino y los viajes eran fuente de inspiración; de hecho, Ferré estudió durante tres años en India a principios de la década de 1970 y recibió una notable influencia de los colores y las tradiciones que encontró allí. No obstante, tal vez la similitud más importante era su amor por el glamur, el teatro y las siluetas manifiestamente estilizadas ricas en adornos y elementos decorativos. Todo ello resultaba fácil para Ferré, que había lanzado una colección inspirada en La dolce vita para su propia marca en la década de 1980.

La historia de la icónica casa de moda

KAREN HOMER

DIOR SIN DIOR 113

PEQUEÑO LIBRO DE

Dior

La historia de la icónica casa de moda

KAREN HOMER

Contenido

Introducción 06 Los primeros años 08 Los años de guerra 18 El New Look 26 La casa Dior 42 Hollywood y socialités 68 Dior sin Dior 90 Complementos 138 Fragancias y belleza 148 Índice 156 Créditos 159 Bibliografía 160

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Las colecciones de Dior, como se aprecia en esta imagen de 1950, se presentaban en el elegante salón pintado de gris de su taller, en el número 30 de la avenida Montaigne, que siempre se llenaba.

Periodistas de todo el mundo quedaron verdaderamente impresionados con la colección debut de Dior, que enseguida apareció en la portada de la revista Vogue, pero fueron las palabras de Carmel Snow, la directora de Harper’s Bazaar, las que inmortalizaron este estilo tan atrevido: «¡Es toda una revolución, querido Christian! ¡Tus vestidos tienen un maravilloso nuevo look!». Ese fue el origen del término New Look, y a partir de él surgió toda una nueva forma de vestir.

A las prendas de Dior a menudo se les ha atribuido una cualidad arquitectónica, y el gusto por la ropa deliciosamente estructurada confeccionada con los tejidos más preciados suele ser su distintivo. La destreza de sus modistas es evidente en la esmerada atención con que trataban la ropa. No obstante, es importante comprender hasta qué punto el New Look era revolucionario. La Segunda Guerra Mundial había terminado hacía poco menos de dos años, y Francia aún se estaba recuperando de los estragos de la ocupación alemana. Del mismo modo, en Gran Bretaña, donde Dior era conocido, en especial entre las clases altas, el racionamiento de ropa estuvo vigente hasta 1940. Cuando el New Look irrumpió en escena, era justo lo contrario de la moda que lo había precedido, que apostaba por los hombros cuadrados, sombreros adornados con flores y frutas, y zapatos con pesadas plataformas. En cambio, la colección de Dior, con esa silueta recortada, no dejaba indiferente a nadie. Los hombros cuidadosamente redondeados, la cintura curva y las elegantes faldas con mucho vuelo eran vaporosas aunque estructuradas, muy bien confeccionadas pero favorecedoras y cómodas. El calzado y la sombrerería eran clave en el estilo de Dior, quien complementaba sus conjuntos con elegantes tacones y sombreros muy ladeados. Los diseños que Dior creaba, aunque eran hermosos, eran considerados por algunos muy extravagantes. Sin embargo, para muchas mujeres

EL NEW LOOK 31

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Todas las revistas especializadas en moda estadounidenses se hacían eco de Dior. En esta fotografía de 1956, la famosa modelo Dovima posa con un traje Dior, rodeada de rollos de tela, bajo la vía del tren elevada en Nueva York.

de la joie de vivre francesa a su guardarropa. Huelga decir que algunos diseños tenían que ser modificados según lo que la mujer inglesa de clase alta consideraba aceptable. A finales de 1954, Dior se implicó más en Christian Dior Londres (como se le conocía ahora), diseñando prendas expresamente para el mercado británico. Como ferviente anglófilo, alentó encarecidamente el uso de los tejidos británicos. Del mismo modo, cuando se trataba de conceder licencias para complementos o ropa especializada, Dior casi siempre elegía empresas británicas con una larga tradición en artesanía de calidad, como los guantes Dents y los tejidos de punto Lyle & Scott.

La popularidad de Dior en Gran Bretaña siguió creciendo, gracias a desfiles y a la cobertura periodística. Al diseñador, consciente de que era un personaje público, le complacía que lo entrevistaran para preguntarle sobre su proceso de diseño, y proporcionaba consejos sobre cómo vestir de forma más elegante. Un gran número de comercios ya disponía de sus prendas y complementos, y algunos, como Harrods en Londres, organizaban desfiles que emulaban la alta costura de París cuando se lanzaba una nueva colección dentro del propio establecimiento.

El romance de Dior con sus prendas elegantes, tan apropiadas para las clases aristócratas, continuó, y la noticia de su muerte repentina, en 1957, fue recibida con mucha tristeza.

No obstante, en noviembre de 1959, la casa Dior volvió a organizar un desfile en el palacio de Blenheim para ayudar a la Cruz Roja británica, con la princesa Margaret como invitada de honor. En esta ocasión, el jefe de diseño era el joven Yves Saint Laurent, y el sello Dior siguió exhibiendo una colección independiente en Londres dirigida por una sucesión de talentosos diseñadores hasta 1976.

LA CASA DIOR 51

IZQUIERDA

Igual que a Dior, a Ferré le encantaba el glamur, que encarnó en este largo vestido dorado confeccionado con terciopelo de pana con una capa de tafetán de seda de la colección de alta costura otoño/ invierno 1993/1994.

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INFERIOR Antes de crear las nuevas colecciones, Ferré se pasaba tres días encerrado en el salón Dior revisando miles de artículos, como calzado, joyas, guantes, pañuelos y sombreros, para elegir los complementos perfectos para cada conjunto.

Ferré era una opción un tanto controvertida. Era un italiano (la rivalidad entre la moda francesa y la italiana estaba en su punto más álgido) con un bagaje en el prêt-à-porter, no en la alta costura. Sin embargo, el talante de Ferré encajaba en la firma. Había estudiado arquitectura, una carrera que Dior se planteó cursar, por lo que Ferré comprendía la importancia de la estructura y la forma subyacentes de una prenda y compartía gran parte de la estética de Dior. Los dos hombres idolatraban a sus elegantes madres, ensalzaban lo femenino y los viajes eran fuente de inspiración; de hecho, Ferré estudió durante tres años en India a principios de la década de 1970 y recibió una notable influencia de los colores y las tradiciones que encontró allí. No obstante, tal vez la similitud más importante era su amor por el glamur, el teatro y las siluetas manifiestamente estilizadas ricas en adornos y elementos decorativos. Todo ello resultaba fácil para Ferré, que había lanzado una colección inspirada en La dolce vita para su propia marca en la década de 1980.

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El espectacular ascenso de Christian Dior a las altas esferas del mundo de la moda parisina es una de las historias más fascinantes de la moda del siglo xx. Galerista de arte con una visión contemporánea impregnada de las tradiciones de la alta costura francesa, la colección debut de Dior de 1947 inventó la silueta del New Look y revolucionó la forma en que se vestían, compraban y se veían a sí mismas las mujeres.

Este libro relata la historia de los primeros años de vida de Christian Dior, el nacimiento de la marca, los éxitos de las colecciones de costura en la pasarela y la alfombra roja, así como la evolución de la casa de moda tras la muerte de su fundador. Una selección de fotografías exquisitamente cuidadas, acompañadas por el texto fidedigno de la escritora sobre moda Karen Homer, presentan el viaje de una firma que hoy en día es considerada un referente en suntuosidad, emoción y feminidad.

PEQUEÑOS LIBROS DE MODA

ISBN 978-84-18725-70-8

IZQUIERDA Igual que a Dior, a Ferré le encantaba el glamur, que encarnó en este largo vestido dorado confeccionado con terciopelo de pana con una capa de tafetán de seda de la colección de alta costura otoño/ invierno 1993/1994.

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